CAPITULO 1

La luna brillaba fuertemente en el cielo, no había estrellas, era un negro puro solo iluminado por la hermosa luz de la luna, tan blanca y pura que pareciera no ser digno de ver.

La diosa Luna miraba atentamente con decepción lo que hacían sus hijos, todos ayudando felizmente , adornando con flores blancas la tarima y las sillas, vestidos completamente de negro, mientras que susurraban la hermosa fuerta que se daría en honor a la nueva Luna.

Todos complices, todos con la maldad fluyendo por sus venas.

Alpha Mijaíl había fallecido hace un mes, no sin antes llevarse consigo la última victoria de su batalla por conseguir más territorio. Dejando así indefensa a Verina de ahora 16 años, quien se encontraba apacible, mientras por dentro los nervios la carcomían, mientras la arreglaban con asco para su ceremonia de aparamiento con, el ahora Alpha Alek, quien tomaba el cargo de la manada a los 20 años de edad, algo totalmente alocado al ser que desde los 18 debería de haber tomado posesión de la manada, pero nadie se opondría a lo que el difunto Alpha Mijaíl decía.

La silueta de Verina lucía estilizada, delicada, pulcra, con un hermoso vestido blanco de escote profundo en su espalada, ceñido, descalza, con su larga cabellera roja callendo suelta sobre su espalda y una delicada corona de flores blancas adornaba su cabeza, parecía una diosa, cosa que solo hacía que las sirvientas sintieran envidia de la belleza que Verina poseía a tan temprana edad.

- Ya está lista- dijo una de ellas con el más puro desdén hacia quien supuestamente sería su futura Luna.

- Te agradezco, Katty- habló con suavidad y respeto Verina, ella conocía a todos, sabía sus nombre, cumpleaños, pedecimientos y pesares, como una buena Luna, como Inna le habia inculcado que fuera.

Y como si la hubiera invocado, Inna entro a su habitación, y, por lo que pareciera unos breves momentos, sintió un orgullo burbujeante en su interior, se veía perfecta, tenia modales perfectos y pensamientos cultos, como toda una buena Luna.

- Te ves perfecta, como de ser- no se contuvo en decir las palabras, su mrida cambio unos breves moemntos mientras la observaba, la enclenque niña se habia ido y en su lugar estaba una hermosa mujer.

Verina, noto el brillo en su mirada y por unos instantes la hizo sentir especial y que todo su esfuerzo valía completamente la pena y simplemente le dio una suave sonrisa.

- Tenemos que irnos ya, Alpha Alek esta listo.

- Claro, Inna.

Mientras se dirijían al patio de la mansión donde sería la celebración, no pudo evitar que sus piernas temblaran, tenía miedo, y los nervios la consumían, sabía que era su deber pero la anticipación de saberlo a vivirlo sería completamente diferente.

- Sabes que no debes estar nerviosa, no es propio de una Luna, creí educarte bien- la voz de Inna la sacó de sus pensamientos.

- Lo sé, pero no puedo evitarlo, he esperado por esto tanto tiempo, se lo que debo de hacer y cual es mi deber, pero simplemente me gana la emoción.

Inna la hizo voltear a verla y mirandola a los ojos acarició su brazo- No debes de estar nerviosa, todos sabemos que serás la Luna, tu lo sabes, y estas preparada, creo en tí.

- Gracias Inna, por todo de verdad.- La inocencia destilando de su voz

- No hay de que niña, pero tenemos que apresurarnos.

Los nervios no la dejaron ver, que a su alrededor la miraban burlones y expectantes.

Ver el patio con esa decoración y al final en la gran tarima ver a su Alpha la hizo quitarse los nervios, las mariposas de su estómago estaban como fieras y sus ojos solo lo miraban a él, que lucía reluciente con ese traje holgado blanco, sus ojos negros como la noche mirandola duramente, Alpha Alek era un hombre demasiado guapo, musculoso y grande por donde lo vieras, piel bronceada con cabello y ojos negros como la noche como su linaje marcaba.

No pudo apartar su vista de él, ni mucho menos le prestó atención a los tirones que Inna, desperadamente le daba, solo podía ver como Alpha Alek se acercaba a ella bajando de la tarima, ¿así se sentía el amor? porque los nervios no hacían más que comerla viva.

Alpha Alek no podía negar que Verina se miraba preciosa, siempre habia tenido esa belleza particular que te podría dejar sin palabras, hubo un tiempo en el que de verdad se sintió perdidamente enamorado ella, su forma tan apasible al hablar o reír, la forma tranquila y paciente con la expresaba su punto de vista o su forma tan peculiar de verlo, tenia un brillo tan hermoso que pareciera resplander aun más en este momento; de no ser porque había llegado su amor verdadero, uno escogido y no uno impuesto como Verina, definitivivamente se quedaría con la que la diosa Luna había escogido para él. Sabine, su hermosa loba Sabine de hermosos ojos verdes y olor a manzana, estaba tan perdidamente enamorado de ella, que casi sintió lastima por Verina a lo que haría a continuación.

- Alpha- susurró enamorada y casi sin aliento la hermosa Verina, la emoción subiendo en todo su sistema.

- Vete, este no es tu lugar, Verina- la mirada de asco que le dio el Alpha Alek casi la hace tirarse al piso a llorar.

- De que habla mi Alpha, yo... vine a cumplir mi deber con usted- pronto el terror la invadió, sentía que estaba temblando y sus ojos se empezaba a acumular lágrimas.

- He dicho que este no es tu lugar, escoria, no te tomaré como mi Luna, no eres digna- habló con una sonrisa burlona, y es ahí donde Verina porfin miró a su al rededor.

Todos en la manada miraban la escena felices, burlandose de su desgracia, mientras que Inna, la miraba con algo que pudo identificar como pena, ella al darse cuenta había tratado de sacarla de ahí para que no sufriera esa humillación pero al estar tan embelesada viendo a Alpha Alek no le hizo caso, quería evitarle ese dolor después de todo ella la había criado prácticamente.

Después de todo, en el pasado siempre se comportaban de esa manera, toda la manada la despreciaba por ser una huerfana y una omega que sería su Luna por simples locuras del difunto Alpha Mijaíl. Cosa que no era cierta, se suponía que esta sería LA noche en la que Alek les dijera a toda la manada que ella era un lazo divino, y que eso significaría nada más que bendiciones.

- Vete- es lo único que alcanzó a leer de sus labios antes de que Alpha Alek la tomara fuertemente del brazo y la tirara al suelo, manchando su pulcro vestido blanco de tierra.

- Parece que no lo asimilas, así que te lo dire mejor, largate, yo Alpha Alek Novikov, Alpha de la manada Garra Oscura te destierro a ti Verina Orlov de la manada- el dolor en el pecho de ambos parecía insoportable, mientras que Sabine solo observaba satisfecha desde la lejanía.

Todos empezaron a aullar y bitorear de felicidad, ella no podía comprender cuanto odio es que de verdad le guardaba esa manada, no habia hecho nada más que tratarlos con respeto y tratar de entenderlos, tener esa firme ilusiones de ser su Luna y apoyarlos lo más que pudiera. 

Así que sin poder evitarlo más soltó unas cuantas lágrimas que llenaron de satisfacción a Alpha Alek, quien subió la mirada al ver a su hermosa Sabine llegar, luciendo hermosa con su vestido blanco y corona de flores casi similar a lo que la pequeña loba que estaba en el suelo llevaba, auqnue muy en el fonde se sentía mal, y carecía de esa emoción tan rara que había surgido en su pecho al ver a Verina llegar, cosa que le molestaba sobre manera que no pasara lo mismo con Sabine y ella lo notó.

- Ahora, mira quien si es una loba digna de ostentar el cargo de Luna, mi hermosa Sabine Petrov- pero apesar de lo que sintiera seguiría siendo cruel porque necesitaba que la manada viera que estaba completamente seguro de su decisión, por más que su lobo aullaba en agonía de que no cometiera tal atrocidad, que estaban a tiempo de remediar las cosas y ser de agrado a la diosa luna.

Sabine era una de los lobas más hermosas de la manada, y era alquien que se supo ganar a las personas, por eso era la felicidad que todos tenían, porque ella sería su Luna, no Verina, que ella era una beta fuerte y no una omega debil que no sabían si algun dia se transformaría, una beta que podía darles cachorros fuertes a Alpha Alek y no unos debiles como seguramente esa omega engendraría. 

- Que alguien saque a esa asquerosa cosa de aquí, le quita esplendor a esta hermosa vista- dijo Alpha Alek mientras tomaba de la mano a Sabine y la llevaba al altar para unir sus almas, sintiendo sus pies pesados.

Verina solo miraba como se miraban con amor y devoción, algo que ella quería pero nunca pudo tener, algo que Alek nunca le quiso dar y solo la humillo, le destrozó el corazón y se burlo de ella tan descaradamente y frente a toda la manada que no hacía más que apoyar su decisión.

No pudo ver más puesto que dos lobos la sacaron de la manada riéndose de ella y dejándola a su suerte.

Mientras que Alpha Alek sintió un dolor horroroso en el corozón, la culpa pesaba y este solo era el inicio.

No había espacio para arrepentimientos. Y la diosa Luna había vuelto a ser testigo del sufrimiento.

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