En medio de los vítores y la planificación de la fiesta de celebración, Astra, la hechicera de la manada, se acercó al Alfa con un aire de solemnidad, invitándolo a que se apartara un poco del bullicio, para decirle unas palabras en privado.—Alfa Stone, —comenzó con voz profunda—, su Luna es muy especial. ¿No le causa curiosidad ver cómo una humana ha avanzado tanto y tan rápido en todos los sentidos? ¿A pesar de no tener su marca? Con el primer apareamiento entre ustedes, se rompió el sello de esterilidad de las manadas.David la miró con interés, consciente de la profundidad de sus palabras. La transformación de Amira no había pasado desapercibida para él, pero escuchar la perspectiva de Astra le dio una nueva visión sobre la situación.—Si desea algunas respuestas, —continuó Astra, su mirada fija en él—, visíteme la próxima luna nueva.David asintió, sintiendo la urgencia de la invitación de la hechicera. La luna nueva siempre traía consigo misterios y revelaciones, y en este caso
La noche antes del Duelo, la atmósfera era tensa y solemne. David había decidido invitar a Amira a su rincón especial del bosque, un lugar que había sido testigo de momentos cruciales en sus vidas. La luz de la luna iluminaba el camino mientras se adentraban en la oscuridad, creando un contraste mágico entre la serenidad del bosque y la tensión que se sentía en el aire.David le entregó a Amira una mochila que había preparado con cuidado, guardando también allí su ropa. Esta vez su Luna no hiso ninguna broma, porque el momento, se sentía solemne, como si algo especial fuera a suceder. Ella miró la mochila, preguntándose qué más podría contener.—¿Qué es esto? —preguntó, con curiosidad ante la idea de que David había preparado algo especial.Sin responder, David se transformó en Zeus, el Alfa emergió majestuoso acariciando con su gran cabeza a su Luna. Se agachó, invitándola a subir a su lomo. Sin dudarlo, Amira se montó, sujetándose del pelo del lobo con confianza. El poder de Zeus la
Son las diez con cincuenta y nueve minutos de la noche del tercer día de luna llena, y todos los presentes aguardan en silencio. La tensión en el aire es palpable, como si el mismo bosque contuviera el aliento. La señal de la luna está por llegar, en un instante marcará el lugar preciso donde se materializará la arena "Ascenso de Luna".Cuando el reloj dio las once en punto, los animales nocturnos del bosque comienzan a moverse nerviosamente, sus instintos le alertaban de lo que está por suceder. Un silencio profundo recorre el lugar, cesa el crujir de las ramas bajo el peso de las criaturas, los susurros del viento entre las hojas se hacen presente. De repente, una niebla espesa surge de entre los árboles, expandiéndose por el bosque como un velo fantasmal hasta los límites. La niebla, fría y densa, parece tener un propósito. Se derrama sobre cada rincón del bosque, envolviendo todo a su paso, antes de comenzar a retroceder, recogiendo sus filamentos hacia un único punto en el corazó
El viento aullaba a través de los árboles, como si la misma naturaleza estuviera llorando por el destino de los dos amantes. Los lobos reunidos alrededor de la arena observaban en absoluto silencio, conscientes de la gravedad de la situación. Nadie se movía, todos estaban a la expectativa, esperando el desenlace.Amira, con sus ojos fijos en Zaira, respiró profundamente. Las cadenas en Zeus eran un recordatorio de lo que estaba en juego. Cada segundo que pasaba, su determinación crecía más este duelo no era solo por ella, sino por la manada, por su futuro junto a David, por el legado que construirían. Sitió el peso de la historia sobre sus hombros, pero también la fuerza de las guerreras que habían luchado antes que ella en esa misma arena.Zaira, viendo la emoción en los ojos de Amira, esbozó una sonrisa cruel. Ella sabía que Amira estaba herida emocionalmente, pero subestimaba la fuerza interna que la movía.—Tu amor no te salvará esta vez, humana —escupió Zaira, preparándose para e
Zeus seguía en posición amenazadora junto a su Luna, impidiendo que alguien se le acercar, su ira era tal que bloqueaba su propio análisis. Sólo David, mediate su vínculo se comunicó con él.-Zeus, por favor déjame salir, sólo yo puedo ayudarla ahora, recuerda que ella es también mi compañera, es nuestra Luna. - El lobo la pensó un instante, estaba renuente a dejar el control a David- Humano yo puedo salvar a nuestra Luna, yo la protejo. - dijo el Alfa salvaje que no entraba en razón.David respiró profundamente, sintiendo la resistencia de Zeus atravesar su vínculo. La presencia del lobo era intensa, como una tormenta que amenazaba con arrasar todo a su paso. Pero David sabía que, si no lograba calmarlo, la situación empeoraría. Manteniendo su tono sereno, insistió:—Zeus, confía en mí. Sé que, harás todo por protegerla, pero no puedes sanarla de esta manera. Ella necesita más que fuerza; necesita control y delicadeza, y eso solo yo puedo dárselo ahora. Déjame ayudarla, somos un equ
Amira no pudo hablar, sólo abrió los ojos para tranquilizarlos a todo, incluidos Zeus y David. Pro a penas este último, trató de estrecharla con más fuerza, un grito de dolor agudo salió de los labios de su Luna. El momento de alivio que David había sentido al ver a Amira abrir los ojos se desmoronó en el instante en que su grito de dolor atravesó el aire, desgarrando la calma que había traído la bendición de Selene. Su corazón se apretó, y el miedo se coló en su mente con fuerza renovada. Sabía que algo andaba terriblemente mal, pero no quería soltarla, como si al hacerlo la pudiera perder.Cuando Vanessa se acercó con urgencia, David apenas podía escucharla sobre el ruido ensordecedor de su propia preocupación. Pero las palabras de su atravesaron su confusión, de forma claras y precisas:—La Luna estaba herida, necesitamos llevarla al hospital de inmediato. Alfa, por favor, déjala ir. Necesita atención médica urgente, —insistió Vanessa, manteniendo la calma a pesar de la gravedad de
La noticia del accidente de Amira y David, como era de esperar, se regó cual pólvora por todo el país. La mañana del domingo se presentaba nublada en Seattle, reflejando la angustia de los acontecimientos recientes. Ronny llegó a la ciudad temprano, su corazón acelerado y su mente llena de preguntas. Sólo habían pasado dos días desde el "accidente", pero el tiempo parecía haberse detenido.Al entrar al hospital, Ronny sintió un nudo en el estómago. Las paredes, impregnadas de un ambiente frío, parecían retumbar con el eco de su ansiedad. Al llegar a la habitación, en una pequeña sala independiente encontró a David, y se sintió abrumado al verlo, un hombre que solía irradiar confianza y seguridad, ahora se veía desconsolado y agotado. Su cabello despeinado y las ojeras bajo sus ojos delataban el desvelo y el dolor que lo acompañaban.—¿Cómo está ella? —preguntó Ronny, directo al grano, sin tiempo para saludos ni formalidades. La preocupación en su voz era palpable, como una ola que lo
Habían pasado dos semanas desde que cayó en su estado de coma. Con cada instante, la conciencia empezaba a abrirse camino en su mente, y el mundo exterior comenzaba a cobrar vida nuevamente. La luz a través de los párpados cerrados se sentía intensa, y los sonidos se filtraban, suaves al principio, como el murmullo de un río lejano.Amira abrió los ojos lentamente, parpadeando ante la luz suave que se filtraba por la ventana. Respiró hondo, tratando de reconocer el lugar, pero su mente estaba en blanco. No tenía idea de cómo había llegado allí ni por qué su cuerpo dolía como si hubiera sido arrollada por un tren.Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que había dos hombres a su lado. Uno era Ronny, su querido amigo y hermano de corazón, que dormía en una silla con la cabeza reclinada. El otro, sin embargo, era un misterio, sujetaba su mano con cariño, y aunque se veía cansado, su belleza era innegable. Aun así, esa familiaridad en su toque le resultaba incómoda.La sequedad en su ga