¡Hey, Bajhor Hunther! ¿Podrías llegar a caer en aquello que te juraste nunca caer? ¿Podrías llegar a sentir atracción por algo que para ti no es atractivo? ¿Llegaras a implorar por un amor que no te mereces? Frida Kayenston sabe lo que es vivir con la mirada sobre sus hombros, saben lo que es los murmullos, sabe lo que es que te critiquen en cada lugar donde vayas, pero ¿Vale la pena vivir con los comentarios de las personas de mente cerrada? Ella más que nadie sabe lo que es amarse a sí misma, que su cuerpo muy voluptuoso no es impedimento para ser feliz y disfrutar cada día. Pero llega alguien, –un completo idiota para ser honesta–, llega a su vida para lograr cuestionar su manera de pensar, su amor propio y su bienestar. Ese mismo idiota, quien cree llevar el juego a su antojo no tiene idea de lo que Frida puede llegar hacer, con tan solo intentar jugar con ella. Nunca deberías intentar subestimar a una persona que tiene tantas cosas detrás de sí. Por lo menos ponte a pensar un poco de como llego hacer su pasado y el motivo del porque llega hacer tan hiriente al momento de abrir su boca y no medir sus palabras. Una casualidad que con lleva a volverse rutinaria, una propuesta de trabajo, muchos motivos para pensar si aceptarlo o no, roces, miradas, comentarios, encuentros, una historia que te dejara pensando, pero… Bajhor Hunther, ¿Implorando lo imposible? –Por favor, solo ámame –me observa fijo, yo no supe que responder.
Leer másLa risa de Bajhor llama mi atención, una sonrisa se forma en mis labios, porque es realmente increíble como una bebé de meses logra que las personas revivan ese niño de su interior. Bajhor, salta, brinca, canta y se arrastra por el suelo solo para que su pequeña hija de cabello azabache, largas pestañas, ojos claros y risa estruendosa se divierta y este feliz.El olor del estofado me deja saber que está listo y paso a servir para por fin cenar, la papilla de Alana esta en temperatura ambiente y la llevo a la mesa. Sirvo un plato para mi pelinegro y uno para mí, los llevo de igual manera a la mesa y paso a llamarle a ambos. Bajhor viene con Alana y la deja en su lugar, le coloca el babero y la pequeñita sin esperar más comienza a observar su papilla.–Hambrienta como el padre –el pelinegro me mira y entrecierra los ojos. –A mí no salió.–Si claro –com
Les veía a ambas, me costaba creer que una mujer de edad madura este con una niña de meses haciendo un condenado duelo de miradas. Verona y Alana están en ello, y como siempre es mi dulce niña de mejillas regordetas quien le gana a su tía, Verona siempre termina en carcajadas y Alana es una niña muy lista, para ser sincera.Desde que en aquel mes fui recatada de las manos de Abdón, mi relación con Verona a estado avanzando, no de la manera rápida que ambas queremos y no porque no nos nace avanzarlo, es porque mi hermana ha estado en todo lo suyo con respecto al modelaje y hace un par de semanas que volvió al país.–Adoro a esta niña –le escucho decir y les miro. –Es tan lista para los pocos meses que tiene, será muy astuta, eso no lo pongo en duda.–Tuvo a quien salir – me señalo a mí misma, Verona ríe. &ndas
–Supongo que es por tu culpa que yo soy así de monstruo y cruel, ¿No? –Abdón se da una calada de su cigarrillo y luego un trago de su botella de ron. –Todo es tu culpa –se da un trago más. –Tu culpa, tu culpa, ¡Tu culpa! –esté estampa la palma de su mano al frio mármol debajo de él. –Si tu no fueras sido tan ingenua, y sabes, sé que no soportabas eso por mí, no, por mí no soportabas nada, soportabas por ti, por no sentirte jodidamente sola –este se da la última calada de su cigarrillo, lo lanza a cualquier espacio del cementerio.El castaño se pierde en su mente, los recuerdos lo embargan de pronto y siente ese coraje, enojo y rabia que hacía mucho no volvía a sentir. Desde que unió su vida a la mujer que ahora es su esposa, su manera de pensar, y tratar a las mujeres cambiaron porque acepto que necesitaba ayuda y estuv
Muchos meses atrás. . .Era el quinto trago que llevaba por la noche, al tomárselo de tajo se pide otro y voltea a ver a su compañero de trabajo. Este le observa fijo, Abdón se encoge de hombros y lleva la mirada al frente, su amigo nuevamente trata de persuadirlo de lo que está por hacer.–Abdón, no soy ese tipo de amigo, compañero o conocido que se mete en los problemas de los demás, pero piensa bien las cosas, ya tienes una esposa que te quiere y estas por tener pronto a un hijo, ¿no crees que te estas arriesgando el pellejo en esto? –el sexto trago de Abdón está aquí y este enfoca la mirada en el líquido amarillento. –Es que no sé porque te empeñas en joder la vida de esa mujer, ¿Por qué? –el repentino golpe a la barra del bar toma por sorpresa a su compañero de trabajo y e
–Ella sabe en el jodido mundo donde está metida por tan solo salir con ese hombre, Bahil... –el menor de los hombres Hunther me mira. –Tú no puedes ir por la vida intentando hacerla cambiar de decisión, Grecia está bien grandecita para saber qué demonios es lo que hace, que tu estés muy interesado por ella no te da el derecho de decidir en sus asuntos, ¿Bien? –suspiro. –No confundas los sentimientos con la realidad.–Pero Frida, corre peligro junto a ese tipo.– ¿Y tú tienes que ir por la vida retando a esa gente, Bahil? –este agacha la mirada. –Lo que viste aquella noche hace muchísimo tiempo en ese jodido callejón no es tu asunto, Grecia es una gran chica, es una gran trabajadora, pero sus asuntos personales no nos conciernen, su vida personal está muy lejos de nuestras manos, lo nuestro con ella es solo en lo laboral, ¿Enti
¿No y que Alana venia cerca? No sé cuánto he pujado, cuanto he escuchado, 1, 2, 3, una y otra vez, estoy agotada me siento muy cansada. La doctora me deja saber que esto es así, que pueden venir cerca, pero es mi primera vez teniendo un bebé, es mi primera vez pujando como desquiciada, gritando, gruñendo e incluso clavando mis uñas en las sabanas o la mano de Bajhor. – ¡¿Cuánto más?! ¡¿Cuánto?! –chillo nuevamente, pujo por veinte segundos, me dejo caer de espaldas volteo a ver a Bajhor, observo el gesto en su cara, angustia, miedo. –Adonis... –este voltea a verme, sonrió. –Lamento las veces que te engañe haciéndote saber que había roto fuente... –este sonríe y niega. –Lamento mis locos antojos y aún más lamento el haber hecho que fueras en medio de la madrugada por unos tacos y chili con carne, pero es que, quería comerlos... –este ríe un poco, deja un beso en mi frente. –Pero gracias por no soltar mi mano. –Te dije que no te dejaría sola, ¿Bien? –Te
– ¿Bajhor? –este me ve por encima de su hombro y esboza una sonrisa. –Adonis, estaba buscándote por toda la casa –rodeo el sillón donde se encuentra, extiendo mi mano hacia él. –Son para ti.– ¿Qué es? –toma la correspondencia, me encojo de hombros, como puedo tomo asiento en el sofá, esta enorme panza acabara conmigo.–Las veré en un momento –noto la inquietud en su rostro.– ¿Qué ocurre?–Balián... –suspiro.– ¿Qué es lo que él espera, Bajhor? –este se encoge de hombros. –Si mal no recuerdo y tú me comentaste, él acepto que ella se fuera a ese viaje a casa de sus padres.–Pero él no esperaba que Grace durara más tiempo del que ella le prometió.–Bajhor… –este me mira fijo. &n
_En este momento ambos nos damos el frente, sujeto su mano, mi hermano está a mi lado, este es quien tiene los anillos y yo tomo el que le pertenece a Frida. Observo al padre, este me da un leve asentimiento, paso a mirar a mi rubia.–No diré los votos como suelen ser tan repetitivos, con el permiso del padre, claro –Frida sonríe y yo bajo la mirada, observo el anillo que comienzo a deslizar por su dedo. –Fuiste la cuerda fina que me pudo sostener, has sido la mujer que ha logrado espantar todo lo malo de mis hombros, la mujer que soporto cada bajón de ánimo que tenía, quien lidio conmigo cuando ni siquiera entendía que era lo que ocurría conmigo –subo la mirada, le miro y está comenzando a llorar. –Rompiste la coraza de hielo que estaba a mi alrededor, soportaste tanto de mí, que ni siquiera entiendo cómo es que estas aquí,
– ¿Entonces porque te molesta lo que hice hace un momento? ¿Es por nuestro apellido? ¿Te avergüenza?– ¿Disculpa? –esta vuelve a callar. – ¿Qué demonios tiene que ver el apellido Hunther en esto? Si lo que más quisiera es que una Hunther sea la más hablada en revistas por ser una gran modelo.–Bajhor... –suspiro y le miro fijo.–Serás una gran modelo –esta se asombra. –Estudiaras en una de las mejores academias de modelaje, ¿Bien?– ¿¡De verdad!? –sonrió y asiento. –Yo, yo tengo una en mente, yo...–Pero no aún.– ¿Qué? ¡Bajhor!–Yo, no quiero que estés lejos de nosotros cuando nazca Alana.– ¿Lejos?–Iras a una academia en Portugal, Frida la eligió para ti, han salido mu