Capítulo Cincuenta y Tres

Estoy frente al espejo, tratado de calmar los nervios al día siguiente.

Se supone que Bianca ya aterrizo en Miami y está por llegar.

Me doy un vistazo rápido a mi atuendo.

Llevo un top de tirantes, rosa viejo, un short, color blanco de corte alto y encima del atuendo un cárdigan tejido en tono gris.

Un toque en la puerta me sobresalta.

—Adelante —digo mientras cepillo mi cabello.

Renzo entra y me estudia en silencio. Le doy una sonrisa a través del espejo. Pero, sé que él puede ver mis nervios.

—Todo va a estar bien, ¿Entiendes? —Dice— Verás cómo se va a alegrar por nosotros.

Eso espero.

—Vale —asiento.

Dejo el cepillo sobre el lavado y lo sigo hasta la planta baja.

Renzo se ve tranquilo. Viste de manera informal, con vaqueros y camiseta negra.

Al llegar al salón. El sonido de elevador anuncia que han llegado.

Renzo se adelanta al vestíbulo. Yo prefiero quedarme en el salón.

Escucho, murmullos y risas.

Tres figuras se hacen presente en el salón. De las cuales dos me miran con sorpresa
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