Cap.8 Separados.

Cuando Lukyan vió a esa mujer consolando a su amada entendió que era su madre, aprovecho el momento y se fue corriendo hacia el bosque tratando de huir de sus sentimientos, de no arrepentirse de dejar a Karenina en el pueblo y llevársela con él.

Entre más se alejaba de ella más le costaba seguir corriendo, el sentimiento de su corazón destrozado le quemaba en el pecho cada vez más y más.

La ansiedad de la separación le desgarraba el alma, toda su vida había estado esperando por casarse con ella y ahora que por fin había vuelto a encontrarla, que la tuvo sólo para él ahora tenía que dejarla ir.

Las cosas no eran como las espero por todos estos años, ella no lo esperaba ni mucho menos quería quedarse con él. No quería pero tenía que dejarla irse, no la obligaría a nada.

Sin poder soportarlo más se detuvo y aulló dejando salir toda la tristeza que sentía, después simplemente se desplomó en la nieve quedando inconsciente en su forma humana. Eso lo dejaba vulnerable al frío y expuesto a los demás animales que podían devorarlo.

Por otra parte en la manada:

—Madre aún no encontramos rastro de Lukyan, creo que no quiere ser hallado él es muy bueno para esconder su presencia eso quiere decir que está bien— le explicaba a la mujer que estaba preocupada.

—Pero hijo ya pasó más de un día afuera, eso no es normal— le replicaba a su hijo menor —Por favor vuelvan a buscarlo vayan hasta el pueblo si es necesario.

En esos momentos se escuchó a lo lejos pero muy claro un aullido triste de Lukyan.

—¿Lo oíste ese fue tu hermano?— dijo inmediatamente —Busquenlo por todos lados algo malo le pasó, ese aullido se escuchó en agonía— mando firmé.

Yuri obedeció la orden enseguida llamó a sus compañeros y hermanos para seguir rastreando el aroma de Lukyan. Ese aullido había alertado a todos, ahora ya era una emergencia encontrar y ayudar a su hermano mayor.

—¡Rápido el sonido provenía en dirección del pueblo!— le ordenó al grupo de 10 lobos —Es muy probable que este herido así que Anastasia debes de estar lista— le indico a la jóven.

—¡Entendido Yuri!— respondió acatando la orden.

—¡Vámonos!— gritó Yuri.

Los lobos comenzaron a correr a toda velocidad rumbo al pueblo, Anastasia iba montada en Yuri lista para atender las heridas de Lukyan.

—¡Aaaauuuuu!.

Aulló Igor quien había encontrado el cuerpo inconsciente de su amigo, rápido todos los demás acudieron al llamado.

—¡No no que le ha pasado!— histérica bajo Anastasia de Yuri y corrio hasta donde se hallaba el alfa —Al parecer no tiene heridas, no veo marcas, rasguños ni mordidas tampoco en la cabeza hay rastro de golpes, sólo tiene mucha fiebre y no entiendo porque está inconsciente.

—Entonces Igor llévalo a casa mi madre ya estará esperando con todo listo para atenderlo, Anastasia ahora te tocará correr tú y Sasha van a acompañar a Igor como escolta— con un semblante de furia ordenó.

Yuri buscaría al culpable, alguien tenía que haber dejado en ese estado a Lukyan.

—¡Los demás síganme! Hay que encontrar quien ha sido capaz de vencer a Lukyan— les indico al restó que sólo asintieron y volvieron a recorrer el bosque.

Mientras en el pueblo:

Luego de un momento entre los brazos de su madre Karenina estaba más tranquila y creía poder decirle a Lukyan que no era una despedida definitiva, que ella quería volver a verlo y seguir conociéndose más, que quizá podrían verse porque ella de verdad estaba interesada en él.

Al separarse de su madre se giró para hablar con él, pero para ese entonces ya no había rastro del lobo. Se quedó callada guardándose todos los sentimientos extraños que la atormentan de un momento a otro al no verlo ahí, al saber que se fue y no sabía si lo volvería a verlo y tener la necesidad de estar con el al mismo tiempo.

Poco después se escuchó el aullido desgarrador de Lukyan y al oírlo ella también colapsa, cae al suelo inconsciente y muy fría como si el calor de la vida se le estuviera escapando.

Franka corre en su auxilio y al notar que su hija tenía hipotermia pide ayuda enseguida para así poder llevarla a su casa y que pueda volver a entrar en calor.

Ivan fue quien acudió para ayudarla, la llevó hasta su casa y la recostó en su cama. Aumentaron el calor de la calefacción para que su cuerpo recuperará su temperatura y la cubrieron con más cobijas pero al parecer nada podía sacarla del estado frío o de la inconsciencia en la que estaba inmersa.

Llamaron al médico del pueblo para que revisara a Karenina, quizá el supiera que hacer. Pero al terminar de examinarla no pudo dar un diagnóstico, así que les recomiendo que al día siguiente la llevarán al hospital en la ciudad donde podrían atenderla los especialistas con más experiencia.

En la manada de Simeón.

Corrían a toda velocidad los 3 lobos llevando macho alfa para ser auxiliado por su madre la mejor sanadora de la manada.

—¡Oh no puede ser por el Dios  , es peor de lo que imaginé!— dijo alarmada —Vengan aquí déjenlo yo me haré cargo.

Al examinar su cuerpo tampoco entendía lo que le pasaba, no hallo causa aparente para los síntomas de su hijo. Pero sin importar lo que fuese era grave lo suficiente para dejar así a un lobo alfa del tamaño y fuerza de Lukyan y peor aún al parecer podría empeorar.

—Por el momento solo podemos bajar su fiebre y mantenerlo estable hasta que él pueda superar lo que sea que le pasa— dijo muy triste y preocupada su madre.

—¿Tiene alguna idea de lo que le pudo haber pasado?— Anastasia le pregunto.

—No ni la más mínima, cuando se fue estaba perfecto— respondió sin ánimo —Pero no te preocupes cariño él estará bien pronto porque es muy fuerte de cuerpo y alma.

—Tiene razón Luk es el lobo más fuerte de la manada y— dijo orgullosa.

—Se nota que mi hijo te gusta y muchísimo— la interrumpió —Pero querida sabes que no debes ¿Verdad?— agrego interrogandola.

—Si lo sé señora— contestó triste y desvió la mirada.

Lukyan comenzó a quejarse de dolor, pero al no tener heridas ellas no comprendían dónde le dolía.

—Oh mi pobre hijo ¿Dónde te duele? dime qué yo no sé que más hacer— le suplicaba con lágrimas y tomando su mano.

—Señora se que está preocupada por él, pero debe descansar aunque sea un poco para que luego pueda continuar— le dijo amable —Yo me quedaré a cuidarlo y cualquier cosa le aviso.

—Esta bien mañana intentaré sanarlo con agua bendecida por la Diosa Luna— respondió y se fue a dormir para tener la fuerza de hacer el ritual.

—Muy bien entonces pediré que alisten lo necesario para mañana, usted descansé— le comentó despidiéndose.

Al quedarse a solas con él no pudo más y lloro preocupada por su amado Lukyan, ella sabía que no debía amarlo pero desde niña está enamorada de él. Ella estaba asustada tenía miedo de lo que podía pasarle. De verdad deseaba que se recupere pronto y que despierte porque verlo así era lo que más lo angustiaba.

Se sentó en la cama a un lado de su amado que parecía sufrir en silencio, se atrevió y rompiendo las reglas se inclino hacia la boca hasta juntar sus labios con los de Lukyan

y aunque obvio el no correspondía el beso ella disfrutaba la sensación de estar probando los labios de quién ella decía es el amor de su vida.

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