La noche fue perfecta. Hace mucho que no me divertía de esa manera.Mejor dicho, hace mucho no disfrutaba de una velada idílica cómo la que Renzo y yo compartimos. Quería acercarme cada vez más a él, pero también era consciente de las murallas difíciles de derribar. Pero no imposibles.Bueno, eso es lo que, quería creer.Mi noche con Renzo la voy a tomar como un regalo de cumpleaños adelantado.Hoy era mi cumpleaños. Pero nadie lo sabía. Temprano fui a la clínica. Y, había compartido un poco con Leila que estaba de mejor ánimo. Así que, ahora estoy de regreso a casa donde me encuentro con Brandon.—¿Se encuentran Gianna y Lorenzo?—Bajaron a la piscina —espeta en tono serio y profesional.Asiento.—El señor, Renzo me dijo que usted haría algunos cambios en el menú de la semana. —Así es — Avanzo por el salón. —Pero será sobre la marcha.Volteo a verlo.—No quiero ser tu enemiga. De hecho, mi intención es llevar la fiesta en paz. Eso, queda en tus manos.No dice nada. —Para que v
Prepárate para esta noche. El conductor estará esperando.Ese es el mensaje que Renzo me había enviado más temprano. La verdad es que no tenía idea que pretendía. Pero estoy segura de que tienen que ver con que es mi cumpleaños.—Gianna de seguro le dijo algo.Resoplo.Tomo mi bolso de mano y salgo de la habitación. Mis sandalias resuenan en el piso mientras bajo las escaleras, enfundada en un mini vestido, color rojo, por encima de mis rodillas. Al bajar, no encuentro a Gianna ni Lorenzo.Así que parto a mi cita.Mientras el elevador desciende, no puedo evitar que los nervios se apoderen de mí. No tengo la menor idea de que trama Renzo. Cuando llegó al vestíbulo, encuentro a Omar, el conductor de Renzo, esperando.—Buenas noches —Anuncio.El hombre me mira con una sonrisa amable —El señor, Vitale me ha ordenado llevarla hasta él.Suspiro.—No lo hagamos esperar —replico.Salimos del edificio y Omar se incorpora al tráfico de la ciudad. Miro todo el camino y este, estaciona en
Es más de medianoche cuando entramos al ático.Renzo me tira contra su cuerpo y me besa.Sus manos se plantan en mi trasero.—Necesito tenerte ya.—Idem —susurro pegada a su boca.Llegamos al salón y cuando creo que vamos a subir las escaleras.Me lleva hasta el sofá del mismo.—¿Qué haces? —rio en voz baja y algo mareada.Nuestra ropa está húmeda y estamos hechos un desastre.—Abre las piernas—ordena cayendo de rodillas.Lo hago, y sus manos suben por mis piernas.Sus dedos llegar a mi clítoris y comienza a frotar con un ritmo torturador—Renzo —digo en medio de un gemido.—Voy a comerte el coño aquí.—Si —asiento, agitada y abriendo más las piernas.Me muerdo el labio cuando esparce mi humedad y vuelve a frotar el nudo de nervios entre mis piernas.Pero, regreso a la realidad cuando escucho a alguien aclararse la garganta.Renzo y yo saltamos en nuestro lugar y con horror veo a Gianna de pie en lo alto de la escalera colorada.—Solo iba por agua —dice, azorada.Oculto el rostro en e
Los últimos dos días han sido un sube y baja de emociones.Una parte de mí se sentía feliz de ver los avances que tenía con Renzo. Pero la otra quería saber cuáles eran los sentimientos que este albergaba por mí.Hablábamos, reíamos y hacíamos el amor con frecuencia, También había encuentros algo salvajes. Pero amaba cada una de esas facetas.Lorenzo y Renzo cambiaron la salida a las carreras, por un día en el mar.Renzo tienen un catamarán en el muelle. El Olimpo.Así que, ahora estoy acostada sobre la cubierta y tomo el sol mientras estamos en medio del mar.Esto es vida.—Eres una puta obra de arte en ese bikini, ¿Lo sabes?Llevo un traje de baño, color rojo, que no deja mucho a la imaginación.En principio, estaba algo cohibida. Pero la misma Gianna me pidió que me lo pusiera y no me preocupara.Así que, le tome la palabra y lo hice. —¿Quieres untarme protector? —susurro, me volteo.—Alguien debe hacer el trabajo sucio.—Eres el hombre —susurro. Por unos segundos, no dice nada
Cuando siento que he dominado la avalancha de sentimientos, decido salir.Abro la puerta y me sorprendo al encontrar a Renzo sentado en la cama.Miro la puerta, y regreso mis ojos a él.Maldigo.—Tenemos que hablar.—No hay nada que hablar —espeto en tono sereno. —Lo del restaurante.—Lo dejaste claro. No hay nada que puedas decir para revertir tus palabras. —Se endereza — Es una lástima que estés ciego.—No arruinemos la convivencia —declara luego de unos segundos. Asiento.—Tienes razón —murmuro antes de salir de la habitación.A medio camino, me encuentro con Loranzo.Esté, me mira y veo que está calibrando mi estado.—Siento lo del restaurante.—El que debe disculparse, es Renzo. —Niega —Esa desagradable mujer.—Está bien—. Le doy una suave sonrisa.Sin embargo, no lo estamos.Y, eso lo compruebo con el pasar de los días.Entre los dos, se instala una convivencia fría y silenciosa. De hecho, Renzo sale muy temprano y llega a altas horas de la noche. Me habla lo justo y necesar
Ha llegado el día de partir a Sicilia.La boda es en dos días, y hay mucho que preparar. Puedo sentir el ambiente festivo, mientras mis esperanzas mueren poco a poco.—¿Sam? —cierro los ojos cuando Renzo entra a la habitación de avión privado.—¿Si? —Murmuro de mala gana sin apartar la vista de mis libros.Había corrido a la habitación a penas subimos al avión. Y pensé que estaría segura.Como pasa últimamente, me equivoque.—Esto no puede seguir así.Lo miro de soslayo.—Tú fuiste el que marco la distancia. Tú. Eres el que está haciendo esto difícil—. Ladeó la cabeza— Tú, eres el que está huyendo de lo que siente.Estoy siendo directa y no me importa.Su gesto se cierra más, cuando digo lo último.—Soy consiente —asiente con gesto ceñudo. —Pero, debes cumplir con tu parte del trato.—Mi parte del trato, en verme a tu lado feliz y radiante— comento en tono seco. —Lo estaba haciendo perfecto hasta que arruinarte todo.—¿Yo? —se inclina un poco— ¿Yo lo arruiné? —niega —Tú eres la que se
Hoy es el día. En la casa de la familia Vitale, puede respirarse un ambiente feliz y lleno de entusiasmo. En cambio, para mí, es el final de todo. Mi trabajo se ha acabado, y es momento de regresar a la realidad.Respiro profundo y salgo de mi autocompasión cuando escucho las risas.Mis ojos arden ante la visión de Bianca en su vestido de novia, mientras las mujeres alrededor de esta la ayudan a terminar de prepararse.Renzo no subió a la habitación anoche. Al parecer, los hombres decidieron seguir la fiesta y se quedaron en el jardín.Yo creo que fue la excusa perfecta para no lidiar conmigo.¡Ya basta, Sam!—Espera a que tu papá te vea —Gianna junta sus manos y mira a su hija con una expresión de orgullo.—Darío se va a morir —secunda Loreta.—Esperemos que no —dice, está con una sonrisa genuina en su bonito rostro. Su mirada se encuentra con la mía.—Te ves radiante —asiento.—¡Es hora, señoras! —María, anuncia para que todas salgamos.Todas bajamos, y dejamos de última a Bianc
El silencio es sepulcral.La cara de Lorenzo es de furia. Mientras que, la de Gianna es de decepción total.—Bien. Estoy esperando —habla Lorenzo entre dientes.Levanta un documento.—Sabía que ocultaban algo, y lo reafirme cuando fuimos a Miami. Pero, la llegada de este documento anónimo, lo confirmo.Me renuevo.—¡Esto! —mueve el documento —Es el acuerdo que firmaron —entrecierra los ojos —Le has pagado diez mil dólares para esta farsa. —¿Quién te los hizo llegar?—No tiene remitente —niega.¡Maldición!—No me dejaron más opción —Renzo, da un paso adelante —lo hice por Bianca. Ella merecía ser feliz.—¡Por favor! No me vengas con eso.Lo corta.—Es cierto. Me dieron un ultimátum, y yo hice lo que debía.—¿Sabes por qué hiciste está porquería? Te dio miedo que te destituyera de tu cargo.—¡No!—¡Si!—Eres un egoísta que solo piensa en sí mismo —niega.—Se burlaron de la familia —Gianna habla. —Siempre fui amable y te abrí las puertas de mi casa.—Yo te aprecio —susurro —De verdad, l