Compruebo mi móvil de nuevo por enésima vez.Renzo se fue hace un par de horas, y no ha regresado. Lo que me dice que la reunión salió bien después de todo.Intento concentrarme de nuevo en mi portátil, pero me es imposible.Me levanto del taburete de la cocina en busca de una botella de agua. Cuando llaman a la puerta.Me acerco con curiosidad, y al abrirla me encuentro con Bianca y Darío.—¡Hola! —Los saludo son una sonrisa, que estos no me devuelven.—Necesitas venir con nosotros —espeta Bianca.Ambos pasan hasta el salón.Cierro la puerta.—¿Qué sucede? Renzo Fue a casa de tus padres.Bianca asiente y sus ojos se empañan.—¿Bianca? —doy un paso hasta ella.—Mi mamá me ha llamado hace un raro, y me ha dicho que… —llora.—Que, ¿Qué?Darío niega.—Renzo se accidentó en la carretera.Sus palabras se filtran poco a poco en mi cerebro.Niego y la visión se me empaña.—No es verdad —mi voz sale en un susurro.—Necesitamos llegar al hospital y saber su estado.Asiento y me obligo a no der
Abro los ojos con sobresalto y miro alrededor para respirar más tranquila al ver a Renzo dormido.Me enderezo en el sofá junto a la cama y ahogo un bostezo, me pongo de pie para ir al baño y lavarme el rostro, para de esta manera espantar el sueño.La noche es algo larga debido a las molestias de Renzo. Está huraño, y hastiado de estar en la cama.¡Por Dios! Solo tiene unas horas en ella.Solo acepta quedarse en cama, cuando se pone en pie, y se va a un lado.Es como si estuviera lidiando con un niño.Me ocupo de mis necesidades y salgo del baño para encontrar a Renzo despierto.—¿Cómo te sientes?—Mejor.Lo miro con escepticismo.—Me duele la espalda y la pierna izquierda— gruñe.—Eso está mejor —espeto —Esperemos que el doctor venga a verte y podremos partir.Mi respuesta parece apaciguarlo.Efectivamente, cuando el médico entra a la habitación y valora su estado, le indica a la enfermera que se encargue del alta médica.—Ya escuchaste al doctor. Necesitas descansar— le recuerdo.—E
La llegada al departamento es rápida y Bianca se despide de nosotros.Renzo, tomo una ducha sentado. Sé que no le gusta sentirse de esa forma. Pero, me daba temor que cayera. Él no lo admite, pero puedo ver que se siente un poco débil. No quería ir a la cama, así que se instaló en el mullido sofá con la pierna que le molesta en alto, mientras ve un partido de futbol.Por mi parte, he tomado una ducha rápida y estoy en la cocina, preparando algo para desayunar.Lo que me da la oportunidad de pensar en los acontecimientos de las últimas horas. Y, en la posición que, Renzo está, no debe de ser fácil.—Puedo escuchar las ruedas de tu cabeza desde aquí.Miro hacia el salón y me encuentro con la mirada de Renzo.—No sé de qué hablas.Resopla.—Piensas en la conducta de mis padres hacia ti y en como eso puede afectar neutra relación —arquea la ceja.Entrecierro los ojos y dejo a un lado el cuchillo con el que estoy cortando.—Ahora, ¿Eres adivino? —me burlo.—No me es difícil de adivinar, da
El silencio se instala en el salón y tanto Renzo como esperamos que alguno formule alguna palabra.Gianna titubea.Decido tomar la batuta.—Estoy consciente de que mi presencia les incomoda, dado los últimos acontecimientos —ambos me miran en silencio. —No voy a justificar el porqué hice lo que hice. Sin embargo, debo decir que, la Sam a la que le abrieron las puertas de su casa, siempre fue sincera en su trato.—Renzo nos contó sobre tu hermana—espeta Gianna.—Leila quedo en silla de ruedas luego del accidente, la operación que podría hacerla caminar es muy costosa, a eso le sumo sus episodios de depresión que tiene luego del accidente. Lo que me obligo a recluirla en una casa de reposo por recomendación médica. Ahí, le proporcionan el debido cuidado.—Entendemos que aceptaste la descabellada idea de mi hijo, por ella.Asiento. —También sé que he sido muy dura contigo. Solo que… Me sentí herida por el engaño.—Entiendo.—Soy consciente de lo desagradable que hemos sido. Por eso, qu
Ambas son positivas.Jodidamente, perfecto.Siento como me mareo y las náuseas vienen a mí al ver el resultado.—No es cierto —susurro, y siento que voy a vomitar al ver las dos pruebas.—Esto está mal —señalo y me rio.Una risa nerviosa.¡Joder!—No puedo estar embaraza, Bianca. ¡Tengo un maldito Diu! —exclamo en un susurro, mi voz es casi histérica y estoy respirando con dificultad.—Entonces, debe ser un error —abre sus ojos pálidos.Toma una de las pruebas.—Esta dice que estoy de entre cinco y seis semanas ¡Joder! —Toma la segunda prueba.Esa dice, de dos a tres semanas.Me muerdo los labios.Si ese resultado es real. No sé qué voy a hacer. Renzo y yo no hemos hablado del futuro. Estamos construyendo una relación, y un bebé, en este momento, no creo que lo haga saltar de alegría.—Sam.Niego y las lágrimas me asaltan.—Que se supone que voy a hacer con un bebé —susurro. —Renzo y yo nos conocemos, ¿Qué? Hace cinco minutos —resoplo.Me limpio la mejilla.—Sé que estas asustadas —se
Las piernas me tiemblan y siento que traspiro.¡Joder!Entro al consultorio y una mujer de mediana edad me espera.—Buenos días —dice en perfecto inglés para que le entienda.Lo cual, es genial dada la situación en la que tengo muchas preguntas en ser el caso de que se reafirme mi estado.—Muchas gracias por recibirme, doctora...—Lombardo —espeta —Marisa Lombardo— me estrecha la mano. —Bien, toma asiento y veamos que tenemos hoy.Mira la planilla que llene cuando llegue, antes de mirarme.—A ver. Dice que te has realizado una prueba y ha dado positivo.—Así es. Pero es imposible, ya que tengo un Diu —digo con seguridad.Una que no siento en realidad.Se reclina en su silla y me hace una serie de preguntas. Las cuales respondo. Cuando hemos terminado con las preliminares, me mira atenta.—El dispositivo intrauterino tiene una efectividad del noventa y nueve por ciento de efectividad. Así que, ve por esa puerta y cámbiate, por favor—. Espeta —En un momento estoy contigo.Actuando en mo
POV RENZO.Durante toda mi vida me he jactado de ser una persona que ve las cosas desde una perspectiva más completa.Cada uno de mis pasos están estudios de manera meticulosa y la palabra imprevisto no está en esto.Sin embargo, todo lo que tiene que ver con Samantha es diferente. Ella ha llegado a mi vida para demostrarme que no todo en la vida tiene porque estar perfecto para que algo esté bien.No. Ella me ha enseñado a que no está mal equivocarse. Si no poder resarcir los errores. También que los imprevistos es una palabra que no podría deshacer de mi vocabulario.Como ahora. Que, me mira con lágrimas rodando por sus mejillas mientras me anuncia que está embarazada.La noticia queda suspendida en el aire, mientras puedo ver el shock, miedo y desconcierto en el rostro de esta.Me aclaro la garganta.—¿Estás completamente segura de lo que dices? —pregunto.Se limpia la una de sus mejillas con el dorso de su mano y asiente.—Me han hecho un eco esta mañana, y me lo han confirmado—.
—¿Segura que no quieres que te acompañe?Ruedo los ojos cuando escucho por enésima vez la pregunta de Renzo.—Estaré bien con Bianca. Solo iremos por el vestido para esta noche.Está de pie, en medio del salón del departamento y me mira con escepticismo. El collarín se fue hace unos días y sus dolencias están casi olvidadas.Esta noche se va a llevar a cabo la cena de aniversario de los padres de Renzo. Y, no tenía nada para la ocasión. Así que, Bianca se ofreció a ayudarme. Además, iríamos por algo más.—No tardo —tuerce el gesto —Lo prometo —niego ante su rostro.—Vas con Bianca por un vestido —replica —Sabes que me estás mintiendo —niega.—Esta vez ya sabemos dónde buscar —asevero.Me acerco y dejo un beso en sus labios.—Solo, no hagas mucho—. Continuo cuando me rodea con su brazo.—Voy a terminar algunas cosas pendientes, que Fernando me envió anoche. Los dejaré listo para irnos a la villa.—Bien —digo no muy convencida. Pero, sé que necesita distraerse.—Voy a pasar por el regal