76 Ella viene a verme

La cena terminó en casa de los Wolf, y Mat se fue a la cama lleno de ilusiones a soñar con su caballete y su lienzo.

Cerró los ojos y se quedó profundamente dormido en cuanto puso la cabecita en la almohada.

La noche se cernía sobre la habitación de Maty, envolviéndolo en un manto de oscuridad salpicado por la pálida luz de la luna que se filtraba a través de las cortinas.

El aire enfriaba la habitación y el niño se envolvía cómodamente entre las mantas con una sonrisa en los labios.

En su cama, el pequeño de nueve años yacía inmóvil, con su respiración lenta y profunda, y sus ojos, aunque cerrados, se movían inquietos bajo los párpados, recorriendo paisajes de fantasía que su mente infantil tejía con maestría.

De pronto, se vio caminando por un prado infinito, donde la hierba era tan suave como el algodón, y las flores, de colores más vivos que cualquier pintura, perfumaban el aire con aromas dulces y desconocidos. A lo lejos, un árbol grande y llenos de frutas se levantaba en medio
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP