Estoy en la sala de control de la guarida de los Cazadores, y no puedo dejar de golpear la moqueta con el zapato derecho. Es una manía que tengo, y que suele exagerarme cuando estoy nervioso, pero no hay nada que pueda hacer para evitarlo.
Bella debería haberse puesto en contacto hace horas, pues ya son casi las siete de la tarde, y desde la hora de comer, no sé nada de ella. Me juego mucho al haber asignado a una chica tan joven e inexperta a esa misión, pero yo sé lo que me hago, sé que Bella es nuestra mejor opción para dar caza al bastardo de Alfa Michel, y no precisamente por su inteligencia. La pobre mocosa es tan simple, que cuando la escogí para la misión dio varios saltitos en la silla, y me dio las gracias un millón de veces.
Sé que es perfecta para el puesto de secretaria, ya que desde la mesa de al lado podrá oír muchas conversaciones, verá muchos correos electrónicos con información jugosa, y llegará a conocer información con la que ahora solo podemos soñar.
Aún así, a pesar de que estoy convencido de mis decisiones, vuelvo a marcar el número de la línea secreta de Bella, y esta suena hasta que se acaban los tonos de llamada, y me envía al contestador. Cuelgo sin dejar ningún mensaje, ella ya sabe que tiene que llamar en cuanto véalas llamadas perdidas.
- ¡Joder!
Gritó y tiro mi móvil al suelo. Espero no haber cometido un error grave al escogerla, a fin de cuentas, los fundadores de los Cazadores están examinando con lupa cada decisión que tomo, ya que llevo muy poco tiempo al cargo, y sé de sobra que ya se cometa que no soy tan hábil como lo era mi padre. Eso me frustra mucho, porque me esfuerzo cada día para estar a la altura y nunca parece que lo que hago sea suficiente.
Tras otros cinco minutos en los que el teléfono móvil (ahora con la pantalla rota tras su golpe contra el suelo) no suena, decido que no puedo seguir aquí encerrado esperando noticias. Salgo de la sala, recorro un solitario pasillo de paredes bancas y alfombra gris, y me adentro en la zona de seguridad de la guarida. Es una zona restringida, y para entrar tengo que teclear un código en la puerta que da acceso. Después bajo las escaleras, y llego a un pasillo en penumbras, donde a cada lado se ven puertas numeradas. Son las celdas en las que esperan juicio los detenidos de cada manada. Y me dirijo a una puerta que conozco bien, es la 116.
La abro con el código de seguridad especial de las celdas, y nada más oír el crujido de la puerta al dejarme paso, ya me siento un poco más relajado.
Entró en silencio, y cierro tras de mi, lo último que quiero es que se produzca un intento de fuga, y los otros jefes me pregunten que es lo que hacía aquí a estas horas de la tarde.
En el interior de la celda, sentada en una esquina, apenas visible, hay una chica joven, una rubia espectacular (aunque debo reconocer que era mucho más hermosa cuando llegó, ahora le faltan varios kilos, y el pelo cortado a trasquilones no le favorece).
- Hola Vera.- digo con mi tono seductor.
- No, por favor,por favor, hoy no.
- Vera, si me recibes así, voy a pensar que no quieres verme, y seguro que no quieres que piense eso, ¿a qué no?
Vera lleva aquí dos meses,ocupando una celda que en todos los registros figura como vacía, y que solo yo sé que está ocupada. La capturé una noche, no en una redada, o intentando colarse en el cuartel general, no; la cacé mientras estaba en una discoteca, disfrutando de la noche. Supe quien era desde el primer momento, pero super esperar, no precipitarme. Mis instintos de cazador me gritaban que la sacara a rastras de aquel antro, y la metiera en mi furgoneta. Pero no, esperé, y cuando se despedía de sus amigas, ya de madrugada, un poco achispada y con los zapatos de tacón en la mano, la seguí, y le di caza.
La leona se resistió, intentó clavarme uno de los tacones en un ojo, me arañó hasta que grité, y al fin, cuando empezaba a pensar que tal vez me había equivocado al abordarla yo solo, dió un traspiés, y pude reducirla.
Después de eso, la metí en la parte trasera de mi furgoneta, la obligué a tomar un puñado de pastillas para dormir, y cuando despertó, estaba en la celda 116.
- Por favor, Beau.- me dice con su voz rota.- hoy no.
- Vera, ¿es que aún no sabes que no eres tú quien decide nada? Ahora eres mi prisionera, y vas a acatar mis órdenes, te guste o no.
- ¿Cuándo va a acabar ésto? ¿Cuando vas a matarme?
- Vera… ¿Cómo puedes preguntarme algo así?.- le respondo en tono sarcástico.- Eres mi invitada, no pienso matarte, vas a pasar aquí los años de vida que te queden.
Escuchó su sollozo, y sonrío satisfecho. Hace solo un par de semanas, protestaba, gritaba e incluso me escupía, pero ahora sé que he roto su alma. Parece que mi plan ha funcionado.
Me acerco a la esquina en la que se encuentra agazapada, la cojo del pelo, y la arrastro hacia el camastro. Ella no opone resistencia, aunque no podría hacerlo aunque quisiera, ya que en su comida diaria añado un par de calmantes que la mantienen dócil y dispuesta a hacerme pasar un buen rato. Dormida no, porque me gusta que sepa lo que le hago, y con qué frecuencia lo hago.
La tumbo sobre la cama, de espaldas, y le subo el vestido sucio que lleva puesto. Joder, puede que sea una loba, pero cada vez que veo ese culo redondo y perfecto… ¡buah! Siento que puedo explotar con lo caliente que me pone.
Me bajo los pantalones, con la verga ya dura, y me coloco entre sus nalgas. Noto cierta resistencia, es Vera intentando negarme la entrada a su cuerpo, y sé que podría subirle la dosis de los calmantes, pero no quiero, me gusta que se resista, eso lo hace más apetecible para mi.
- Bueno, Vera, ya sabes lo que viene ahora, voy a follarte ese culo hasta que me corra dentro de ti.
No puedo creer lo exigente que está siendo esta tarde Alfa Michel. Llevamos al menos cuatro horas en su despacho, con él dictándome mensajes, respasando su agenda, pidiéndome infinitas cosas que ni siquiera sé como se hacen…- Anotado.- digo cuando acabo de apuntar la última tarea en la lista.- ¿hay algo más que pueda hacer por usted ahora?- No, todo bien.- responde Alfa Michel con su sonrisa enigmática.- puedes volver a tu sitio.Me giro para salir por la puerta, pensando en que tengo que llamar urgentemente a Beau para ponerlo al tanto de la situación, y antes de que me haya dado tiempo a dar un paso, Alfa Michel vuelve a llamarme.- Bella.- dice. Con un tono mas dulce.- no es necesario que me llames de usted, ya hemos comido juntos, creo que es suficiente para romper el hielo. Puedes tutearme.Cabeceo para hacerle saber que me parece correcto, y salgo del despacho al fin. Voy al baño, me coloco un poco la ropa, el pelo, retoco mi maquillaje, y a la vuelta, con disimulo, busco el
- ¿A qué clase de mujeres te refieres Bella?- Yo no quería decir, bueno es que yo…Me estaba haciendo un lío sola, porque acababa de recordar que mi jefe es un hombre comprometido, y quizá mis comentarios anteriores han podido ofenderlo.- ¿No eres la clase de mujer que come algo antes de echarse a dormir?- ¿Qué?Me había descolocado completamente con esa pregunta, ¿qué es lo que quería decir?- Si, me refería a que pensaba invitarte a cenar para compensar tus horas extra, y ya que tu hora de salida ha pasado, supongo que tendrás la nevera vacía y pocas ganas de ir al supermercado a llenarla. Pero si te he ofendido, me disculpo, no pretendía insinuar nada inapropiado, te lo aseguro.¡Joder! La había liado con mi agresivo comentario. Al parecer Alfa Michel no tenía segundas intenciones con su invitación, y seguramente, en estos momentos, estaría pensando que soy una histérica que se cree el centro de atención.- Lo siento, yo pensaba…- No, de verdad, lo comprendo, solamente trataba
Pagué al taxista, y bajé del coche sin esperar a que me diera el cambio; estaba demasiado nerviosa, ¿y si Beau se daba cuenta de que había besado a Alfa Michel? No podía ni imaginarme su cara de decepción al descubrirlo.- Beau. No esperaba encontrarte aquí.- Oh, menos mal que llegas.- me responde él con una expresión inescrutable en sus ojos verdes.- llevo horas esperándote, ¿dónde estabas?Podría confesar la verdad, pero temo tanto que descubra que he besado a un lobo (a pesar de que ese beso haya sido el mejor de mi vida), que miento con una excusa estúpida e improvisada.- Siguiendo a la prometida del Alfa.- ¿De verdad? Vaya, vaya, muy bien, novata. No podía imaginarme que hicieras algo así por tu cuenta.- Si, si, se me ocurrió en cuanto llegué al restaurante.- Bueno, ¿y qué has descubierto?Y ahí es donde mi plan terminaba, ¿cómo podía haberme inventado una excusa tan terrible? Después de la comida en Sant’Angellos yo volví a la oficina, y Cathy comentó que tenía unas compras
Me estoy volviendo loco recordando una y otra vez el beso que acabo de compartir con mi secretaria. Bueno, Bella, porque en mi mente no es mi secretaria, sino mi futura Luna. ¿Es posible que ella se haya dado cuenta de lo que acaba de ocurrir? Bella es mi pareja destinada.Lo más frecuente es que los compañeros destinados se den cuenta de que lo son en cuanto se ven, es como un reconocimiento mutuo que les impide apartar la mirada, y les revuelve las entrañas. En el caso de los Alfas… no siempre sucede así. Es más difícil que la compañera destinada sea reconocida de una forma tan sencilla, en concreto en mi caso, acabo de darme cuenta al besarla.Reconozco que su perfume me volvía loco aunque cerrara la puerta que separa su despacho del mío, es como si se colara por debajo del quicio de la puerta y entumeciera mis sentidos… pero no sospechaba que era porque Bella es mi compañera elegida por la diosa Luna para mi.Es solo mitad loba, y hasta donde sé, no parece haberse convertido nunca
Bella, mi pequeña, ha desaparecido. Ya sé que últimamente ella y yo no hemos estado de acuerdo en muchas cosas, pero desde que se fue de casa clamando venganza contra los hombres lobo (tras descubrir que su padre era uno de ellos, pero nunca la reconoció como hija suya), nunca ha dejado de ponerse en contacto conmigo. A veces me llama y hablamos un rato largo, otras me envía un mensaje en el que pone que está muy ocupada, pero que se encuentra bien; y en ocasiones, me envía postales. A ella siempre le ha gustado enviar postales, dice que es como si estuviera de vacaciones, aunque procedan del lugar en el que lleva meses viviendo. Así que si, tengo una importante colección de postales de Ennisburgh, que es donde vive y trabaja desde hace un tiempo.Yo no estoy de acuerdo con su vida dedicada a la venganza, ni con que se una a esos desalmados de cazadores, que lo único que hacen es matar a lobos por su raza,ya sean culpables de algo o no. Pero cuando Bella me dijo que iba a unirse a los
Mi mente sigue dando vueltas, sé que hace ya varias horas de mi conversación con la madre de Bella, pero me resulta muy difícil hacerme a la idea de que ella es mi hermana. La pequeña y simpática Bella es mi medio hermana, y encima caza hombres lobo.En fin, esta información ya la digeriré más adelante, ahora lo que debo hacer es ponerme a llamar a conocidos y hacer averiguaciones discretas.Ciertamente, Mariam tiene razón en lo que dice, si alguien se entera de la descripción de mi medio hermana, y sabe a lo que se dedica, su lindo cuello estará en un peligro aún mayor; ningún lobo siente simpatía por los cazadores, en especial de las últimas matanzas.Hace unos meses, los cazadores cogieron a un grupo de escolares que habían salido de excursión, se los llevaron, los torturaron, y al darse cuenta de que no podían aportar ningún tipo de información útil, los mataron y los dejaron en medio del bosque en pedazos. No eran más que unos críos, doce años tenía el mayor.Y así, se cuentan po
Hoy tengo que estar concentrado, aunque no me apetezca, y aunque sea difícil conseguirlo, pues desde que encontré a mi Luna hace más de un mes, y después descubrí que era una traidora que se dedicaba a espiar para los cazadores, no he sido el mismo. He dejado pasar varias oportunidades de oro que podrían haber obtenido un buen rendimiento, he olvidado algunas reuniones de trabajo, y en general, mis clientes están desconcertados por mi falta de profesionalidad.Mi nueva secretaria, una chica castaña con muy mala memoria, ha dado a todo el mundo la excusa de que me encuentro mal, y que por ese motivo falto a ciertas reuniones. No la puedo culpar, a fin de cuentas, es difícil explicar porqué no me he presentado a recibir a algunos de los clientes más importantes que tiene esta empresa. Normalmente, odiaría que se comentara por ahí que estoy enfermo, da la sensación de que soy una persona débil, y yo jamás me he puesto enfermo, pero en esta situación, lo último que quiero explicar es que
Me miro las manos, buscando algo con lo que entretenerme mientras espero a que Alfa Michel regrese de su inesperada salida. Llevo una semana entera en Ennisburgh, lejos de Cat, lejos de Esme, y aunque mi compañera me llama a diario y enciende el vídeo para que pueda ver como se encuentran,no es suficiente, necesito abrazarlas, y olerlas, saber que estoy en casa, con mi familia.Pero como Cat dice, no puedo ignorar que Bella también es ahora mi familia; puede que no haya sabido que es mi hermana hasta hace muy poco tiempo, pero no puedo olvidarlo y pasar página cuando sé que ella puede estar en peligro. Así que, aquí estoy, en Ennisburgh, el último lugar en el que Bella estuvo (o al menos eso creo) antes de desaparecer.He investigado lo suficiente como para descubrir que la inconsciente de mi medio hermana había aceptado un trabajo para la manada Cumbre Helada, es más, era la secretaria personal del CEO, con el que yo me encuentro ahora reunido, pero hace más de un mes que nadie sabe