Capítulo 25

Alimceceg despertó sintiéndose relajada. El sueño había sido largo y profundo, muy revitalizador. El sol asomó ligeramente en la habitación mientras ella iba abriendo los ojos.

Estando acostada sobre le amplio lecho se dio cuenta de que su vida no podía seguir siendo la misma de antes. Ella no podía ser la Alimceceg que se había dejado intimidar por otros, la niña débil y sin atención de la casa Batun.

Pensando en ello, Alimceceg se sentó sobre el lecho y seguido a ello gritó asustada. Dos mujeres jóvenes estaban frente a ella y a un lado de la habitación, Tuva Eke se encontraba sentado esperando que ella se despertara.

—¿Qué pasó? —interrogó todavía sobresaltada.

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