Amber tan solo permaneció en medio de ambos con una sonrisa de mejilla a mejilla, contenta con que su hermana hubiese dado una nueva oportunidad al amor.
—Estoy contenta por ti hermana, has abierto tu corazón al amor—afirmó Amber,—Sin poder verte físicamente aprecio una buena aura en ti, espero que no me falles ni le falles a mi hermana—añadió la joven mostrándose más seria.Logan miró a la joven muchacha, la cogió de la mano, levantó levemente con la otra su rostro para que se miraran.—Prometo cuidar de tu hermana y de ti, pequeña—esas últimas palabras habían sido sinceras. Hasta Logan le había sorprendido la fuerza y la credibilidad que habían tenido.Tragó saliva intentando recomponerse, Amber asintió orgullosa saltando a darle un abrazo a ese gigante. Poco después la dejo en el suelo pero Amber aún seguía en las nubes por todo lo que estaba sucediendo. Su instinto no le fallaba, esta era la oportunidad de su hermana de ser feliz junto a un hombre que si la amase y ella pudiese amarlo.Ariel clavó sus ojos verdes en los azules de Logan. La había puesto contra las cuerdas, sabía que no sería capaz de decirle la verdad a su hermana, que el compromiso era falso, sin amor, la estaba retando a seguirle el juego porque la veía incapaz de ser dócil o siquiera mostrarse enamorada.—Gracias, querido, tan atento como siempre—agradeció a los cielos que su hermana en ese instante fuese ciega porque cualquiera con un par de ojos podría haber notado la falsedad de sus palabras, sus gestos mostraban la ironía que el mensaje desprendía.—De nada, amor. Quiero mi recompensa. Un besito—afirmó Logan comenzando a verle el lado positivo a tener a Amber al lado.Los ojos de Ariel se salieron completamente de órbita, ese estúpido gigante rubio con sonrisa de Ken, creía poder conseguir un beso de Ariel Stone.—Logan, por el amor de dios, aún no estamos casados. ¿Qué son esos modales?—respondió Ariel negando incrédula a lo que Amber rio a carcajada limpia, provocando que su hermana le acompañara con una risotada que hizo que Logan olvidara siquiera como construir una frase, era demasiado bonito de admirar, después de todo era la única familia que le quedaba a Ariel.Después de eso vio como las hermanas se volvían a abrazar y Ariel no dejaba ir a Amber a pesar de empezar a caminar por el largo pasillo, alumbrado por grandes ventanas que dejaban entrar la luz solar, y el majestuoso paisaje verde que rodeaba el monasterio. Lo que hacia aun mas majestuosa la imagen era ver a las dos muchachas con las melenas iluminadas por el sol, caminando despreocupadas, hablando y riendo como si Ariel volviese a ser una niña. Logan no dudó en correr detrás de ambas, no iba a dejarla marchar.➔ ➔ ➔Lejos, sabía que estaba lejos de todos, era ella, se reconoció en una habitación, decorada perfectamente para una boda, además esa silueta, ese cuerpo era suyo. Estaba muy hermosa, vestida de novia. Observó como otra Ariel se miraba en el espejo arreglando los últimos detalles que la peluquera y la maquilladora se habían dejado contenta.Ariel observó con sorpresa la escena. Definitivamente era un sueño. Su mandibula podría haber rozado el suelo al ver la siguiente imagen, el novio entrando. No podía ser él. Si Logan ya le caía de la patada, ese Brad Bentley, ese hombre…En fin, simplemente no le inspiraba confianza. Para ser honestos, ningún hombre lo hacía. La cosa fue a peor cuando observó horrorizada como Brad interrumpía en la habitación con una sonrisa gentil, con familiaridad.—¿Estás lista?—preguntó.—Hunter…—susurró su yo del sueño sorprendida por la interrupción—Sabes que da mala suerte que el novio vea a la novia antes de la boda—le recriminó negando divertida.Ariel no podía creer lo que sus ojos estaban viendo ni oyendo. Su yo del sueño había llamado a ese Brad Bentley, Hunter…Su Hunter…El mismo hombre que la había roto, el patán de sus pesadillas.Ella estaba soñando cual quinceañera delirando con casarse con él, de verdad que volver a Aqueo le haría perder la cabeza. Era imposible que Brad Bentley y Hunter Lambros fuesen la misma persona, imposible. Tan solo era una mala pasada de su subconsciente.—Buenos días, señorita Stone—la voz potente de Logan hizo que Ariel se moviera molesta por toda la cama, sin saber que él estaba en frente de ella, mirándola casi embobado.Logan, no entendía el porque pero algo de esa mujer provocaba un fuego imparable en su interior, y no le gustaba la idea. Sonrío malicioso al ver que ni con sus buenos días la ojiverde le hacía caso, así que se acercó más, tanto que podría sentir la respiración, tranquila y relajada, de una Ariel malhumorada, al parecer había tenido un sueño desagradable.—¡Dios, Logan!—gritó ella moviéndose asustada dándole como resultado un puñetazo en toda la nariz —¿Cómo? ¿Cómo demonios has entrado?—añade molesta mientras se tapa el pijama de Box Bunny con el edredón.—Soy tu prometido…¿Recuerdas?—le responde él mientras se frota la nariz divertido.Al oír su respuesta, Ariel se limita a blanquear los ojos molesta. Lo que le faltaba era él ahora.—Sí, sí…Ya lo sé. ¿Se puede saber a qué has venido? A parte de para joderme la mañana —le responde Ariel con un tono despectivo mientras se peina su despeinada melena en una coleta alta.Logan con toda la diversión y felicidad del mundo se sentó en uno de los bordes de la cama mientras le dedica una mirada seductora.Hacía tiempo que no sentía tanta alegría ni diversión, años y años de tristeza, y ahora, esa impertinente señorita le hacía sentirse como un adolescente cometiendo alguna travesura.—Me ofende tu actitud, Ariel. Uno intenta ser romántico y lo tachan de todo menos eso—añade Logan mientras hace un puchero fingiendo molestia.Ariel no puede evitar soltar una sonrisa, acto seguido le tira un cojín en la cara, este le devuelve el tiro. Y así empiezan una guerra de almohadas ahí mismo, sin más.—Eres muy infantil, enserio—le responde molesto Logan después de recibir una en toda la nariz, ella iba a responderle con otro tiro, cuando de repente alguien llama a la puerta.Amber estaba totalmente confundida no sabía que sentir… Si alegría por volver a casa o tristeza por abandonar aquel sitio.Como siempre, caminaba sola en la zona prohibida, el bosque oscuro, frondoso y tenebroso. Y para su mala suerte, no iba a hacer un buen día. Una tormenta estaba al acecho.Nadie entendía como es que a pesar de su ceguera, Amber, jamás se había perdido. Tal vez por la agudeza de sus sentidos o tal vez por su corazón noble, el caso es que jamás había sufrido ningún daño. Era una exploradora innata.Llegó a un sendero desocupado cerca del río. Se sentó como pudo en la orilla. Los pasos de alguien le hicieron voltearse asustada.Un chico la estaba apuntando con un cuchillo en la garganta. Sentía el filo demasiado cerca. Como acto reflejo levanto las manos en alto.Jack ni siquiera entendía como él y su única familia, habían acabado en Aqueo. Todo había ocurrido muy rápido. Después del asesinato de su madre, la policía vino para llevarse a sus hermanos a un centro de m
—¿Puedo pasar?—preguntó Hunter llamando la puerta. Sin esperar respuesta decidió entrar por los ruidos que estaba escuchando, parecía que se estuviese librando la tercera guerra mundial. Sus ojos se salieron de órbita al ver que su hermano mayor y Ariel peleaban como si fueran dos niños de primaria con los cojines.—¿Buenos días?—respondió él perplejo ante la escena.—Buenos días—afirmó sonriendo Logan para coger a Ariel de la cintura al verla desprevenida. Sintió su piel, su cuerpo, su aroma, podría haber derretido ambos polos con el fuego que con tan solo un roce había iniciado—He ganado—añadió aplastando el rostro de una sorprendida Ariel con un cojín guardado con la mano libre, aunque mirando de reojo a su hermano menor sabiendo que lo último iba más para su estúpido trato que la guerra de almohadas.Hunter sintió la rabia en cada rincón de su cuerpo. Si sus ojos dispararan rayos, su hermano ya estaría muerto y más que chamuscado.—¡Logan!—gritó ella apartándolo de ella asqueada—E
Había echado de menos, muchísimo, a su hermana. Cada oportunidad que tenía de demostrárselo, sería aprovechada hasta el límite. Después de todo, solo se tenían a ellas ahora mismo.Amber miró a Melanie.—Muchas gracias por todo prima. Espero tu dimisión pronto. Ya no pintas nada aquí ahora que me he ido…—afirmó Amber seria.A lo que Melanie la mira con los ojos fuera de órbita ya que un par de monjas cotillas aguardaban en la entrada y ya estaban cuchicheando al verla ahí. Siempre lo hacían.—Amber…—la recriminó Melanie molesta.—¿Qué??…—hizo una pausa Ariel como si no entendiese el problema—¿A caso es una mentira?—prosiguió divertida apoyando a su hermana—Eres joven y bonita. Tu sitio no es este. Tu sitio está fuera. Divirtiéndote, aunque vives en Aqueo—finalizó con una risotada que fue compartida por su hermana.Logan observaba la escena sin entender muy bien la situación. No le gustaba venir a ese monasterio. Se obligó a si mismo a mantenerse cuerdo, ¿a caso era un cobarde que no e
—Si querías escapar de la boda, deberías esperar al menos a estar casados—apuntó con diversión Logan mientras Ariel entreabría los ojos lentamente sin saber muy bien donde se encontraba ni quien le estaba hablando siquiera.— ¿Dónde estoy? — preguntó seria la castaña.— En mi cama. Prepárate hoy mismo es la fiesta de compromiso, hoy por la noche—acotó Logan sin siquiera mirarla.Hacía poco que había salido de la ducha y ahora le estaba dando su ancha espalda mientras buscaba su camisa y la corbata adecuada, a eso le sumamos el pequeño detalle de que se encontraba en bóxer.— ¡Tápate hombre! — gritó asqueada Ariel mientras le tiraba un cojín, aún así no negaría el hecho de que Logan Lambros tenía un cuerpo envidiable. Llamaría al pecado hasta la mujer con más autocontrol. La cosa es que Ariel se dijo hace tiempo que ni el amor ni el sexo era para ella. Todo lo que pasara por estar con otra persona más de la cuenta se le volvió repugnante.— ¿De verdad quieres que lo haga? — susurró div
Amber Stone descansaba aún en la cama de su hermana, se sorprendió al saber que esta la había abonado. Pronto por la fuerza de la luz solar se dio cuenta de que ya era mediodía, decidida a hacer que su hermana obligase a Jack y a los pequeños Bentley a vivir en sus tierras, se puso sus zapatillas y a poco a poco intentó salir de la habitación. En su trayecto se encontró con el ama de llaves que sonrió negando al verla de pie, siempre tan aventurera, pensó Margaret alegre de que las dueñas del lugar estuviesen donde debían.—No sabes cuanto te echamos de menos—suspiró la señora divertida.—Y yo, no sabes cuanto he echado de menos esta casa. Des de que mi tía Patricia me metió en ese lugar he soñado con volver aquí, ver mis caballos, mis gallinas, mis conejos…—respondió Amber reconociendo la voz, ¿y cómo no hacerlo? Si la señora Margaret y Gerardo habían sido su único apoyo en esa casa después de la muerte de sus padres.—Amber, querida… Hoy toca revisión con el médico. Así que no puede
—Brad…—hizo una pausa sobresaltada—¿No sabes llamar?—añadió ignorando el hecho de que su amiga le hubiese cortado.—¿Puedo preguntar a qué se dedica en Nueva York?—preguntó el castaño clavando su mirada profunda en los ojos cristalinos por unas lagrimas de impotencia que amenazaban con salir en los ojos de nuestra protagonista. Volver a Aqueo había destruido la mujer decidida y segura de si misma, ahora tan solo era espectadora de su alrededor.—¿Por qué la pregunta?—Porque yo también he tomado vías erróneas. Se lo que es la mala vida. A veces el dolor de cometer un error, nos empuja a cometer otros errores, muchísimo más graves, ya que algunos son irreparables. —explica el moreno.La verdad es que no todo era negro. Ella tenía una deuda, había tomado las decisiones equivocadas pero tenía su vida en Nueva York, por suerte había tenido unos padres adoptivos que dentro de lo posible hicieron lo que pudieron por encaminarla por el camino adecuado sin prohibirle nada y supliendo esa nece
—Dígale lo guapa que está Melanie con su vestido de los lunes—sonrió ella clavando sus ojos verdes en los ámbar del doctor sabiendo que eso descolocaría a su prima.Melanie miró con los ojos fuera de órbita la situación mientras Robert daba un paso al frente.—Está hermosa—afirmó, mientras Melanie Melbourne sentía sus piernas derretirse ante esa mirada tan atenta, él la había observado como nunca nadie había hecho, o al menos eso es lo que podría jurar Melanie en esos instantes, se sentía tan expuesta sin su clásico hábito. El vestido de los lunes era un vestido de manga larga, que le llegaba hacia las rodillas, de color verde, no es que fuese un vestido de gala, pero había sido un regalo de su padre, así que lo guardaba con mucho amor. Que el joven doctor se hubiese parado a escanearla como nadie había hecho antes, le hizo enfrentarse con la realidad: de cara al mundo ella era una mujer, y todo aquello que esa afirmación conllevaba—Dicho esto, ¿tu no te habías graduado y especializad
Ariel apreció un cierto brillo en los ojos Logan, jamás en los últimos días en los que se habían frecuentado lo había podido notar, esos ojos azules la miraban como si fuese un tesoro, parecía realmente un enamorado observando a su prometida. Aún así no había pasado desapercibido para ella que el rubio hubiese sido bastante maleducado, hostil, con su capataz, aunque ahora que lo pensaba siempre que se encontraba con Alejandro era así.—¿Te he dicho lo hermosa que estás?—Lo mismo digo—habló ella sin camuflar por primera vez unos deseos que creía no tener, sin apartar la mirada de él, observó su barba, se imaginó lo que sería sentirla encima de su piel, recordó sin querer como hacía tan poco tiempo atrás él la había besado, y ella le había respondido mordiéndole, pero juraría sentir en esos instantes unas enormes ganas de probar esos labios de nuevo. Y aunque lo pesara, ese gruñón se había convertido en una tentación para Ariel. Era un hombre digno de admirar.—¿Me concedería un paseo?