Estoy achispada. Escucho como estos discuten y ninguno sede.Franco está a punto de mandar a la mierda al hombre cuando me harto.—A ver— me enderezó. —¿Qué tiene que perder? —Los cuatro me miran sorprendidos. —Los tres son excelentes profesionales en sus especialidades.—Es más que eso, señorita —espeta.—No lo es. Ellos están poniendo en juego su reputación, lo suyo es dinero —me encojo de hombros —El dinero va y viene. Pero, la reputación de una persona no se puede reparar. Cree que Franco —señaló al aludido— Va a echar a perder la oportunidad que tiene enfrente. —Lo entiendo...—No.— Lo corto —El hombre es jodidamente bueno en su trabajo, y realiza una labor social loable. Así que, déjese de pendejadas y decida sí, vale la pena invertir en estas manos de obra cualificada o vea desde lejos como pierde una gran inversión.Henry pasa su mirada entre los presentes y después de lo que parece una eternidad. Asiente.—Vaya. Veo que tienes agallas— mira de Franco, hacia dónde está Este
Después de una reconfortante ducha junto a Renzo. Compruebo que, efectivamente, nada de mis pertenencias que había dejado aquí, han sido removidas.Así que, tomo unos vaqueros, un top, cuello alto, sin mangas y encima, me pongo una ligera chaqueta. Ajusto mis sandalias y salgo de la habitación de Renzo.Bajo y lo encuentro sentado en la mesa del desayuno. Cuando me ve, su sonrisa se expande y no sé, si esto en realidad está sucediendo o es un sueño.—Veo que ya estás listo para la oficina, —comento al verlo con su traje.—Primero, quiero ir contigo al hospital.Me siento junto a él y enciendo el móvil que estaba cargando. Los mensajes llegan e iluminan la pantalla. Pero, los ignoro cuando Brandon sale de la cocina y me mira con una sonrisa titubeante.—Hola, Brandon —espeto.—Es bueno verla después de todo.Me rio.—Sé que extrañaste pelear conmigo —le guiño y este se sonroja.—Me alegro de que esté aquí.—La verás muy seguido —replica, Renzo, antes de alargar su mano y tomar la mía
Es tarde cuando entro al departamento de Franco.Lo encuentro sentado frente a su computador mientras toma un trago.—¡Vaya! Al fin te dignas en aparecer.¿De verdad?—No sabía que era una prisionera —espeto, mirándolo con una expresión irónica.Entrecierra los ojos.—No me digas que Vitale te lavo el cerebro.—No me lo lavo. Hablamos.Tuerce el gesto con diversión.—Puedo imaginarlo, con lo elocuente que es el hombre.Avanzo hasta él.—No seas un llorón tú también —lo fulminó con la mirada. —Bastante tengo con que, Renzo no quiera que seas mi acompañante esta noche.Arquea la ceja.—No me digas que, el cavernícola ese, te ha dejado asistir conmigo a la gala de beneficencia.—En realidad, él está invitado y me estará esperando.—Ya —se ríe entre dientes.—Voy a alistarme para esta noche y no quiero dramas.—No prometo nada —murmura.—Franco —suspiro. —Por cierto, quería decirte que me han llamado de una de mis entrevistas.Su sonrisa aparece y veo que le agradan mis palabras.—Eso es
Puedo sentir los ojos de Renzo sobre mí.Los nervios están haciendo mella en mí. Pero no hay marcha atrás porque esto es un compromiso con la fundación y los chicos que se benefician de estas recaudaciones.Todos los aquí reunidos estamos con un solo propósito. Así que me armo de valentía y sigo caminando hasta detrás del escenario.Miro al rededor y noto como mi compañera, Emily está pálida y resopla, nerviosa.Le doy una sonrisa intento alentarla.—Venga, todo saldrá bien.—Eso espero.Lanza una risa nerviosa.Cuando nos llaman, subo al improvisado escenario, junto a Emily, que ahora tiene una sonrisa en su rostro.Me sorprendo cuando Daniel, el chef del centro, se para junto a mí.—Te dejaste convencer —cuchicheo con diversión, y él pone los ojos en blanco.—Mirian puede llegar a hacer muy insistente.Me rio entre dientes y miro al frente para encontrar él escudriñó del público presente.Mi mirada se va a donde está Renzo que me mira con gesto indescifrable.Karla, toma un segundo
La mañana siguiente, dejo el ático de Renzo y me dirijo a la empresa. Es mi primera parada. Luego debo ir por mis cosas al departamento de Franco, ir al hospital y por último ir a ver a Laura y renunciar de manera definitiva a su negocio. Este día pensé que no llegaría lo suficientemente rápido. Alonso me da una cálida bienvenida, y me explica que actividad estaré desempeñando. El cual consiste en traducir algunos libros al español. De autores que quieren entren al mercado hispano. Lo mejor, es que es un trabajo que no requiere que esté en la oficina. Puedo trabajar desde donde quiera y eso, en este momento con mi madre hospitalizada, me es de mucha ayuda. Solo debo cumplir las fechas límites. Acepto sin dudarlo y cuando salgo de la oficina de Alonso, tengo un nuevo trabajo con buenos ingresos. Además, de hacer algo que me gusta. Paso por el hospital y es estado de mi hermana está mejorando y creen que dentro de poco podrá salir de cuidados intensivos. Siento las esperanzas volve
Al llegar al ático de Renzo, me doy una ducha rápida, me pongo un ligero vestido de día, color blanco, bailarinas.Cuando estoy fresca y descansada. Me acerco a la cocina donde no hay nadie.Miro la hora y Brandon debe de estar en su habitación. El hombre se encarga de mantener todo impecable con la ayuda de una doméstica que viene dos veces por semana.Dado que Renzo pasa el día en la oficina, no hay mucho que él pueda hacer. Así que tiene suficiente tiempo para hacer otras cosas.Reviso la despensa y encuentro chocolate negro. Así que, decido hacer un brownie.Me adueño de la cocina y comienzo la preparación de la mezcla. No sé cuánto tiempo he estado. Solo sé que, cuando estoy agregando las nueces y chispas de chocolates a la mezcla como un extra.De reojo veo a Brandon de pie en la entrada de la cocina.Dejo la mezcla a un lado y tomo el molde ya listo para que vacíe la mezcla sobre él.—La cocina es un desastre —murmura en tono de censura y al mismo tiempo exasperado.Enarco una
Hace un par de días había llevado el resto de mis cosas al ático de Renzo. Era oficial. Estamos tratando de desarrollar una verdadera convivencia como pareja. Esta vez, es diferente, no siento como si caminara de manera constante sobre cáscaras de huevos. Ambos estamos dispuestos a hacer funcionar la relación. Me he adueñado de una de las habitaciones. Renzo me ofreció el espacio para que pueda, hacerla mía y adecuarla para trabajar. Sé que el hombre es un fanático del orden y mi manera de trabajar lo estresa. Neurótico. Hoy había dejado el trabajo a un lado porque al fin mi hermana había salido de cuidados intensivos y está bien. Abro lentamente la puerta de la habitación donde Leila ha sido trasladada. Me detengo en el arco de la puerta y desde atrás, Renzo le da un apretón a mi mano. Él. Había insistido en venir conmigo. No estaba segura de que, era buena idea. Dado a la situación de mi madre. La encuentro reclinada en su cama con gesto serio. —Hola —saludo con una sonr
Estoy frente al espejo, tratado de calmar los nervios al día siguiente.Se supone que Bianca ya aterrizo en Miami y está por llegar.Me doy un vistazo rápido a mi atuendo.Llevo un top de tirantes, rosa viejo, un short, color blanco de corte alto y encima del atuendo un cárdigan tejido en tono gris.Un toque en la puerta me sobresalta.—Adelante —digo mientras cepillo mi cabello.Renzo entra y me estudia en silencio. Le doy una sonrisa a través del espejo. Pero, sé que él puede ver mis nervios.—Todo va a estar bien, ¿Entiendes? —Dice— Verás cómo se va a alegrar por nosotros.Eso espero.—Vale —asiento.Dejo el cepillo sobre el lavado y lo sigo hasta la planta baja.Renzo se ve tranquilo. Viste de manera informal, con vaqueros y camiseta negra.Al llegar al salón. El sonido de elevador anuncia que han llegado.Renzo se adelanta al vestíbulo. Yo prefiero quedarme en el salón.Escucho, murmullos y risas.Tres figuras se hacen presente en el salón. De las cuales dos me miran con sorpresa