Capítulo Cincuenta y Dos

Hace un par de días había llevado el resto de mis cosas al ático de Renzo.

Era oficial.

Estamos tratando de desarrollar una verdadera convivencia como pareja. Esta vez, es diferente, no siento como si caminara de manera constante sobre cáscaras de huevos.

Ambos estamos dispuestos a hacer funcionar la relación.

Me he adueñado de una de las habitaciones. Renzo me ofreció el espacio para que pueda, hacerla mía y adecuarla para trabajar.

Sé que el hombre es un fanático del orden y mi manera de trabajar lo estresa.

Neurótico.

Hoy había dejado el trabajo a un lado porque al fin mi hermana había salido de cuidados intensivos y está bien.

Abro lentamente la puerta de la habitación donde Leila ha sido trasladada.

Me detengo en el arco de la puerta y desde atrás, Renzo le da un apretón a mi mano.

Él. Había insistido en venir conmigo. No estaba segura de que, era buena idea. Dado a la situación de mi madre.

La encuentro reclinada en su cama con gesto serio.

—Hola —saludo con una sonr
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