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Capítulo 5: Noche de luna llena

Helmut caminó hacia su castillo y cuando llegó confirmó lo que su maldición le recordaba una y otra vez que intentaba disfrutar de una mujer. Las chicas que había besado y que eran betas demasiado poderosas, habían muerto solo por darles placer al besarlas.  

 — Señor, ¿Qué quiere que hagamos ahora? — pregunta uno de sus subordinados.

 — Envíalas a sus familias con bastante dinero y prohíbe que una sola mujer me sirva. No quiero más muertes innecesarias. — ordena Helmut y sus hombres asientes sabiendo que es lo único que pueden hacer por las lobas muertas.

 — ¿Qué hay de su esposa?

 — Déjala que se haga ama y señora de su castillo y el jardín, pero, por nada del mundo permitas que algo como lo de hoy vuelva a suceder. — Dice Helmut con frialdad.

El recuerdo del olor en Aitana, hace que le de dolor de cabeza y con molestia, regaña su mente por pensar tanto en algo que no debería importarle.

‘Si se enamora de alguien, es lo mejor. Así, si logra sobrevivir a mi maldición tendrá a alguien que la espere para ser feliz.’ Dice Helmut mentalmente, pero, el enojo no disminuye.

 — ¿Quiere que bloquee todas las ventanas?

 — Mejor que no haya ventanas y que la azotea sea tan alta que no tenga intenciones de saltar de allí. Está bien que ella no desee estar aquí porque no queremos siquiera vernos, pero no puede atentar contra su vida de esa manera. — Dice Helmut y todos sus subordinados se miran entre sí.

Su respuesta era sorprendente. Aunque siempre había tenido a sus esposas encerradas, desde su tercera esposa, había dejado de importarle si se suicidaban o no. Por lo que, si las azoteas eran altas o no, había dejado de importarle hace años.

 — ¿Le importa ella? — se atreve a preguntar uno de los lobos.

 — Por supuesto que no. Pero, no quiero más muertes de chicas que jamás debieron cruzarse conmigo y si alguien se da cuenta que ella escapa, será como traición y la mataran — dice Helmut y todos comienzan a preocuparse por el destino de la última esposa.

 — ¿Le molesta que la maten? — pregunta otro hombre lobo.

 — No es eso. Es solo que ninguna esposa de alfa, se debe atrever a huir de su manada y quiera o no, ella hace parte de la mía. — Dice Helmut serio y todos asienten más tranquilos.

 — Entonces, ¿Qué debemos hacer?

 — Lleva a todas las mujeres que servían a ambos castillos, al de ella y que los hombres se encarguen de servirme. Aclaro, solo las lobas solteras pueden ir a su castillo.

 — ¿Por qué solo quiere que estén las solteras? — pregunta uno de los lobos.

 — Porque no podrá salir hasta que su jefa sobreviva al tiempo que le di o muera.

 — ¿Qué hay de la luna llena? Esta noche será luna llena y es el momento donde nadie puede ir en su contra y mucho menos, detenerlo del caos que puede causar.

 — Ya saben qué hacer. Así que, me voy a mi celda y no dejes que esa tonta se atreva a exponer su vida. Está bien que no desee matarla aun, pero, eso no quiere decir que puede matarse. 

 — Sí, señor.

Helmut se marcha a su celda, en la que espera, pueda mantenerlo encerrado como lo hacía cuando era un niño, mientras dos de sus mejores betas mujeres, se marchan en busca de la mujer con vestido sucio y desgarrado.

Aitana, por su parte, caminaba lejos del castillo. Deseando encontrar mejor suerte y que esta no fuera un esposo que la despreciara y besa o un pervertido que fingiera besarla.

 — Desgraciado Helmut, se ha robado mi primer beso y se ha marchado como si nada. Sin duda, este día no es como me lo imaginé y lo que más decepciona, es que no veo una salida a este infierno.

‘Señora, el castillo queda del otro lado’ dice una de las lobas con pelaje gris.

 — Sé que es del otro lado, ¿Por qué crees que camino específicamente en la dirección opuesta? — dice Aitana y de inmediato, las dos lobas se colocan frente a ella mirándola con ferocidad.

‘Marcharse es un indicio de traición y los traidores, los matamos.’ advierte la segunda loba de pelaje rojizo.

 — Me da igual si lo ven como traición. Eso es lo que menos me preocupa, ya me encontré con un esposo terrible y un pervertido. Una traición no me preocupa

‘¿Pervertido?’ preguntan las dos lobas al unísono y Aitana suspira profundo.

 — No me presten atención, solo estoy divagando por todo lo que me ha sucedido. — murmura Aitana mientras las dos lobas se transforman en humanas.

 — No es prudente quedarnos aquí. Este bosque es virgen y podríamos encontrarnos a cualquier bestia salvaje. — dice la chica con cabello negro.

 — Brenda tiene razón, esto es muy peligroso, está lloviendo muy fuerte. Quedarse fuera de casa, es muy imprudente, señora.

 — Por eso, me estoy marchando. Voy camino a mi casa. — miente Aitana al saber que no tiene una casa a la cual regresar.

 — Su casa esta del otro lado — dice la chica llamada Brenda.

 — No, el castillo donde esa bestia quiere recluirme está en esa dirección, pero mi hogar claramente no está allí — dice Aitana con el último valor para marcharse.

 — Nos han enviado por usted y no nos iremos hasta llevarla. Así que, usted puede escoger, ¿quiere ir por su cuenta o la llevamos a la fuerza?

 — Adelante, llévenme a la fuerza — dice Aitana decidida a morir, porque lo que sabe de pelear es igual a saber de astrofísica y de ella solo sabe siquiera que significa palabra.

 — Señora, usted no sabe pelear, con un solo golpe quedaría inconsciente o gravemente lastimada. Así que, por favor, no sea terca y acompáñenos, estoy segura de que, en ese castillo. Usted tendrá una cálida bienvenida.

 — Oh, créeme, ya la tuve, por eso me voy — dice Aitana intentando avanzar, pero, la loba Brenda, solo hace un movimiento con su brazo y hace girar a Aitana quedando de frente al castillo.

 — No quiero hacerlo por las malas, pero, si se opone, Zharick y yo le demostraremos porque somos tan buenas en el campo de batalla.

 — Veremos si pueden conmigo — dice Aitana intentando correr lejos de ellas, pero, es fácilmente alcanzada y lanzada con tanta fuerza, que vuela varios metros.

Con un fuerte golpe en el pecho y con el cabello desordenado, avanza rompiendo el vestido que ha sido tan destrozado y ensuciado, que parece todo, menos, un vestido de novia.

 — Con ustedes, voy a descargar mi enojo ahora mismo. Me matan o las mato, pero yo no voy a regresar a ese maldito lugar — asegura Aitana con firmeza, aunque sus piernas tiemblan al saber que no podrá con ella. 

Aitana corre hacia las dos lobas que la esperan, mientras Helmut recibe la primera tortura de luna llena. El grito desgarrador, hace que todos cubran sus oídos, mientras él hace sonidos molestos con sus dientes, sus garras comienzan a aparecer y el control comienza a perderse. 

La sangre sintiéndose como fuego, vuelve a torturarlo, mientras siente que sus entrañas van a salir de su cuerpo en cualquier momento. El hombre cuyo nombre es Helmut, desaparece y la bestia del campo de batalla hace presencia con una mirada roja inyectada de oído y unas garras que destruirían lo indestructible.

Sus hombres, al no soportar el ruido, se marchan de la celda y dejan a la bestia sintiendo cada dolor de su maldición, mientras destruye todo a su paso. Todos, se preparan para una batalla que seguramente podría acabar con sus vidas, mientras implora que la celda sea lo suficientemente fuerte.

Sin embargo, bastó con que Helmut sintiera el segundo golpe de la maldición, para que este sin mucho esfuerzo, saliera de la celda y corriera hacia un solo objetivo; Aitana. Su aroma, era inconfundible y aunque varios de sus hombres intentaron evitar que su jefe se marchara, fue imposible.

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