Graham, un guerrero highlander, y Leslie, una chica del servicio en su castillo, viven enamorados en Escocia, durante el siglo XVIII. Al menos, ellos creen que son el uno para el otro, pero la realidad es que el nieto del laird y la doncella mantienen una relación llena de altibajos y dudas. Ducan e Isobel son pareja en la Escocia actual, un bailarín con valores muy conservadores y una aventurera que intenta no atarse a nada… también creen que su relación es para siempre; pero el destino no para de mostrarles lo diferentes que son. ¿Qué pasaría si una maldición resultara ser una bendición? Durante años, las mujeres del clan MacAllister sufren una especie de maldición que hace que viajen en el tiempo. Leslie e Isobel mueren el mismo día y renacen la una en la época de la otra, ¿casualidad? no mucha. Tal vez el amor de sus vidas siempre ha vivido en otra era y ya es hora de conocerlo. ¿Podrán Graham y Duncan soportar el intercambio? ¿Podrán ellas adaptarse a su nuevo estilo de vida? ¿Volverán a verse?
Leer másUna vez se sentó con ella en sus piernas pese a los intentos de huir de su esposa, cuyas mejillas se habían sonrojado, esta se dirigió a él con el ceño enormemente fruncido ya que con un solo acto acaba de echar al traste cualquier respeto que pudo haberse ganado por su cuenta.─Me acabas de hacer ver como una estúpida ─refunfuñó.Graham besó su mejilla, a lo que Isobel se derritió por dentro.No podría estar molesta con él ni aunque quisiera, pero al menos era lo suficientemente fuerte como para aparentarlo.─Eres mi esposa ─gruñó cuando acercó sus labios a los suyos e Isobel no los separó a modo de protesta, sin entender el por qué de su comportamiento─. Puedo hacer con mi esposa lo que quiera.Isobel se cruzó de brazos, molesta.─De donde vengo, eso que acabas de decir sonaría muy mal.Graham se encogió de hombros.─En donde estamos, me perteneces y puedo hacer contigo lo que desee… ─murmuró contra sus labios mientras lleva una mano al dobladillo de su vestido, a lo que Isobel se t
Los preparativos para la fiesta de bienvenida del Rey de Escocia marcharon mejor de lo que Isobel y posiblemente todos esperaban dado su grado de inexperiencia, sobre todo Jonathan, quien no dejaba de verla con la frente arrugada con disgusto debido a que sus planes para dejarla como una inútil se habían ido por la culata. Por mucho que le costara admitirlo, Claudia había resultado de gran ayuda para ella ya que era imposible que en tan poco tiempo se aprendiera los nombres de todos los integrantes del clan y de los miembros de la corte que acompañarían al su majestad. Tampoco era completamente aburrida o desagradable, sino más bien todo lo contrario.En realidad era la mejor compañía femenina que había tenido desde que llegó, haciéndola reír incluso cuando se esforzaba por no hacerlo debido a que tenía mucho que resentirle por Graham.─Y, por último, evita ser extremadamente amable y amistosa. Eres la esposa de un futuro Sir, no una maldita sirvienta ─le dijo después de terminar de m
Tenía mucho que hacer, así que pospuso temporalmente sus encuentros con Alice y Francis para empezar con los preparativos del baile. Solo tenían dos días para ello, por lo que se dedicó a ayudar a la servidumbre con la limpieza del salón mientras pensaba en cómo haría la decoración sin la ayuda del sofisticado equipo que su madre solía contratar para que hiciesen la visión dentro de su mente una realidad. No era primavera, por lo que no tenía nada salvo hielo y nieve para ambientar el salón debido a la ausencia de flores durante esta estación.Acababa de desempolvar una de las cortinas cuando Sean asomó su cabeza plateada en el enorme salón de baile, mirando con algo de horror cómo la esposa de su nieto estaba sentada en el suelo, fregándolo como una sirvienta. Sin dudar, la instó a levantarse cuando estuvieron cerca. Se aclaró la garganta antes de hablar a pesar de que ella ya le estaba prestando la suficiente atención.─Graham mencionó lo infeliz que fuiste el día de tu boda debido
Isobel parpadeó, sin poder creer que ese hombre fuera tan cínico como aparecerse en las tierras de su familia luego de tanto tiempo ausente a la vez que Graham también lo hacía. Era como un cáncer sin cura del cual su esposo no podía deshacerse hiciera lo que hiciera. Tras vestirse con un vestido azul cuyo corsé ordenó que no apretaran demasiado y dejar su cabello mojado suelto sobre sus hombros para que se secara más rápido, se echó un vistazo al espejo de metal y sonrió mientras acariciaba su vientre con sus manos. Esperaría un par de semanas más antes de darle la noticia a Graham, cuando estuviera segura. Ya que hacía un día frío, cubrió su cuerpo con una capa de piel antes de bajar al salón.Mientras descendía las escaleras, se sorprendió a sí misma con el hecho de que después de haber pasado casi todo el día anterior durmiendo, parecía haber hecho las paces con la idea de ser madre cuando nunca se habría imaginado a sí misma teniendo hijos antes de los treinta.Al entrar en el co
Por el resto del día Isobel a penas fue capaz de ver a Graham a los ojos. Aunque era buena ocultando cosas y moldeando la verdad a su conveniencia debido a su profesión de abogada, por algún motivo no era capaz de mantener su conciencia tranquila en lo que se refería a esconderle la sospecha de su embarazo; pese a que pensaba que estaba haciendo lo correcto ya que no quería darle lo que tanto había estado pidiendo a gritos que quería durante los pasados días y luego arrebatárselo diciéndole que solo era un malestar gastrointestinal.El té que Claire le preparó la había ayudado bastante a recomponerse, pero todavía seguía cansada, así que huyó a su habitación a penas la comida terminó y se encerró en ella para descansar, pasando también de la cena. Sean había secuestrado a su esposo para hacer un recorrido por sus tierras, así que Graham no vino a ella hasta después de que se sirvió la última comida porque había tenido que atender a unos miembros importantes del clan. De no ser por ell
PasadoIsobel reaccionó a las palabras de Francis quedándose sin aliento.─¿Muriendo? ─preguntó, su estómago hundiéndose ante la idea de volver a pasar por la misma experiencia siniestra para regresar: el dolor indescriptible, la oscura profundidad y el inevitable vacío que la engulló hasta que todo a su alrededor desapareció, quedando ella y nada más.Francis asintió.Aunque había tenido un debate interno sobre si contarle o no esa historia a Isobel, finalmente había optado por hacerlo porque ella merecía ser consciente de todas las alternativas y opciones a su alcance.─Es la única manera que no ha sido probada del todo ya que Jonathan llegó a tiempo para impedirlo, pero que podría funcionar ─susurró, agachando la mirada─. Después de eso huyeron y se casaron, manteniéndose a escondidas hasta que Graham nació y se dieron cuenta, al presentarlo con Sean, que ya el escándalo de ellos dos juntos había pasado. Realmente la amaba. Su mirada cuando Haidee estaba con vida es muy diferente a
Ante sus palabras, sus rodillas se sintieron débiles y todo, salvo el rostro de Duncan al atajarla, imagen que duró unos segundos en su mente, quedó en negro. Este la atajó antes de que existiera un riesgo real de que pudiera lastimarse impactando contra el suelo.La reacción de Elizabeth ante el embarazo de Leslie se debió a que estaba tan feliz con la noticia, lo cual había estado esperando que sucediera desde que su hijo se convirtió en un hombre, deseando ser abuela y tener un bebé para malcriar en sus brazos nuevamente, que corrió al salón para empezar a llamar a sus amigas y organizar una fiesta, esa misma noche, para celebrar la noticia. Sería una fiesta íntima y familiar, pero se esforzaría en hacerla hermosa como cada uno de sus eventos. Se abstuvo de invitar a la madre de Isobel, Faith, porque no estaba segura de cómo reaccionaría ante la noticia ya que Duncan y ella habían estado a punto de casarse y no quería echarle sal a la herida.Su hijo al principio había estado en co
La madre de Duncan, Elizabeth, rodeó con los brazos a su hijo tan pronto como apareció del otro lado de su puerta. A pesar de que se habían encontrado en Edimburgo unas cuantas veces para almorzar con él a solas, ya que Leslie por lo general sufría de dolores de cabeza cuando salían y había mucho ruido en las calles, por lo que solía preferir quedarse en casa, tenía días sin verlo. Seguía preocupada por él por cualquier efecto grave que la muerte de Isobel pudiera ocasionar en su príncipe dorado, pero hasta los momentos no parecía sufrir de ningún tipo de depresión.Leslie nunca sabría cuán agradecida estaba con ella por ello.La pequeña chica de cabello dorado, el ángel rubio, como había empezado a llamarla dentro de su mente, era el motivo principal de las sonrisas de su hijo y aunque todo entre ellos iba de manera apresurada, no podía hacer nada al respecto salvo estar agradecida por la luz que trajo a su vida en su momento más oscuro. Como madre siempre estaría en deuda con ella.
A pesar de que la advertencia venía e un hombre que traía mallas bajo su abrigo, Lincoln se la tomó en serio asintiendo. No podía creer lo que había hecho. Había cruzado una fina línea tras la cual ya no podría volver a estar y había traicionado la confianza de Leslie por nada, puesto que esta jamás lo correspondería. Tras ver la mirada de desolación en su rostro cuando la besó y cuando se dio cuenta de que su empleador lo había visto, lo sabía.No había sitio en su corazón para nadie más.—Puedo devolverle el dinero y dejar de darle clases a Leslie, si se siente incómodo.Duncan negó.—Me preocupa más como se sienta ella.—¿Qué quiere decir?—Que mi chica merece lo mejor y solo lo mejor, lo cual desafortunadamente eres tú, no un hombre mayor o una mujer de la que no tenga que preocuparme, y mientras ella no se sienta incómoda en tu presencia, lo seguirá obteniendo. —Sin más, se dio la vuelta. Ya había perdido el tiempo suficiente con él. Quería ver a la rubia y consolarla. Asegurarle