Capítulo Veintiocho

Siento más que veo la mirada de censura que Brandon me dedica.

Después de llegar de la clínica, no encontré a los padres de Renzo. Entonces hice lo que había pensado hacer, camino a aquí.

Invadí la cocina, ante sorpresa de Brandon.

En principio, parecía escéptico y su ceño fruncido era visible. Pero, no me deje intimidar y me hice con el mando de la cocina pese a su renuencia.

Ahora estoy haciendo una tarta de frutos rojos para la cena, y él está dando vueltas por la estancia.

—Podrías hacer fettuccine para la comida—. Pido estirando la masa.

Se aclara la garganta.

—El señor maneja un menú muy riguroso, en cuanto lo que come, entre semana.

Su tono es frío, y solemne al mismo tiempo.

Dejo el rodillo a un lado, y me volteo a ver.

—Verás, Brandon. Me gusta comer lo que quiero, y cuando quiero. No estoy pidiendo nada de otro mundo.

Sus ojos me taladran.

—Entonces, hable con el señor.

Tuerzo el gesto ante sus palabras.

—Bien, los haré yo misma— espeto, y abre los ojos.

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