Al llegar al ático de Renzo, me doy una ducha rápida, me pongo un ligero vestido de día, color blanco, bailarinas.Cuando estoy fresca y descansada. Me acerco a la cocina donde no hay nadie.Miro la hora y Brandon debe de estar en su habitación. El hombre se encarga de mantener todo impecable con la ayuda de una doméstica que viene dos veces por semana.Dado que Renzo pasa el día en la oficina, no hay mucho que él pueda hacer. Así que tiene suficiente tiempo para hacer otras cosas.Reviso la despensa y encuentro chocolate negro. Así que, decido hacer un brownie.Me adueño de la cocina y comienzo la preparación de la mezcla. No sé cuánto tiempo he estado. Solo sé que, cuando estoy agregando las nueces y chispas de chocolates a la mezcla como un extra.De reojo veo a Brandon de pie en la entrada de la cocina.Dejo la mezcla a un lado y tomo el molde ya listo para que vacíe la mezcla sobre él.—La cocina es un desastre —murmura en tono de censura y al mismo tiempo exasperado.Enarco una
Hace un par de días había llevado el resto de mis cosas al ático de Renzo. Era oficial. Estamos tratando de desarrollar una verdadera convivencia como pareja. Esta vez, es diferente, no siento como si caminara de manera constante sobre cáscaras de huevos. Ambos estamos dispuestos a hacer funcionar la relación. Me he adueñado de una de las habitaciones. Renzo me ofreció el espacio para que pueda, hacerla mía y adecuarla para trabajar. Sé que el hombre es un fanático del orden y mi manera de trabajar lo estresa. Neurótico. Hoy había dejado el trabajo a un lado porque al fin mi hermana había salido de cuidados intensivos y está bien. Abro lentamente la puerta de la habitación donde Leila ha sido trasladada. Me detengo en el arco de la puerta y desde atrás, Renzo le da un apretón a mi mano. Él. Había insistido en venir conmigo. No estaba segura de que, era buena idea. Dado a la situación de mi madre. La encuentro reclinada en su cama con gesto serio. —Hola —saludo con una sonr
Estoy frente al espejo, tratado de calmar los nervios al día siguiente.Se supone que Bianca ya aterrizo en Miami y está por llegar.Me doy un vistazo rápido a mi atuendo.Llevo un top de tirantes, rosa viejo, un short, color blanco de corte alto y encima del atuendo un cárdigan tejido en tono gris.Un toque en la puerta me sobresalta.—Adelante —digo mientras cepillo mi cabello.Renzo entra y me estudia en silencio. Le doy una sonrisa a través del espejo. Pero, sé que él puede ver mis nervios.—Todo va a estar bien, ¿Entiendes? —Dice— Verás cómo se va a alegrar por nosotros.Eso espero.—Vale —asiento.Dejo el cepillo sobre el lavado y lo sigo hasta la planta baja.Renzo se ve tranquilo. Viste de manera informal, con vaqueros y camiseta negra.Al llegar al salón. El sonido de elevador anuncia que han llegado.Renzo se adelanta al vestíbulo. Yo prefiero quedarme en el salón.Escucho, murmullos y risas.Tres figuras se hacen presente en el salón. De las cuales dos me miran con sorpresa
La visita de Bianca había sido refrescante.También nos habíamos unido. Tanto así que, le hable de mi madre y ella no daba crédito a lo que había pasado los últimos meses con respecto a la salud de mi hermana.Por otra parte. Mi convivencia con Renzo está funcionando. Sí, hay días que discutimos porque somos muy diferentes. Él, es un hombre muy ordenado y meticuloso, yo… no tanto.Eso lo exaspera.Desde que se decidió ir a Sicilia ha trabajado más para sacar lo más importante y de esta manera poder viaje sin preocupaciones. Una parte de mí quiere tenerlo conmigo. Pero sé que lo hace para que ambos podamos pasar tiempo juntos.Hoy, estoy terminando de hacer mi maleta para el viaje.Partimos esta tarde, así que, estoy ultimando los detalles.No voy a negar que los nervios están haciendo mella en mí. Pero, es algo que debo superar. Tengo que afrontar lo que me espera, si quiero tener una relación duradera con Renzo.—Eso es todo —murmuro a nadie.Cierro la maleta y la dejo sobre la cama
POV RENZO.Los últimos años de mi vida habían girado en torno a mi trabajo, y mis relaciones esporádicas.Nunca me preocupe por lo que mis padres podrían pensar de mi manera de vivir.De hecho, ellos nunca me han reprochado.Hasta ahora, lleve una vida desordenada.Jamás me importo tener una relación seria. Menos, enamorarme de una mujer.Pero, en los últimos meses, esa manera de llevar mi vida me golpeo a la cara. La nueva realidad es qué. Estoy enamorado de Samantha. Quiero estar con ella sin importar qué.También, necesito cerrar la brecha que yo mismo cree con mis padres.Es la razón de estar aquí. He volado a Italia con la finalidad de intentar hacer las paces.Por ellos.Por Sam.Por mí.Había dejado a Sam en mi departamento en el centro de Palermo. Porque, estoy conduciendo a casa de mis padres.Cuando entro en el sendero de la villa, después de pasar la seguridad. Los nervios florecen en mí. Sin embargo, no voy a dejar que me dominen.Estaciono y bajo del coche.Avanzo hasta l
Compruebo mi móvil de nuevo por enésima vez.Renzo se fue hace un par de horas, y no ha regresado. Lo que me dice que la reunión salió bien después de todo.Intento concentrarme de nuevo en mi portátil, pero me es imposible.Me levanto del taburete de la cocina en busca de una botella de agua. Cuando llaman a la puerta.Me acerco con curiosidad, y al abrirla me encuentro con Bianca y Darío.—¡Hola! —Los saludo son una sonrisa, que estos no me devuelven.—Necesitas venir con nosotros —espeta Bianca.Ambos pasan hasta el salón.Cierro la puerta.—¿Qué sucede? Renzo Fue a casa de tus padres.Bianca asiente y sus ojos se empañan.—¿Bianca? —doy un paso hasta ella.—Mi mamá me ha llamado hace un raro, y me ha dicho que… —llora.—Que, ¿Qué?Darío niega.—Renzo se accidentó en la carretera.Sus palabras se filtran poco a poco en mi cerebro.Niego y la visión se me empaña.—No es verdad —mi voz sale en un susurro.—Necesitamos llegar al hospital y saber su estado.Asiento y me obligo a no der
Abro los ojos con sobresalto y miro alrededor para respirar más tranquila al ver a Renzo dormido.Me enderezo en el sofá junto a la cama y ahogo un bostezo, me pongo de pie para ir al baño y lavarme el rostro, para de esta manera espantar el sueño.La noche es algo larga debido a las molestias de Renzo. Está huraño, y hastiado de estar en la cama.¡Por Dios! Solo tiene unas horas en ella.Solo acepta quedarse en cama, cuando se pone en pie, y se va a un lado.Es como si estuviera lidiando con un niño.Me ocupo de mis necesidades y salgo del baño para encontrar a Renzo despierto.—¿Cómo te sientes?—Mejor.Lo miro con escepticismo.—Me duele la espalda y la pierna izquierda— gruñe.—Eso está mejor —espeto —Esperemos que el doctor venga a verte y podremos partir.Mi respuesta parece apaciguarlo.Efectivamente, cuando el médico entra a la habitación y valora su estado, le indica a la enfermera que se encargue del alta médica.—Ya escuchaste al doctor. Necesitas descansar— le recuerdo.—E
La llegada al departamento es rápida y Bianca se despide de nosotros.Renzo, tomo una ducha sentado. Sé que no le gusta sentirse de esa forma. Pero, me daba temor que cayera. Él no lo admite, pero puedo ver que se siente un poco débil. No quería ir a la cama, así que se instaló en el mullido sofá con la pierna que le molesta en alto, mientras ve un partido de futbol.Por mi parte, he tomado una ducha rápida y estoy en la cocina, preparando algo para desayunar.Lo que me da la oportunidad de pensar en los acontecimientos de las últimas horas. Y, en la posición que, Renzo está, no debe de ser fácil.—Puedo escuchar las ruedas de tu cabeza desde aquí.Miro hacia el salón y me encuentro con la mirada de Renzo.—No sé de qué hablas.Resopla.—Piensas en la conducta de mis padres hacia ti y en como eso puede afectar neutra relación —arquea la ceja.Entrecierro los ojos y dejo a un lado el cuchillo con el que estoy cortando.—Ahora, ¿Eres adivino? —me burlo.—No me es difícil de adivinar, da