Mi vida.
Me levanté de la cama con ambos ojos cerrados y caminé como zombie hasta que llegué al baño que está en el pasillo, me vi forzada a abrir los ojos para encontrar la manigueta de la puerta y entrar. Me miré en el espejo y fruncí el ceño al ver mi reflejo en él, no entiendo cómo es que cada día estoy más fea, me decepciona mirarme y sé que decepciono a los demás quienes tienen que mirarme por obligación, no es como que puedan esquivar un rostro como el mío tan fácil, mis amigos dicen que me parezco a las hermanas de Marge simpsons y sé que eso no es un cumplido, aunque no estoy gorda (aún) y tampoco ando llena de pelos, creo que lo dicen es por el color de mi cabello, lo tiño de azul este año porque lo he ido cambiando de acuerdo a mi estado de ánimo, pero me di un plazo de treinta días para quitarme al fin este color, el cual se venció hoy y lo teñiré en unas horas de negro, mi color original, todo normal excepto que creo que en unos días me declararé en bancarrota. Mi situación económica es precaria y es algo irónico que una persona como yo que tiene tantos estudios encima esté a punto de perder su casa, porque gano como maestra igual que lo que gana alguien que solo limpia mesas. Así es cómo funcionan las cosas en este país para un maestro joven.Me gradué joven y estudié en la universidad pública de Barranquilla dos carreras muy bellas: licenciatura en ciencias sociales y sociología, las hice al mismo tiempo, me quemé los ojos esos cuatro años, pero luego al terminar, mi amable vecina y amiga de mi madre, Marlene, me recomendó en la universidad privada en que trabajaba y gracias a un examen, pude ganar una de las diez becas que ofrecieron para estudiar un posgrado de un año, así el año pasado lo acabé al mismo tiempo en que trabajaba en una escuela privada de las afueras, ahí estudian solo niños ricos y francamente, son unos miserables. Pagaban una m****a de salario y eran unas m****as de personas, nos trataban mal, como esclavos y cuando pude renunciar para ir a la escuela en que actualmente trabajo, sentí que perdí diez kilos de estrés al no tener que ver más a esos malnacidos. Lo que me consolaba era saber que algún día tenían que morirse y espero que sea de una forma lenta y nada placentera.Yo vivía con mis padres en un apartamento en una zona céntrica de la ciudad. Nuestra vida no era buena pero tampoco mala. Mamá era funcionaría en la alcaldía de puerto Colombia y papá no tenía un empleo fijo, él era músico, tocaba a veces en Bohemio, que es mi lugar favorito del mundo. Es un bar del centro en que iban personas bastante mayores a tomar cerveza, escuchar las canciones de la banda de papá o escuchar los recitales de poesía. A veces también hacían noches de cine, pero solo ponían películas independientes, entonces así que cada vez que veía una, mi pensamiento cambiaba un poco, así que cuando vi Predestination, pensé que yo podría haberme engendrado a mí misma y cuando vi Coherence, pensé en las realidades alternas, esto último me obsesiona un poco, pienso mucho en ello. Yo vivía metida allá, papá me llevaba y también llevaba a Mateo y a Lucila, quienes son mis mejores amigos desde la escuela y este año se van a casar.Hasta mi octavo semestre de licenciatura, mi vida era feliz. Tenía amigos, un hogar y hacía poco acababa de conseguir mi primer empleo, pero todo cambió esa noche de sábado en que llegué tarde porque Mateo y yo hacíamos una de nuestras tontas coreografías de las canciones de Queen (nuestra meta aún es coreografiarlas todas), entonces entré a la sala, me quité los zapatos y vi un charco de sangre a lo lejos. Recuerdo que al ver el cuerpo de papá lleno de cortadas y a mamá tirada a un lado llorando, con un cuchillo en la mano y bañada en su sangre, mi corazón se detuvo y tuve que tomar grandes bocanadas de aire para poder mantenerme en pie, era como si viera todo en cámara lenta, como si fuera un horrible sueño, pero mi realidad estaba lejos de ello. Salí corriendo de ese lugar, bajé por las escaleras y por ir corriendo tan de prisa, me caí y rodé unos metros, ahí fue cuando me desplomé a llorar.Esa semana me mudé a la casa de mi abuela en prado y tuve que testificar lo mismo muchas veces a la policía. No fui capaz de ver la cara de mi madre nunca más, ella ha intentado hablarme muchas veces desde la cárcel, pero no pienso contestarle nunca a esa mujer. Ella siempre se sintió frustrada por el ideal machista de que papá debía ganar más que ella y siempre se lo echaba en cara, pero jamás llegaría a pensar que todo acabaría de esa horrible manera y menos por las falsas excusas que dio en la corte. Alegó que papá la maltrataba, ¡eso es mentira! Papá era la persona más amorosa y sobreprotectora del planeta, tal vez por eso yo soy así, no lo sé, pero mamá me quitó a mi mejor amigo, a la persona que siempre me apoyó y aconsejó cuando lo necesité. Nunca la voy a perdonar.Entonces me mudé con la abuela Teresa, mamá de papá y cuando murió el año pasado, su casa y su auto pasaron a ser míos, ella sabía que le quedaba poco tiempo y antes de morir, arregló todo de forma legal para no dejarme en el aire. Personas como papá y ella, son del tipo con las que nunca más podré cruzarme en mi vida. Ahora me entienden cómo me duele estar a punto de perder la casa de mi abuela, esa en que ella fue feliz con mi abuelo y papá, por tener un empleo mal pagado. No era en realidad que pagaran tan poco, pero aun estando la casa a mi nombre, era muy costosa de mantener, es en un vecindario costoso y las casas republicanas de Barranquilla requieren cuidados especiales tanto por el tamaño como por el estrato.Entonces después de mucho meditar la propuesta de la señora Marlene, decidí aceptar. Debía hacerlo, no podría vivir si pierdo la casa que me dejó mi abuela. Ella trabajaba con mamá y a veces salían con papá y su esposo a beber, ellos son una pareja de lo más genial y me llevaba de maravillas con ellos. El señor Salomón siempre olía a chocolate y ella me traía cada semana cupcakes decorados del color que tuviera el cabello en ese momento, los quería muchísimo, pero no me gustaba todo de ellos. En una de las ocasiones llevaron a un cuatro ojos de unos once años a visitarnos. Era su hijo, Roman, el niño más pesado y exasperante del planeta. Para ese momento yo era menor de edad también y cuando los vi sentados en la sala, saludé al niño de forma cordial, me agradó hasta ese momento, pero cuando entré a mi habitación, vi que todo estaba diferente. Las cosas estaban organizadas por color, tamaño y forma, había una especie de sticker gris en la pared con la letra “R” entonces vi al niño de pie en la puerta y me miraba de forma juzgante. Me dijo que yo era una cochina, desordenada y que era preferible no cagar en tres días que tener que verme. Quise matarlo en ese momento, romperle los lentes y saltar cuerda sobre su cuerpo, pero me contuve.Así odiaba cada vez que lo llevaban, me exasperaba con sus comentarios crueles, siempre decía que yo era fea, que me parecía a los zombies del video thriller de Michael Jackson y un día me cansé, cuando él ya tenía unos doce años y una tarde en que visitamos la casa de la señora Marlene y salomón, me metí en su habitación y le desordené todo por completo y le dibujé la letra “U” en la pared. Roman tenía la costumbre de que firmaba, por decirlo de alguna manera, la escena del crimen. El tonto tenía la costumbre detestable de dejar un sticker que el mismo hacía en cada cosa mala que hacía, lo dejó cuando ordenó mi habitación, lo dejó cuando recortó mis jeans, también cuando volteó mi cama por completo y lo dejó cuando puso una foto de su padre en el fondo de pantalla de mi computadora. Papá me decía que le tuviera paciencia, que él no era normal y por eso intenté hacerlo, pero me costaba, de verdad. Él tenía autismo y era obsesivo compulsivo, aunque eso no afectaba sus calificaciones, el pequeño era todo un genio y eso lo hacía peor. Aunque poco hablaba, lo escuché hablar en contadas ocasiones, pero cuando lo hacía, solo era para ofenderme.Marlene y Salomón debían irse a Salamanca, España por cuestiones de trabajo. Hace un par de semanas me pidieron cuidar a Roman, que se quedara en mi casa en el último año que le faltan de escuela porque el con su problema, no puede cambiar de escuela, no se adaptaría en otra y me dijeron que me pagarían por hacerlo. Necesitaban que alguien cocinara para él, a alguien que esté pendiente de sus medicinas, de llevarlo al psiquiatra, a la escuela, es básicamente como ser su mamá, porque una niñera no vive con el niño que cuida. De inmediato les dije que no porque no lo aguanté cuando era pequeño, ahora menos podría hacerlo cuando ya tiene diecisiete años, debe estar gigante, no los he visto desde que ocurrió lo de papá… no pensé aceptar, pero debía hacerlo, con ese dinero que me ofrecen ya no pasaré necesidades, me di cuenta de que debía intentarlo al menos, hacer que funcione.Entonces tomaba mi segundo café de esa mañana, en el césped de la entrada y Mateo y Lucila estaban a mi lado.-Si es un genio como dices, podrá hacerme entender por qué Dios te hizo tan bella.-Bromeó Mateo y ambos rieron.-Ya sé que me parezco a Patty y a Selma. –Esto era una broma entre nosotros. Yo sé en el fondo que no soy fea, tampoco es que sea una modelo, pero sé que me veo bien, por eso nunca he tenido problemas para salir con alguien. Como mencioné anteriormente, tiño mi cabello, pero originalmente es negro y hoy regresará a su color original, soy blanca, delgada, pequeña, no tengo muchas curvas y heredé los ojos verdes de papá. Sé que no soy tan horrible, pero me siento como tal. Tengo muy baja autoestima porque mi vida en sí es una m****a, más adelante relataré porqué aparte de las razones obvias.-Es broma amiga, tú no les llegas ni a los talones a ellas. –Le jalé el pelo a Lucila y en ese momento vi el auto del señor Salomón detenerse en frente de mi casa.-Vaya jovencito, ¿será heterosexual? –Bromeó Mateo y vi en ese momento en la dimensión de problema en el que me había metido.Roman.-No puede ser, ¿por qué no me dijiste su nombre antes? –Se quejó Lucila y quise que en este momento pasara un coche y me arrollara. -Pensé que te lo había dicho. -Estoy perdido, ¿por qué conoces al tal Roman? –Le preguntó Mateo a Lucila. ¿Cómo no lo iba a conocer? Roman era el chico turbio que le sacaba dolores de cabeza. Ella también es maestra en la escuela en que entré hace dos semanas, da clases de filosofía y desde mucho antes de entrar, la escuché quejarse de un alumno de su aula que hace lo que le venga en gana, llega tarde, no responde cuando le hablan y si lo hace, puede llegar a ser muy grosero, pero no lo sacan porque tiene notas ejemplares, pero socialmente, es todo lo contrario. Lucila dice que no habla con nadie, se sienta atrás y tiene extrañas manías. Ella dice que mueve las manos de forma compulsi
Primera noche.-Roman. –Lo llamé por tercera vez, pero no me escuchaba. No sé cómo soporta escuchar música tan fuerte, yo alcanzaba a escucharla. Era una sinfonía de Beethoven, podía reconocerla fácilmente. Le hice señas en frente de sus ojos y fue cuando se retiró los audífonos y me miró. Había olvidado su mirada, era diferente lógicamente por lo mucho que ha crecido, pero es cierto lo que Lucila dijo, su mirada es intimidante, no me gusta, me hace sentir extraña. Hay cosas que no cambian. –Ven conmigo, te enseñaré tu habitación.No respondió, pero sí me siguió cuando caminé por el pasillo. Esta casa es grande, tiene dos enormes habitaciones que fácilmente podrían haber sido tres y dos baños, es una casa antigua del estilo republicano, de principios de siglo y estas suelen ser b
Mañanas infernales.Me levanté poco antes de seis para alcanzar a vestirme, arreglarme y hacer el desayuno de Roman. Antes me levantaba antes de siete porque la entrada en la escuela es a las ocho y comía alguna tontería en la escuela, pero ahora debo cocinarle a él. Bajé en pijamas, estaba oscuro aún y tuve que mirar varias veces para ver qué era lo que me resultaba más extraño. Todo estaba diferente, absolutamente todo. Los muebles estaban en otro lugar, acomodados todos exactamente a la misma distancia sobre la alfombra, los adornos de los estantes de mi abuela ahora estaban organizados por grupos, de un lado los portarretratos, del otro lado las figuras de vidrio y sobre la mesita ahora estaban la casita y los caramelos (yo no como dulces, pero mi abuela solía tenerlos en la sala y quise mantener esa costumbre), me asomé a la cocina y también cambió todo. Los t
Convivencia.Pasó el primer mes de convivencia con Roman. Tengo tantas dudas, tantas preguntas sobre él que no podría empezar a decirlas todas. Él es un espécimen no descubierto antes, es un chico que tiene tantos detalles en su personalidad que lo hacen único. Podría comenzar relatando sobre sus extrañas manías. Se levanta a estudiar todos los días a las cinco de la mañana, aunque en realidad primero limpia todo con un desinfectante que el mismo hace, ¡es una locura! El fabrica todo lo que usa, hace jabones naturales, así como desodorantes, shampoo y demás porque dice que los jabones comerciales lo dejan más sucio de lo que estaba originalmente. Luego se sienta en la alfombra de la sala y pone sus libros en la mesita de madera, siempre estudia sentado en la alfombra. Él dice que la alfombra de la sala es muy bonita, creo que ese es el único comentario positivo
Extraño.Le dije que nos sentáramos en el patio porque me parece que es el lugar más agradable para beber una cerveza y conversar, aunque dudaba que pudiera tener una conversación amena con él. Me senté sobre el césped, estaba frío. Aquí muy poco entra el sol porque lo tapa los dos grandes árboles y por eso, siempre hay una temperatura fresca y agradable. Abrí una lata y bebí. Unos minutos después vi a Roman acercarse y sentarse en frente de mí. No lo hizo tan cerca, mantuvo una distancia prudente. Lo observé mientras abrió su lata y dio el primer sorbo, no arrugó la cara ni nada. No lo entiendo, ¿por qué cambió su actitud de la noche a la mañana? Lleva casi un mes entero sin hablarme y ahora sin motivo quiere beber una cerveza conmigo. ¡Ha hablado más conmigo en el trayecto a comprarlas que lo que
Peleas.Me retorcía en mi cama ignorando mi teléfono que no dejaba de sonar, tal vez Diego regresó, no lo sé, también escuché que sonó el timbre de la puerta varias veces, pero francamente no me interesaba atender a nadie, no con este lío en la cabeza. ¿Qué carajos me sucedió hoy? Normalmente no pierdo la compostura de esa manera y no puedo excusarme diciendo que lo hice por haber estado bebiendo porque estaría mintiéndome, no bebí prácticamente nada. Estaba consciente cuando me acosté a su lado y lo estuve todo el tiempo en que estuve mirándolo. No me he detenido a pensar en el momento en que me atreví a tocarlo porque de solo recordarlo me hace sentir horrible, no debí hacer eso, no debí de verdad. Él es algo prohibido para mí, algo impensable, algo que ni siquiera puedo llegar a considerar ni siquiera en su
Extrañas confesiones.Ya era mitad de semana, miércoles y esa tarde la pasé calificando exámenes y al acabar, me puse a ver una novela coreana que hace que Roman frunza el ceño cada vez que pasa y me ve viéndola, pero el a esta hora no está, suele llegar alrededor de las siete que sale de trabajar y por eso la veía a gusto, sin tener que ver su mirada de molestia. Las dos noches anteriores soñé con él, pero fueron sueños extraños. En el primero discutíamos porque usé la cocina cuando él la estaba limpiando y en el segundo, viajábamos en un tren en algún lugar frío y al pasar el rato, el recostó su cabeza en mi hombro y… no lo sé, se sintió tan real, este último fue anoche. Desperté con una extraña sensación y un hormigueo en el cuerpo que no puedo describir. Tengo miedo
Noches inigualables.La luz esa noche no llegó. Mis amigos se fueron a las once, pero no por gusto, por ellos se hubiesen quedado, pero Mateo debía trabajar a diferencia de nosotras que no lo haríamos ese jueves ya que la directora me mandó un mensaje de texto bastante tarde diciendo que se cancelaba la clase del día siguiente porque el apagón quemó los transformadores de la escuela, probablemente el viernes tampoco haya, el daño fue grande. Pensé en irme a dormir cuando ellos se fueron, pero luego recordé lo que me dijo la señora Marlene, Roman no tolera la oscuridad, es parte de su enfermedad. Él seguía en el patio donde estaba un poco claro por la luz de la luna, pero pronto tendrá sueño y yo también tengo sueño, ¿de qué forma puedo sutil puedo decirle que durmamos en la misma habitación sin avergonzarlo? No necesa