CAPÍTULO 64
El regreso a Cenzalino fue por demás tranquilo, Mía había dejado todo su doloroso pasado atrás, al fin; porque ahora que había visto con sus propios ojos que no había nada de lo que debiera preocuparse, al respecto de ese niño, que seguro sería feliz para siempre con su amada familia, nada le hacía peso en el alma.

Saulo Dunant, por su parte, seguía en conflicto consigo mismo y con esa azabache, que parecía estar en serio en paz con esa decisión que, según las costumbres del hombre, era una mala decisión; aunque sus ojos hubieran atestiguado que no había nada de malo en una mujer en paz y un niño feliz.

El conde Dunant lo pensó mucho, demasiado, y comenzó a creer que de verdad no valía la pena remover el doloroso pasado cuando el presente estaba bien, y menos cuando el futuro pintaba para algo mucho mejor; y aun así no sabía bien qué hacer con sus sentimientos, por eso le pidió tiempo a Mía para poderse tranquilizar antes de tomar una decisión final.

—Solo necesito asimilarlo —decla
Mary Ere

Hola hermosuras que leyeron esta historia que tanto amé escribir, porque soñé con ella por mucho tiempo. Deseo disfrutaran mucho leerla, porque yo disfruté mucho escribirla. Gracias por acompañarme en estos tres meses en que LA OBSESIÓN DEL EMPERADOR se hizo realidad. ¡Besitos!!!

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