32

Hombres y mujeres trabajaban en los campos de cultivo ahora que el clima era más propicio. Se interrumpieron al vernos acercarnos. La mayoría inclinaron la cabeza a nuestro paso, algunas mujeres audaces nos saludaron con manos en alto y sonrisas en la cara.

—Ver para creer —se mofó Mendel, que dejara el puesto de Maddox con sus hijos para acompañarnos—. Hasta parecen alegrarse de vernos.

—No todos —repliqué—. Los problemáticos de siempre aún nos guardan rencor por lo ocurrido.

—Nunca aprenderán —suspiró Risa, cabalgando entre nosotros dos a la cabeza de la columna.

Las casas en las afueras de la aldea seguían en ruinas, pero a medida que nos acercamos a la plaza central, donde se hallaba el pozo de agua, encontramos las primeras viviendas reconstruidas y habitadas del lado sur. El lado norte de la aldea permanecía mayormente abandonado.

—No les interesa mezclarse con nosotros —expliqué cuando Risa preguntó al respecto—. Así que nosotros ocupamos la

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP