ALEK
- Así que un collar mágico eh- la cara de Faddei era un poema mientras inspeccionaba el collar, no era común que un Alpha regalara cosas tan valiosas a su beta, solamente a su Luna, por lo que entendía completamente su desconcierto de la situación. -Al parecer, tiene gran valor sentimental- me encogí de hombros y suspire cansado mientras me recargaba en la cómoda silla de mi oficina- no entiendo como un Alpha de su calaña y siendo tan reciente pudo conseguir algo tan valioso, es más, dijo que lo consiguió de las Lagunas Sagradas, la pregunta sería ¿cómo es que llego hasta ahí? - Parece que aprecia a sus subordinados, pero aun así podría considerarse excesivo- me devolvió el collar y se sentó en unos de los sillones- aunque realmente no es como si tengamos que cuestionar, es una confianza ciega que vendrán, suponiendo qué sea cierto lo de que nos ayudarán. Y he ahí otro problema, los desterrados seguían atacando resultando en más bajas para nosotros las manadas contra ellos. Pero si somos sinceros, ya no se veía correcto el llamarlos desterrados cuando al parecer tenían una manada. La reciente aparición de dos manadas de desterrados resultaba confuso, ya que no era nada normal, por mucho tiempo se sabía que habían agrupaciones de desterrados que se coordinaban para cazar o entrar a las manadas a robar alimento, era algo común que no pasaba de 6 miembros; sin embargo, ahora habían logrado aglomerarse hasta llegar a ser una manada de quien sabe cuantos miembros. - Por otro lado Alpha, han llegado los reportes de las demás manadas de la alianza, y sinceramente es preocupante. - ¿Porqué lo dices, Faddei?- le respondí, otro problema más a lista, gracias. -Porque al parecer somos los más afectados- la cara que puso me hizo entender que todo era más serio de lo que esperaba. -¿De cuántas pérdidas estamos hablando?- le pregunte seriamente. - En este mes, las manadas han reportado un alrededor de 15 a 20 muertes de sus guerreros en lo que va del mes, pero Alpha, nosotros tenemos más de 50, eso sumando los constantes ataques han sido más dirigidos a nuestra manada que a cualquier otra. Eso si que era un gran problema, m****a, se suponía que la manda Garra Oscura éramos de las más fuertes que habían en todo el Sur, y el hecho de que esta manada de desterrados nos estuviera superando era de verdad un chiste, no podíamos permitirnos perder nuestra posición es estas circunstancias. - Además, y lo digo con todo el respeto que se debe, Alpha, creo que sería mejor deter las búsquedas de la señorita Verina, es demasiado riesgoso seguir perdiendo más miembros- eso si que me hizo enojar más de lo que ya estaba. -De ninguna manera, Verina tiene que volver a donde pertenece, y eso es aquí, a mi lado y con la manada protegiéndola, de ahora en más tenemos que encontrarla antes de que le pueda suceder algo, ¿entiendes?- le respondí molesto, no podía creer que ni remotamente se le cruzara por la cabeza dejar de buscar a mi Luna. - Pero, Alpha... - He dicho si has entendido, beta- le dije duramente. - Si, Alpha- sabía que le costaba darme la razón, y lo entendía y comprendía la situación y el porqué lo había dicho, pero no podía darme el lujo de que Verina se fuera más lejos o le pasara algo. -Bien, ahora retírate. -Como usted ordene- se estaba dando la vuelta cuando lo detuve nuevamente. -Y Faddei, no es Verina o señorita, es tu Luna, la legitima Luna de esta mananda, ¿comprendes?- -Si, Alpha- y se retiró. Sabía muy bien que estaba mal seguir poniendo en peligro a mis rastreadores, pero contaba con que fueran lo suficientemente sigilosos para encontrar a mi Luna, mi Verina. Mi mente empezó a divagar, recordando vividamente su imagen, lo preciosa que era, con esa carita redonda, ojitos de ciervo y esa melena lisa y roja como lago de fuego. No me podía engañar, la extrañaba tanto, aunque sea solo para admirarla como lo hacía antes, cuando solo era un puberto calenton. Me encantaba ver sus movimientos, y como se concentraba al leer o hacer alguna actividad que su educadora Inna le dijera; o el como contemplaba a través de su venta a las personas de la manada para aprender de ellos, yo era consciente el desprecio que le hacían y como le costaba adaptarse, pero nunca hice nada y ahora me arrepiento demasiado. También era muy notorio el hecho de que había cometido un grave error al escoger a Sabine, pero era justo por eso que quería remediarlo, me había dejado llevar por el hecho de que había sido mi primer amor, pero en realidad siempre fue Verina, siempre había sido ella. Gracias a la diosa mi estupidez no fue tan grande como para marcarla esa noche de la ceremonia de apareamiento como debería de haber sido porque sino ahora mismo las cosas serian diferentes en muchas maneras. No me había dado cuenta cuando me quede dormido, el soñar con verla mientras olía su suave aroma a jazmín de una de sus prendas me llevaba a un letargo profundo, hasta que Faddei entró en mi oficina demasiado alterado haciendo que despabilara. -Alpha nos atacan. -¿Cuántos son esta vez? -Muchos Alpha, este no es de sus ataques comunes. -M****a, lleven a los niños, ancianos y mujeres no guerreras al escondite, que queden algunos guardias vigilando y que empiece una avanzada. -Enseguida Alpha. Salimos rápidamente de la mansión de la manada y nos dirigimos a las fronteras, sin embargo, no contaba con que estaban empezando a invadir las primeras casas que se encontraban en la extensión del territorio he inmediatamente empezamos a atacar. Todo era un desastre, pero al menos estábamos dando la pelea y resistiendo, manteniendo los daños al mínimo y doblegado al enemigo. De un momento a otro, todos se alejaron, y como si se tratara de algún tipo de invocación volvió a aparecer ese hombre pelinegro otra vez en su forma humana, por lo que yo tuve que volver a la mía para entablar una conversación lo más civilizado que se podría en esta situación, aunque sinceramente el instinto de proteger a mi manada y la rabia por el atrevimiento que tenían de entrar a mi territorio amenazaban con salir en cualquier momento. -Parece que nos volvemos a ver- dijo con su m*****a sonrisa, parecería que lo hacía a propósito. - Demasiado pronto para mi gusto- hable con disgusto- Además, aún no me has dicho tu nombre. - Mhmm, es cierto, mi nombre es Alexander, y soy el beta de mi Alpha Vladimir, mis disculpas por mi educación sé que eso le importa demasiado- me dijo con sorna. - ¿A qué debo el honor de tu visita de nuevo, entonces Alexander?- observe que todos sus lobos estaban listos para volver a la pelea así que por el enlace de mi manada mande la orden de que estuvieran atentos y listos para atacar por igual. -Mi Alpha, como ya te dije, quiere venganza, no solo por los maltratos que sufrimos los desterrados, sino por una hermosa doncella que robo su corazón... hay de verdad es una linda historia de amor- dijo observándome detenidamente, midiendo mi reacción. -¿Eso a mi en que me concierne, beta? -Oh, ya sabes, la hermosa dama, nuestra Luna, proviene de esta manada- hablo de lo más tranquilo, haciendo que mi mente trabajará a mil por hora. Eso me sorprendió es obvio, no habíamos desterrado a nadie más que Verina de la manada, y mi mente trabajo tan rápido, que supe inmediatamente que se trababa de ella, así que me puse en guardia y mi lobo aruñaba mi pecho tratando que lo dejara salir a defender a su hembra. -¿Dónde está? - gruñi enfurecido. -Muy lejos de tu alcance claro está, Alpha- y esa fue la gota que derramó el vaso, simplemente deje de pensar y me volví salvaje por defender a mi compañera de ese tipo que tenia la osadía de siquiera mencionarla. La sangre me hervía, ¿cómo que era su Luna? ella era solo mía, mía y de nadie más, no había sentido que el vínculo se rompiera de forma de que la hubieran marcado, así que tal vez solo era de nombre, por lo que necesitaba saber donde estaba e ir por ella. Y toda esa información me la daría él. Pero me desconcentre al ver que más lobos llegaban, y atacaban a los desterrados, y nuevamente llegaba ese otro beta Dmitry; eso le sirvió a ese maldito de Alexander correr y perderse por el bosque haciendo que volviera a mi forma lobuna y lo siguiera instintivamente. El sabía donde estaba mi hembra y yo necesitaba esa información más que respirar, pero el maldito tenia otros planes porque cuando ya estaba cerca de alcanzarlo y atraparlo con mi osico en un movimiento rápido se convirtió en un lobo grande lanzando un zarpazo qué a duras penas alcance a esquivar ya que me dio en el hombro y pectoral derecho haciéndome caer por la desconcentración y escapando en el proceso. A mis espaldas sentí la presencia particular de ese beta. - Te dije que vendríamos, ¿no?, yo he cumplidoVerina. La vida como desterrada era dura de verdad. Conseguir comida y techo era un reto todos los días, pero era bastante llevadero cuando se tenía buena compañía como la que había conseguido de mis salvadores, y digo salvadores porque era la única mujer en este pequeño grupo. Ellos me habían enseñado a cazar, a transformarme y a practicar el pelear con mi forma lubuna. Me habían enseñado todo sobre los peligros que acechan en este bosque y la supuesta "manada" que existía de desterrados, aunque más bien era un grupo aún de no más de 30 miembros. Quien lo pensaría que seríamos muchos los que destierran, pero me habían explicado que existían muchos que eran de otras regiones y que llegaron a parar en este bosque. En fin, según Dmitry, el Alpha de esa manada era demasiado.... demasiado, no sé ¿cruel?, aunque siento que no sería una palabra demasiado completa a los actos atroces que me decían que realizaba. Apenas llevaba con ellos un mes, y dos desde que me habían desterrado de Gar
-Hay que mantener la seguridad al máximo para que esto no vuelva a pasar, ya han demostrado que no les importa sacrificar a sus propios lobos para dañar a las demás manadas- Dmitry nos hablaba con total seguridad, como si supiera lo que se avecinaba. -Eso es algo obvio, beta, lo acabo de implementar tan pronto como se hizo el conteo de mis heridos- era consciente de la forma brusca en la que le estaba contestando, pero algo en él me generaba un rechazo qué no podía controlar.La batalla había culminado, y con ello, el conteo de heridos, los daños y muertes eran vitales de contar para saber en que estado se encontraba la manada, era obvio que me encontraba estresado y cansado, era inevitable sentir de esa manera cuando, de nuevo, atacaron mi manada sin razón aparente, ahora ya muy aparente, era encontraba de nosotros más que nada que luchaban.Aunando a la situación de que le sentía aun más el aroma de Verina en Dmitry y eso no hacía nada más que aunmetar a niveles preocupantes el eno
Alek.Mi cerebro no terminaba de procesar la situación que acababa de acontecer. Verina estaba aquí en la manada, de vuelta a donde pertenece claro, y sin embargo se sentía tan lejana, era una sensación rara de describir, porque por más que mi lobo interior y yo nos quisiéramos acercar a ella no podíamos, simplemente porque se sentía... mal. Y también por el hecho de que ese maldito de Dmitry no la dejaba ni un segundo sola ni se separaba de su lado a pesar de los intentos de mi beta (claramente mandado por mi) de alejarlo unos minutos. Pero estaba firmemente a su lado como chicle, no entendía el porque, al fin y al cabo era solo su beta; aunque si me pongo a recapitular toda su manada estaba en esa misma tesitura, tan alertas a lo que pasaba alrededor de Verina que era un poco espeluznante, y solo tal vez, la protección excesiva era detivado a que sabían que mi Luna provenía de esta manada y por ende todo lo que había pasado aquí, cosa que no era nada buena para nosotros al tenerlos
Alek.Decir que esto era incómodo era quedarse corto. Sabine pareciera que mataría con la mirada a Verina mientras que esta se encontraba completamente concentrada en el informe que le había entregado con anterioridad, cuando me lo requirió, mientras que Dmitry y yo no hacíamos más que observarla en completo silencio.-Esto es grave, Alpha Vladimir nunca arriesgaría a sus miembros de esta manera, tiene algo más en mente- afirmó de una manera bastante segura mi hermosa Verina-¿no es así, Dmitry?- Son movimientos bastante arriesgados para solo tratarse de una venganza- respondió mientras me observaba seguro.A lo que Sabine no perdió tiempo en soltar veneno como venía haciendo desde la comida.-Por lo que recuerdo, Alpha Verina, ese beta dijo que hacían esto por una desterrada de la que Alpha Vladimir se había enamorado, y provenía de esta manada- dijo mientras sonreía burlonamente. Claro, aún quedaba esa incógnita por resolver, así que no dije nada con respecto a la osadía de Sabine.
Verina.Habian sido dos días completos de viaje casi sin descanso para llegar a la ubicación en la que se encontraba Alpha Vladimir, según Dmitry, se movían constantemente así que ahora nos encontrábamos frente a un edificio humano abandonado, de esos que eran enormes con varios pisos y que ahora estaba descuidado con malesa por doquier y el creciente bosque a su alrededor.Dos lobos que al parecer estaban patrullando inmediatamente volvieron a su forma humana al vernos llegar, haciendo que copiaramos la acción.Dmytri fue el primero en acercarse después de colocarse unos pantalones y entregarme su camiseta para que no estuviera desnuda, para poder charlar con ellos.-Soy Dmitry, hermano de su Alpha, seguramente ya les aviso de mi llegada- era obvio que él siempre iba a hablar con relativa calma, pero ahora también se identificaba su cansancio. -Claro, sigamos, Alpha Vladimir los estaba esperando- dijo indicandonos que los siguiéramos. Pasamos por la extraña entrada que al parecer e
El puro silencio que predominaba en aquella simple habitación fue cortado por un golpe seco y retumbante que cayó en la mejilla de la pequeña Verina de, en ese entonces, 12 años de edad. - Siempre debes de lucir impecable, es imperdonable que despues de tantos años todavía no lo entiendas- la cruda y fría voz de Inna, la encargada de su educación, sonó fuerte e impaciente hacia la niña de 12 años. - Creo que estoy siendo demasiado indulgente contigo últimamente. Verina solo se encogió en el suelo sobando su pequeña mejilla que estaba de un rojo punzante, aterrada de aquella mujer que había estado educandola desde los 5 años de edad. Y es que no era novedad para nadie de los que vivían en esa casa que Inna era estricta, pero todos estaban de acuerdo con que así deberia de ser para que fuera una buena Luna para la manada Garra Oscura, todos creían que al menos debería ser después de que el padre de Alek, el Alpha Mijaíl la acogiera en la manada después de encontrarla en las fronteras
La luna brillaba fuertemente en el cielo, no había estrellas, era un negro puro solo iluminado por la hermosa luz de la luna, tan blanca y pura que pareciera no ser digno de ver.La diosa Luna miraba atentamente con decepción lo que hacían sus hijos, todos ayudando felizmente , adornando con flores blancas la tarima y las sillas, vestidos completamente de negro, mientras que susurraban la hermosa fuerta que se daría en honor a la nueva Luna.Todos complices, todos con la maldad fluyendo por sus venas. Alpha Mijaíl había fallecido hace un mes, no sin antes llevarse consigo la última victoria de su batalla por conseguir más territorio. Dejando así indefensa a Verina de ahora 16 años, quien se encontraba apacible, mientras por dentro los nervios la carcomían, mientras la arreglaban con asco para su ceremonia de aparamiento con, el ahora Alpha Alek, quien tomaba el cargo de la manada a los 20 años de edad, algo totalmente alocado al ser que desde los 18 debería de haber tomado posesión d
ALEKEl arrepentimiento era algo que definitivamente no creí tener en mi vocabulario, pero que ahora diría libremente. Y es que de verdad estoy arrepentido de todo lo que había hecho, inclusive el mandarle a todas las manadas del Sur que no recibieran a Verina.Desde que Verina se fue no he sentido más que vacío, un dolor insoportable en el pecho me aplasta todo el día a todas horas las veinticuatro horas de la semana.Las primeras semanas pense que podría soportarlo y que pasaría el dolor, pero los meses fueron pasando y mi agonía aumentaba al grado de que tenía que tener al menos una prenda de Verina para sentir su olor, su suave y dulce aroma me arrullaba por las noches y podía consuliar el sueño, y con el tiempo me sorprendí a mi mismo yendo a su habitación en la mansión y durmiendo en su cama, donde su aroma era aún más fuerte.Ese fue mi consuelo por los primeros 4 meses, hasta que su suave aroma a jazmines se empezó a desvanecer, y el dolor de mi pecho seguía fuertemente hacie