El sanador que trae uno de mis hombres, pertenece a los cazadores, es uno de sus médicos, y en cuanto aparece, puedo ver el destello de odio en sus ojos. ¡Maldita sea! Sé de sobra que este canalla no va a curar a Cathy, y ella está tan débil, que dudo que pueda soportar que la llevemos hasta nuestra manada, o hasta la ciudad. No, el sanador más cercano está demasiado lejos para que le sea de utilidad a Cathy.- Medicucho.- digo con la voz más amenazante que encuentro en mi garganta.- encárgate de curar a esta mujer, porque si ella muere…Me corta, antes de dejarme terminar, y con voz socarrona dice delante de mis hombres:- Déjame adivinar, si ella muere, ¿yo también?Me gustaría aplastarlo con mis propias garras, pero me contengo por Cathy, ella necesita un sanador, y éste es el más cercano con el que contamos. Me fijo en él, y veo que lleva una alianza en su dedo anular, los que indica que está casado.- No, si ella muere, tu esposa también muere. Está unos metros más allá, con mis
Esta es la misión más difícil que me han encargado hasta ahora. Llevo más de un año trabajando para Los Cazadores, la organización más famosa y mejor reconocida en lo que a caza de hombres Lobo se refiere. Más de un año desde que mi madre me confesó mis orígenes y me hizo sentir asqueada al decirme que era fruto de una relación extra matrimonial con un hombre lobo. ¡Yo! Y ese maldito cobarde que fue mi padre, que por lo que sé ya ha muerto, nunca se dignó a reconocerme, ni siquiera se planteó venir a verme, simplemente se desentendió de mi,y de mi madre. Por eso, odio a los lobos. Se aprovechan de los humanos, los usan, y los tiran y son solo piezas en su gran partida de ajedrez. Pero ahora yo he decidido darle la vuelta a la situación, ahora cazo a esos despreciables seres, y los llevo hasta el cuartel secreto de los cazadores, donde son juzgados y enjaulados, para que no utilicen a más humanos.Pero por primera vez desde que llegué, estoy muy nerviosa, esta misión es extremadamente
Alfa Michel acaba de salir, y aún se nota en el aire el penetrante aroma de su caro perfume. Lo aspiro intentando descubrir que marca es la que lleva, pero no soy capaz de averiguarlo, a pesar de que desde niña he sido muy aficionada a adivinar las colonias con las que mis conocidos se perfuman.Escucho el sonido del teléfono, que me desconecta del aroma que ha quedado en el despacho y lo cojo aún aturdida.- Oficinas Greatmore, encantada de saludarle, ¿en qué puedo ayudarle?- ¡Bella! - responde una voz enfadada- ¿qué demonios haces aún ahí? - ¿Perdón?- Soy Beau, ¿acaso te has olvidado de que tu verdadero trabajo es vigilar a ese asqueroso lobo y estás jugando a la secretaria eficaz?Beau es el jefe de los cazadores; de hecho, es el jefe más joven conocido en toda la historia de esta organización, solo tiene veinticinco años, y sucede a su padre, que murió en un ataque a una manada de lobos. Al parecer, según cuentan los rumores que circulan por toda la sede de los Cazadores, al bu
Miro con la peor de mis miradas a Cathy, pero ella no parece darse cuenta de que la invitación que ha hecho no tiene sentido, así que, al final me siento yo también y las observo sin ningún disimulo.- Bueno, Bella, deje que le presente a mi prometida, Cathy Anders.Puedo darme cuenta del escrutinio al que mi secretaria somete a Cathy; tiene la mirada fija en su cara de porcelana, y la mira como si fuera un plato de comida en mal estado, y por algún motivo, eso me hace sentir alegre. ¿No debería parecerme grosero el comportamiento de esta nueva secretaria?Cathy no es realmente mi prometida, pero eso Bella no lo sabe, y espero que siga siendo un misterio, porque si saliera a la luz la verdadera identidad de Cathy, se encontraría en un grave peligro del que ni yo, como Alfa de mi manada podría sacarla.- Bueno Cathy, veo que ya te has presentado tú misma a nuestra recién llegada, déjame decirte que Bella no lleva mucho tiempo con nosotros, pero está muy comprometida con la empresa. La
Estoy en la sala de control de la guarida de los Cazadores, y no puedo dejar de golpear la moqueta con el zapato derecho. Es una manía que tengo, y que suele exagerarme cuando estoy nervioso, pero no hay nada que pueda hacer para evitarlo.Bella debería haberse puesto en contacto hace horas, pues ya son casi las siete de la tarde, y desde la hora de comer, no sé nada de ella. Me juego mucho al haber asignado a una chica tan joven e inexperta a esa misión, pero yo sé lo que me hago, sé que Bella es nuestra mejor opción para dar caza al bastardo de Alfa Michel, y no precisamente por su inteligencia. La pobre mocosa es tan simple, que cuando la escogí para la misión dio varios saltitos en la silla, y me dio las gracias un millón de veces.Sé que es perfecta para el puesto de secretaria, ya que desde la mesa de al lado podrá oír muchas conversaciones, verá muchos correos electrónicos con información jugosa, y llegará a conocer información con la que ahora solo podemos soñar.Aún así, a pe
No puedo creer lo exigente que está siendo esta tarde Alfa Michel. Llevamos al menos cuatro horas en su despacho, con él dictándome mensajes, respasando su agenda, pidiéndome infinitas cosas que ni siquiera sé como se hacen…- Anotado.- digo cuando acabo de apuntar la última tarea en la lista.- ¿hay algo más que pueda hacer por usted ahora?- No, todo bien.- responde Alfa Michel con su sonrisa enigmática.- puedes volver a tu sitio.Me giro para salir por la puerta, pensando en que tengo que llamar urgentemente a Beau para ponerlo al tanto de la situación, y antes de que me haya dado tiempo a dar un paso, Alfa Michel vuelve a llamarme.- Bella.- dice. Con un tono mas dulce.- no es necesario que me llames de usted, ya hemos comido juntos, creo que es suficiente para romper el hielo. Puedes tutearme.Cabeceo para hacerle saber que me parece correcto, y salgo del despacho al fin. Voy al baño, me coloco un poco la ropa, el pelo, retoco mi maquillaje, y a la vuelta, con disimulo, busco el
- ¿A qué clase de mujeres te refieres Bella?- Yo no quería decir, bueno es que yo…Me estaba haciendo un lío sola, porque acababa de recordar que mi jefe es un hombre comprometido, y quizá mis comentarios anteriores han podido ofenderlo.- ¿No eres la clase de mujer que come algo antes de echarse a dormir?- ¿Qué?Me había descolocado completamente con esa pregunta, ¿qué es lo que quería decir?- Si, me refería a que pensaba invitarte a cenar para compensar tus horas extra, y ya que tu hora de salida ha pasado, supongo que tendrás la nevera vacía y pocas ganas de ir al supermercado a llenarla. Pero si te he ofendido, me disculpo, no pretendía insinuar nada inapropiado, te lo aseguro.¡Joder! La había liado con mi agresivo comentario. Al parecer Alfa Michel no tenía segundas intenciones con su invitación, y seguramente, en estos momentos, estaría pensando que soy una histérica que se cree el centro de atención.- Lo siento, yo pensaba…- No, de verdad, lo comprendo, solamente trataba
Pagué al taxista, y bajé del coche sin esperar a que me diera el cambio; estaba demasiado nerviosa, ¿y si Beau se daba cuenta de que había besado a Alfa Michel? No podía ni imaginarme su cara de decepción al descubrirlo.- Beau. No esperaba encontrarte aquí.- Oh, menos mal que llegas.- me responde él con una expresión inescrutable en sus ojos verdes.- llevo horas esperándote, ¿dónde estabas?Podría confesar la verdad, pero temo tanto que descubra que he besado a un lobo (a pesar de que ese beso haya sido el mejor de mi vida), que miento con una excusa estúpida e improvisada.- Siguiendo a la prometida del Alfa.- ¿De verdad? Vaya, vaya, muy bien, novata. No podía imaginarme que hicieras algo así por tu cuenta.- Si, si, se me ocurrió en cuanto llegué al restaurante.- Bueno, ¿y qué has descubierto?Y ahí es donde mi plan terminaba, ¿cómo podía haberme inventado una excusa tan terrible? Después de la comida en Sant’Angellos yo volví a la oficina, y Cathy comentó que tenía unas compras