– ¿Bajhor? –este me ve por encima de su hombro y esboza una sonrisa. –Adonis, estaba buscándote por toda la casa –rodeo el sillón donde se encuentra, extiendo mi mano hacia él. –Son para ti.
– ¿Qué es? –toma la correspondencia, me encojo de hombros, como puedo tomo asiento en el sofá, esta enorme panza acabara conmigo.
–Las veré en un momento –noto la inquietud en su rostro.
– ¿Qué ocurre?
–Balián... –suspiro.
– ¿Qué es lo que él espera, Bajhor? –este se encoge de hombros. –Si mal no recuerdo y tú me comentaste, él acepto que ella se fuera a ese viaje a casa de sus padres.
–Pero él no esperaba que Grace durara más tiempo del que ella le prometió.
–Bajhor… –este me mira fijo. &n
¿No y que Alana venia cerca? No sé cuánto he pujado, cuanto he escuchado, 1, 2, 3, una y otra vez, estoy agotada me siento muy cansada. La doctora me deja saber que esto es así, que pueden venir cerca, pero es mi primera vez teniendo un bebé, es mi primera vez pujando como desquiciada, gritando, gruñendo e incluso clavando mis uñas en las sabanas o la mano de Bajhor. – ¡¿Cuánto más?! ¡¿Cuánto?! –chillo nuevamente, pujo por veinte segundos, me dejo caer de espaldas volteo a ver a Bajhor, observo el gesto en su cara, angustia, miedo. –Adonis... –este voltea a verme, sonrió. –Lamento las veces que te engañe haciéndote saber que había roto fuente... –este sonríe y niega. –Lamento mis locos antojos y aún más lamento el haber hecho que fueras en medio de la madrugada por unos tacos y chili con carne, pero es que, quería comerlos... –este ríe un poco, deja un beso en mi frente. –Pero gracias por no soltar mi mano. –Te dije que no te dejaría sola, ¿Bien? –Te
–Ella sabe en el jodido mundo donde está metida por tan solo salir con ese hombre, Bahil... –el menor de los hombres Hunther me mira. –Tú no puedes ir por la vida intentando hacerla cambiar de decisión, Grecia está bien grandecita para saber qué demonios es lo que hace, que tu estés muy interesado por ella no te da el derecho de decidir en sus asuntos, ¿Bien? –suspiro. –No confundas los sentimientos con la realidad.–Pero Frida, corre peligro junto a ese tipo.– ¿Y tú tienes que ir por la vida retando a esa gente, Bahil? –este agacha la mirada. –Lo que viste aquella noche hace muchísimo tiempo en ese jodido callejón no es tu asunto, Grecia es una gran chica, es una gran trabajadora, pero sus asuntos personales no nos conciernen, su vida personal está muy lejos de nuestras manos, lo nuestro con ella es solo en lo laboral, ¿Enti
Muchos meses atrás. . .Era el quinto trago que llevaba por la noche, al tomárselo de tajo se pide otro y voltea a ver a su compañero de trabajo. Este le observa fijo, Abdón se encoge de hombros y lleva la mirada al frente, su amigo nuevamente trata de persuadirlo de lo que está por hacer.–Abdón, no soy ese tipo de amigo, compañero o conocido que se mete en los problemas de los demás, pero piensa bien las cosas, ya tienes una esposa que te quiere y estas por tener pronto a un hijo, ¿no crees que te estas arriesgando el pellejo en esto? –el sexto trago de Abdón está aquí y este enfoca la mirada en el líquido amarillento. –Es que no sé porque te empeñas en joder la vida de esa mujer, ¿Por qué? –el repentino golpe a la barra del bar toma por sorpresa a su compañero de trabajo y e
–Supongo que es por tu culpa que yo soy así de monstruo y cruel, ¿No? –Abdón se da una calada de su cigarrillo y luego un trago de su botella de ron. –Todo es tu culpa –se da un trago más. –Tu culpa, tu culpa, ¡Tu culpa! –esté estampa la palma de su mano al frio mármol debajo de él. –Si tu no fueras sido tan ingenua, y sabes, sé que no soportabas eso por mí, no, por mí no soportabas nada, soportabas por ti, por no sentirte jodidamente sola –este se da la última calada de su cigarrillo, lo lanza a cualquier espacio del cementerio.El castaño se pierde en su mente, los recuerdos lo embargan de pronto y siente ese coraje, enojo y rabia que hacía mucho no volvía a sentir. Desde que unió su vida a la mujer que ahora es su esposa, su manera de pensar, y tratar a las mujeres cambiaron porque acepto que necesitaba ayuda y estuv
Les veía a ambas, me costaba creer que una mujer de edad madura este con una niña de meses haciendo un condenado duelo de miradas. Verona y Alana están en ello, y como siempre es mi dulce niña de mejillas regordetas quien le gana a su tía, Verona siempre termina en carcajadas y Alana es una niña muy lista, para ser sincera.Desde que en aquel mes fui recatada de las manos de Abdón, mi relación con Verona a estado avanzando, no de la manera rápida que ambas queremos y no porque no nos nace avanzarlo, es porque mi hermana ha estado en todo lo suyo con respecto al modelaje y hace un par de semanas que volvió al país.–Adoro a esta niña –le escucho decir y les miro. –Es tan lista para los pocos meses que tiene, será muy astuta, eso no lo pongo en duda.–Tuvo a quien salir – me señalo a mí misma, Verona ríe. &ndas
La risa de Bajhor llama mi atención, una sonrisa se forma en mis labios, porque es realmente increíble como una bebé de meses logra que las personas revivan ese niño de su interior. Bajhor, salta, brinca, canta y se arrastra por el suelo solo para que su pequeña hija de cabello azabache, largas pestañas, ojos claros y risa estruendosa se divierta y este feliz.El olor del estofado me deja saber que está listo y paso a servir para por fin cenar, la papilla de Alana esta en temperatura ambiente y la llevo a la mesa. Sirvo un plato para mi pelinegro y uno para mí, los llevo de igual manera a la mesa y paso a llamarle a ambos. Bajhor viene con Alana y la deja en su lugar, le coloca el babero y la pequeñita sin esperar más comienza a observar su papilla.–Hambrienta como el padre –el pelinegro me mira y entrecierra los ojos. –A mí no salió.–Si claro –com
‘Frida, nunca te dejes guiar por lo que las personas digan de ti, nunca te hagas sentir poca cosa y mucho menos, le des el derecho de humillación a una persona carente de valores, amate, quiérete, triunfa mi amor’Sabias palabras, las tengo tan grabadas en mi mente, quince años han estado tan vigente en mi día a día, es como si cada vez que algo bueno esta por pasar, esas palabras de mamá se repiten una y otra vez, y su voz se siente tan latente en mi memoria.Aunque se marchó de mi vida y de este mundo terrenal cuando apenas tenia solo 13 años y era donde más la necesite, sé que cada palabra de aliento que me dio lo atesoro con mucho amor. La vida en aquel entonces no era fácil, era tan duro tener que vivir como la niña gorda y huérfana, papá decidió marcharse y yo quede al cuidado de una tía, misma que me dio y me ha dado
Me dejo caer en el sofá de la sala, dejo salir mi aliento con pesadez, abro y cierro mis manos por lo entumecidas que las tengo y al enfocar mi mirada al frente, fulmino a quien en este momento me está mirando con la tranquilidad más grande del mundo. Ambos nos miramos fijo, coloco una pierna encima de la otra, me amoldo al sofá y chiteo.– ¡Oh vamos Frida, no me mires de ese modo! –revoloteo los ojos, vuelvo a mirarle. –Por lo menos estuviste tranquila, ayudándome a mí, al primo que más amas y adoras.– ¿Cómo demonios puedes soportar a ese hombre? –la incredulidad de mi parte. –Es arrogante y grosero, eso sí, no te niego que esta como para atarlo a la cama y hacerle de todo –este ríe un poco. –Pero ¿que con su forma de pensar? ¿Mujeres de buen cuerpo y perfectas? ¿En qué siglo vive? &