- ¿A qué clase de mujeres te refieres Bella?
- Yo no quería decir, bueno es que yo…
Me estaba haciendo un lío sola, porque acababa de recordar que mi jefe es un hombre comprometido, y quizá mis comentarios anteriores han podido ofenderlo.
- ¿No eres la clase de mujer que come algo antes de echarse a dormir?
- ¿Qué?
Me había descolocado completamente con esa pregunta, ¿qué es lo que quería decir?
- Si, me refería a que pensaba invitarte a cenar para compensar tus horas extra, y ya que tu hora de salida ha pasado, supongo que tendrás la nevera vacía y pocas ganas de ir al supermercado a llenarla. Pero si te he ofendido, me disculpo, no pretendía insinuar nada inapropiado, te lo aseguro.
¡Joder! La había liado con mi agresivo comentario. Al parecer Alfa Michel no tenía segundas intenciones con su invitación, y seguramente, en estos momentos, estaría pensando que soy una histérica que se cree el centro de atención.
- Lo siento, yo pensaba…
- No, de verdad, lo comprendo, solamente trataba de ser amable, pero supongo que me extralimitado.
- Estaría encantada de cenar contigo. Es solamente que no he tenido muy buenas experiencias anteriormente.
Espero que piense que he tenido un jefe acosador, porque lo que bajo ningún concepto voy a contarle, es que mi padre es un lobo y que nunca he llegado a conocerlo. No, esa parte de mi historia es aún una herida abierta en mi corazón, y no quiero que nadie se entere de ello.
- En ese caso… Vamos a cenar, ya te he robado bastantes horas por hoy.
Yo me levanto, y lo acompaño un poco nerviosa, ahora que todo ha salido bien,que no me ha despedido por ser una borde, me doy cuenta de que no tengo ni idea de adonde nos dirigimos. Quizá me suceda como al mediodía, y vaya vestida inapropiada para el lugar.
- ¿Adónde vamos a cenar? Es que no tengo ropa para cambiarme, ya he usado mi blusa de repuesto.
- Tranquila, te aseguro que adonde vamos, da igual que no vayas vestida de noche.
Su tono hace que me estremezca y piense que después de todo, quizá si que haya descubierto mi trampa, y sepa que soy una espía.
Se encamina hacia el parking, y yo lo sigo como hago siempre que me lleva con él a su casa de la manada, en esos días en los que necesita que ejercer como Alfa, pero también quiere seguir siendo el CEO de la compañía, y me pide que avance trabajo mientras él soluciona los problemas de la manada.
Nos detenemos frente a su SUV oscuro, y como siempre cuando ocupo el asiento del copiloto, siento como el cuero de color crema abraza mi cuerpo. Este coche me encanta, en cómodo, veloz y subida en él me siento segura, casi como cuando estoy cerca de Alfa Michel, me dice mi subconsciente, pero yo reniego de esas palabras que se cuelan de forma traicionera en mi mente.
Me doy cuenta de que hoy está siguiendo un camino distinto al que suele tomar siempre que voy con él, y me pregunto adonde nos dirigiremos.
Tras varios minutos, me doy cuenta de que nos estamos acercando al centro de la ciudad, y me sorprendo cuando entra a un garaje particular, en medio de la ciudad, y aparca.
- ¿Adónde vamos?
- A un sitio muy privado, señorita Bella, lo vas a ver enseguida.
Y efectivamente lo veo pronto, en cuanto el ascensor que sale del garaje nos deja en la planta diez de una de las torres más espectaculares de la ciudad. Yo nunca he visto nada semejante, de hecho, solo puedo soñar con visitar un lugar como este, ya que el alquiler en estas torres es muy elevado, y no podría pagármelo ni aunque cobrara el doble de lo que me paga ahora Alfa Michel.
El décimo piso está dividido en tan solo dos apartamentos, y cuando entramos al que está a la izquierda, me sorprendo con la decoración moderna y sofisticada del lugar. El salón es inmenso, de hecho, creo que la casa entera de mi infancia podría meterse aquí dentro, y aún quedaría hueco.
- ¿Es tu casa?
- Si, Bella, es el piso en el que vivo los días que salgo muy tarde, o cuando no es necesario que esté en la casa de la Manada.
- ¡Vaya! Es bastante espectacular, no tenía ni idea de que vivías en un lugar así.
- Bueno, es que llevas muy poco tiempo trabajando para mi. ¿Por qué no me acompañas a la terraza?
Me guía hacia un extremo del salón, donde una parte de la cristalera se abre y da paso a una preciosa terraza con vistas a toda la ciudad.
- ¡Guau! Es espectacular, nunca había tenido unas vistas tan buenas de la ciudad, si yo fuera tú, no podría moverme de esta terraza.
- No es para tanto, te aseguro que al cabo de un tiempo, te acostumbras. Pero de momento, ¿por qué no te quedas aquí y te traigo una copa de vino?
- No, gracias, no me apetece alcohol. Pero si tienes limonada, te lo agradecería mucho.
- Por supuesto.
Vuelve con un precioso vaso de cristal tallado a los cinco minutos, me lo ofrece, y me pide que me relaje,mientras enciende el hilo musical, que reproduce jazz en un tono perfecto para relajarse.
Me quedo obnubilada en aquella terraza, sentada en una de las butacas de ratán y bebiendo a sorbitos mi limonada, imaginando qué es lo que harán todas las personas que viven en aquella ciudad. No es que pueda ver a nadie, desde esa altura, y con la distancia que hay hasta el siguiente edificio, no se ve ni una sola persona.
Alfa Michel vuelve media hora más tarde, cargado con una enorme fuente de spaghetti, y dos platos vacíos. La comida hace que me ruja el estómago, y el sonido que emiten mis tripas es tan escandaloso que ambos nos echamos a reír cuando acaba de sonar.
- No sabía que supieras cocinar, creía que solo eras uno de esos CEOs obsesionados con el trabajo.
- Ummm.- dice él dubitativo.- realmente no sé cocinar, mis conocimientos ni siquiera me permiten preparar esta cena, pero tengo una asistenta maravillosa que me deja siempre comida recién preparada. Aunque bueno, no te creas, hoy me había dejado los spaghetti pre hechos, he tenido que cocerlos unos minutos para que acabaran de cocinarse.
Me echo a reir por su sinceridad y por las caras que pone mientras me explica como ha conseguido acabar de preparar la cena; realmente, si no nos hubiéramos conocido en las circunstancias actuales, creo que Alfa Michel habría llegado a gustarme. De hecho, durante la cena me relajo observando la vida nocturna de la ciudad, charlamos como si no fuéramos jefe y empleada, sino nuevos amigos, y disfruto de una comida casera, algo que hacía mucho tiempo que no probaba, ya que con mi nuevo trabajo, y todas las actividades de los Cazadores, de lo único que me queda tiempo es de recalentar comida de lata que adquiero en grandes cantidades en el supermercado.
- Bueno, Bella, no quiero ser mal anfitrión.-dice Alfa Michel tras una sobremesa que ya se ha alargado mucho más de lo que es normal.- pero creo que debería llevarte a tu casa para que puedas dormir el número de horas necesario.
- No es necesario que me lleves, de verdad, puedo tomar un taxi, seguro que por esta zona pasan muchos.
Al final él se niega a que vaya sola a casa, y yo agradezco que me lleve, la verdad es que estoy muy cansada esta noche, he tenido muchas emociones durante el día. Voy al baño antes de salir, y a mi vuelta, observo que Alfa Michel se ha puesto en pie, y está mirando hacia la calle.
- Creía que después de un tiempo te acostumbrabas a estas vistas, pero veo que a ti aún te fascinan.
Se gira lentamente, algo que resulta extraño en un hombre de su estatura y complexión, y me mira con los ojos muy abiertos, como si quisiera leer en mi mente sin preguntarme nada. Durante un instante contengo la respiración, no digo nada, me limito a devolverle esa mirada profunda y devastadora, y observo como él contempla mis ojos, mi nariz, y más tarde, mis labios.
Podría haberme movido, podría haber roto la magia con una sola frase que hubiera salido de mi boca, porque sabía que el poder estaba en ese instante en mis manos, pero no lo hice, tenía curiosidad por probar sus labios, por descubrir si el sabor era tan embriagador como mi mente imaginaba. Quería oler ese perfume penetrante más cerca, tenerlo pegado a mi cuerpo.
- Voy a besarte.
Lo anunció como si fuera un hecho consumado, algo que iba a suceder inevitablemente, y yo, asentí imperceptiblemente, otorgándole acceso a mi boca sin limitaciones. Y él lo hizo, atrajo mi cuerpo hacia el suyo colocando su mano detrás de mi cuello, bajó su cabeza hasta que nuestros labios se encontraban a unos milímetros de distancia, y entonces, me besó. Y que beso,madre mia, sus labios tomaron el control de los míos, los acariciaron, los amaron, y los poseyeron mientras su lengua peleaba con la mia en una lucha injusta, porque pronto fui consciente de que Alfa Michel era un experto en besos. Besaba como si el mundo estuviera a punto de acabarse y yo fuera la última persona a la que iba a ver, y eso me gustó.
Su mano, que al inicio sujetaba mi cuello,recorría ahora mi espalda, acariciando unas terminaciones nerviosas que me hacían temblar de placer. Me sentía dentro de una nube, mientras respondía a su beso, y dejaba que mis manos exploraran aquel torso que tantas fantasías había generado en mi mente.
- Ésto no está bien.
Y con esas cuatro palabras, la magia desapareció sin más. De pronto él apartó su boca de la mia, y yo fui consciente de que era un hombre comprometido, mi jefe, y el Alfa al que los Cazadores me habían mandado a investigar. ¿Cómo era posible que hubiera caído en sus brazos como una colegiala aturdida?
Salí corriendo sin decir nada, sin despedirme, sin esperar a que volviera a ofrecerse a llevarme a casa, ni siquiera recuerdo si cerré al salir, solo sé que huí sin decir nada, sin pensar que quedaban menos de doce horas para que tuviera que volver a estar frente a él.
Cogí el primer taxi que pasó por la calle, le di mi dirección, y cerré los ojos intentando eliminar de mi mente lo sucedido. ¿Qué pasaría ahora? ¿Me despediría? ¿Se enterarían los Cazadores de como me había comportado?
Bueno, desde luego el recuerdo del beso se desvaneció de mi subconsciente en cuanto el taxi enfiló la calle en la que vivía, porque varios metros antes de llegar a mi portal, pude ver que Beau me esperaba a la puerta. ¡Cielos! ¿Cómo había olvidado que aún no había contactado con él desde este mediodía?
Pagué al taxista, y bajé del coche sin esperar a que me diera el cambio; estaba demasiado nerviosa, ¿y si Beau se daba cuenta de que había besado a Alfa Michel? No podía ni imaginarme su cara de decepción al descubrirlo.- Beau. No esperaba encontrarte aquí.- Oh, menos mal que llegas.- me responde él con una expresión inescrutable en sus ojos verdes.- llevo horas esperándote, ¿dónde estabas?Podría confesar la verdad, pero temo tanto que descubra que he besado a un lobo (a pesar de que ese beso haya sido el mejor de mi vida), que miento con una excusa estúpida e improvisada.- Siguiendo a la prometida del Alfa.- ¿De verdad? Vaya, vaya, muy bien, novata. No podía imaginarme que hicieras algo así por tu cuenta.- Si, si, se me ocurrió en cuanto llegué al restaurante.- Bueno, ¿y qué has descubierto?Y ahí es donde mi plan terminaba, ¿cómo podía haberme inventado una excusa tan terrible? Después de la comida en Sant’Angellos yo volví a la oficina, y Cathy comentó que tenía unas compras
Me estoy volviendo loco recordando una y otra vez el beso que acabo de compartir con mi secretaria. Bueno, Bella, porque en mi mente no es mi secretaria, sino mi futura Luna. ¿Es posible que ella se haya dado cuenta de lo que acaba de ocurrir? Bella es mi pareja destinada.Lo más frecuente es que los compañeros destinados se den cuenta de que lo son en cuanto se ven, es como un reconocimiento mutuo que les impide apartar la mirada, y les revuelve las entrañas. En el caso de los Alfas… no siempre sucede así. Es más difícil que la compañera destinada sea reconocida de una forma tan sencilla, en concreto en mi caso, acabo de darme cuenta al besarla.Reconozco que su perfume me volvía loco aunque cerrara la puerta que separa su despacho del mío, es como si se colara por debajo del quicio de la puerta y entumeciera mis sentidos… pero no sospechaba que era porque Bella es mi compañera elegida por la diosa Luna para mi.Es solo mitad loba, y hasta donde sé, no parece haberse convertido nunca
Bella, mi pequeña, ha desaparecido. Ya sé que últimamente ella y yo no hemos estado de acuerdo en muchas cosas, pero desde que se fue de casa clamando venganza contra los hombres lobo (tras descubrir que su padre era uno de ellos, pero nunca la reconoció como hija suya), nunca ha dejado de ponerse en contacto conmigo. A veces me llama y hablamos un rato largo, otras me envía un mensaje en el que pone que está muy ocupada, pero que se encuentra bien; y en ocasiones, me envía postales. A ella siempre le ha gustado enviar postales, dice que es como si estuviera de vacaciones, aunque procedan del lugar en el que lleva meses viviendo. Así que si, tengo una importante colección de postales de Ennisburgh, que es donde vive y trabaja desde hace un tiempo.Yo no estoy de acuerdo con su vida dedicada a la venganza, ni con que se una a esos desalmados de cazadores, que lo único que hacen es matar a lobos por su raza,ya sean culpables de algo o no. Pero cuando Bella me dijo que iba a unirse a los
Mi mente sigue dando vueltas, sé que hace ya varias horas de mi conversación con la madre de Bella, pero me resulta muy difícil hacerme a la idea de que ella es mi hermana. La pequeña y simpática Bella es mi medio hermana, y encima caza hombres lobo.En fin, esta información ya la digeriré más adelante, ahora lo que debo hacer es ponerme a llamar a conocidos y hacer averiguaciones discretas.Ciertamente, Mariam tiene razón en lo que dice, si alguien se entera de la descripción de mi medio hermana, y sabe a lo que se dedica, su lindo cuello estará en un peligro aún mayor; ningún lobo siente simpatía por los cazadores, en especial de las últimas matanzas.Hace unos meses, los cazadores cogieron a un grupo de escolares que habían salido de excursión, se los llevaron, los torturaron, y al darse cuenta de que no podían aportar ningún tipo de información útil, los mataron y los dejaron en medio del bosque en pedazos. No eran más que unos críos, doce años tenía el mayor.Y así, se cuentan po
Hoy tengo que estar concentrado, aunque no me apetezca, y aunque sea difícil conseguirlo, pues desde que encontré a mi Luna hace más de un mes, y después descubrí que era una traidora que se dedicaba a espiar para los cazadores, no he sido el mismo. He dejado pasar varias oportunidades de oro que podrían haber obtenido un buen rendimiento, he olvidado algunas reuniones de trabajo, y en general, mis clientes están desconcertados por mi falta de profesionalidad.Mi nueva secretaria, una chica castaña con muy mala memoria, ha dado a todo el mundo la excusa de que me encuentro mal, y que por ese motivo falto a ciertas reuniones. No la puedo culpar, a fin de cuentas, es difícil explicar porqué no me he presentado a recibir a algunos de los clientes más importantes que tiene esta empresa. Normalmente, odiaría que se comentara por ahí que estoy enfermo, da la sensación de que soy una persona débil, y yo jamás me he puesto enfermo, pero en esta situación, lo último que quiero explicar es que
Me miro las manos, buscando algo con lo que entretenerme mientras espero a que Alfa Michel regrese de su inesperada salida. Llevo una semana entera en Ennisburgh, lejos de Cat, lejos de Esme, y aunque mi compañera me llama a diario y enciende el vídeo para que pueda ver como se encuentran,no es suficiente, necesito abrazarlas, y olerlas, saber que estoy en casa, con mi familia.Pero como Cat dice, no puedo ignorar que Bella también es ahora mi familia; puede que no haya sabido que es mi hermana hasta hace muy poco tiempo, pero no puedo olvidarlo y pasar página cuando sé que ella puede estar en peligro. Así que, aquí estoy, en Ennisburgh, el último lugar en el que Bella estuvo (o al menos eso creo) antes de desaparecer.He investigado lo suficiente como para descubrir que la inconsciente de mi medio hermana había aceptado un trabajo para la manada Cumbre Helada, es más, era la secretaria personal del CEO, con el que yo me encuentro ahora reunido, pero hace más de un mes que nadie sabe
Tras diez minutos, he conseguido que las manos dejen de temblarme, y mi cara está de nuevo visible, tras mojarme con agua fría. Me siento preparado para regresar a mi reunión de negocios. Pero en cuanto me acerco a mi despacho, me doy cuenta de que algo extraño está sucediendo.Mi invitado, Dean, ha salido de mi despacho y está ahora hablando con mi secretaria. La pobre chica nueva, que aparte de torpe es confiada, está contando todo lo que sabe sobre Bella. Y ahí es donde comienza mi desconfianza.¿Por qué una persona que viene a hacer negocios con nosotros por primera vez le estaría preguntando a una secretaria por la que estuvo antes que ella? Pero si la mayoría de mis clientes pasan por la mesa de Silvia y ni siquiera se dan cuenta de que existe, a no ser que necesiten algo, por supuesto. ¿Cómo es que este hombre sabe de la existencia de Bella?Trato de hacer memoria, quizá hayamos estado en contacto antes, es posible que él haya hablado con Bella, y yo no lo sepa. Pero hay algo e
Conduzco hasta mi apartamento de la ciudad, tomo un bocado rápido que encuentro en la nevera, y me doy una ducha que dura más de lo estrictamente necesario, pero que me ayuda a relajarme un poco después del día de perros que he tenido.Después de todo eso, vestido con ropa deportiva, salgo de mi apartamento, tomo el ascensor, y subo hasta el piso número veinticinco. Abro la puerta con una tarjeta, ya que esta planta, aunque en apariencia es idéntica a la planta en la que se encuentra mi apartamento, tiene seguridad reforzada. La puerta, de última generación solo se abre con esa tarjeta, que desbloquea las diez barras de hierros fundido que contiene. Forzarla, o incluso abrir un boquete en ella, es una misión casi imposible. Cualquiera que lo intentara tardaría horas, y mis cámaras están preparadas para avisar a mi seguridad privada en menos de diez segundos si detectan a algún desconocido en la puerta de la planta veinticinco.Entro en el apartamento, y como siempre que subo aquí, me