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Capítulo 4: Primer beso

Helmut se veía enojado. Como si le importara lo que hacia su esposa. Aunque realmente solo era una reacción a lo territorial y posesivos que son los lobos.

 — Eso no te importa. — Dice Aitana con frialdad.

 — Mira, Baitana, no me importa si mueres o no por mi culpa, pero, lo que, si me importa y molesta, es que seas tan osada de serme infiel en la primera noche de bodas. Así que, dime, ¿quién demonios estuvo tan cerca de ti como para dejar su asquerosa aroma?

El enojo era evidente en Helmut y por primera vez en la noche, Aitana sonríe al ver a su esposo molesto y por algo que ella ha hecho.

‘Por fin estas sintiendo malestar. Era hora de que no fuera la única que pasaba una mala noche’ se dice Aitana mentalmente.

 — Suéltame, estas lastimándome — dice Aitana con dificultad y eso hace que Helmut la empuje a ella, mientras retrocede con enojo.

 — ¿Quién se acercó a ti? — pregunta nuevamente al ver que ella no le responde a su pregunta.

 — ¿Eso te importa? — pregunta Aitana molesta y Helmut, al ver que es una chica atrevida, la besa, solo para que muera de una vez y terminar con su matrimonio sin amor.

No quería que muriera, porque le parecía solo una chica desafortunada que había sido cruelmente engañada. Sin embargo, su versión posesiva se mostró y por ello, la besó impregnando con su aroma a Aitana.

Aitana se sorprende por el beso, pero, lentamente le sigue el ritmo, deseando que esa sea una forma de disculpa de su ahora esposo, donde mostraba que iba a ser un buen esposo. Helmut, se aleja cuando ya no percibe sobre sus labios el olor del extraño y la mira con desagrado.

 — No te equivoques porque te besé. Tú no me importas, me resultas repugnante. Pero, no voy a permitir que termine siendo el esposo que fue vilmente traicionado el mismo día de su boda. Prefiero verte muerta a que me hagas ver como un tonto — dice Helmut con frialdad

 — ¿Y qué hay de mí? ¿Tú si puedes estar con otras mujeres el día de nuestra boda? ¿si puedes besarme como si nada y después decirme que te resulto repugnante? — pregunta Aitana molesta

 — Sí, yo puedo estar con todas las que quiera y hacer lo que me plazca. Pero, tú no — dice Helmut serio 

 — ¿Por qué? — pregunta Aitana intentando ser valiente.  — ¿Eres hombre para engañar a tu esposa, pero, no para soportar la idea de que ella te engañe?

 — Porque yo lo digo — dice Helmut en un tono autoritario.

 — ¿Por qué me tratas así? ¿Te he ofendido de alguna forma? — pregunta Aitana intentando entenderlo mejor.

 — Es simple. Me desagradas, todo de ti me produce asco y por eso, no puedo ser gentil contigo. Por lo que, nunca sería capaz de acostarme contigo y claramente no voy a guardar celibato, solo porque mi padre no me escogió una buena esposa que por lo menos sirviera para excitarme.

Aitana dio dos pasos y levanto su mano para abofetearlo, pero, él anticipó sus movimientos y le tomó la mano, sonriendo complacido por hacerla perder la cordura y educación.

 — Eres un… — dice Aitana, pero, es interrumpida por Helmut

 — ¿Un demonio? ¿Una bestia? Soy eso y más Baitana. Así que, no esperes que sea dulce y te consienta como lo hicieron contigo en el pasado. Porque ni siquiera mereces que te mire. — Dice Helmut soltándola con brusquedad.

 — Entonces, ¿Por qué te casaste conmigo? Pudiste haber olvidado la promesa con el tío y seguir con tu vida. Así no tendrías una esposa que ni siquiera te provoca una erección — dice Aitana seria.

 — Si hubiese podido hacerlo, lo hubiese hecho, pero, el pacto de sangre es irrompible. Así que, aunque desee con todas mis fuerzas no estar relacionado contigo, solo si mueres podré liberarme de ti. — Dice Helmut con frialdad.

 — Entonces, mátame. Así nos evitamos una vida en el infierno que seguramente vas a darme. — Dice Aitana sin miedo a que ello se haga realidad.

 — Oh, créeme que vas a morir por mí, así que, no te desesperes. Ahora, regresa a tu castillo y no salgas hasta que te lo ordene. Porque, aunque me resultaba interesante la muerte tonta como seguramente seria la tuya, prefiero que mueras como un sacrificio más. — Dice Helmut con frialdad.

 — ¿Un sacrificio?

 — ¿No te lo dijo mi padre? He tenido más de veinte esposas, me imagino que puedes saber porque puedo volver a casarme. — susurra Helmut con una sonrisa burlona.

 — Están muertas. — susurra Aitana aterrorizada y Helmut sonríe

 — Exacto. Así que, no te preocupes. Tu momento va a llegar y como las demás, me importará poco que mueras. Incluso podría decir que estas viviendo tus últimos minutos de vida — dice Helmut para después marcharse.

Su segundo al mando, espera a su jefe y cuando se acerca, camina a su lado con evidente preocupación.

 — ¿No cree que debió ser claro? 

 — ¿Para qué?

 — Quizás si le dice que tiene una maldición donde, con quien se acuesta o ama, muere, ella entendería porque mantiene la distancia con ella. — Explica el beta.

 — Eventualmente va a morir por mi culpa, darle los detalles de porque va a morir, es innecesario.

 — Entonces, ¿Qué piensa hacer?

 — Ya la besé. Si no muere esta noche, sería un milagro. Así que, no pensemos demasiado en algo que seguramente no va a pasar — dice Helmut caminando con mucha calma.

 — ¿Está seguro?

 — Veamos qué pasa. Quizás si sobrevive, en algún momento le doy el divorcio.

 — ¿De verdad piensa hacerlo? — pregunta el beta sorprendido.

 — Mi padre no aceptaba ello porque sabía que no iba a acostarme con ellas. Pero, él ya no está y sus trucos para tener sexo con mis esposas, ya no esta y mucho menos, me va a hacer pasar tiempo con ellas. Así que, no voy a esforzarme en algo que no me interesa.

 — No entiendo como el señor pudo conseguir tantas esposas para usted. — Murmura el beta.

 — Dicen que solo hay un par de almas iguales en el mundo, pero, así como compartimos rasgos con personas que no son familia, tenemos fragmentos de nuestra esencia dispersas en almas que no son completamente tu alma gemela. 

>> Mi padre sabia eso y por ello, consiguió a todas las mujeres que fueran compatible conmigo, Baitana es la última. Así que, si no me curo con ella, toda mujer que tenga intimidad conmigo, amanecerá muerta, porque nadie puede darme el más mínimo placer o pagará con su vida. De eso se trata la maldición.

 — Entonces, ¿si sabe que es su última esperanza, porque no acelera todo? — pregunta el beta preocupado por su jefe.

 — ¿Y confirmar que no hay una posibilidad de liberarme de la maldición? No, no quiero eso. Menos si solo va a morir alguien más sin hacer algo significativo. Baitana es prácticamente una niña, ella merece vivir más tiempo, bueno, si sobrevive a mi beso. — dice Helmut regresando a la fiesta.

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