Nueva York, enero 2019Edward Decksheimer, el CEO de arquitectura más importante de todo Estados Unidos estaba en la misma sala que yo el día que nos conocimos, donde me había enterado que sería el padrino de graduación de mi generación, él no se había sentido bien y me ofrecí para ayudarlo.Pasmado, sudoroso, demasiado nervioso, esos eran sus síntomas, pero intenté calmarlo, seguro había tenido uno de esos ataques de ansiedad o algo por el estilo, sin embargó huyó de mi lado en cuanto pudo. A pesar de que me preocupe y de haber preguntado a mis directivos sobre el estado del señor Decksheimer, nadie pudo darme razón de él.Hasta que volví a verlo de camino a la dirección del decano.—¡Señor Decksheimer, que gusto volver a verlo! —le dije con alivio.Edward es muy guapo, su cabello castaño claro muy bien peinado, su rostro limpio y fresco, aunque su mirada siempre había sido desconfiada, al igual que sus muecas, a mí me parecía que era un hombre demasiado experimentado y era obvio que
Nueva York, Brooklyn, enero 2022.VivianNo es que sea promiscua, pero la verdad es que necesito desahogarme de todo este estrés que me ha llevado mudarme, así que intento no parecer demasiado concentrada en mi búsqueda de … algo, para no llamar la atención de mi torbellino.—Mamá—me llama una vez, pero sé que comenzará con una lluvia incesante de “mamás” hasta que voltee a verlo—, mamá, mamá, mamá, mamá.—¿Qué sucede, cariño? —guardo mi celular para que no se dé cuenta de lo que estoy haciendo y comience con preguntas que no quiero lidiar, le di un trago a mi copa de vino.—¿Puedo llevar mi dinosario? ¿puedo, puedo, puedo? —saltó aferrando su peluche mochila.—Sí, cariño, si puedes, pero ya es hora de dormir, mañana nos espera un día muy emocionante.—Eta bien—salió corriendo hacia su habitación y comencé a escuchar como algunas cosas salían disparadas.En cuanto se fue continúe con mi búsqueda, la aplicación de Bee Luxury podía darme una buena cita con alguien que no fuera completam
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022. Vivian2 meses después. Me dejé caer en mi nuevo sillón giratorio, lo acaricié como si fuese esa nueva chaqueta que vi ayer, deseable.Llevo dos meses bien trabajados, pero estoy como la mierda, y esta oficina me recuerda que las cosas que estoy haciendo están dando frutos. Pese a que era pequeña, ya no tenía que compartir cubículo con otras personas.Dos toquidos me hicieron levantar la vista.Adrián se asomó.—¿Cómoda?Después de haber firmado un contrato, Pierce me dio un mes de prueba, pero, al ver que soy excelente en mi trabajo, dejó de lado su escrutinio y me ha dado una oficina, y por supuesto, su carácter agrio para conmigo se ha estado mancillando.Sin embargo, con quien tuve una conexión mística ha sido con su hijo, Adrián Macovei, pese a que tenemos la misma edad, Adrián parece un niño. Cuando lo conocí, me pareció un tipo muy atractivo, tiene el cabello azabache de su padre, sus cejas pobladas, pero sus ojos son castaños claros que pare
Fráncfort de Meno, Alemania, enero 2022. Edward—¿Quieres cerrar la puta boca? —estallé, cuando los chillidos incesantes de Josephine seguían ladrando del otro lado del celular.—Solo quiero mi maldito dinero a tiempo.—Eso arréglalo con los abogados—colgué.Llevaba cuatro años divorciado de esa mujer y seguía causándome molestias, un maldito grano en el culo.Regresé a Fráncfort solo por una cosa, despedirme de mi abuelo.Recibí la noticia ayer, solo a él se le ocurría morirse en un día tan importante, se suponía que hoy vería a Pierce Macovei para un acuerdo de paz. Pero hasta el último momento, a mi padre se le ocurría arruinarlo.Quizá fue mal augurio, ya de por sí él odiaba los Macovei, pero nada me impediría regresar y cerrar el trato.Llegué directamente al jardín familiar, había apenas diez personas, entre ellas el cura, debíamos apresurarnos para enterrarlo, pues el frio era demasiado. Esperé a que todos me dieran el pésame y poco a poco se iban.—Lamento mucho tu perdida, E
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022.EdwardMi secretaria dio dos toquecitos a la puerta y luego abrió.—Señor, hoy es el día cinco.Solté un suspiro, miré el reloj.Aubrielle debía llegar en poco tiempo.—Prepara todo.—Sí, señor.Los días cinco de cada mes, Aubrielle y yo compartíamos el desayuno, aunque quisiera verla más tiempo, el juez que había otorgado la custodia a Josephine había estipulado que podía ver a Aubrielle los días cinco de cada mes, pase lo que pase.Media hora después anunciaron la llegada de Aubrielle.Tomé mi saco y bajé para encontrarme con ella.—Mein Schatz—(querida mía), me detuve en seco.Estaba diferente, su cabello antes rubio, ahora estaba pintado de un rojo demasiado llamativo, tenía un arcillo en la nariz, su vestimenta, desde los enormes pantalones semi rotos, hasta el diminuto top que mostraba todo su abdomen.Me quedé estupefacto.—Hola, pa.—¿Aber was zum Teufel? —(¿pero qué mierda?) —¿Dónde está Aubrielle?Ella sonrió con burla.—Elle, papá, Elle.—P
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022. VivianEs un día grandioso, soleado y fresco.Jack comía su helado de fresa con forma de puerquito, y caminaba feliz tomado de mi mano mientras nos sentábamos en unas mesas con pelotas de yoga como asientos. Todo era colorido, el techo estaba pintado como si tuviese chispas de colores, incluso el bote de basura tenía forma de helado con cereza.Por otro lado, yo tenía mi cono en forma de pez con helado de fresa.—¿Qué vamos a hacer después?Ya que habíamos comprado algunos útiles que le habían pedido en la escuela, solo quedaba disfrutar del resto del día.—¿Jugar? —le pregunte con el mismo tono que usó.Soy madre y la adulta, pero la verdad es que disfrutaba jugar con mi hijo, solo que debíamos buscar un lugar donde hubiese juegos para niños pequeños.—¿Qué tal si vamos al centro comercial? he escuchado que hay un lugar con muchos juegos.—Si—saltó sobre la pelota—¿Elle no vendrá?—No, cariño, recuerda que hoy es su día de descanso.Hace unos minuto
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022. Vivian—¡Vivian!Mi corazón saltó como loco, no, no puedo, no quiero escucharlo.Solté a Adrian y troté con prisa hacia el elevador.—¡Vivian, espera!Pulsé el llamado del elevador, vamos, maldición, ábrete.En cuanto se abrió me escurrí en él y pulsé para que se cerrara, pude ver lo cerca que estaba Edward de alcanzarme, empujando a un Adriana tonito.—¡Ciérrate maldita sea!Las puertas comenzaron a cerrarse.Apenas un leve sentimiento de alivio me cruzó de pronto.Pero tan fugaz como vino, se fue, podía ver lo cerca que Edward estaba.Solo un poco, solo unos segundos, estaba por cerrarse.El sonido de las puertas deslizándose y luego descendiendo me hizo abrir los ojos. Las puertas estaban cerradas.Solté un suspiro aliviada y me recargué en la esquina.—¿Por qué corriste?—¡Ah! —solté un grito, me llevé una mano al pecho.Edward descansaba en el otro rincón del elevador, me miraba enarcando una ceja.¿En qué momento entró?—Tengo cosas que hacer—a
Nueva York, Brooklyn, marzo 2022.EdwardElla era real.Su presencia, su mirada, su voz, su aroma y su aliento.Soy un completo imbécil.¿A caso soy un adolescente?¿Perdóname?Siento tantas cosas en este momento que no se ni por dónde empezar. Vivian tenía razón, no puedo remediar las cosas con solo un perdón.¿Qué puedo hacer? ella me odia con toda su alma, me siento tan culpable de haber causado ese sentimiento en ella.Quiero verla de nuevo, pero soy tan imbécil que no sé qué decirle.Un golpe sordo en mi escritorio me sobresaltó. —¿Qué mierda te pasa Dave?Dave me miró arqueando una ceja.—¿Estas en las nubes o te has quedado sordo? llevo cinco minutos llamándote ¿Qué te pasa?Dave Jones, mi vicepresidente y mano derecha, además de lo más cercano que he tenido como un amigo.—¿Qué quieres? —gruñí, recomponiéndome del sobresalto.—Estos son los documentos que me pediste—me escrutó—, debemos comenzar el tratado con el equipo de obra para tener un presupuesto.—Sí, ya hablé con Ar