Durante la noche Brandon estaba delante de la estación de autobús caminando de un lado a otro preocupado, porque ya había pasado una hora y Elyanna todavía no había aparecido. Llovía mucho aquella noche y él estaba entero mojado a penas con una mochila en la espalda con lo poco que tenía, cuando de repente una camioneta vieja que Brandon conocía muy bien se paró delante de él.
–¡¡¿Es que te has vuelto loco muchacho?!!– Exclamó Cyrus bajándose de la camioneta acercándose a su hijo. –¿Te ibas a marchar dejándome solamente una carta despidiéndose?
–No intentes impedírmelo papá, me iré muy lejos de aquí con Ely. Nadie nos impedirá de ser felices juntos. –Habló Brandon con vehemencia y su padre miró alrededor.
–¿Y dónde se supone qué está tu princesa, que no la veo aquí contigo?
–No lo sé papá, se habrá retrasado, pero yo sé que vendrá, Elyanna me ama y quiere estar conmigo. –Contestó Brandon angustiado porque Elyanna todavía no había llegado.
–Ella no vendrá Brandon, Elyanna jamás abandonará la mansión de su familia para vivir en la calle contigo. No seas tan ingenuo hijo. – Habló Cyrus colocando una mano sobre el hombro de su hijo viendo como se mordía los labios mientras que sus ojos comenzaban a cristalizarse.
–No es cierto papá, a Elyanna no le importa el dinero, yo soy lo más importante de su vida.
–A todos nos importa el dinero, y puede que ella te ame, pero se habrá asustado de imaginarse alejada de la seguridad que le brindan sus padres. – Replicó Cyrus sacando de su chaqueta un sobre. – Tu futuro no está al lado de esa chica hijo, está en este sobre.
–¿Qué esto papá? – Preguntó Brandon mirando el sobre intrigado.
–Te han ofrecido una beca de estudios para la Universidad, aquí encontrarás lo que necesitas para lograr todo lo que te propongas Brandon, incluso esa chica. Sube a la camioneta hijo, nos vamos. –Murmuró Cyrus y Brandon miró la carretera por donde supuestamente llegaría Elyanna. – Nadie quiere a un fracasado hijo, es lo primero que debes aprender en esta vida.– Murmuró y Brandon lo siguió.
–¿Os marcháis de la ciudad Cyrus? – Preguntó el guardia de la estación del pequeño pueblo, que los conocía de toda la vida.
–Así es Norman, ya no queda nada en este pueblo para nosotros. – Contestó Cyrus y le hombre bajó la cabeza porque conocía bien la situación en la que estaban, todo el pueblo hablaba de ellos.
Brandon se subió a la camioneta para marcharse a Massachussets con su padre, mirando la estación de autobús con un nudo en la garganta, pensando que tal vez su padre tuviera razón que Elyanna sintió miedo y por eso no apareció para escaparse con él, pero lo que Brandon no se imaginaba es que ella estaba en su casa luchando con todas sus fuerzas para ir en su encuentro.
–¡¡Si sales por esta puerta para irte con ese bueno para nada, no volverás a entrar aquí nunca más, te puedes olvidar que tienes una familia!!– Vociferó Simon mirando a su hija con desprecio mientras que la hermana de Elyanna y su madre le rogaban que no la echará a la calle, pero ella levantó la cabeza con determinación con su labio sangrando después del golpe que le había propinado su padre y habló.
–No volveré a tu casa nunca más Simon White y esto no lo hago solamente por Brandon, también lo hago para ser libre. – Contestó Elyanna con vehemencia, después miró a su hermana pequeña y a su madre con tristeza porque sabía que sería la última vez que las vería.
Después abandonó la casa de sus padres y caminó por la carretera rezando a Dios de que Brandon no se hubiera cansado de esperarla, porque él era lo único que le quedaba en aquel momento.
Cuando Elyanna llegó a la estación de autobús ya era muy tarde y Brandon no estaba, ella se desesperó sin saber qué hacer cuando el guardia le contó que él se había marchado de la ciudad con su padre y en aquel pueblo no quedaba nada para ella.
Elyanna se sentó en un pequeño banco que había delante de la estación mirando el último autobús que había allí y tomó una decisión, se armó de valor y caminó hasta él.
–Disculpa, ¿a dónde va este autobús? – Preguntó Elyanna al conductor que estaba sentado tomándose un café y él hombre levantó la mirada para verla.
–Este autobús va a California niña, partimos en diez minutos. – Contestó el hombre
Entonces Elyanna se giró para mirar alrededor por última vez y pensó en sus ahorros que tenía guardados en la pequeña mochila.
Diez minutos más tarde Elyanna estaba sentada en el autobús mirando por la ventana con la mirada perdida pensando en Brandon y le dolía imaginar que tal vez él estaría imaginando que ella había desistido de escaparse con él y por eso se había marchado con su padre, entonces se maldijo por no haber sido más fuerte cuando se enfrentó a su padre, porque entonces hubiera podido llegar a tiempo para irse con Brandon.
–Te encontraré mi amor, te juro que algún día volveremos a vernos y espero que puedas perdonarme por haber sido tan débil.
San Francisco, en la actualidad.Elyanna estaba agachada en medio de la calle recogiendo todas las cosas que se habían caído de su bolso, después de que un hombre se hubiera chocado con ella y ni siquiera se hubiese molestado en ayudarla. La chica miraba con inquietud la parada donde estaba el autobús, que debería coger para volver a su casa y lo peor es que era el último que pasaba aquellas horas de la noche.Cuando todas sus cosas ya estaban guardadas en el bolso, Elyanna corrió lo más rápido que pudo para llegar a la parada, pero cuando estaba casi llegando el autobús se marchó dejándola sola en aquella calle sola.La chica resopló con cansancio porque debería coger otro autobús que la dejaría a unas cuantas calles de su casa, que infelizmente estaba en un barrio muy peligroso de San Francisco, entonces miró el reloj para ver la hora y se preocupó porque eran casi las once de la noche. En aquel día había muchísimo trabajo en la empresa, todos los empleados estaban como locos para e
Nueva YorkBrandon tiró su maletín sobre el carísimo sillón de cuero que había en su oficina mientras que su secretaria entraba de tras de él nerviosa, sujetando una taza de café. Él se quitó el abrigo entregándolo a ella para que lo guardará y agarró la taza antes de sentarse en la silla detrás de su escritorio.–¡A veces pienso que eres estúpida! –Escupió Brandon y la chica bajó la cabeza apenada. – ¿Cuántas veces te he dicho que debes avisarme con antelación cada vez que haya un cambio en mi agenda?–Lo siento señor Müller, pero el señor Butt ha avisado hace menos de dos horas que no podrá comparecer a la reunión con una de las empresas para hablar sobre el lanzamiento de la nueva colección que tienen. – Murmuró la mujer asustada, deseando no recibir otra amenaza de despido.–¡Maldito Christian! –Vociferó Brandon golpeando su mesa. – ¿Y no hay nadie que pueda ir en su lugar a parte de mí?–No señor, los señores Butt no pueden comparecer a la reunión porque... bueno, ya sabe usted e
–¡Son preciosos Cassie, eres una verdadera artista! –Habló Elyanna maravillada mirando todos los diseños de joyas que habían sobre la mesa de su amiga.–¿Artista yo? – Preguntó Cassie con incredulidad abriendo mucho los ojos mirándola. –Tú sí que eres una verdadera artista cuando se trata de crear joyas. – Afirmó agarrando la muñeca de Elyanna para ver las pulseras que llevaba puestas. – Es increíble lo que haces Ely, ninguno de mis dibujos es capaz de superar una de esas pulseras, eso sin contar el collar que llevas puesto. – Murmuró y agarró entre sus dedos el dije que llevaba Elyanna en su cuello. – ¿Son las iniciales de tu adorado Brandon, ¿verdad? –Preguntó mirando las letras que habían grabadas en el dije.–¡Así es, mi primero y único amor! –Contestó Elyanna con una tierna sonrisa en su rostro mirando aquellas iniciales que significaban tanto para ella.–¿Todavía tienes alguna esperanza de volver a estar con él? – Preguntó Cassie con curiosidad mientras que organizaba los dibujo
Brandon no supo que hacer, había pensado tantas veces en aquel momento y en cada uno de sus sueños, pero cuando finalmente la tenía delante no sabía que decirle, olvidó hasta su propio nombre. Entonces el gerente llamó la atención de Brandon sacándolo de su aturdimiento y despertando a Elyanna del estado de shock en el que se encontraba.–¿Señor Müller a usted que le parece? ¿Señor Müller? –Preguntó el gerente extrañado al ver que su jefe parecía aturdido mirando a la asistenta personal de la subgerente.–¿Qué...qué...qué dijiste? – Preguntó Brandon haciendo un esfuerzo para gesticular la pregunta girándose para ver al gerente y Elyanna se apartó de él al darse cuenta de que los demás comenzaban a mirarlos extrañados, entonces se giró para ver al gerente intentando recomponerse.Elyanna se dio la vuelta llevándose una mano a la boca para ahogar un sollozo por la impresión tan grande que había tenido de volver a encontrar a Brandon y salió de la sala de reuniones. En el pasillo Elyanna
Brandon tenía ganas de colgar la llamada y entrar al bar para ver a Elyanna que había desaparecido de su campo de visión, pero conocía muy bien a su padre y sabía que ignorarlo no sería una buena idea.–¿Qué pasa con Daisy ahora, papá? – Preguntó Brandon disgustado porque nada le molestaba más que los desplantes de su esposa.–Ha pasado toda la maldita tarde llenándome la cabeza con vuestros problemas matrimoniales. – Escupió Cyrus. – Ella dice que quiere tener un bebé, pero que tú te niegas.–Y seguiré así viejo, Daysi puede borrar de su cabeza la idea de tener un hijo mío, porque eso no va a pasar. – Contestó Brandon enojado apretando los dientes, recordando lo insistente que estaba su mujer con la idea de tener un hijo.–Pues sabes perfectamente que debes tenerla contenta. – Habló Cyrus con un tono más relajado.–¡Ni muerto papá, no pienso tener un hijo con Daysi Butt! –Exclamó Brandon con rabia. – Tener un hijo con ella no está incluido en nuestro plan viejo.–Lo sé, lo sé, pero e
–¿Seguro que no te importa cerrar el bar esta noche? – Preguntó Dex el compañero de Elyanna mirándola con carita de perro abandonado.–¡¡No Dex, vete con tu chica que estará como loca esperándote!!– Contestó Elyanna con una sonrisa, para enfatizar que no había problema y él volvió a dejar otro beso en su mejilla.–¡Serás la madrina de la boda nena, eso que te quede muy claro! –Exclamó Dex saltando la barra para marcharse y cuando pasó por Brandon se dio cuenta de que parecía querer matarlo con la mirada, pero estaba tan entusiasmado con la sorpresa que había preparado para su novia que no le dio mucha importancia y salió del bar.Cuando la mirada de Brandon volvió a cruzarse con la de Elyanna los dos sonrieron con timidez, entonces él se sentó en uno de los taburetes altos que estaban pegados a barra y la chica se acercó para atenderlo.–¿Qué vas a querer tomar? Te aviso que es por cuenta de la casa. – Preguntó Elyanna mirando las botellas que había detrás de ella y después se mordió
Brandon estaba sentado en la silla de su despacho enojado, porque quería estar con Elyanna después que terminase su trabajo, pero la chica le había dicho que tenía un compromiso con la diseñadora y Brandon odiaba no ser una prioridad para Elyanna en aquel momento, pero su humor se puso peor cuando su teléfono móvil comenzó a sonar y se vio obligado a contestar.–¿Qué es lo que quieres ahora Daisy, ya te dije que estoy trabajando? – Preguntó Brandon molesto contestando a la llamada de su esposa.–¿De verdad que estarás fuera una semana entera? – Preguntó Daisy con tristeza y Brandon giró los ojos porque sabía que iba a empezar con sus berrinches.–Sí cariño, hay mucho que hacer en San Francisco y no pienso marcharme hasta que todo esté arreglado en esta empresa. –Murmuró Brandon recostándose en su silla pensando en Elyanna, porque ella era el verdadero motivo por el cual seguía en San Francisco.–Bueno cariño, entonces yo podría ir y estar contigo…–¡¡No, de ninguna manera Daisy, no qu
Horas más tarde Elyanna estaba recogiendo sus cosas para marcharse, había quedado con Cassie para tomar algo y quería darse prisa para ir buscarla. Cuando la secretaria del gerente se acercó al pequeño escritorio que tenía Elyanna, al lado de la puerta de la oficina de Rebeca.–Elyanna, necesito que me ayudes con algunas fotocopias para los documentos que necesita el departamento de Marketing. – Pidió la chica y Elyanna miró su bolso que estaba encima del escritorio sin saber que hacer, porque su turno ya había terminado.–Es que estaba a punto de salir Sheila, ya he terminado mi turno. – Contestó Elyanna con expectación porque llevaba días haciendo horas extras, que encima no eran bien remuneradas.–Bueno, no te preocupes, te puedes marchar si quieres, mañana le comentaré a la subgerente sobre tu poco rendimiento en esta empresa. – Escupió la secretaria y Elyanna frunció el ceño indignada, porque se dejaba la piel en aquel trabajo, pero no podía discutir con alguien que llevaba años