Habían pasado dos semanas desde que cayó en su estado de coma. Con cada instante, la conciencia empezaba a abrirse camino en su mente, y el mundo exterior comenzaba a cobrar vida nuevamente. La luz a través de los párpados cerrados se sentía intensa, y los sonidos se filtraban, suaves al principio, como el murmullo de un río lejano.Amira abrió los ojos lentamente, parpadeando ante la luz suave que se filtraba por la ventana. Respiró hondo, tratando de reconocer el lugar, pero su mente estaba en blanco. No tenía idea de cómo había llegado allí ni por qué su cuerpo dolía como si hubiera sido arrollada por un tren.Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que había dos hombres a su lado. Uno era Ronny, su querido amigo y hermano de corazón, que dormía en una silla con la cabeza reclinada. El otro, sin embargo, era un misterio, sujetaba su mano con cariño, y aunque se veía cansado, su belleza era innegable. Aun así, esa familiaridad en su toque le resultaba incómoda.La sequedad en su ga
Ya los dos en la habitación Amira miró a Ronny y sin más le dijo, -Llévame a Cuba, extraño a mami y papi, esto del accidente me asustó mucho Ronny, por favor me quiero ir.David, se quedó sin habla, su cabeza comenzó a funcionar a mil por segundo. "Ella no podía irse, no ahora que lo había olvidado" -pensó.Ronny pareció leer su mirada de desespero y dijo. -Cariño, no podemos viajar, así como estas, el medico no te va a dejar. ¿Qué te parece si traemos al tío Pago y a la tía Tersa aquí y así conocen la ciudad? ¿Sí?Amira observó a Ronny, procesando la sugerencia. Su expresión, que había estado tensa y preocupada, se suavizó un poco al escuchar la idea de ver a su familia sin tener que viajar. Pero aún se notaba que estaba asustada, su mente tratando de encontrar un punto de estabilidad en medio del caos.- ¿De verdad crees que ellos vendrían? - preguntó Amira, con su voz quebrándose un poco. -No quiero que se preocupen por mí, pero... quiero verlos.Ronny se acercó a ella y le tomó la
David tomó una decisión, y no había nada que pudiera desviarlo de ella.—La voy a conquistar de nuevo —dijo, con firmeza, sus ojos dorados brillaron con una intensidad feroz—. Ya hice que se enamorara de mí una vez, y lo puedo lograr nuevamente. Quizás ahora deba ir más despacio, pero lo voy a conseguir.Román, que conocía bien el corazón de su amigo, asintió en silencio. Sabía que cuando David se proponía algo, nada ni nadie podía detenerlo. Había liderado a su manada durante siglos con la misma tenacidad, y ahora usaría esa fuerza para recuperar a Amira.—Si su memoria no vuelve, entonces crearé nuevos recuerdos para ella y para mí —continuó David, con voz suave, pero cargada de emoción—. Mientras tanto, guardaré por los dos los recuerdos que ya vivimos. Ni siquiera su falta de memoria me va a impedir que la ame.Ronny esbozó una pequeña sonrisa, complacido con las palabras de David. Había temido que el Alfa se derrumbara ante la pérdida y desistiera da su amiga. Pero en lugar de es
Una semana después de que Amira se desmayara, por intentar recordar, fue dada de alta del hospital. Durante esos días, David no volvió a estar frente a ella, aunque cada día visitaba el hospital discretamente, para saber cómo seguía, y se aseguraba de enviarle una rosa un día sí y un día no, que llegaba puntual, pero sin remitente.Al principio, la ausencia del Sr. Stone fue algo que ella agradeció. No lo recordaba realmente, y esa distancia le daba una sensación de calma, de no tener que lidiar con alguien desconocido. Pero al tercer día, esa ausencia comenzó a molestarle. Había una sensación extraña que la inquietaba, una especie de vacío que no podía explicar. Empezó a esperar verlo, aunque fuera de lejos, y cada día que pasaba sin que apareciera, la frustración crecía.No podía quejarse. Después de todo, lo había tratado con frialdad cuando lo vio, como si no importara. Había sido cortante y distante, sin entender realmente quién era él para ella o por qué sentía esa tensión inexp
Habían pasado ocho días desde la última vez que lo vio, y aunque al principio su ausencia le había dado cierta tranquilidad, ahora no podía evitar sentir curiosidad y algo más, una especie de anhelo. Había sido fría con él, distante, y quizás eso había provocado que se alejara, pero ahora que las cosas estaban en calma, no podía evitar querer saber de él, entender quién era ese hombre que despertaba tantas emociones confusas dentro de ella.Mientras se recostaba en su cama, observando el resplandor suave de los globos y sintiendo el aroma dulce de las rosas llenando la habitación, tomó una decisión. “Si él no viene a buscarme, entonces yo debo encontrar una manera de cruzarme con él otra vez,” -pensó. No sabía exactamente por qué, pero sentía que necesitaba verlo, aunque fuera sólo para aclarar sus propios sentimientos. Y la manera más sencilla, y discreta de hacerlo, era volver al trabajo. Después de todo, allí tendrían que encontrarse tarde o temprano, y no se vería forzada a admiti
Desde el ángulo en el que estaban los demás presentes, la escena parecía la de un gesto caballeroso, propio de un hombre atento que estaba cuidando a su invitada. Pero Román, que estaba justo detrás de David, y Ronny, que observaba a un costado, entendieron perfectamente la realidad de la situación.Amira no había perdido el equilibrio por accidente. Había sido una provocación deliberada, un movimiento calculado para acercarse a David. Sus cuerpos apenas se rozaron, pero fue suficiente para que él aspirara su aroma y se inclinara ligeramente, acercándose a ella de forma instintiva. Román vio claramente el fuego en los ojos de David y la sutil sonrisa en los labios de Amira. Este juego no era nuevo para él; ya los había visto antes compartir miradas intensas y gestos furtivos, pero en aquel entonces Amira sabía quién era David para ella. Ahora, sin embargo, las cosas eran diferentes. La Luna no lo recordaba, pero su cuerpo sí.Para Román fue sorprendente ver la dinámica entre ambos. Du
Amira se acomodó nuevamente en su silla, como si la reunión no hubiera llegado a su fin, dejando a Román y Ronny perplejos. Ambos intercambiaron miradas sorprendidas antes de que Román finalmente rompiera el silencio.—¿No vas al almuerzo? —preguntó, aun intentando comprender la situación.Amira levantó una ceja, mostrando una sonrisa suave pero firme. —No, el Sr. Stone quiere seguir trabajando, así que... —respondió con naturalidad, mirando a Ronny—. Por favor, Ronny, pide comida a domicilio. Para mí, comida china; para el Sr. Stone, carne, término medio y que pongan doble ración. El Sr. Smith te indicará lo que desea, y tú pide lo que prefieras. Trabajemos mientras llega la comida.Las palabras de Amira resonaron en la sala con una autoridad innata, sin necesidad de alzar la voz. Los tres hombres quedaron momentáneamente enmudecidos, asimilando la escena. Sin que ella misma lo supiera, su autoridad de Luna había vuelto a manifestarse, una energía que imponía respeto y orden. Para Da
David abrió la puerta del Lamborghini negro, y Amira subió con total naturalidad, sin mostrar signos de incomodidad, aunque la tensión era palpable. Él rodeó el auto, se acomodó en el asiento del conductor y encendió el motor, poniéndose en marcha rumbo al departamento de Amira. El silencio los envolvía, solo interrumpido por el suave ronroneo del motor. Amira fue la primera en romperlo.—Sr. Stone, yo...—David, dígame David —la interrumpió con suavidad, tratando de sonar casual, aunque el dolor de verla levantar nuevamente sus defensas lo atravesaba—. Trabajamos juntos, y quiero que no seamos tan formales, por favor.Amira asintió y continuó. —Bueno, David. Puede decirme Amira, y así estamos parejos. —Hubo un leve amago de sonrisa en su rostro, pero la incomodidad seguía ahí, latente. Ella respiró hondo y se armó de valor para continuar—. Quiero hacerle unas preguntas, y, por favor, no me lleve todavía a mi casa. Conversemos, ¿sí?David sintió un vuelco en el corazón, casi frena el