Vanessa corrió hacia Román, el pánico reflejado en su rostro. -Amor, perdóname, no fue mi intención, -exclamó, su voz temblando con preocupación. - ¿Estás bien? -Era la primera vez que se mostraba tan asustada. La escena que había presenciado le había mostrado que, aunque Amira estaba lista físicamente para luchar, su mente aún estaba lejos de estar preparada para el caos de la arena. La mirada de Amira, llena de ira y desesperación, la había conmovido profundamente, y su corazón se apretó al pensar en las consecuencias de esa furia desatada.Román, a pesar de la herida en su pierna y el dolor punzante que sentía, decidió jugar su carta. Para él, esta situación era solo una rutina más en su vida de guerrero, un recordatorio de las batallas que había enfrentado junto a David. Pero era la primera vez que Vanessa lo veía herido y estaba preocupada por él.-Estoy bien, mi amor, un par de heridas menores no son nada comparados con lo que he pasado. Ya sabes que esto es parte de mi trabajo.
David se acercó y la beso con suavidad, luego se separó de ella, y sin dejar de mirarla comenzó a quitarse la ropa, Amira lo miró, intrigada, y con una risa traviesa, le dijo: -Mi querido Alfa, pero, eso ya lo he visto, aunque nunca es suficiente. -Él se rió ante su picardía, disfrutando de la chispa en sus ojos.-Mi querida Luna, sé que ya lo has visto y sobre todo que te gusta mirlo, pero… - contestó él, con una sonrisa maliciosa, -no es a mí a quien quiero que veas. Te presento a Zeus -dicho esto con un movimiento fluido, salto en el aire, transformándose en un enorme lobo negro que aterrizó en el suelo con un poderoso golpe de sus patas.Amira se quedó boquiabierta, maravillada por la majestuosidad de Zeus. El lobo era imponente, con un pelaje negro como la noche y ojos rojos que brillaban con una intensidad casi hipnótica. La transformación de David había sido increíble, y la poderosa presencia de Zeus la dejó sin aliento.-Es… asombroso, - dijo Amira, mirándolo cautelosamente, s
El ambiente en la mansión había cambiado desde que Amira llegó a la vida de David. Cada noche se convertía en una nueva aventura, un recordatorio de que el amor que compartían iluminaba incluso los días más oscuros. La servidumbre, ahora familiarizada con la dinámica entre el Alfa y su Luna, había aprendido a anticipar sus deseos y necesidades, preparando todo con discreción y eficiencia.David entró en la mansión con Amira en sus brazos. Amira, aún medio dormida, se abrazó a él, acercándose a su oído. Su voz era un susurro suave, casi como un secreto compartido solo entre ellos. -Todavía no me sacio de ti, quiero más. ¿Nos bañamos hoy en la tina? -La risa de David estalló, un sonido profundo y genuino que resonó en el espacio. Pero no fue solo él quien escuchó; los demás lobos de la casa también estaban atentos, y su reacción no se hizo esperar. Algunos intercambiaron miradas cómplices y sonrisas, conscientes de que su Luna había comenzado a tomar un lugar especial en sus corazones.
La mañana siguiente Vanessa llegó a la arena con una sonrisa reluciente, cosa que todos advirtieron, no era que ella fuera la más seria, pero ese día literalmente brillaba, saludó como de costumbre y comenzó el entrenamiento, sólo una cosa llamó la atención de Amira, fue que esta vez su maestra, no entrenó con ella, si no que fue una de las lobas quien combatió. - ¿Vane te pasa algo? – preguntó Amira.La aludida solo movió la cabeza en señal de negación y agregando. -Todo está perfecto conmigo, sólo quiero ver tu pelea desde fuera para poder corregirte mejor. -Fue la escusa que dio, y por su lógica, nadie dudo de que fuera cierto.Al mediodía Román se acercó para compartir todos juntos el almuerzo en la casa de la manada. Justo en ese momento llegaron también otros miembros de la manada para darle a su Alfa una noticia que había estado esperando en lo más profundo de su ser. Seis lobas de la manada, junto con otras diez de las manadas aliadas, anunciaron con alegría que estaban embar
En medio de los vítores y la planificación de la fiesta de celebración, Astra, la hechicera de la manada, se acercó al Alfa con un aire de solemnidad, invitándolo a que se apartara un poco del bullicio, para decirle unas palabras en privado.—Alfa Stone, —comenzó con voz profunda—, su Luna es muy especial. ¿No le causa curiosidad ver cómo una humana ha avanzado tanto y tan rápido en todos los sentidos? ¿A pesar de no tener su marca? Con el primer apareamiento entre ustedes, se rompió el sello de esterilidad de las manadas.David la miró con interés, consciente de la profundidad de sus palabras. La transformación de Amira no había pasado desapercibida para él, pero escuchar la perspectiva de Astra le dio una nueva visión sobre la situación.—Si desea algunas respuestas, —continuó Astra, su mirada fija en él—, visíteme la próxima luna nueva.David asintió, sintiendo la urgencia de la invitación de la hechicera. La luna nueva siempre traía consigo misterios y revelaciones, y en este caso
La noche antes del Duelo, la atmósfera era tensa y solemne. David había decidido invitar a Amira a su rincón especial del bosque, un lugar que había sido testigo de momentos cruciales en sus vidas. La luz de la luna iluminaba el camino mientras se adentraban en la oscuridad, creando un contraste mágico entre la serenidad del bosque y la tensión que se sentía en el aire.David le entregó a Amira una mochila que había preparado con cuidado, guardando también allí su ropa. Esta vez su Luna no hiso ninguna broma, porque el momento, se sentía solemne, como si algo especial fuera a suceder. Ella miró la mochila, preguntándose qué más podría contener.—¿Qué es esto? —preguntó, con curiosidad ante la idea de que David había preparado algo especial.Sin responder, David se transformó en Zeus, el Alfa emergió majestuoso acariciando con su gran cabeza a su Luna. Se agachó, invitándola a subir a su lomo. Sin dudarlo, Amira se montó, sujetándose del pelo del lobo con confianza. El poder de Zeus la
Son las diez con cincuenta y nueve minutos de la noche del tercer día de luna llena, y todos los presentes aguardan en silencio. La tensión en el aire es palpable, como si el mismo bosque contuviera el aliento. La señal de la luna está por llegar, en un instante marcará el lugar preciso donde se materializará la arena "Ascenso de Luna".Cuando el reloj dio las once en punto, los animales nocturnos del bosque comienzan a moverse nerviosamente, sus instintos le alertaban de lo que está por suceder. Un silencio profundo recorre el lugar, cesa el crujir de las ramas bajo el peso de las criaturas, los susurros del viento entre las hojas se hacen presente. De repente, una niebla espesa surge de entre los árboles, expandiéndose por el bosque como un velo fantasmal hasta los límites. La niebla, fría y densa, parece tener un propósito. Se derrama sobre cada rincón del bosque, envolviendo todo a su paso, antes de comenzar a retroceder, recogiendo sus filamentos hacia un único punto en el corazó
El viento aullaba a través de los árboles, como si la misma naturaleza estuviera llorando por el destino de los dos amantes. Los lobos reunidos alrededor de la arena observaban en absoluto silencio, conscientes de la gravedad de la situación. Nadie se movía, todos estaban a la expectativa, esperando el desenlace.Amira, con sus ojos fijos en Zaira, respiró profundamente. Las cadenas en Zeus eran un recordatorio de lo que estaba en juego. Cada segundo que pasaba, su determinación crecía más este duelo no era solo por ella, sino por la manada, por su futuro junto a David, por el legado que construirían. Sitió el peso de la historia sobre sus hombros, pero también la fuerza de las guerreras que habían luchado antes que ella en esa misma arena.Zaira, viendo la emoción en los ojos de Amira, esbozó una sonrisa cruel. Ella sabía que Amira estaba herida emocionalmente, pero subestimaba la fuerza interna que la movía.—Tu amor no te salvará esta vez, humana —escupió Zaira, preparándose para e