Cuando al fin entro a la habitación donde mi hermana esta, es más de medio día. Avanzo con pasos cortos y algo nerviosos. Aunque ha superado esta crisis. No está fuera de peligro eso, no debo olvidarlo.Temo que algo le pase. Leila necesita de mi apoyo para salir de esta crisis. Una parte de mi quiere sacarla de la línica y la otra me dice que no sería lo correcto, no hasta que los especialistas me lo recomienden.Sus emociones le juegan malas pasadas. Sobre todo, cuando se trata del accidente de mis padres. Eso la altera y para era sincera. Me genera estrés verla en ese estado.Me detengo afuera de la habitación, respiro profundo antes de entrar. —Vamos, Sam. Nunca has ido una cobarde— susurro.Con un acoplo que estoy lejos de sentir, abro la puerta y entro.Mi hermana yace sobre una cama y tiene cables en el pecho que están conectados al monitor. Las vendas en sus muñecas me hacen un nudo en la garganta.En silencio, avanzo hasta su lado y cuando tomo su mano inerte.Puedo senti
Me esmero en mi apariencia. Franco necesita que luzca lo mejor posible.Así que, me pongo un vestido estilo glitter, manga larga, por encima de mis rodillas, color negro y sandalias de tiras, estilo gladiador. Mi maquillaje es dramático y sensual.Por último, aliso mi cabello y me hago una cola lo más alta que puedo.El look lo completan unos aros medianos. Sin dudas voy vestida como una muñeca de club.Tomo mi pequeño clutch, negro. Dónde meto algo de dinero, mi móvil e identificación.Salgo de la habitación y Franco ya espera. Se ha cambiado y ahora viste de manera informal. Una polera negra, vaqueros y una chaqueta ajustada que le dan un toque sexi al hombre.No voy a negarlo.Sin embargo, no me genera otra cosa que no sea simpatía. Después de todo, no es tan malo como creí. — Definitivamente, eres una mujer hermosa, Samantha — murmura cuando llegó hasta él.— Gracias. Espero que todo salga bien.— Ya verás que sí. Sé que estos días han sido algo difíciles para ti.Asiento.—
Estoy achispada. Escucho como estos discuten y ninguno sede.Franco está a punto de mandar a la mierda al hombre cuando me harto.—A ver— me enderezó. —¿Qué tiene que perder? —Los cuatro me miran sorprendidos. —Los tres son excelentes profesionales en sus especialidades.—Es más que eso, señorita —espeta.—No lo es. Ellos están poniendo en juego su reputación, lo suyo es dinero —me encojo de hombros —El dinero va y viene. Pero, la reputación de una persona no se puede reparar. Cree que Franco —señaló al aludido— Va a echar a perder la oportunidad que tiene enfrente. —Lo entiendo...—No.— Lo corto —El hombre es jodidamente bueno en su trabajo, y realiza una labor social loable. Así que, déjese de pendejadas y decida sí, vale la pena invertir en estas manos de obra cualificada o vea desde lejos como pierde una gran inversión.Henry pasa su mirada entre los presentes y después de lo que parece una eternidad. Asiente.—Vaya. Veo que tienes agallas— mira de Franco, hacia dónde está Este
Después de una reconfortante ducha junto a Renzo. Compruebo que, efectivamente, nada de mis pertenencias que había dejado aquí, han sido removidas.Así que, tomo unos vaqueros, un top, cuello alto, sin mangas y encima, me pongo una ligera chaqueta. Ajusto mis sandalias y salgo de la habitación de Renzo.Bajo y lo encuentro sentado en la mesa del desayuno. Cuando me ve, su sonrisa se expande y no sé, si esto en realidad está sucediendo o es un sueño.—Veo que ya estás listo para la oficina, —comento al verlo con su traje.—Primero, quiero ir contigo al hospital.Me siento junto a él y enciendo el móvil que estaba cargando. Los mensajes llegan e iluminan la pantalla. Pero, los ignoro cuando Brandon sale de la cocina y me mira con una sonrisa titubeante.—Hola, Brandon —espeto.—Es bueno verla después de todo.Me rio.—Sé que extrañaste pelear conmigo —le guiño y este se sonroja.—Me alegro de que esté aquí.—La verás muy seguido —replica, Renzo, antes de alargar su mano y tomar la mía
Es tarde cuando entro al departamento de Franco.Lo encuentro sentado frente a su computador mientras toma un trago.—¡Vaya! Al fin te dignas en aparecer.¿De verdad?—No sabía que era una prisionera —espeto, mirándolo con una expresión irónica.Entrecierra los ojos.—No me digas que Vitale te lavo el cerebro.—No me lo lavo. Hablamos.Tuerce el gesto con diversión.—Puedo imaginarlo, con lo elocuente que es el hombre.Avanzo hasta él.—No seas un llorón tú también —lo fulminó con la mirada. —Bastante tengo con que, Renzo no quiera que seas mi acompañante esta noche.Arquea la ceja.—No me digas que, el cavernícola ese, te ha dejado asistir conmigo a la gala de beneficencia.—En realidad, él está invitado y me estará esperando.—Ya —se ríe entre dientes.—Voy a alistarme para esta noche y no quiero dramas.—No prometo nada —murmura.—Franco —suspiro. —Por cierto, quería decirte que me han llamado de una de mis entrevistas.Su sonrisa aparece y veo que le agradan mis palabras.—Eso es
Puedo sentir los ojos de Renzo sobre mí.Los nervios están haciendo mella en mí. Pero no hay marcha atrás porque esto es un compromiso con la fundación y los chicos que se benefician de estas recaudaciones.Todos los aquí reunidos estamos con un solo propósito. Así que me armo de valentía y sigo caminando hasta detrás del escenario.Miro al rededor y noto como mi compañera, Emily está pálida y resopla, nerviosa.Le doy una sonrisa intento alentarla.—Venga, todo saldrá bien.—Eso espero.Lanza una risa nerviosa.Cuando nos llaman, subo al improvisado escenario, junto a Emily, que ahora tiene una sonrisa en su rostro.Me sorprendo cuando Daniel, el chef del centro, se para junto a mí.—Te dejaste convencer —cuchicheo con diversión, y él pone los ojos en blanco.—Mirian puede llegar a hacer muy insistente.Me rio entre dientes y miro al frente para encontrar él escudriñó del público presente.Mi mirada se va a donde está Renzo que me mira con gesto indescifrable.Karla, toma un segundo
La mañana siguiente, dejo el ático de Renzo y me dirijo a la empresa. Es mi primera parada. Luego debo ir por mis cosas al departamento de Franco, ir al hospital y por último ir a ver a Laura y renunciar de manera definitiva a su negocio. Este día pensé que no llegaría lo suficientemente rápido. Alonso me da una cálida bienvenida, y me explica que actividad estaré desempeñando. El cual consiste en traducir algunos libros al español. De autores que quieren entren al mercado hispano. Lo mejor, es que es un trabajo que no requiere que esté en la oficina. Puedo trabajar desde donde quiera y eso, en este momento con mi madre hospitalizada, me es de mucha ayuda. Solo debo cumplir las fechas límites. Acepto sin dudarlo y cuando salgo de la oficina de Alonso, tengo un nuevo trabajo con buenos ingresos. Además, de hacer algo que me gusta. Paso por el hospital y es estado de mi hermana está mejorando y creen que dentro de poco podrá salir de cuidados intensivos. Siento las esperanzas volve
Al llegar al ático de Renzo, me doy una ducha rápida, me pongo un ligero vestido de día, color blanco, bailarinas.Cuando estoy fresca y descansada. Me acerco a la cocina donde no hay nadie.Miro la hora y Brandon debe de estar en su habitación. El hombre se encarga de mantener todo impecable con la ayuda de una doméstica que viene dos veces por semana.Dado que Renzo pasa el día en la oficina, no hay mucho que él pueda hacer. Así que tiene suficiente tiempo para hacer otras cosas.Reviso la despensa y encuentro chocolate negro. Así que, decido hacer un brownie.Me adueño de la cocina y comienzo la preparación de la mezcla. No sé cuánto tiempo he estado. Solo sé que, cuando estoy agregando las nueces y chispas de chocolates a la mezcla como un extra.De reojo veo a Brandon de pie en la entrada de la cocina.Dejo la mezcla a un lado y tomo el molde ya listo para que vacíe la mezcla sobre él.—La cocina es un desastre —murmura en tono de censura y al mismo tiempo exasperado.Enarco una