El segundo día de entrenamiento fue un verdadero desafío para Amira. Cada músculo de su cuerpo dolía de una manera atroz, producto de la intensa sesión anterior. David había hecho lo posible por cuidarla durante la noche, pero, aun así, su naturaleza humana la hacía mucho más vulnerable al agotamiento físico que cualquier lobo. Vanessa, al ver el estado de Amira, decidió optar por una rutina menos agresiva.—Hoy vamos a enfocarnos en estiramientos y movilidad, para que tus músculos se relajen y no te agotes más de lo necesario —dijo con su tono calmado, pero firme.Amira, aunque todavía adolorida, asintió. Sabía que el descanso y la recuperación eran tan importantes como el entrenamiento en combate. Durante la mañana, Vanessa guio a Amira en una serie de estiramientos suaves, acompañados de ejercicios de respiración para oxigenar los músculos tensos.Después de los estiramientos, Vanessa sugirió algo que Amira no esperaba. —Vamos a hacer yoga y luego meditaremos durante una hora. Eso
Quince días después de haber comenzado estos entrenamientos, se había hecho evidente que no eran sólo compañeros en la vida, sino también en la lucha, capaces de empujarse mutuamente hacia sus límites más extremos.Román, intrigado, por los comentarios que le hacía su esposa en casa, sobre el avance de Amira y lo que sucedía entre ella y el Alfa cada vez que se enfrentaban. Se animó a visitar de manera furtiva la arena de entrenamiento, para ver en primera fila de lo que le estaban hablando.El martes a las cuatro y media de la mañana, Román llegó junto con Vanessa a la arena de entrenamiento. Sin hacer mucho ruido, él se acomodó en un lugar apartado, lo suficientemente discreto como para pasar desapercibido desde la arena, pero con una vista perfecta de todo lo que sucedía. Román sabía que lo que estaba a punto de presenciar sería interesante.Pocos minutos después, David y Amira hicieron su entrada. Vanessa los saludó y se unió a ellos en su rutina de entrenamiento, ella dirigía tod
Vanessa corrió hacia Román, el pánico reflejado en su rostro. -Amor, perdóname, no fue mi intención, -exclamó, su voz temblando con preocupación. - ¿Estás bien? -Era la primera vez que se mostraba tan asustada. La escena que había presenciado le había mostrado que, aunque Amira estaba lista físicamente para luchar, su mente aún estaba lejos de estar preparada para el caos de la arena. La mirada de Amira, llena de ira y desesperación, la había conmovido profundamente, y su corazón se apretó al pensar en las consecuencias de esa furia desatada.Román, a pesar de la herida en su pierna y el dolor punzante que sentía, decidió jugar su carta. Para él, esta situación era solo una rutina más en su vida de guerrero, un recordatorio de las batallas que había enfrentado junto a David. Pero era la primera vez que Vanessa lo veía herido y estaba preocupada por él.-Estoy bien, mi amor, un par de heridas menores no son nada comparados con lo que he pasado. Ya sabes que esto es parte de mi trabajo.
David se acercó y la beso con suavidad, luego se separó de ella, y sin dejar de mirarla comenzó a quitarse la ropa, Amira lo miró, intrigada, y con una risa traviesa, le dijo: -Mi querido Alfa, pero, eso ya lo he visto, aunque nunca es suficiente. -Él se rió ante su picardía, disfrutando de la chispa en sus ojos.-Mi querida Luna, sé que ya lo has visto y sobre todo que te gusta mirlo, pero… - contestó él, con una sonrisa maliciosa, -no es a mí a quien quiero que veas. Te presento a Zeus -dicho esto con un movimiento fluido, salto en el aire, transformándose en un enorme lobo negro que aterrizó en el suelo con un poderoso golpe de sus patas.Amira se quedó boquiabierta, maravillada por la majestuosidad de Zeus. El lobo era imponente, con un pelaje negro como la noche y ojos rojos que brillaban con una intensidad casi hipnótica. La transformación de David había sido increíble, y la poderosa presencia de Zeus la dejó sin aliento.-Es… asombroso, - dijo Amira, mirándolo cautelosamente, s
El ambiente en la mansión había cambiado desde que Amira llegó a la vida de David. Cada noche se convertía en una nueva aventura, un recordatorio de que el amor que compartían iluminaba incluso los días más oscuros. La servidumbre, ahora familiarizada con la dinámica entre el Alfa y su Luna, había aprendido a anticipar sus deseos y necesidades, preparando todo con discreción y eficiencia.David entró en la mansión con Amira en sus brazos. Amira, aún medio dormida, se abrazó a él, acercándose a su oído. Su voz era un susurro suave, casi como un secreto compartido solo entre ellos. -Todavía no me sacio de ti, quiero más. ¿Nos bañamos hoy en la tina? -La risa de David estalló, un sonido profundo y genuino que resonó en el espacio. Pero no fue solo él quien escuchó; los demás lobos de la casa también estaban atentos, y su reacción no se hizo esperar. Algunos intercambiaron miradas cómplices y sonrisas, conscientes de que su Luna había comenzado a tomar un lugar especial en sus corazones.
La mañana siguiente Vanessa llegó a la arena con una sonrisa reluciente, cosa que todos advirtieron, no era que ella fuera la más seria, pero ese día literalmente brillaba, saludó como de costumbre y comenzó el entrenamiento, sólo una cosa llamó la atención de Amira, fue que esta vez su maestra, no entrenó con ella, si no que fue una de las lobas quien combatió. - ¿Vane te pasa algo? – preguntó Amira.La aludida solo movió la cabeza en señal de negación y agregando. -Todo está perfecto conmigo, sólo quiero ver tu pelea desde fuera para poder corregirte mejor. -Fue la escusa que dio, y por su lógica, nadie dudo de que fuera cierto.Al mediodía Román se acercó para compartir todos juntos el almuerzo en la casa de la manada. Justo en ese momento llegaron también otros miembros de la manada para darle a su Alfa una noticia que había estado esperando en lo más profundo de su ser. Seis lobas de la manada, junto con otras diez de las manadas aliadas, anunciaron con alegría que estaban embar
En medio de los vítores y la planificación de la fiesta de celebración, Astra, la hechicera de la manada, se acercó al Alfa con un aire de solemnidad, invitándolo a que se apartara un poco del bullicio, para decirle unas palabras en privado.—Alfa Stone, —comenzó con voz profunda—, su Luna es muy especial. ¿No le causa curiosidad ver cómo una humana ha avanzado tanto y tan rápido en todos los sentidos? ¿A pesar de no tener su marca? Con el primer apareamiento entre ustedes, se rompió el sello de esterilidad de las manadas.David la miró con interés, consciente de la profundidad de sus palabras. La transformación de Amira no había pasado desapercibida para él, pero escuchar la perspectiva de Astra le dio una nueva visión sobre la situación.—Si desea algunas respuestas, —continuó Astra, su mirada fija en él—, visíteme la próxima luna nueva.David asintió, sintiendo la urgencia de la invitación de la hechicera. La luna nueva siempre traía consigo misterios y revelaciones, y en este caso
La noche antes del Duelo, la atmósfera era tensa y solemne. David había decidido invitar a Amira a su rincón especial del bosque, un lugar que había sido testigo de momentos cruciales en sus vidas. La luz de la luna iluminaba el camino mientras se adentraban en la oscuridad, creando un contraste mágico entre la serenidad del bosque y la tensión que se sentía en el aire.David le entregó a Amira una mochila que había preparado con cuidado, guardando también allí su ropa. Esta vez su Luna no hiso ninguna broma, porque el momento, se sentía solemne, como si algo especial fuera a suceder. Ella miró la mochila, preguntándose qué más podría contener.—¿Qué es esto? —preguntó, con curiosidad ante la idea de que David había preparado algo especial.Sin responder, David se transformó en Zeus, el Alfa emergió majestuoso acariciando con su gran cabeza a su Luna. Se agachó, invitándola a subir a su lomo. Sin dudarlo, Amira se montó, sujetándose del pelo del lobo con confianza. El poder de Zeus la