Los pasos de los lobos se escuchan cada vez más cerca, mientras Helmut intenta detener lo que su cuerpo está haciendo por su cuenta. Aitana, observando el odio en su mirada, comienza a llorar y temblar.
— Te aseguro que, si me dejas ir, no vuelvo a aparecer frente a ti. Solo por favor, no me vayas a hacer daño. Solo tengo diecinueve años. Tengo muchas cosas que quiero experimentar, muchas menos la muerte. >> Por favor, no me mates, fue un error creer que los cuentos de hadas se hacen realidad, pero, ya aprendí la lección, así que, por favor, perdona mi vida y déjame ir. — dice Aitana en medio del llanto.Tres de los lobos aparecen y se lanzan a Helmut, mientras intentan controlar la ferocidad de su jefe. De inmediato, Aitana corre al árbol más cercano y usando su experiencia escalando arboles muy rápidos, sube a la parte más alta y segura mientras los lobos intentan controlar a su jefe.Angustiada y con la lluvia dejándola sin poder ver muy lejos, implora que su ahora esposo desaparezca completamente. Pero, cuando intenta ocultarse con las ramas delgadas, ve los ojos rojos del alfa, mirándola fijamente. — ¿Creíste que subiendo aquí te salvarías? — pregunta Helmut tomando a Aitana del cuello y elevándola en el suelo. — Suéltame, por favor. — dice Aitana intentando alejarse de él. Pero, cuando esta por él destrozarle el cuello, ella lo golpea con fuerzas y él pierde el equilibrio cayendo ambos del árbol. Aitana, se lamenta de morir tan joven mientras espera el impacto. Pero, lo que siente es un cojín peludo que amortigua su caída. Angustiada, mira hacia el hombre que de inmediato deja de verse como lobo, para verse como humano,Mirando a su alrededor, nota que todos están inconscientes y de inmediato, se levanta lista para huir, sin embargo, la culpa le invade y antes de marcharse, regresa al cuerpo de Helmut y sin poder ver que está respirando, acerca sus labios para ayudarlo a respirar.El contacto de sus labios, hace que Helmut abra sus ojos y que el color rojo lentamente desaparezca al igual que las venas color negro alrededor de sus ojos. Aitana ajena a lo que sucedía, comienza a hacer comprensiones sobre el pecho de Helmut, para después confirmar que está respirando. — Esto es mi pago por evitar que muriera por caer de esa altura, aunque eso fue tu culpa — dice Aitana limpiando su boca y levantándose lista para huir. Sin embargo, basta solo con levantarse, para ver al hombre que hace poco parecía que no respirará, la tomará del cuello y sin algún tipo de remordimiento, pegará sus labios a los de ella en un beso que, a diferencia de darle aire, se los robaba a ambos. — ¿Qué demonios está haciendo este animal? ¿Tan mala suerte tengo para encontrarme dos pervertidos en una noche? — se pregunta Aitana mentalmente mientras su esposo maldito, le hace retroceder hasta la corteza de un árbol, donde no deja de besarla. La ferocidad con la que besa sus labios, muestra deseo puro e incluso, podría decirse que ese es el hombre que Aitana deseaba ver en él y que ahora, se lo estaban entregando de una manera ardiente que superaba sus expectativas.Pero, la emoción duró poco, cuando Helmut alejó sus labios de ella, con tanta búsqueda, que terminó rompiendo los labios de Aitana, quien ahogo un gemido lastimero al sentir el dolor. — ¿Por qué…? — Aitana estaba por reclamarle el ataque, pero, cuando vio como el hombre luchaba por no transformarse, prefirió quedarse en silencio. No sabía porque no podía controlar su transformación, pero, por el sufrimiento que veía en él y el enojo, no se atrevía a preguntarle. Por lo que, implorando a su buena suerte, espero que él se alejara y lentamente comenzó a moverse a la salida.Helmut, luchaba para no perder su cordura y por ello, se sostenía la cabeza deseando que no pasara. Desesperado, buscaba a su alrededor y veía como la mujer con la que se había casado, lo miraba con miedo mientras retrocedía. — No puedo matarte. No puedo hacerlo — susurra Helmut antes de perderse en el bosque.Aitana no podía creer lo que sucedía. Pero, al escuchar sus frías palabras antes de marcharse, sus piernas que se había esforzado en mover, perdieron su fuerza y ella cayó al suelo, abrumada por lo que había experimentado. — ¿Cómo es posible que esto este sucediendo? — susurra Aitana en un hilo de voz. Sintiéndose perdida y sin saber que hacer, rodeo sus piernas y se aferró a estas como si eso la volviera invisible. Nada de lo que había leído en sus libros de romance, le daban una pista de lo que podría significar todo esto y por ello, se sentía completamente perdida.Por otra parte, los lobos que servían a Helmut y habían intentado detenerlo, se despertaban lentamente de una experiencia que casi les cuesta la vida. Dyder, uno de los que lideró la búsqueda, se levanta del suelo y lo primero que ve es a Aitana llorando.‘Aún sigue viva, esa es una buena señal’ susurra Dyder mentalmente.Con su cuerpo doliendo, se acercó a la chica que, aunque miraba hacia su dirección, no había notado que alguien se había levantado. Sus pensamientos viajan más rápido que la luz, porque, había experimentado tantas cosas en una noche, que no podía salir de su asombro. — Señorita, ¿se encuentra bien? — pregunta Dyder y es allí cuando Aitana levanta su mirada con tanta calma, que resulta sorprendente. — Yo… no sé. Realmente no sé si estoy bien o estoy llegando a un punto donde me desintegro y no lo noto — susurra Aitana en un hilo de voz. — La llevaré a su habitación — dice Dyder. — No, no quiero volver a ese lugar. Déjeme irme, antes que él vuelva y me mateDyder recordó el plan inicial y asintiendo, ayudó a levantar a Aitana, mientras informaba a su gente la ubicación de ellos, para que los ayudaran a salir de la isla en la que se encontraban. — La llevaremos a un lugar seguro, no se preocupe por un futuro ataque por ahora — dice Dyder y eso no alivia mucho la preocupación de Aitana.Aitana, se marcha deseando no volver al lugar donde sus sueños no fueron cumplidos, pero, pesadillas que había olvidado sí. Con sus piernas temblando, se marchó deseando pronto salir del infierno al que había caminado voluntariamente y con los ojos vendados. Sin embargo, lo que preocupaba a los demás era si iba a sobrevivir a la maldición de Helmut. Sobrevivir a la noche, era algo crucial para la manada que imploraba que su jefe fuera curado. — ¿Qué pasara con Helmut? — pregunta Aitana recordando el dolor en su mirada. — Aparecerá en la mañana. Si ale de la isla, volverá en la mañana, cuando la luna no le afecte tanto — ¿Qué significa eso? ¿Hay algo que explique lo que pasó? — pregunta Aitana y nadie se atreve a hablar, aumentando su curiosidad.Narra AitanaLa noche la sentí demasiado corta y no era para menos, en medio de la lluvia tuve que huir de la isla, porque mi esposo quería matarme. Por lo que, ni en el auto, ni en el yate que usaron para sacarme de la isla, pude dormir. Cuando llegué a la casa en la que pensé que yo iba a descansar, muchas preguntas inundaron mi mente y no pude dormir por más que lo intenté. Agotada, veo como los rayos débiles del sol, atraviesan la tela de las cortinas, mientras yo compruebo que no es un sueño lo que viví anoche.Miro a mi alrededor y veo mi vestido de novia que parece todo, menos un vestido de novia. Me levanto sabiendo que no voy a poder dormir y usando solo mis sabanas para cubrir mi desnudez, entro al baño que me negué a darme anoche. — Dios, ojalá el agua sea lo que necesito para despertar de esta pesadilla — pido en un hilo de voz, mientras el agua comienza a humedecer mi cuerpo, mientras se burla de mi ingenuo pensamiento de despertar de una realidad donde evidentemente, n
Estaba abrumada. Podía contar las frases que había dicho Helmut y confirmaba que no había hablado mucho, pero, lo poco que había dicho, me había dejado tan aturdida, que la noche había llegado y yo seguía en el suelo sin saber que hacer o decir.Estaba claro que había dicho que yo iba a morir, lo que no entendía es ¿Por qué iba a morir? ¿Acaso todas las noches se iba a transformar en una bestia que quiere matarme? Dios, ojalá no sea eso, porque dudo que pueda sobrevivir a algo así. — Lo mejor es que cierre la puerta con seguro, antes que venga a matarme — murmuro colocándole el seguro y sentándome en la cama sin saber que más hacer.Estaba en graves problemas y no sabía qué hacer para salir de esta trampa que va a acabar con mi vida. Porque si mi extraño esposo no lo hacía, la preocupación me mataría. No saber que hacer, iba a acabar conmigo.La puerta se abre y yo me levanto asustada y confundida porque pudieran abrirla sin problemas. La chica aparece con una sonrisa en señal de dis
Sabía que estaba cometiendo una locura y es que, ¿Cómo podía ser tan osada y atrevida con alguien que evidentemente no me agrada? Pero, aquí estaba la Aitana competitiva que no quería perder y si esta vez iba a hacerlo, debía ser en grande. Por lo que, decidida, lo besé con todas las ganas de reproducirme con su ayuda, aunque realmente no me agradará mucho la idea. Necesitaba doblegarlo y si debía usar las armas que la lujuria proporcionaba a las mujeres, lo haría. Helmut intenta apartarme y yo me pego a su cuerpo, como si fuera un oso polar aferrado a su árbol. Debía seducirlo y no me importaba que fuera básicamente la persona que más me desagradaba de la tierra.Fue solo cuando estaba quedándome sin aire, que me alejé del hombre con una mirada perdida. Por lo que, lentamente me alejé de él, esperando que dijera algo que me lastimara o alimentara mi deseo de que fuera el hombre que me habían hecho imaginar al momento de anunciar nuestro compromiso. — Estas loca — susurra con sus l
Es solo cuando recupero mi ritmo cardiaco normal, que recuerdo algo que él ha dicho y mi miedo hace que prácticamente hiperventile. Ha dicho helicóptero, ¿Por qué debemos irnos en helicóptero? ¿Acaso lo escogió porque sabe que me da miedo las alturas?Trago duro y camino por donde él desapareció, pero, antes de llegar al primer piso, escucho un helicóptero acercarse, causando que tema por mi vida. Sin embargo, avanzó deseando que él note mi miedo y quiera irse solo o en el mejor de los casos, me deje aquí.Estoy segura de que estaré mejor aquí, lejos de él que en ese castillo. Por lo que, me acerco al hombre del que debo aceptar, se ve más atractivo que en las fotos e ignorando el aura de peligro a su alrededor, llego a su lado. — ¿Qué pasa? — pregunta con frialdad, tomando la máscara que siempre usa para ser frio y grosero.‘Esto no es una buena señal’ murmuro mentalmente. — Yo… ¿puedo quedarme aquí?! — No — dice Helmut firme mirándome, para después mirar hacia el lugar donde ater
Tenía miedo. Apenas me había acercado al helicóptero completamente apagado y sentía que, en cualquier momento, caería desplomada en el suelo, porque mi corazón se detuviera por el temor. Pero, más miedo a eso, me daba ver enojado a quien es mi esposo.Anoche ya había visto de lo que era capaz y no quería darle motivos para que hiciera lo que ayer no se atrevió a hacer. Por lo que, me quedo en silencio, intentando controlar mi miedo, aunque mis manos temblorosas, me delatan. — Pareces una gelatina. Deja de temblar tanto. No te estas enfrentando a la muerte — se queja Helmut y yo trago duro para humedecer mi garganta seca. — Para mí es algo como la muerte. Siento que, con solo verlo, podría morir y por eso, dudo que pueda subir a ese aparato que jamás debió ser inventado. Así que, si tienes prisa, puedes irte en eso, que yo me iré en el yate. Que tenga un buen viaje — digo intentando huir de mi situación.Pero, Helmut se niega a ser un buen esposo o al menos hacer una buena obra en el
No sabía que era lo que había hecho ceder a mi esposo, pero, claramente estaba contenta al ver que no tenía que subir a un aparato que seguramente iba a matarme y más calmada me sentía al estar acompañada de la versión más tranquila que he visto de mi esposo.Llegamos al yate y cuando estoy por subir, uno de sus hombres me extiende la mano, para subir al yate y no caerme por perder el equilibrio. Pero. cuando estoy por tomarla, un gruñido hace que los dos nos detengamos.— No te he dado permiso para que toques a mi esposa — dice Helmut y el chico de inmediato, aleja su mano con miedo.— Lo siento, señor — dice el chico, alejándose de mí.— Iba a ayudarme a subir.— ¿Tienes un problema en las piernas? Porque yo te veo muy bien, para que tengas que recibir ayuda para subir a un simple yate. — Dice Helmut s
Como si caminara siendo dominada por alguien más, me bajo del yate y subo a uno de los autos que es conducido por una mujer. Las amenazas de Helmut y lo que me ha dicho, retumban en mi mente con una señal de alerta, mientras las banderas rojas ondean violentamente.Mi mente hace corto circuito al procesar lo de morir acompañada y solo cuando llegamos a mi castillo, es que reacciono después de ver a más de treinta mujeres, de pie una frente a la otra, haciendo un camino para mí.— Bienvenida al castillo frio, señora Baumann — saludan todas al unísono y el desagrado por escuchar mi apellido al estar casada con Helmut, no se hace esperar.— Llámenme Aitana, por favor — suplico y todas se miran entre sí incomodas.— Señora, tenemos prohibida llamarla así. el señor Baumann dijo que solo podíamos llamarla por su apellido &mda
Quería correr, su mirada asesina me decía que lo hiciera o podría morir ahora, pero, cuando intenté dar un paso, mis piernas perdieron la batalla y caigo al suelo de una manera poco elegante.‘¿Por qué deben pasarme cosas vergonzosas justamente cuando él está cerca?’ Me pregunto mentalmente.— Levántate, ¿o es que te gusta estar en el suelo? — Pregunta Helmut con molestia y yo intento levantarme, pero, mis piernas no responden.— ¿Tienes algo más que decir? Porque si ya has terminado, puedes marcharte. — Digo con frialdad.— No puedes levantarte, ¿verdad?— Puedo levantarme.— Seguramente no has caminado desde que entraste aquí y estuviste todo el tiempo en la misma posición sentada. Eso y que no te alimentadas bien, debió haberte dejado sin fuerzas — dic