No había forma de detenerlo y lo peor es que la víctima no sabía a lo que se iba a enfrentar y por ello, ni siquiera corría. Aunque si lo hiciera, eso no iba a salvarla. De eso pueden dar testimonio dos de sus difuntas esposas.
— Corran todos, informen a las chicas que se lleven lo más lejos posible a la señora o no podrá sobrevivir hoy, sin que la señora se entere — dice uno de los hombres lobos más fuertes, mientras intenta seguirle el rastro a su jefe.Como lo había ordenado, aúllan en clave, para que solo las lobas parte de las fuerzas especiales de la manada entendieran. Después de todo, no querían perder el tiempo discutiendo con Aitana cuando la vida de las tres corría peligro.Por lo que, apenas Aitana llegó a ella, le dio un fuerte golpe en la nuca y transformándose Brenda en lobo, esperó que ambas se subieran para huir de allí lo más rápido que pudieran, antes que fuera demasiado tarde. — Corre lo más que puedas, si el jefe nos alcanza, nos matará sin dudarlo siquiera un poco — dice Zharick angustiada.Pero, no había escapatoria. Apenas habían corrido cincuenta metros, cuando la garra monstruosa de la bestia, había atacado con tanta ferocidad que la espalda de Zharick fue brutalmente herida. Por lo que, con ella, cayó Aitana. Brenda, quien se giró de inmediato, vio como la versión feroz que todos temían de su jefe, aparecía tan atemorizante como lo había escuchado y aunque quiso ayudar a su colega, una sola mirada maligna de Helmut, la hizo huir. Aunque era una guerrera en el campo de batalla, huyó porque sabía que no ganaría contra su jefe. Por lo que, tuvo que dejar a su mejor amiga y la inconsciente Aitana en las garras del lobo que se extasiaba al percibir el aroma de ella.El cuerpo de Aitana se ve tan frágil y maltratado por las caídas que había experimentado desde que se había marchado del castillo. Por lo que, se veía como una hermosa presa que ni siquiera estaba consciente para suplicar por su vida. Algo que le gustaba a la versión bestia de Helmut‘Eres tú el siguiente sacrificio. La última con ese aroma. El último intento por ser normal’ dice la bestia mentalmenteTodos los que conocían la maldición de Helmut, sabían que no había manera de detenerlo. Una vez que su versión m*****a apareciera, todos sus pensamientos se borrarían por completo y solo quedaría el deseo de saciarse. — ¡Que todos los lobos se reúnan y cierren completamente el lugar después de encontrar a la señora! ¡No podemos dejar que la asesine y mucho menos enfrentarnos a él cuando sabemos que nos va a ganar! — grita uno de los betas. — Entonces, ¿Cuál es tu plan? — pregunta uno de los betas temiendo por morir pronto. — Busquemos a la señora, llevémosla lejos de la propiedad de la familia y encerremos al señor hasta que amanezca, mientras rogamos porque esto si pueda contener a la bestia — Todos asintieron, aunque sabían que eso no era suficiente. Porque, sabían que él se enloquecía con las mujeres que tenían un aroma en específico. Quienes lo habían tratado y habían tratado a las mujeres antes que Aitana, sabían que iban a intentar algo imposible. — Necesitamos encontrarlo. Donde este él, está la señora. Él salió fue a buscarla — dice el lobo que más años ha estado al lado de Helmut. — Bueno, después de eso, ¿Qué quieres que hagamos? Porque debemos tener un plan si queremos que el señor no haga daño a alguien y que nosotros no perdamos la vida en el proceso.Todos comenzaron a buscar un plan para capturar a sus amos y no morir en el intento, para después transformándose en lobos, mientras imploraban no encontrarse con la versión más monstruosa de su jefe.Por otra parte, Helmut, salivaba al percibir más de cerca el aroma por el que había salido del castillo. La mujer, inconsciente, estaba completamente mojada al punto de verse su ropa interior perfectamente. Se veía que llevaba tiempo bajo la fuerte lluvia, tanto así que incluso las marcas del maquillaje corrido, habían desaparecido y por eso, el rubor de sus mejillas y el color carmesí de sus labios, era el color natural de ella.Su cabello, negro como la noche y su piel completamente blanca, le hacía parecer la versión moderna de blanca nieves. Solo que esta no era una princesa y mucho menos humana, Aitana era una mujer loba que, aunque había sido tratada como una princesa en su casa, tenía el más terrible destino; morir por Helmut.La lluvia, no cedía y por ello, era imposible ver algo a más de un metro, por lo que, el lobo con aura maligna, se acercó más al rostro de Aitana y cuando escuchó el latido pausado de Aitana, quiso tomar posesión de su cuerpo. Por lo que, un fuerte gruñido se escuchó causando que todos los lobos cubrieran sus orejas y la lluvia se hizo más espesa, mientras el hombre que estaba convertido en lobo bestia, volvía a su versión humana. — No puedo matarla. — dice Helmut luchando con su propia maldición, mientras Aitana despertaba.Mientras Helmut luchaba por no transformarse, su cuerpo cambiaba una y otra vez, en su versión lobo bestia a hombre lobo, Aitana se sentaba en el suelo, intentando averiguar qué era lo que había pasado. — ¿Qué sucedió? — pregunta mirando a la chica con la espalda herida. — Vete. — ordena Helmut con rudeza, mientras sus ojos completamente están rojos. — Tú… ¿Tú hiciste eso? — pregunta Aitana con temor. — ¿Quieres morir? — pregunta Helmut y ella tiembla negando — Entonces, largo.De inmediato, Aitana se convierte en loba y corre lejos de Helmut, sin saber lo que sucede. Sin embargo, la lucha interna de Helmut con su propio cuerpo, es perdida y la bestia que no razona, termina tomando posesión completamente del cuerpo de ese hombre, corriendo detrás de ella.La muerte, se acercaba rápidamente a ellos y Aitana la percibía. Ella olía el peligro, uno que se sentía más fuerte, aunque ella corría tan rápido como podía.‘Dios, por favor, sácame de este infierno’ suplica Aitana en su mente.Aitana, corre con toda sus fuerzas, confirmando cada vez más que fue un completo error aceptar un matrimonio con un chico del que se había enamorado por las cosas buenas que le habían dicho de él, mientras enviaban sus fotografías. Pero, lo que había visto hasta ahora, no era nada comparado a lo que habían hablado de él y ya no había manera de salir de ese problema, donde su esposo, era una bestia en todo el sentido de la palabra. — Debo sobrevivir a lo que sea que él quiera hacerme — dice Aitana corriendo rápidamente Sin embargo, sus rápidos movimientos no son nada en comparación de un alfa maldito. Por lo que, antes de poder siquiera llegar a la mitad del bosque, termina siendo arrollada por el lobo que la hace girar con él varias veces para después quedar bajo su cuerpo.La pata fuerte, grande y bastante pesada, esta sobre el pecho de la mujer que reconociendo su derrota se transforma en humana, levantando sus manos en señal de derrota. Pero, ni siquiera así, él se aparta. — No sé qué significa esto, pero, me estoy rindiendo. Así que, por favor, no me hagas daño. — suplica Aitana, pero Helmut no se transforma en humano, sino que, comienza a gruñir como si estuviera listo para matarla.Aitana lloraba, sentía que moriría en cualquier momento y lo que más le dolía, es no haber disfrutado del mundo. haber estado siempre en casa imaginándose un matrimonio perfecto, cuando realmente no fue así.‘Jamás debí haber venido aquí’ susurra Aitana mentalmente.Los pasos de los lobos se escuchan cada vez más cerca, mientras Helmut intenta detener lo que su cuerpo está haciendo por su cuenta. Aitana, observando el odio en su mirada, comienza a llorar y temblar. — Te aseguro que, si me dejas ir, no vuelvo a aparecer frente a ti. Solo por favor, no me vayas a hacer daño. Solo tengo diecinueve años. Tengo muchas cosas que quiero experimentar, muchas menos la muerte. >> Por favor, no me mates, fue un error creer que los cuentos de hadas se hacen realidad, pero, ya aprendí la lección, así que, por favor, perdona mi vida y déjame ir. — dice Aitana en medio del llanto.Tres de los lobos aparecen y se lanzan a Helmut, mientras intentan controlar la ferocidad de su jefe. De inmediato, Aitana corre al árbol más cercano y usando su experiencia escalando arboles muy rápidos, sube a la parte más alta y segura mientras los lobos intentan controlar a su jefe.Angustiada y con la lluvia dejándola sin poder ver muy lejos, implora que su ahora esposo desapar
Narra AitanaLa noche la sentí demasiado corta y no era para menos, en medio de la lluvia tuve que huir de la isla, porque mi esposo quería matarme. Por lo que, ni en el auto, ni en el yate que usaron para sacarme de la isla, pude dormir. Cuando llegué a la casa en la que pensé que yo iba a descansar, muchas preguntas inundaron mi mente y no pude dormir por más que lo intenté. Agotada, veo como los rayos débiles del sol, atraviesan la tela de las cortinas, mientras yo compruebo que no es un sueño lo que viví anoche.Miro a mi alrededor y veo mi vestido de novia que parece todo, menos un vestido de novia. Me levanto sabiendo que no voy a poder dormir y usando solo mis sabanas para cubrir mi desnudez, entro al baño que me negué a darme anoche. — Dios, ojalá el agua sea lo que necesito para despertar de esta pesadilla — pido en un hilo de voz, mientras el agua comienza a humedecer mi cuerpo, mientras se burla de mi ingenuo pensamiento de despertar de una realidad donde evidentemente, n
Estaba abrumada. Podía contar las frases que había dicho Helmut y confirmaba que no había hablado mucho, pero, lo poco que había dicho, me había dejado tan aturdida, que la noche había llegado y yo seguía en el suelo sin saber que hacer o decir.Estaba claro que había dicho que yo iba a morir, lo que no entendía es ¿Por qué iba a morir? ¿Acaso todas las noches se iba a transformar en una bestia que quiere matarme? Dios, ojalá no sea eso, porque dudo que pueda sobrevivir a algo así. — Lo mejor es que cierre la puerta con seguro, antes que venga a matarme — murmuro colocándole el seguro y sentándome en la cama sin saber que más hacer.Estaba en graves problemas y no sabía qué hacer para salir de esta trampa que va a acabar con mi vida. Porque si mi extraño esposo no lo hacía, la preocupación me mataría. No saber que hacer, iba a acabar conmigo.La puerta se abre y yo me levanto asustada y confundida porque pudieran abrirla sin problemas. La chica aparece con una sonrisa en señal de dis
Sabía que estaba cometiendo una locura y es que, ¿Cómo podía ser tan osada y atrevida con alguien que evidentemente no me agrada? Pero, aquí estaba la Aitana competitiva que no quería perder y si esta vez iba a hacerlo, debía ser en grande. Por lo que, decidida, lo besé con todas las ganas de reproducirme con su ayuda, aunque realmente no me agradará mucho la idea. Necesitaba doblegarlo y si debía usar las armas que la lujuria proporcionaba a las mujeres, lo haría. Helmut intenta apartarme y yo me pego a su cuerpo, como si fuera un oso polar aferrado a su árbol. Debía seducirlo y no me importaba que fuera básicamente la persona que más me desagradaba de la tierra.Fue solo cuando estaba quedándome sin aire, que me alejé del hombre con una mirada perdida. Por lo que, lentamente me alejé de él, esperando que dijera algo que me lastimara o alimentara mi deseo de que fuera el hombre que me habían hecho imaginar al momento de anunciar nuestro compromiso. — Estas loca — susurra con sus l
Es solo cuando recupero mi ritmo cardiaco normal, que recuerdo algo que él ha dicho y mi miedo hace que prácticamente hiperventile. Ha dicho helicóptero, ¿Por qué debemos irnos en helicóptero? ¿Acaso lo escogió porque sabe que me da miedo las alturas?Trago duro y camino por donde él desapareció, pero, antes de llegar al primer piso, escucho un helicóptero acercarse, causando que tema por mi vida. Sin embargo, avanzó deseando que él note mi miedo y quiera irse solo o en el mejor de los casos, me deje aquí.Estoy segura de que estaré mejor aquí, lejos de él que en ese castillo. Por lo que, me acerco al hombre del que debo aceptar, se ve más atractivo que en las fotos e ignorando el aura de peligro a su alrededor, llego a su lado. — ¿Qué pasa? — pregunta con frialdad, tomando la máscara que siempre usa para ser frio y grosero.‘Esto no es una buena señal’ murmuro mentalmente. — Yo… ¿puedo quedarme aquí?! — No — dice Helmut firme mirándome, para después mirar hacia el lugar donde ater
Tenía miedo. Apenas me había acercado al helicóptero completamente apagado y sentía que, en cualquier momento, caería desplomada en el suelo, porque mi corazón se detuviera por el temor. Pero, más miedo a eso, me daba ver enojado a quien es mi esposo.Anoche ya había visto de lo que era capaz y no quería darle motivos para que hiciera lo que ayer no se atrevió a hacer. Por lo que, me quedo en silencio, intentando controlar mi miedo, aunque mis manos temblorosas, me delatan. — Pareces una gelatina. Deja de temblar tanto. No te estas enfrentando a la muerte — se queja Helmut y yo trago duro para humedecer mi garganta seca. — Para mí es algo como la muerte. Siento que, con solo verlo, podría morir y por eso, dudo que pueda subir a ese aparato que jamás debió ser inventado. Así que, si tienes prisa, puedes irte en eso, que yo me iré en el yate. Que tenga un buen viaje — digo intentando huir de mi situación.Pero, Helmut se niega a ser un buen esposo o al menos hacer una buena obra en el
No sabía que era lo que había hecho ceder a mi esposo, pero, claramente estaba contenta al ver que no tenía que subir a un aparato que seguramente iba a matarme y más calmada me sentía al estar acompañada de la versión más tranquila que he visto de mi esposo.Llegamos al yate y cuando estoy por subir, uno de sus hombres me extiende la mano, para subir al yate y no caerme por perder el equilibrio. Pero. cuando estoy por tomarla, un gruñido hace que los dos nos detengamos.— No te he dado permiso para que toques a mi esposa — dice Helmut y el chico de inmediato, aleja su mano con miedo.— Lo siento, señor — dice el chico, alejándose de mí.— Iba a ayudarme a subir.— ¿Tienes un problema en las piernas? Porque yo te veo muy bien, para que tengas que recibir ayuda para subir a un simple yate. — Dice Helmut s
Como si caminara siendo dominada por alguien más, me bajo del yate y subo a uno de los autos que es conducido por una mujer. Las amenazas de Helmut y lo que me ha dicho, retumban en mi mente con una señal de alerta, mientras las banderas rojas ondean violentamente.Mi mente hace corto circuito al procesar lo de morir acompañada y solo cuando llegamos a mi castillo, es que reacciono después de ver a más de treinta mujeres, de pie una frente a la otra, haciendo un camino para mí.— Bienvenida al castillo frio, señora Baumann — saludan todas al unísono y el desagrado por escuchar mi apellido al estar casada con Helmut, no se hace esperar.— Llámenme Aitana, por favor — suplico y todas se miran entre sí incomodas.— Señora, tenemos prohibida llamarla así. el señor Baumann dijo que solo podíamos llamarla por su apellido &mda