Helmut caminó hacia su castillo y cuando llegó confirmó lo que su maldición le recordaba una y otra vez que intentaba disfrutar de una mujer. Las chicas que había besado y que eran betas demasiado poderosas, habían muerto solo por darles placer al besarlas.
— Señor, ¿Qué quiere que hagamos ahora? — pregunta uno de sus subordinados. — Envíalas a sus familias con bastante dinero y prohíbe que una sola mujer me sirva. No quiero más muertes innecesarias. — ordena Helmut y sus hombres asientes sabiendo que es lo único que pueden hacer por las lobas muertas. — ¿Qué hay de su esposa? — Déjala que se haga ama y señora de su castillo y el jardín, pero, por nada del mundo permitas que algo como lo de hoy vuelva a suceder. — Dice Helmut con frialdad.El recuerdo del olor en Aitana, hace que le de dolor de cabeza y con molestia, regaña su mente por pensar tanto en algo que no debería importarle.‘Si se enamora de alguien, es lo mejor. Así, si logra sobrevivir a mi maldición tendrá a alguien que la espere para ser feliz.’ Dice Helmut mentalmente, pero, el enojo no disminuye. — ¿Quiere que bloquee todas las ventanas? — Mejor que no haya ventanas y que la azotea sea tan alta que no tenga intenciones de saltar de allí. Está bien que ella no desee estar aquí porque no queremos siquiera vernos, pero no puede atentar contra su vida de esa manera. — Dice Helmut y todos sus subordinados se miran entre sí.Su respuesta era sorprendente. Aunque siempre había tenido a sus esposas encerradas, desde su tercera esposa, había dejado de importarle si se suicidaban o no. Por lo que, si las azoteas eran altas o no, había dejado de importarle hace años. — ¿Le importa ella? — se atreve a preguntar uno de los lobos. — Por supuesto que no. Pero, no quiero más muertes de chicas que jamás debieron cruzarse conmigo y si alguien se da cuenta que ella escapa, será como traición y la mataran — dice Helmut y todos comienzan a preocuparse por el destino de la última esposa. — ¿Le molesta que la maten? — pregunta otro hombre lobo. — No es eso. Es solo que ninguna esposa de alfa, se debe atrever a huir de su manada y quiera o no, ella hace parte de la mía. — Dice Helmut serio y todos asienten más tranquilos. — Entonces, ¿Qué debemos hacer? — Lleva a todas las mujeres que servían a ambos castillos, al de ella y que los hombres se encarguen de servirme. Aclaro, solo las lobas solteras pueden ir a su castillo. — ¿Por qué solo quiere que estén las solteras? — pregunta uno de los lobos. — Porque no podrá salir hasta que su jefa sobreviva al tiempo que le di o muera. — ¿Qué hay de la luna llena? Esta noche será luna llena y es el momento donde nadie puede ir en su contra y mucho menos, detenerlo del caos que puede causar. — Ya saben qué hacer. Así que, me voy a mi celda y no dejes que esa tonta se atreva a exponer su vida. Está bien que no desee matarla aun, pero, eso no quiere decir que puede matarse. — Sí, señor.Helmut se marcha a su celda, en la que espera, pueda mantenerlo encerrado como lo hacía cuando era un niño, mientras dos de sus mejores betas mujeres, se marchan en busca de la mujer con vestido sucio y desgarrado.Aitana, por su parte, caminaba lejos del castillo. Deseando encontrar mejor suerte y que esta no fuera un esposo que la despreciara y besa o un pervertido que fingiera besarla. — Desgraciado Helmut, se ha robado mi primer beso y se ha marchado como si nada. Sin duda, este día no es como me lo imaginé y lo que más decepciona, es que no veo una salida a este infierno.‘Señora, el castillo queda del otro lado’ dice una de las lobas con pelaje gris. — Sé que es del otro lado, ¿Por qué crees que camino específicamente en la dirección opuesta? — dice Aitana y de inmediato, las dos lobas se colocan frente a ella mirándola con ferocidad.‘Marcharse es un indicio de traición y los traidores, los matamos.’ advierte la segunda loba de pelaje rojizo. — Me da igual si lo ven como traición. Eso es lo que menos me preocupa, ya me encontré con un esposo terrible y un pervertido. Una traición no me preocupa‘¿Pervertido?’ preguntan las dos lobas al unísono y Aitana suspira profundo. — No me presten atención, solo estoy divagando por todo lo que me ha sucedido. — murmura Aitana mientras las dos lobas se transforman en humanas. — No es prudente quedarnos aquí. Este bosque es virgen y podríamos encontrarnos a cualquier bestia salvaje. — dice la chica con cabello negro. — Brenda tiene razón, esto es muy peligroso, está lloviendo muy fuerte. Quedarse fuera de casa, es muy imprudente, señora. — Por eso, me estoy marchando. Voy camino a mi casa. — miente Aitana al saber que no tiene una casa a la cual regresar. — Su casa esta del otro lado — dice la chica llamada Brenda. — No, el castillo donde esa bestia quiere recluirme está en esa dirección, pero mi hogar claramente no está allí — dice Aitana con el último valor para marcharse. — Nos han enviado por usted y no nos iremos hasta llevarla. Así que, usted puede escoger, ¿quiere ir por su cuenta o la llevamos a la fuerza? — Adelante, llévenme a la fuerza — dice Aitana decidida a morir, porque lo que sabe de pelear es igual a saber de astrofísica y de ella solo sabe siquiera que significa palabra. — Señora, usted no sabe pelear, con un solo golpe quedaría inconsciente o gravemente lastimada. Así que, por favor, no sea terca y acompáñenos, estoy segura de que, en ese castillo. Usted tendrá una cálida bienvenida. — Oh, créeme, ya la tuve, por eso me voy — dice Aitana intentando avanzar, pero, la loba Brenda, solo hace un movimiento con su brazo y hace girar a Aitana quedando de frente al castillo. — No quiero hacerlo por las malas, pero, si se opone, Zharick y yo le demostraremos porque somos tan buenas en el campo de batalla. — Veremos si pueden conmigo — dice Aitana intentando correr lejos de ellas, pero, es fácilmente alcanzada y lanzada con tanta fuerza, que vuela varios metros.Con un fuerte golpe en el pecho y con el cabello desordenado, avanza rompiendo el vestido que ha sido tan destrozado y ensuciado, que parece todo, menos, un vestido de novia. — Con ustedes, voy a descargar mi enojo ahora mismo. Me matan o las mato, pero yo no voy a regresar a ese maldito lugar — asegura Aitana con firmeza, aunque sus piernas tiemblan al saber que no podrá con ella. Aitana corre hacia las dos lobas que la esperan, mientras Helmut recibe la primera tortura de luna llena. El grito desgarrador, hace que todos cubran sus oídos, mientras él hace sonidos molestos con sus dientes, sus garras comienzan a aparecer y el control comienza a perderse. La sangre sintiéndose como fuego, vuelve a torturarlo, mientras siente que sus entrañas van a salir de su cuerpo en cualquier momento. El hombre cuyo nombre es Helmut, desaparece y la bestia del campo de batalla hace presencia con una mirada roja inyectada de oído y unas garras que destruirían lo indestructible.Sus hombres, al no soportar el ruido, se marchan de la celda y dejan a la bestia sintiendo cada dolor de su maldición, mientras destruye todo a su paso. Todos, se preparan para una batalla que seguramente podría acabar con sus vidas, mientras implora que la celda sea lo suficientemente fuerte.Sin embargo, bastó con que Helmut sintiera el segundo golpe de la maldición, para que este sin mucho esfuerzo, saliera de la celda y corriera hacia un solo objetivo; Aitana. Su aroma, era inconfundible y aunque varios de sus hombres intentaron evitar que su jefe se marchara, fue imposible.No había forma de detenerlo y lo peor es que la víctima no sabía a lo que se iba a enfrentar y por ello, ni siquiera corría. Aunque si lo hiciera, eso no iba a salvarla. De eso pueden dar testimonio dos de sus difuntas esposas. — Corran todos, informen a las chicas que se lleven lo más lejos posible a la señora o no podrá sobrevivir hoy, sin que la señora se entere — dice uno de los hombres lobos más fuertes, mientras intenta seguirle el rastro a su jefe.Como lo había ordenado, aúllan en clave, para que solo las lobas parte de las fuerzas especiales de la manada entendieran. Después de todo, no querían perder el tiempo discutiendo con Aitana cuando la vida de las tres corría peligro.Por lo que, apenas Aitana llegó a ella, le dio un fuerte golpe en la nuca y transformándose Brenda en lobo, esperó que ambas se subieran para huir de allí lo más rápido que pudieran, antes que fuera demasiado tarde. — Corre lo más que puedas, si el jefe nos alcanza, nos matará sin dudarlo siquiera un p
Los pasos de los lobos se escuchan cada vez más cerca, mientras Helmut intenta detener lo que su cuerpo está haciendo por su cuenta. Aitana, observando el odio en su mirada, comienza a llorar y temblar. — Te aseguro que, si me dejas ir, no vuelvo a aparecer frente a ti. Solo por favor, no me vayas a hacer daño. Solo tengo diecinueve años. Tengo muchas cosas que quiero experimentar, muchas menos la muerte. >> Por favor, no me mates, fue un error creer que los cuentos de hadas se hacen realidad, pero, ya aprendí la lección, así que, por favor, perdona mi vida y déjame ir. — dice Aitana en medio del llanto.Tres de los lobos aparecen y se lanzan a Helmut, mientras intentan controlar la ferocidad de su jefe. De inmediato, Aitana corre al árbol más cercano y usando su experiencia escalando arboles muy rápidos, sube a la parte más alta y segura mientras los lobos intentan controlar a su jefe.Angustiada y con la lluvia dejándola sin poder ver muy lejos, implora que su ahora esposo desapar
Narra AitanaLa noche la sentí demasiado corta y no era para menos, en medio de la lluvia tuve que huir de la isla, porque mi esposo quería matarme. Por lo que, ni en el auto, ni en el yate que usaron para sacarme de la isla, pude dormir. Cuando llegué a la casa en la que pensé que yo iba a descansar, muchas preguntas inundaron mi mente y no pude dormir por más que lo intenté. Agotada, veo como los rayos débiles del sol, atraviesan la tela de las cortinas, mientras yo compruebo que no es un sueño lo que viví anoche.Miro a mi alrededor y veo mi vestido de novia que parece todo, menos un vestido de novia. Me levanto sabiendo que no voy a poder dormir y usando solo mis sabanas para cubrir mi desnudez, entro al baño que me negué a darme anoche. — Dios, ojalá el agua sea lo que necesito para despertar de esta pesadilla — pido en un hilo de voz, mientras el agua comienza a humedecer mi cuerpo, mientras se burla de mi ingenuo pensamiento de despertar de una realidad donde evidentemente, n
Estaba abrumada. Podía contar las frases que había dicho Helmut y confirmaba que no había hablado mucho, pero, lo poco que había dicho, me había dejado tan aturdida, que la noche había llegado y yo seguía en el suelo sin saber que hacer o decir.Estaba claro que había dicho que yo iba a morir, lo que no entendía es ¿Por qué iba a morir? ¿Acaso todas las noches se iba a transformar en una bestia que quiere matarme? Dios, ojalá no sea eso, porque dudo que pueda sobrevivir a algo así. — Lo mejor es que cierre la puerta con seguro, antes que venga a matarme — murmuro colocándole el seguro y sentándome en la cama sin saber que más hacer.Estaba en graves problemas y no sabía qué hacer para salir de esta trampa que va a acabar con mi vida. Porque si mi extraño esposo no lo hacía, la preocupación me mataría. No saber que hacer, iba a acabar conmigo.La puerta se abre y yo me levanto asustada y confundida porque pudieran abrirla sin problemas. La chica aparece con una sonrisa en señal de dis
Sabía que estaba cometiendo una locura y es que, ¿Cómo podía ser tan osada y atrevida con alguien que evidentemente no me agrada? Pero, aquí estaba la Aitana competitiva que no quería perder y si esta vez iba a hacerlo, debía ser en grande. Por lo que, decidida, lo besé con todas las ganas de reproducirme con su ayuda, aunque realmente no me agradará mucho la idea. Necesitaba doblegarlo y si debía usar las armas que la lujuria proporcionaba a las mujeres, lo haría. Helmut intenta apartarme y yo me pego a su cuerpo, como si fuera un oso polar aferrado a su árbol. Debía seducirlo y no me importaba que fuera básicamente la persona que más me desagradaba de la tierra.Fue solo cuando estaba quedándome sin aire, que me alejé del hombre con una mirada perdida. Por lo que, lentamente me alejé de él, esperando que dijera algo que me lastimara o alimentara mi deseo de que fuera el hombre que me habían hecho imaginar al momento de anunciar nuestro compromiso. — Estas loca — susurra con sus l
Es solo cuando recupero mi ritmo cardiaco normal, que recuerdo algo que él ha dicho y mi miedo hace que prácticamente hiperventile. Ha dicho helicóptero, ¿Por qué debemos irnos en helicóptero? ¿Acaso lo escogió porque sabe que me da miedo las alturas?Trago duro y camino por donde él desapareció, pero, antes de llegar al primer piso, escucho un helicóptero acercarse, causando que tema por mi vida. Sin embargo, avanzó deseando que él note mi miedo y quiera irse solo o en el mejor de los casos, me deje aquí.Estoy segura de que estaré mejor aquí, lejos de él que en ese castillo. Por lo que, me acerco al hombre del que debo aceptar, se ve más atractivo que en las fotos e ignorando el aura de peligro a su alrededor, llego a su lado. — ¿Qué pasa? — pregunta con frialdad, tomando la máscara que siempre usa para ser frio y grosero.‘Esto no es una buena señal’ murmuro mentalmente. — Yo… ¿puedo quedarme aquí?! — No — dice Helmut firme mirándome, para después mirar hacia el lugar donde ater
Tenía miedo. Apenas me había acercado al helicóptero completamente apagado y sentía que, en cualquier momento, caería desplomada en el suelo, porque mi corazón se detuviera por el temor. Pero, más miedo a eso, me daba ver enojado a quien es mi esposo.Anoche ya había visto de lo que era capaz y no quería darle motivos para que hiciera lo que ayer no se atrevió a hacer. Por lo que, me quedo en silencio, intentando controlar mi miedo, aunque mis manos temblorosas, me delatan. — Pareces una gelatina. Deja de temblar tanto. No te estas enfrentando a la muerte — se queja Helmut y yo trago duro para humedecer mi garganta seca. — Para mí es algo como la muerte. Siento que, con solo verlo, podría morir y por eso, dudo que pueda subir a ese aparato que jamás debió ser inventado. Así que, si tienes prisa, puedes irte en eso, que yo me iré en el yate. Que tenga un buen viaje — digo intentando huir de mi situación.Pero, Helmut se niega a ser un buen esposo o al menos hacer una buena obra en el
No sabía que era lo que había hecho ceder a mi esposo, pero, claramente estaba contenta al ver que no tenía que subir a un aparato que seguramente iba a matarme y más calmada me sentía al estar acompañada de la versión más tranquila que he visto de mi esposo.Llegamos al yate y cuando estoy por subir, uno de sus hombres me extiende la mano, para subir al yate y no caerme por perder el equilibrio. Pero. cuando estoy por tomarla, un gruñido hace que los dos nos detengamos.— No te he dado permiso para que toques a mi esposa — dice Helmut y el chico de inmediato, aleja su mano con miedo.— Lo siento, señor — dice el chico, alejándose de mí.— Iba a ayudarme a subir.— ¿Tienes un problema en las piernas? Porque yo te veo muy bien, para que tengas que recibir ayuda para subir a un simple yate. — Dice Helmut s