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Capítulo 2: Intentar marcharse

Nunca me había sentido tan no deseada como ahora. Aunque es comprensible que no me ame porque apenas nos hemos visto y que su padre haya muerto y este sensible, nada de eso justifica su maltrato.

 — ¿Qué fue lo que le hice? ¿Lo he ofendido para que me trate así? — pregunto con dolor.

 — Debe estar confundido. No le de mucha importancia a lo que está haciendo. Seguramente él tiene una explicación para hacer esto — dice el mayordomo.

 Los gritos eufóricos hacen que mire hacia la fuente del ruido y mi mirada se encuentra con la suya. La música comienza a escucharse con fuerzas y todos saltan emocionados, mientras Helmut me observa como si le divirtiera mi estado.

 — Nada de sus excusas, puede justificar como está actuando — murmuro con dolor. 

 — Señora… quizás él

‘¿Seguirás usando ese ridículo vestido de novia cuando evidentemente no es necesario, esposa?’ pregunta Helmut usando la comunicación entre lobos para burlar de mí.

‘Eres un malnacido’ digo y Helmut sonríe satisfecho.

Lista para saltar el castillo con el fin de escapar de este maldito infierno en el que camine sonriendo, creyendo que comenzaría mi sueño feliz, cuando lo que se está viviendo es una pesadilla y eso que apenas llevo horas de casada.

 — Señora, no se vaya. No le de ese placer — dice el mayordomo y aunque no deseo complacerlo en ello, estoy demasiado molesta para pensar en ello. Más cuando me sonríe y después besa a una de las chicas mientras me observa divertido.

Es claro que mi enojo, le divierte e incluso impulsa a besar a otra de las mujeres mientras hacemos contacto visual. Mostrándome que si me habían engañado con el esposo que me habían prometido y el que ahora me estaban dando.

 — Señora…

 — Ninguna explicación que quiera darme, si es que ve necesario explicarme esto, va a justificar lo que me está haciendo — susurro con molestia y dolor.

Sintiéndome patética por estar vestida de novia, mientras él esta con ropa casual, besándose con varias mujeres, arranco mi velo y limpio con brusquedad mis mejillas, mientras desea poder volar y aterrizar en su cuerpo, para devorarlo de una mordida. 

En la azotea de los castillos, nos miramos sin sentir siquiera un poco de amor. Con una distancia larga entre nosotros y la brisa fría golpeándome el rostro, veo como él está en un ambiente alegre, mientras me observa con odio, cuando yo solo estoy en mi vestido de novia, sintiéndome patética y herida.

‘Como desearía saltar lo suficientemente largo para caer frente a ti y hacerte pagar esto que me has hecho’ digo mentalmente y él sonríe.

‘Oh, los humanos hablan de gatos voladores. Pero, nunca he visto una loba volando. Pero, hazlo, sería muy divertido ver una loba saltando o una loca mujer con un vestido de novia.’ Responde Helmut en tono burlón.

Quisiera hacerlo y que mi mirada enojada sea lo último que viera en su patética vida. Pero, no soy ave, soy una tonta loba que creyó en las mentiras de un anciano que debe estar riéndose de mí en el infierno.

 — Señorita…

 — ¿Cómo puede ser tan desalmado con alguien que no le ha hecho daño? — pregunto molesta. Decidida a insultarlo, lo miro y le hablo.  — ! ¡Te he ofendido para que me trates así! — 

 — Me ofendiste cuando creíste que sería un esposo fiel y amoroso. No seas tonta y despierta. Esta es la realidad, pequeña y aprende a vivir con ella. Porque para tu desgracia, somos esposos. — responde Helmut sin algún tipo de perturbación. 

En realidad, parece que le divirtiera mi molestia. Incluso, pienso que sería capaz de reírse. Estoy segura de que sería capaz de hacer ello, por eso, me preparo para marcharme.

 — Vaya, que tonta he sido al pensaba que hoy sería mi día más feliz porque me casaría con quien amo. Con el hombre perfecto. — Murmuro decepcionada de cuan ciega fui al creer en una historia que solo se ven en los cuentos de hadas.

 — Tercer piso a la izquierda. Allí hay estantes enteros de libros con hombres perfectos. Busca a tu esposo allá. Porque si hablas de mí, esto es lo que soy y no voy a cambiar — dice besando a la chica sin importar lo que piense o lo mal que se puede ver haciendo eso cuando recién nos hemos casado.

 — Todo está arruinado. Esta no fue la realidad que me vendieron. Mi vestido hermoso es un desastre, mi rostro esta manchado como señal de la humillación que estoy viviendo, el esposo que me prometieron no existe y ni siquiera como compañero de la misma especie, le importo. — Susurro analizando mi realidad.

 — Señorita… no piense así. Estoy seguro de que el señor…

 — Soy nada para él, soy un estorbo, una molestia. Este no es el esposo que quiero y no lo voy a tener. Me niego a soportar una vida a su lado — susurro y de inmediato, me transformo en loba, para correr por donde vine y en la ventana más cercana al suelo, lanzarme sin importar cortarme.

Es preferible eso a terminar con ese hombre atada a algo que no me gusta. Soy demasiado joven para vivir este infierno. No me he portado tan mal para vivir algo así. Por lo que, quedarme es innecesario.

Corro ignorando por completo el mundo que dejo atrás. Deseando que allí quede, por lo que, avanzo rápido mientras las patas se hunden en el barro. Una imagen pasa por mi cabeza, de Helmut buscándome y siguiéndome el rastro por las pisadas.

Pero, mi mente me da una bofetada al no relacionarse mi idea con la realidad que me ha mostrado mi ahora esposo. Por lo que, avanzó sabiendo que no me van a seguir y no van a hacer un drama porque renuncio en tiempo récord, al hombre que la luna envío para mí.

A lo lejos escucho gritos y aullidos, pero, no me detengo. Quiero liberarme de unas cadenas que hasta ahora veo y por ello, desaparezco en el bosque sin importar que haya animales salvajes con más fuerzas o más grande que yo.

Mi corazón late con fuerzas y gimoteo al saber que no tengo un lugar al que regresar o buscar refugio. Maldigo haber caído en un engaño y me aseguro de que no voy a volver, aunque me toque dormir en el bosque y comer como un animal silvestre. 

Porque incluso eso, es mejor que regresar a ser la esposa de un hombre que sin duda, no tiene corazón. Por lo que, avanzo incluso sin saber hacia dónde me dirijo. Después de todo, nada va a ser peor que vivir con ese hombre durante el resto de mi vida.

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