CAPÍTULO 78
—Kereem… —intentó decirle, persuadirlo, pero nuevamente fue interrumpida por el hombre que Asad sacudió.

—Ella… se está recuperando… en uno de los galpones de entrenamiento. Pero está… está mal…

Kereem apretó la mandíbula mientras su mano tembló.

—¿Recuperando? ¿De su hombro? ¡¿De qué maldit@ sea?!

El hombre alzó la cabeza, sentía que se iba a desfallecer en cualquier momento, pero necesita terminar su trabajo, porque su familia dependía de eso.

—Señor… —tomó la fuerza necesaria—. Ella… ella ha sido golpeada duramente… y… ella ha perdido su bebé…

Las manos de Kereem se soltaron al instante y, pasando el trago más duro de todos, dio dos pasos hacia atrás. Su pecho se llenó como si el agua entrara por su boca, como si lo que estuviera viviendo no pudiera ser peor.

—¿Qué dices? —él susurró lento, mientras Sanem movía los ojos hacia ambos, mientras sus lágrimas caían en su cuello, sintiendo como si un hielo, la cubriera por completo.

Todo su cuerpo se congeló. Todo en ella se paral
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