Helmut se veía enojado. Como si le importara lo que hacia su esposa. Aunque realmente solo era una reacción a lo territorial y posesivos que son los lobos.
— Eso no te importa. — Dice Aitana con frialdad. — Mira, Baitana, no me importa si mueres o no por mi culpa, pero, lo que, si me importa y molesta, es que seas tan osada de serme infiel en la primera noche de bodas. Así que, dime, ¿quién demonios estuvo tan cerca de ti como para dejar su asquerosa aroma?El enojo era evidente en Helmut y por primera vez en la noche, Aitana sonríe al ver a su esposo molesto y por algo que ella ha hecho.‘Por fin estas sintiendo malestar. Era hora de que no fuera la única que pasaba una mala noche’ se dice Aitana mentalmente. — Suéltame, estas lastimándome — dice Aitana con dificultad y eso hace que Helmut la empuje a ella, mientras retrocede con enojo. — ¿Quién se acercó a ti? — pregunta nuevamente al ver que ella no le responde a su pregunta. — ¿Eso te importa? — pregunta Aitana molesta y Helmut, al ver que es una chica atrevida, la besa, solo para que muera de una vez y terminar con su matrimonio sin amor.No quería que muriera, porque le parecía solo una chica desafortunada que había sido cruelmente engañada. Sin embargo, su versión posesiva se mostró y por ello, la besó impregnando con su aroma a Aitana.Aitana se sorprende por el beso, pero, lentamente le sigue el ritmo, deseando que esa sea una forma de disculpa de su ahora esposo, donde mostraba que iba a ser un buen esposo. Helmut, se aleja cuando ya no percibe sobre sus labios el olor del extraño y la mira con desagrado. — No te equivoques porque te besé. Tú no me importas, me resultas repugnante. Pero, no voy a permitir que termine siendo el esposo que fue vilmente traicionado el mismo día de su boda. Prefiero verte muerta a que me hagas ver como un tonto — dice Helmut con frialdad — ¿Y qué hay de mí? ¿Tú si puedes estar con otras mujeres el día de nuestra boda? ¿si puedes besarme como si nada y después decirme que te resulto repugnante? — pregunta Aitana molesta — Sí, yo puedo estar con todas las que quiera y hacer lo que me plazca. Pero, tú no — dice Helmut serio — ¿Por qué? — pregunta Aitana intentando ser valiente. — ¿Eres hombre para engañar a tu esposa, pero, no para soportar la idea de que ella te engañe? — Porque yo lo digo — dice Helmut en un tono autoritario. — ¿Por qué me tratas así? ¿Te he ofendido de alguna forma? — pregunta Aitana intentando entenderlo mejor. — Es simple. Me desagradas, todo de ti me produce asco y por eso, no puedo ser gentil contigo. Por lo que, nunca sería capaz de acostarme contigo y claramente no voy a guardar celibato, solo porque mi padre no me escogió una buena esposa que por lo menos sirviera para excitarme.Aitana dio dos pasos y levanto su mano para abofetearlo, pero, él anticipó sus movimientos y le tomó la mano, sonriendo complacido por hacerla perder la cordura y educación. — Eres un… — dice Aitana, pero, es interrumpida por Helmut — ¿Un demonio? ¿Una bestia? Soy eso y más Baitana. Así que, no esperes que sea dulce y te consienta como lo hicieron contigo en el pasado. Porque ni siquiera mereces que te mire. — Dice Helmut soltándola con brusquedad. — Entonces, ¿Por qué te casaste conmigo? Pudiste haber olvidado la promesa con el tío y seguir con tu vida. Así no tendrías una esposa que ni siquiera te provoca una erección — dice Aitana seria. — Si hubiese podido hacerlo, lo hubiese hecho, pero, el pacto de sangre es irrompible. Así que, aunque desee con todas mis fuerzas no estar relacionado contigo, solo si mueres podré liberarme de ti. — Dice Helmut con frialdad. — Entonces, mátame. Así nos evitamos una vida en el infierno que seguramente vas a darme. — Dice Aitana sin miedo a que ello se haga realidad. — Oh, créeme que vas a morir por mí, así que, no te desesperes. Ahora, regresa a tu castillo y no salgas hasta que te lo ordene. Porque, aunque me resultaba interesante la muerte tonta como seguramente seria la tuya, prefiero que mueras como un sacrificio más. — Dice Helmut con frialdad. — ¿Un sacrificio? — ¿No te lo dijo mi padre? He tenido más de veinte esposas, me imagino que puedes saber porque puedo volver a casarme. — susurra Helmut con una sonrisa burlona. — Están muertas. — susurra Aitana aterrorizada y Helmut sonríe — Exacto. Así que, no te preocupes. Tu momento va a llegar y como las demás, me importará poco que mueras. Incluso podría decir que estas viviendo tus últimos minutos de vida — dice Helmut para después marcharse.Su segundo al mando, espera a su jefe y cuando se acerca, camina a su lado con evidente preocupación. — ¿No cree que debió ser claro? — ¿Para qué? — Quizás si le dice que tiene una maldición donde, con quien se acuesta o ama, muere, ella entendería porque mantiene la distancia con ella. — Explica el beta. — Eventualmente va a morir por mi culpa, darle los detalles de porque va a morir, es innecesario. — Entonces, ¿Qué piensa hacer? — Ya la besé. Si no muere esta noche, sería un milagro. Así que, no pensemos demasiado en algo que seguramente no va a pasar — dice Helmut caminando con mucha calma. — ¿Está seguro? — Veamos qué pasa. Quizás si sobrevive, en algún momento le doy el divorcio. — ¿De verdad piensa hacerlo? — pregunta el beta sorprendido. — Mi padre no aceptaba ello porque sabía que no iba a acostarme con ellas. Pero, él ya no está y sus trucos para tener sexo con mis esposas, ya no esta y mucho menos, me va a hacer pasar tiempo con ellas. Así que, no voy a esforzarme en algo que no me interesa. — No entiendo como el señor pudo conseguir tantas esposas para usted. — Murmura el beta. — Dicen que solo hay un par de almas iguales en el mundo, pero, así como compartimos rasgos con personas que no son familia, tenemos fragmentos de nuestra esencia dispersas en almas que no son completamente tu alma gemela. >> Mi padre sabia eso y por ello, consiguió a todas las mujeres que fueran compatible conmigo, Baitana es la última. Así que, si no me curo con ella, toda mujer que tenga intimidad conmigo, amanecerá muerta, porque nadie puede darme el más mínimo placer o pagará con su vida. De eso se trata la maldición. — Entonces, ¿si sabe que es su última esperanza, porque no acelera todo? — pregunta el beta preocupado por su jefe. — ¿Y confirmar que no hay una posibilidad de liberarme de la maldición? No, no quiero eso. Menos si solo va a morir alguien más sin hacer algo significativo. Baitana es prácticamente una niña, ella merece vivir más tiempo, bueno, si sobrevive a mi beso. — dice Helmut regresando a la fiesta.Helmut caminó hacia su castillo y cuando llegó confirmó lo que su maldición le recordaba una y otra vez que intentaba disfrutar de una mujer. Las chicas que había besado y que eran betas demasiado poderosas, habían muerto solo por darles placer al besarlas. — Señor, ¿Qué quiere que hagamos ahora? — pregunta uno de sus subordinados. — Envíalas a sus familias con bastante dinero y prohíbe que una sola mujer me sirva. No quiero más muertes innecesarias. — ordena Helmut y sus hombres asientes sabiendo que es lo único que pueden hacer por las lobas muertas. — ¿Qué hay de su esposa? — Déjala que se haga ama y señora de su castillo y el jardín, pero, por nada del mundo permitas que algo como lo de hoy vuelva a suceder. — Dice Helmut con frialdad.El recuerdo del olor en Aitana, hace que le de dolor de cabeza y con molestia, regaña su mente por pensar tanto en algo que no debería importarle.‘Si se enamora de alguien, es lo mejor. Así, si logra sobrevivir a mi maldición tendrá a alguien
No había forma de detenerlo y lo peor es que la víctima no sabía a lo que se iba a enfrentar y por ello, ni siquiera corría. Aunque si lo hiciera, eso no iba a salvarla. De eso pueden dar testimonio dos de sus difuntas esposas. — Corran todos, informen a las chicas que se lleven lo más lejos posible a la señora o no podrá sobrevivir hoy, sin que la señora se entere — dice uno de los hombres lobos más fuertes, mientras intenta seguirle el rastro a su jefe.Como lo había ordenado, aúllan en clave, para que solo las lobas parte de las fuerzas especiales de la manada entendieran. Después de todo, no querían perder el tiempo discutiendo con Aitana cuando la vida de las tres corría peligro.Por lo que, apenas Aitana llegó a ella, le dio un fuerte golpe en la nuca y transformándose Brenda en lobo, esperó que ambas se subieran para huir de allí lo más rápido que pudieran, antes que fuera demasiado tarde. — Corre lo más que puedas, si el jefe nos alcanza, nos matará sin dudarlo siquiera un p
Los pasos de los lobos se escuchan cada vez más cerca, mientras Helmut intenta detener lo que su cuerpo está haciendo por su cuenta. Aitana, observando el odio en su mirada, comienza a llorar y temblar. — Te aseguro que, si me dejas ir, no vuelvo a aparecer frente a ti. Solo por favor, no me vayas a hacer daño. Solo tengo diecinueve años. Tengo muchas cosas que quiero experimentar, muchas menos la muerte. >> Por favor, no me mates, fue un error creer que los cuentos de hadas se hacen realidad, pero, ya aprendí la lección, así que, por favor, perdona mi vida y déjame ir. — dice Aitana en medio del llanto.Tres de los lobos aparecen y se lanzan a Helmut, mientras intentan controlar la ferocidad de su jefe. De inmediato, Aitana corre al árbol más cercano y usando su experiencia escalando arboles muy rápidos, sube a la parte más alta y segura mientras los lobos intentan controlar a su jefe.Angustiada y con la lluvia dejándola sin poder ver muy lejos, implora que su ahora esposo desapar
Narra AitanaLa noche la sentí demasiado corta y no era para menos, en medio de la lluvia tuve que huir de la isla, porque mi esposo quería matarme. Por lo que, ni en el auto, ni en el yate que usaron para sacarme de la isla, pude dormir. Cuando llegué a la casa en la que pensé que yo iba a descansar, muchas preguntas inundaron mi mente y no pude dormir por más que lo intenté. Agotada, veo como los rayos débiles del sol, atraviesan la tela de las cortinas, mientras yo compruebo que no es un sueño lo que viví anoche.Miro a mi alrededor y veo mi vestido de novia que parece todo, menos un vestido de novia. Me levanto sabiendo que no voy a poder dormir y usando solo mis sabanas para cubrir mi desnudez, entro al baño que me negué a darme anoche. — Dios, ojalá el agua sea lo que necesito para despertar de esta pesadilla — pido en un hilo de voz, mientras el agua comienza a humedecer mi cuerpo, mientras se burla de mi ingenuo pensamiento de despertar de una realidad donde evidentemente, n
Estaba abrumada. Podía contar las frases que había dicho Helmut y confirmaba que no había hablado mucho, pero, lo poco que había dicho, me había dejado tan aturdida, que la noche había llegado y yo seguía en el suelo sin saber que hacer o decir.Estaba claro que había dicho que yo iba a morir, lo que no entendía es ¿Por qué iba a morir? ¿Acaso todas las noches se iba a transformar en una bestia que quiere matarme? Dios, ojalá no sea eso, porque dudo que pueda sobrevivir a algo así. — Lo mejor es que cierre la puerta con seguro, antes que venga a matarme — murmuro colocándole el seguro y sentándome en la cama sin saber que más hacer.Estaba en graves problemas y no sabía qué hacer para salir de esta trampa que va a acabar con mi vida. Porque si mi extraño esposo no lo hacía, la preocupación me mataría. No saber que hacer, iba a acabar conmigo.La puerta se abre y yo me levanto asustada y confundida porque pudieran abrirla sin problemas. La chica aparece con una sonrisa en señal de dis
Sabía que estaba cometiendo una locura y es que, ¿Cómo podía ser tan osada y atrevida con alguien que evidentemente no me agrada? Pero, aquí estaba la Aitana competitiva que no quería perder y si esta vez iba a hacerlo, debía ser en grande. Por lo que, decidida, lo besé con todas las ganas de reproducirme con su ayuda, aunque realmente no me agradará mucho la idea. Necesitaba doblegarlo y si debía usar las armas que la lujuria proporcionaba a las mujeres, lo haría. Helmut intenta apartarme y yo me pego a su cuerpo, como si fuera un oso polar aferrado a su árbol. Debía seducirlo y no me importaba que fuera básicamente la persona que más me desagradaba de la tierra.Fue solo cuando estaba quedándome sin aire, que me alejé del hombre con una mirada perdida. Por lo que, lentamente me alejé de él, esperando que dijera algo que me lastimara o alimentara mi deseo de que fuera el hombre que me habían hecho imaginar al momento de anunciar nuestro compromiso. — Estas loca — susurra con sus l
Es solo cuando recupero mi ritmo cardiaco normal, que recuerdo algo que él ha dicho y mi miedo hace que prácticamente hiperventile. Ha dicho helicóptero, ¿Por qué debemos irnos en helicóptero? ¿Acaso lo escogió porque sabe que me da miedo las alturas?Trago duro y camino por donde él desapareció, pero, antes de llegar al primer piso, escucho un helicóptero acercarse, causando que tema por mi vida. Sin embargo, avanzó deseando que él note mi miedo y quiera irse solo o en el mejor de los casos, me deje aquí.Estoy segura de que estaré mejor aquí, lejos de él que en ese castillo. Por lo que, me acerco al hombre del que debo aceptar, se ve más atractivo que en las fotos e ignorando el aura de peligro a su alrededor, llego a su lado. — ¿Qué pasa? — pregunta con frialdad, tomando la máscara que siempre usa para ser frio y grosero.‘Esto no es una buena señal’ murmuro mentalmente. — Yo… ¿puedo quedarme aquí?! — No — dice Helmut firme mirándome, para después mirar hacia el lugar donde ater
Tenía miedo. Apenas me había acercado al helicóptero completamente apagado y sentía que, en cualquier momento, caería desplomada en el suelo, porque mi corazón se detuviera por el temor. Pero, más miedo a eso, me daba ver enojado a quien es mi esposo.Anoche ya había visto de lo que era capaz y no quería darle motivos para que hiciera lo que ayer no se atrevió a hacer. Por lo que, me quedo en silencio, intentando controlar mi miedo, aunque mis manos temblorosas, me delatan. — Pareces una gelatina. Deja de temblar tanto. No te estas enfrentando a la muerte — se queja Helmut y yo trago duro para humedecer mi garganta seca. — Para mí es algo como la muerte. Siento que, con solo verlo, podría morir y por eso, dudo que pueda subir a ese aparato que jamás debió ser inventado. Así que, si tienes prisa, puedes irte en eso, que yo me iré en el yate. Que tenga un buen viaje — digo intentando huir de mi situación.Pero, Helmut se niega a ser un buen esposo o al menos hacer una buena obra en el