Isabella se desvaneció en los brazos de James, qué asustado, intentaba hacerla volver en sí.— Isa… ¡Isabella! — le dijo sacudiéndola y comprobando su respiración — Vamos Isabella, ¡Reacciona!Isabella se vio hundido en el fondo de un pozo, oscuro y húmedo, se abrazó a sí misma cuando sintió el viento helado golpearla con fuerza. Vio a lo lejos una ventana abrirse, y al otro lado estaba su reflejo, pero ya no era ella, no como era ahora, tenía mucho más peso, estaba desarreglada y pálida, las ojeras oscuras bajo sus ojos le daban un aspecto maltrecho y de haber estado llorando mucho.Era Elisa, y estaba de pie frente a la puerta del tribunal.Necesitó respirar hondo antes de entrar, recordaba ese día, en el que se decidía si Maty viviría con ella o con su padre.Pero las cosas no estaban a su favor, todas las pruebas apuntaban contra ella como culpable de haber cometido adulterio, así que, su abogado ya le había advertido que era poco probable que fallaran a su favor.Se llenó de valo
— Isabella, ¡Isabella! — James seguía sacudiéndola para que volviera en sí — Por favor, Isabella ¡Dime algo!La mujer abrió los ojos muy despacio y clavó la vista en los profundos ojos grises de su falso hermano.— James…— ¿Estás bien? Me asustaste mucho… — a ella le pareció que se preocupaba genuinamente por ella.— Es que… estoy muy presionada con el tema del viaje de Maty al exterior.— Isa… ya te dije que lo pensaremos juntos, no estás sola en esto.Ella desvió la mirada con tristeza.— Parece que tus intereses están en otra parte, James, no podría obligarte a engancharte con mis problemas, tú debes estar también enfocando tu vida en otro rumbo y yo…— Isabella, no digas eso, yo solo tengo un rumbo a seguir…— Creo que mejor nos vamos a casa — le dijo interrumpiéndolo sin dejarlo terminar la frase, no estaba interesada en falsas esperanzas ni en alegrones de tísico, ¿Para qué? Para que le cortara las alas a la primera de cambio.— Como quieras…James condujo hasta la mansión, bue
En la mañana, Isabella abrió los ojos y notó el fuerte brazo de James sobre ella en un abrazo.Si no fuera por lo decepcionada que estaba de él con sus juegos con la pelirroja, se habría alegrado. Era reconfortante tenerlo a su lado, sentir su respiración y el calor de su cuerpo tan cerca, pero no podía tomarlo como un halago, sino más bien como una ofensa.¿Cómo se atrevía a acostarse en su cama medio desnudo después de lo que había hecho?, ella no era un juguete con el que podía jugar cada vez que quisiera, cada vez que tuviera ganas de ella.Inspiró profundo y tranquilizó sus nervios, no podía negarse a sí misma que descubrirlo dormido a su lado, con nada más que su pantalón de seda de dormir no le provocaba pensamientos non sanctos. Los odiaba por eso, y se odiaba a sí misma por sentirse de ese modo.Decidió que corría peligro de caer en algo que deseaba con cada célula de su cuerpo, pero que rechazaba con todo lo que tenía de razón. No podía dejarse vencer por el instinto animal,
Dentro de la sala de juntas, los hombres continuaron aclarando detalles técnicos y reorganizándose, mientras Isabela aprovechaba para pasar tiempo de calidad su hijo.— Dime, Mat ¿Te gusta pintar? — ella intentó indagar en los gustos del pequeño.— ¡Sí, me encanta! — respondió el niño emocionado.— Entonces, ¡Vamos a una tienda que está por aquí cerca a comprar todo lo que necesitemos para montar un taller de pintura en mi oficina! ¡Serás pintor por un día! ¿Qué te parece? — le propuso con emoción.— ¡Me gusta mucho eso de ser pintor por un día! — juntando las manos.— Entonces vamos.Ambos bajaron por elevador y caminaron hasta la tienda al otro lado de la calle, entraron al centro comercial y disfrutaron de algunas golosinas antes llegar al lugar.Isabella escogió con ayuda del niño dos caballetes y dos lienzos listos para trabajar, también compró una caja de tubitos de pinturas al óleo de todos los colores, y diferentes tipos y tam
Mikel y su hijo llegaron pronto a casa. El niño entró tarareando una canción y pasó, por un lado, de Astrid sin siquiera verla. — ¡Matthew! — la mujer casi chilló cuando lo vio pasar por su lado e ignorarla — ¿No se te olvida algo? El niño se dio la vuelta para saludar. — Buenas noches, Astrid. — Pensé que te había comido la lengua el gato, ¡Esos no son los modales que te hemos enseñado! — Disculpa, no te vi… — el niño trató de disculparse, pero la mujer seguía manteniendo una expresión severa. — Eso lo dudo, ¡Ve a tu habitación y date una ducha, debes estar presentable para la cena! — Le ordenó. Las cosas en casa eran así, casi siempre. Una larga lista de normas que seguir, y ninguna manifestación de cariño, al menos no para Mat. Ya era normal para él, por eso había llegado caminando en las nubes con el trato de Isabella ese día, era algo que le hacía recordar su primera infancia, no de manera consciente, por supuesto, pero ahí estaba, en alguna parte de sus recuerdos
La cena terminó en casa de los Wolf, y Mat se fue a la cama lleno de ilusiones a soñar con su caballete y su lienzo.Cerró los ojos y se quedó profundamente dormido en cuanto puso la cabecita en la almohada.La noche se cernía sobre la habitación de Maty, envolviéndolo en un manto de oscuridad salpicado por la pálida luz de la luna que se filtraba a través de las cortinas.El aire enfriaba la habitación y el niño se envolvía cómodamente entre las mantas con una sonrisa en los labios.En su cama, el pequeño de nueve años yacía inmóvil, con su respiración lenta y profunda, y sus ojos, aunque cerrados, se movían inquietos bajo los párpados, recorriendo paisajes de fantasía que su mente infantil tejía con maestría.De pronto, se vio caminando por un prado infinito, donde la hierba era tan suave como el algodón, y las flores, de colores más vivos que cualquier pintura, perfumaban el aire con aromas dulces y desconocidos. A lo lejos, un árbol grande y llenos de frutas se levantaba en medio
Mikel entró a la ducha para relajarse y Astrid aprovechó el momento para darle el dossier a su suegro de los últimos eventos.— Buenas noches, Emmett.— ¿Astrid? Buenas noches, es un poco tarde para una llamada de cortesía — el viejo Wolf observó revisando su reloj.— Lamento la hora, pero es el momento en que puedo hablarte, Mikel se está duchando — ella explicó.— Entonces dime antes de que salga.— Parece que James Lennox le pidió que trabajara junto a él en la Torre Lennox — soltó sin anestesia.— Mmm… ¿Y eso cuando fue? — con una lentitud pasmosamente acusadora.— No lo sé exactamente, pero él estuvo hoy todo el día allá, no fue a Wolf Company.— Eso lo explica, por eso no lo vi hoy, supuse que estaba resolviendo los problemas de la planta, pero claro, ¡No se puede confiar en Mikel!, tendré que encargarme de eso yo mismo personalmente.— Yo ya lo hice…— ¿A qué te refieres?—¿Recuerdas lo que te comenté sobre mi idea del ataque corporativo? — Haciendo alusión a una de sus últimas
Por la mañana Astrid envió un mensaje de texto a su suegro para recordarle estar pendiente de las noticias, no iba a esperar más para entrar en el ruedo.“Buenos días, suegro, no olvide mirar las noticias de las ocho, sé que le van a gustar mucho.”Emmett leyó el mensaje y sonrió.— Esta mujer es la pieza que necesito ahora, debo convencerla de regresar a la compañía, ella es la persona que puede poner orden en todo este desastre — se dijo el viejo con el móvil todavía en la mano — vamos a ver qué es lo que ha planeado con los medios, y dependiendo de eso voy a llamarla, no podrá negarse a hacer lo que le pida.Mikel desayunó rápido y ya iba de salida cuando Astrid lo alcanzó en la entrada.— Espera, cariño, te daré un beso de buena suerte para hoy — le dijo acercándose a él y dejando una pequeña mancha intencional en el cuello de su camisa como mensaje para “la otra”.Era una costumbre suya, siempre que su marido estaba de “alegrón” con alguna mujerzuela, Astrid le dejaba la camisa op