La pareja salió de la consulta felices, pero callados. Orlando aún no se creía que iba a ser papá de mellizos, no podía ocultar su felicidad y lo iba a ser con su bella pelirroja. La cogió de la mano y la besó el dorso de este, la puso en frente de él. —Me has hecho el hombre más feliz del mundo. — ella sonrió. — La vida me ha regalado, lo que yo perdí hace tiempo y un regaló muy hermoso. —Mi amor, éstos bebés te amaran incondicionalmente y la vida nos regaló estos maravillosos bebés por tu dolor. — la besó. —Grazie amore mio. — Alessa le besó y entraron en el auto, rumbo a la casa. — Hoy podemos cenar con todos y darles la noticia. —Me parece una maravillosa idea. — lo apoyó con una sonrisa. —Alessa, vive conmigo. — ella arrugó su ceño. — vivamos juntos como una pareja. —Orlando, pero si prácticamente vivo contigo. — sentenció. — Pero si, me gustaría vivir contigo. —Ti amo. — la besó el dorso de la mano. Cuando llegaron a la casa, ella fue directamente a llamar a su hermano y
Habían pasado unas semanas, Orlando y Alessa estaban mucho mejor, más felices que nunca. Sus bebés crecían de maravilla y muy sanos, Alessa había subido un poco se peso, pero hacía ejercicio. Orlando estaba lleno de felicidad y no podía ocultarlo, en su cara se reflejaba la alegría. Cuando perdió a su hija, lo destrozó y lo perdió todo. Pero la vida le había regalado dos bebés, dos hermosos bebés, que crecían en el vientre de su bella pelirroja. Y está vez iba tener cuidado, mucho cuidado, confiaba en ella ciegamente. Hoy tenía que estar en el club, Alessa dejó de trabajar en el local como camarera. Esta también mandaba y daba órdenes, nadie se atrevía a levantarla la voz o acosarla. Era la Mujer del dueño y tenían que respetarla. Eran las 3:00 de la madrugada y la música del club se escuchaba, Pero él estaba en su Oficina sentado, mirando unos papeles. Alessa entró al local, su vientre ya se notaba, no mucho, solo un poco. APero al llevar dos bebés, el vientre era más grande. Cam
Cuando llegaron a Sicilia, Orlando llevaba a su hija cogida de la mano. Entraron en la casa, la niña estaba nerviosa y callada. Orlando la miraba aún no creía que su pequeña estaba viva, iría a por Alessa y se lo diría. Orlando las llevó al salón y la sentó en el sofá, Orlando se puso a su altura. —Yo voy hablar con Alessa y ella será una mami para ti. — la acarició la mejilla.El italiano subió las escaleras y cuando abrió la puerta, la pelirroja no estaba en la cama. Escuchó en agua del baño y fue directo hasta allí. Pero antes de que pudiera abrir, esta fue abierta y Alessa salió pegándose un susto. —¡Joder amore! Que susto. —él sonrió. —¿Cuando llegaste? —le abrazó por el cuello. —Ahora mismo, necesito decirte algo. —ella asintió con el ceño fruncido, la llevó hasta la cama y la sentó. —¿Recuerdas cuándo te dije que iba a ser papá? —ella asintió. —Pues... Me acabo de enterar que ella está viva. —Alessa abrió sus ojos como platos. —Se llama Sarah y tiene 9 años. —la pelirroja l
8 años atrás: Orlando Leone, lleva casado 2 años con su esposa Florencia, una mujer que estuvo a su lado a pesar de saber quién era él. Nunca le dejó de lado, ni le reprochó nada, le amaba y eso era lo más importante. Orlando la amaba y la cuidaba como su joya más grande de su vida, nadie se atrevía a meterse con ella, sabían que si lo hacían se llevarían una bala en la cabeza. Orlando es el dueño del club nocturno más conocido en Sicilia, un club que lleva de todo, a pesar de lo joven que era, llevaba bien el club. Hace unos meses juntos a sus amigos, fueron nombrados "líderes de la Cosa Nostra" donde tenían qué gobernar la mafia Siciliana. Orlando estaba en el club como todas las noches, solo iba a verificar que todo estuviera en orden y se iba de nuevo a su casa junto a su esposa. La conoció en un día cualquiera, donde ambos chocaron y a primera vista se flecharon. Donde poco a poco se iban enamorando y él dio el paso y la pidió matrimonio. Florencia estaba embarazada de 34 seman
Actualidad.Habían pasado 8 años, 8 años sin su esposa, 8 años sin su presencia, 8 años con tan solo recuerdos pasados. Ahora su hija tendría 8 años y seguramente otro bebé. Pero el hijo puta le quitó la vida sin tener derecho. Orlando se arrojó a la oscuridad, donde se volvió más frío y serio, un hombre que dejó los sentimientos y el amor en un túnel oscuro y cerrado. Cerró su corazón para siempre, solo tenía de vez en cuando a una mujer, para ser más explicito "dama de compañía" solo era sexo y punto final. No quería volver a las redes del amor, no quería volver a sentir amor. Eso lo olvidó el día que la última pala de tierra cayera en la ataúd de su difunta esposa.Sus amigos estuvieron con él, viéndole llorar y consumirse en el alcohol, a un punto que ni ellos ya no sabían que hacer con él.Quiso matar al desgraciado pero se fue, se largó como un cobarde y no han vuelto a saber de él, pero Orlando no descansará hasta encontrarle, la muerte de su esposa e hija no quedará impune.L
Orlando y Alessandra se dirigían a la oficina, él la dejó pasar antes y después entró él cerrando la puerta. Ella se acercó hasta el ventanal y observó el lugar, el italiano caminó hasta donde estaba ella y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón.Alessandra se acercó a él con un solo motivo y nadie se lo iba a impedir. Tenía que hacerse la ignorante e inocente y él estaría comiendo de su mano. El plan estaba iniciando y no se iba a echar para atrás.—Aquí te tienes que sentir como un rey. — habló ella después de un silencio que se adueñó del lugar.—Mas o menos, yo no soy rey, solo soy… yo. — ella asintió. —Vamos hacer la entrevista.Caminaron hasta el escritorio, él se sentó en su lugar y ella en frente. Alessandra no podía negar la belleza de ese hombre, era muy atractivo y varonil. Se sentía algo nerviosa e incómoda, no sabía porque, si ella solo buscaba venganza.—Bueno, empecemos. ¿Qué edad tienes? — hizo la primera pregunta.—24 años. — respondió.—¿Naciste aquí? Quiero
Alessandra, compartía piso con una chica, cuando se mudó a Sicilia, tuvo que buscas un piso y vio que una chica necesitaba una compañera. Ambas se llevaban bien, aunque no hacían nada juntas. Su plan había comenzado, pero no contaba que ese fuera tan atractivo, era guapo e incluso uno de los italianos más guapos que haya visto. Pero no podía desviarse del plan ni tener ningún tipo de relación sentimental. Fue a la cocina y se hizo algo de comer, trabajar en el club y estar toda la noche despierta, era una locura y más si tenía horario de vampiro. Lo que no espera es que Orlando tenía un nuevo contrato para ella. Salió de casa para ir al centro comercial, necesitaba más ropa de “puta” como lo llamaba ella. Solo tenía dos corsés y necesitaba más y de más colores. Orlando estaba despertando algo en ella, pero ella no podía sentir nada, solo odio. Cuándo llegó al centro comercial, fue hasta una tienda de ropa interior, miró por el lugar y fue cogiendo lo que necesitaba. Pagó a la chica
Orlando, no podía quitar la cara de tristeza de ella, verla con los ojos rojos e hinchados, algo de su interior se conmovió. Nunca pensó que después de tantos años, se preocupará por una mujer, dejó todo aquello atrás. En su casa en el jardín, con sus amigos desayunaban. Orlando quería contarles, pero no sabía cómo decirles, ellos se alegrarían pero como explicarlo. En su mente estaba ella, no salía de su cabeza. —¿Qué te pasa? — dijo Franco, al verle tan pensativo. —¿Estaría traicionando a Florencia, si otra me cautiva? — todos les miraron, sonrieron después de todo, su amigo miró a otra mujer. —No, ella estaría feliz al saber que puedes rehacer tu vida. — Orlando negó. —No, no, lo que yo quiero con esa mujer es que sea mi sumisa 6 meses. — Enzo arrugó su ceño. —Me gusta, porque es inocente, inexperta y muy sexy. —¿Y por qué no hablas con ella? — preguntó está vez Maurizio. —Se lo propuse, le di el contrato, pero me vio con otra. — sus amigos escuchaban. —Me dijo que las mujer