Orlando Leone, unos de los líderes de la Cosa Nostra. un hombre que tiene un club nocturno de BDSM, un sádico. perdió a su esposa e hija por un hombre y busca venganza. pero ella apareció en su vida, ella busca venganza contra él pero jamás imaginó enamorarse de él. Tercera parte de la saga los miserable.
Leer másCuando llegaron a Sicilia, Orlando llevaba a su hija cogida de la mano. Entraron en la casa, la niña estaba nerviosa y callada. Orlando la miraba aún no creía que su pequeña estaba viva, iría a por Alessa y se lo diría. Orlando las llevó al salón y la sentó en el sofá, Orlando se puso a su altura. —Yo voy hablar con Alessa y ella será una mami para ti. — la acarició la mejilla.El italiano subió las escaleras y cuando abrió la puerta, la pelirroja no estaba en la cama. Escuchó en agua del baño y fue directo hasta allí. Pero antes de que pudiera abrir, esta fue abierta y Alessa salió pegándose un susto. —¡Joder amore! Que susto. —él sonrió. —¿Cuando llegaste? —le abrazó por el cuello. —Ahora mismo, necesito decirte algo. —ella asintió con el ceño fruncido, la llevó hasta la cama y la sentó. —¿Recuerdas cuándo te dije que iba a ser papá? —ella asintió. —Pues... Me acabo de enterar que ella está viva. —Alessa abrió sus ojos como platos. —Se llama Sarah y tiene 9 años. —la pelirroja l
Habían pasado unas semanas, Orlando y Alessa estaban mucho mejor, más felices que nunca. Sus bebés crecían de maravilla y muy sanos, Alessa había subido un poco se peso, pero hacía ejercicio. Orlando estaba lleno de felicidad y no podía ocultarlo, en su cara se reflejaba la alegría. Cuando perdió a su hija, lo destrozó y lo perdió todo. Pero la vida le había regalado dos bebés, dos hermosos bebés, que crecían en el vientre de su bella pelirroja. Y está vez iba tener cuidado, mucho cuidado, confiaba en ella ciegamente. Hoy tenía que estar en el club, Alessa dejó de trabajar en el local como camarera. Esta también mandaba y daba órdenes, nadie se atrevía a levantarla la voz o acosarla. Era la Mujer del dueño y tenían que respetarla. Eran las 3:00 de la madrugada y la música del club se escuchaba, Pero él estaba en su Oficina sentado, mirando unos papeles. Alessa entró al local, su vientre ya se notaba, no mucho, solo un poco. APero al llevar dos bebés, el vientre era más grande. Cam
La pareja salió de la consulta felices, pero callados. Orlando aún no se creía que iba a ser papá de mellizos, no podía ocultar su felicidad y lo iba a ser con su bella pelirroja. La cogió de la mano y la besó el dorso de este, la puso en frente de él. —Me has hecho el hombre más feliz del mundo. — ella sonrió. — La vida me ha regalado, lo que yo perdí hace tiempo y un regaló muy hermoso. —Mi amor, éstos bebés te amaran incondicionalmente y la vida nos regaló estos maravillosos bebés por tu dolor. — la besó. —Grazie amore mio. — Alessa le besó y entraron en el auto, rumbo a la casa. — Hoy podemos cenar con todos y darles la noticia. —Me parece una maravillosa idea. — lo apoyó con una sonrisa. —Alessa, vive conmigo. — ella arrugó su ceño. — vivamos juntos como una pareja. —Orlando, pero si prácticamente vivo contigo. — sentenció. — Pero si, me gustaría vivir contigo. —Ti amo. — la besó el dorso de la mano. Cuando llegaron a la casa, ella fue directamente a llamar a su hermano y
Los chicos se estaban preparado, irían a donde estaba Florencia, su tortura comenzaba ahora. Pero lo que ella no espera, que Alessandra era la hermana de los Ricci. Su final tal vez llegaba hoy, Orlando no la iba a perdonar todo lo que le ha hecho, todos irían a la cabaña a por ella y hacerla sufrir. Salieron de la mansión y subieron al todo terreno, rumbo a la cabaña de. Florencia parecía estúpida, creyendo que se iba a burlar de los líderes. Iban a torturarla hasta hacerla agonizar, tocó lo que Orlando amaba. Cuando llegaron, los seis bajaron del auto, caminaron hasta llegar a la puerta, Orlando miró por la ventana y la vio sentada viendo la televisión. Miró a sus amigos. Paolo y Enzo, fueron por la parte trasera, Franco y Maurizio, fueron por la puerta de la cocina, Orlando, Giovanni y Mariano, se quedaron en la puerta principal. Giovanni tocó a la puerta y Florencia no tardó en abrir. Cuándo les vio, abrió sus ojos sorprendida, más bien asustada. No podía creer que la encontrar
Orlando estaba súper feliz de saber que sería padre, después de perder a su hija. Todo lo tenía perdido, pero la noticia, le emocionó y no se lo esperaba. Alessa era la mujer de su vida, comprendió que Florencia fue un tropiezo en su vida. Una mujer que le enseñó, el engañó y la traición. Era una mujer soberbia y malévola, era el diablo vestido de mujer. Era bonita y con ella tuvo algo... "Bonito" le iba a dar una hija. Pero tuvo el poco corazón de matarla, esa niña que ahora tendría 8 años. Pero alessa lo cambió todo, le daría un bebé. No le importó estar enfermó, se levantó de la cama o lo Intentó, Alessa se lo prohibió. Orlando estaba pálido, con ojeras. La pelirroja se sentó en el borde de la cama y le puso un trapo húmedo en la frente y sintió la mano del italiano en si vientre.-Aún no se nota. - dijo él, ella sonrió y negó. - ¿Qué deseás que sea?-Me da igual, yo solo deseo que nazca sano y fuerte. - respondió y él mordió su labio.-Se me van hacer muy largo éstos meses. - dijo
Los hermanos ya podían entrar a ver a su hermana, abrieron la puerta y vieron a Alessa dormida boca arriba. Tenía una vía en su antebrazo, unas pequeñas máquinas en su vientre, para ver los signos vitales del bebé. Ellos se acercaron a ella y la cogieron de la mano, dormía profundamente.—¿Creés que ella se emocionará? — preguntó Giovanni mirando a Mariano. — ¿Creés que aceptará estar embarazada? —Si, claro que sí. — respondió. — Ella aceptará a su Piccolo.En ese momento, Alessa iba despertando. La costaba abrirlos, cuando por fin los pudo abrir, vio las paredes blancas, miraba por todos los lados y se encontró a sus hermanos.—Ciao Piccola. — saludó Giovanni con una sonrisa. —¿Como te sientes?—Bien, con un poco de dolor pero bien. — respondió. —¿Lleváis mucho aquí?—Mas o menos. — los hermanos se miraron. — Quiero que nos cuentes, quién re hizo ésto.—Fue ella, la esposa de Orlando. — ellos arrugaron su ceño. — Estaba haciendo la maleta, ella pasó y por detrás me apuñaló. —¿Flore
—¿Cómo? — dijo aún confuso. — Explícate mejor. — pidió.—Cuando decidiste vengar la muerte de tu esposa, el tal Espósito, fue el culpable. Vale, según lo que yo investigué. Alessandra, estuvo entrenando para vengar la muerte de su madre. — Orlando negó, no podía ser cierto. — Esa niña, se acercó a tí para matarte, pero...—Espera. — le interrumpió. — Yo no maté a su madre, fue él quién lo hizo. — dijo. —¡Dios! Franco dime qué es una broma. — suplicó.—No lo es, Alessa va a por ti. Pero también Sabemos que ella no es hija de ese hombre, y la borro la memoria. — Orlando paso sus manos por su rostro. — Orlando antes de cualquier decisión, deja que ella te cuente sus motivos.—¿Qué motivos, Franco? ¡Ella quiso matarme! ¡He tenido a mi enemigo bajo mi techo!— gritó. — Todo lo que he tenido con ella, fue falso.—Se nota sus sentimientos hacia ella, pero no la culpes, no la reclames sin saber todo. — volvió a negar.—Lo que quiero es matarla, pero no puedo. — suspiró. — Alessa es la hermana
—¿Cómo es eso de qué, querías matarlo? - preguntó Giovanni interesado. -¿Por qué?-Cuando tenía 16 años, la mujer que me crió, que creí que era mi madre fue asesinada por un mafioso, al menos eso me dijo ese hombre. Durante todo ese tiempo, me fueron entrenando, para el día de mañana, vengarla. - confesó. - Me dijo que Orlando Leone, "el monstruo" la pegó un tiro en la frente, crecí con esa rabia durante años. Cuando lo vi por primera vez, jamás imaginé ser su sumisa y mucho menos enamorarme de él. Orlando cuando se entere, me dejará o me matará. - los hermanos negaron.-No, ese hombre te mintió, Orlando no toca a las mujeres, las protege mucho. Te manipuló, te engañó y si quieres un consejo, díselo tú. porque si se entera por otra boca, será peor. - Habló Mariano.-¿Creéis que me abandone? - preguntó con cierta duda.-Tal vez se sienta traicionado, decepcionado, pero no sé lo que pasará. - Respondió Gio. - Ve y dile todo, si te echa de la casa, aquí tienes tu casa.Alessa se acercó y
Orlando seguía confuso, cerró sus ojos con fuerza y los volvió abrir, pero ella seguía ahí parada. No podía creerselo, él mismo la enterró, él vio su cuerpo en la cama y la máquina lo dejó claro. Tal vez el cansancio provocaba todo esa imaginación, pero era tan real. Se levantó de la silla, caminó hasta ella y acarició su mejilla y si, era ella, era real.—Florencia. — susurró su nombre aún sin creerselo. —Estás viva.—Si, mi amor. — él negó. —Tengo mis motivos. — Él se apartó cuando ella quiso acariciar su mejilla. —Per favore.—¡¿Qué?! — gritó. —8 años Florencia, 8 malditos años y resulta que no estás muerta, más te vale tener un motivo. Pero lo que más me importa ahora mismo, es dónde está mi hija.—Te lo explicaré todo. — él se cruzó de brazos. —Cuándo fui a ver a mi madre, recibí un mensaje donde tú estabas en un restaurante y te apuntaban con un arma. Me dijeron que te matarían si yo no hacía lo que ellos decían, después de pensarlo mucho, decidí planear mi muerte. — lloró. —Me