Capítulo Cuarenta y Nueve

Puedo sentir los ojos de Renzo sobre mí.

Los nervios están haciendo mella en mí. Pero no hay marcha atrás porque esto es un compromiso con la fundación y los chicos que se benefician de estas recaudaciones.

Todos los aquí reunidos estamos con un solo propósito.

Así que me armo de valentía y sigo caminando hasta detrás del escenario.

Miro al rededor y noto como mi compañera, Emily está pálida y resopla, nerviosa.

Le doy una sonrisa intento alentarla.

—Venga, todo saldrá bien.

—Eso espero.

Lanza una risa nerviosa.

Cuando nos llaman, subo al improvisado escenario, junto a Emily, que ahora tiene una sonrisa en su rostro.

Me sorprendo cuando Daniel, el chef del centro, se para junto a mí.

—Te dejaste convencer —cuchicheo con diversión, y él pone los ojos en blanco.

—Mirian puede llegar a hacer muy insistente.

Me rio entre dientes y miro al frente para encontrar él escudriñó del público presente.

Mi mirada se va a donde está Renzo que me mira con gesto indescifrable.

Karla, toma un segundo
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