La sala de conferencias estaba llena de ministros y asesores, pero la mente de Kereem estaba lejos de las discusiones políticas. Sus pensamientos giraban en torno a la conversación con su padre y la difícil situación con Sanem. Aunque su amor por ella era inquebrantable, la presión de continuar la línea de sucesión lo atormentaba.
Trató de enfocarse en los informes presentados, pero la ansiedad lo mantenía distraído.
—De acuerdo con las producciones, tenemos todo controlado.
—Ha habido ataques pequeños, siempre mantendremos enemigos cerca.
—El gabinete nuevo será presentado en una semana, señor…
Y Kereem levantó la cabeza para mirarlos a todos.
—Mi hermano Naim será el que tomará el cargo de ministro general, él llegará de viaje en tres días.
Hubo una ola de murmullos, y luego sus ojos se conectaron con su padre.
Parte de su familia estaba aquí presente, varios de sus ministros eran tíos, primos, pero solo tenía un hermano, y dos hermanas que, trabajan en el palacio, pero no como miembros de la legislación.
El relacionista público presentó una propuesta para mejorar la imagen del jeque y fortalecer la conexión con el pueblo. Kereem escuchaba con indiferencia, porque sus pensamientos estaban en otro lugar. Asad, notando la distracción de su líder, intercambió una mirada preocupada con el asistente del jeque, y este aspiró un poco el aire.
Al final de la reunión, Kereem se levantó sin esperar a que todos se retiraran. Ignorando las miradas inquisitivas de los presentes, salió de la sala con determinación y Asad lo siguió de cerca.
Era literalmente su sombra. Su mano derecha en cuestión de seguridad.
—Señor, necesito hablarle sobre la propuesta del relacionista público. Creo que es una oportunidad para mejorar la percepción del pueblo y desviar la atención de los asuntos personales —sugirió Asad, intentando abordar la situación delicada—. Además, quiere reunirse con usted, dice que es un tema a tratar en privado…
Kereem se detuvo y miró a Asad con cansancio en los ojos.
—Asad, la imagen pública puede esperar. Mi vida personal está en crisis, y no puedo simplemente ignorar eso.
—Lo entiendo, señor, pero la estabilidad del reino también está en juego. La gente necesita ver a su líder fuerte y capaz. Esta propuesta podría ayudar a desviar la atención temporalmente y permitirle resolver sus asuntos personales con más tranquilidad.
Kereem reflexionó sobre las palabras de Asad y asintió con resignación.
—Iré en un segundo, llévalo a la sala privada de mi despacho…
Asad asintió y se retiró para poner en marcha el plan del relacionista público.
Se dirigió a un balcón que ofrecía una vista panorámica del palacio y sus jardines. La brisa suave intentaba calmar la tormenta que rugía dentro de él.
Sus pensamientos se volvían caóticos, incapaces de encontrar una solución que no involucrara más dolor para Sanem. La sugerencia de su padre sobre tomar una segunda esposa resonaba en su mente, pero chocaba violentamente contra su decisión inicial y su amor por Sanem.
Y finalmente, decidió ir a su despacho.
Malih, su relacionista, se levantó, pero él le alzó la mano para que se sentara.
—Puedes trabajar en las estrategias que presentaste… —Y cuando levantó la mirada a su frente, tenía perlas gruesas de sudor—. ¿Estás bien?
Malih asintió.
—Sí, mi señor, en perfectas condiciones —El hombre sacó un pañuelo para limpiarse, miró hacia la puerta, y él lo vio tensionarse—. Señor… no quiero faltarle al respeto. Sabe que mi trabajo se trata de buscarle soluciones, y… para nadie es un secreto que…
—Sin rodeos… —cortó Kereem recostándose a la silla—. Ve a dónde quieras llegar pronto.
Malih asintió, y dejó su maletín.
—Señor… creo que tengo una propuesta para usted, la he estudiado en silencio por un año, y creo que es el momento de mostrársela.
Kereem frunció el ceño con urgencia, y asintió.
—Adelante.
—Sé lo que ha pasado la señora Sanem…
—La reina…
Malih bajó la mirada.
—La respeto como tal, pero ambos sabemos, como todos, que mientras ella no le dé un heredero, no puede coronarla como tal.
Kereem masajeó su sien.
—Sé que usted no quiere una segunda esposa… y no vengo a darle esa opción.
Rápidamente, Kereem abrió los ojos, y frunció su ceño.
—¿Qué tienes en mente?
—Lo he estudiado desde hace tiempo, señor, sé lo que significa la señora Sanem para usted, y hay una forma de que usted no tenga que casarse, ni tener una segunda esposa.
Kereem estaba cada vez más interesado, se acercó a la mesa y puso sus codos en ella, para fruncir su ceño más profundo.
—Dime ahora mismo cuál es, sin tanto rodeo.
—Una amante… Una amante secreta.
Los ojos de Kereem se abrieron mucho, y su garganta se comprimió.
—¿Qué?
—Será un asunto interno, un asunto netamente privado. Ella puede dar a luz a su hijo, y luego la señora Sanem lo tomará como suyo…
Kereem se agitó hasta el punto de levantarse, y se desajustó su corbata.
Malih se levantó también con insistencia.
—Tengo varias candidatas, su favor se pagará a su familia, le haremos pruebas de compatibilidad que se asemejen a la señora Sanem, y el niño será suyo señor… no dañaremos más a la señora, y ella estará tranquila.
Kereem se giró con impotencia.
—¿Esto lo planeó mi padre…?
—En parte… pero he sido yo el que he seguido con el trabajo. No hay riesgos, señor, puede confiar en mí, y en la estrategia…
—¿Confiar? ¿Te das cuenta de la gravedad del asunto? Será mi hijo en el cuerpo de una extraña.
—Ella será de confianza, señor, la elegiré minuciosamente, incluso mostraré sus cualidades a usted y a la señora Sanem… no debe ser cualquiera, la candidata será elegida como la mejor opción, con clase, y de familia respetada por la corona.
—Sanem no intervendrá en esto, la quiero lejos de cualquier cosa que pueda dañarla.
Malih asintió.
—Como usted lo quiera. ¿Qué dice? —Kereem apretó la mandíbula, y luego volvió hacia la ventana amplia de su despacho que daba al jardín.
Un jardín privado para la realeza.
—No lo sé…
—Piénselo, señor… y si usted está de acuerdo, comenzaremos esta semana, pero le aconsejo que lo hable con la señora Sanem.
—¿Esta semana?
Malih tomó su maletín.
—Como le he dicho anteriormente, majestad, he estado trabajando en el asunto y puedo venir con la chica, en días si es posible…
Kereem pensó que podía estar en una pesadilla, pero viéndolo desde el punto más flexible, era una de las mejores ideas que pudo escuchar.
Él no quería una segunda esposa, y cumpliría su palabra, aunque el caos estuviera amenazándolo a su alrededor…
La idea de Malih dejó a Kereem en un estado de confusión y dilema emocional. Mientras observaba el tranquilo jardín desde su despacho, las palabras resonaban en su mente:«Una amante secreta» Aunque la propuesta parecía ofrecer una solución aparentemente indolora para todos, el jeque sabía que las implicaciones emocionales y éticas eran profundas.Inquieto, Kereem observó cómo se abría la posibilidad, dos días después de qué relacionista le dio la idea, y miró como su esposa Sanem, aun débil, pero con otro color, entró al despacho ofreciéndole una sonrisa plana.Kereem se levantó de inmediato para recibirla y depositó un beso en su boca, mientras tomó su rostro.—¿Cómo te sientes? —Ella asintió segura.—Mucho mejor… están colocándome un tratamiento de vitaminas que me ha hecho sentir muy bien, gracias a Alá…—Perfecto. Siéntate…Él la dirigió al asiento, y se desajustó un poco la corbata.—¿Pasa algo? Te ves incómodo —ella preguntó y Kereem asintió con la mirada seria.—Se está compl
La noticia de la llegada y la hora esperada, había sumido a Zahar en un estado quieto, mientras caminaba por los pasillos de la mansión junto a su padre. El peso de la responsabilidad se hacía más palpable con cada paso.—Sabes cómo es… —repitió Aziz, mirando a su hija con una intensidad que la hizo estremecer—. Bakir te llevará, y… que Alá te bendiga…Aziz dio un paso hacia ella, y estuvo a punto de tocar su cabeza con la mano, pero la retiró rápidamente. Zahar pasó un trago, y lo vio desaparecer.No tenía que darle detalles de nada, porque por años, le había repetido los caminos, y las estrategias a seguir.La mansión y el galpón de entrenamiento eran su único mundo, un mundo que ahora dejaba atrás para enfrentarse al complicado entramado del palacio Masmak.Miró a la amplia pared del salón y divisó el retrato de su madre. Había olvidado su voz, e incluso la visión de su mirada era un poco borrosa ahora en su mente.“Por la gloria de Arabia, por recuperar lo perdido” Bakir vino por
El salón se sumió en un silencio abrumador mientras los ojos de Zahar y Kereem se encontraron.Kereem pasó un trago y la boca se le puso seca, y no entendió por qué todo su cuerpo se tensó. Se quedó atrapado en la intensidad de la mirada de esa mujer, su cabello era largo y castaño oscuro, pero sus ojos eran de un color inexplicable.Había un azul intenso en sus ojos, pero a la vez un gris claro que lo traspasaba como si fueran agujas, mientras una mezcla se fundía en él. Había rabia, por supuesto, impotencia, y mucha testosterona exudando de sus poros.Zahar, por su parte, sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo al encontrarse con la mirada penetrante de este hombre, tragó su propia saliva y achicó sus ojos.Lo había visto innumerables veces en fotos, siempre le pareció un hombre apuesto, pero su presencia, evidentemente, era otra cosa. La autoridad que emanaba, sus ojos de un verde y amarillo intenso bajo su piel morena, destacaban a un hombre que emanaba no solo poder, si
Naim salió del auto cuando casi el sol estaba escondiéndose en ese cielo amplio de su ciudad favorita.Riad. Su casa y hogar. Le hizo una seña a Emré, su primo de treinta y cuatro años, y muy amigo de Kereem. Lo habían estado preparando para su nuevo cargo como ministro de exteriores, y había viajado con él, hacia varias ciudades de Arabia Saudita. Ambos venían a apoyar a Kereem en todo el cambio de gabinete.—Nunca deja de robar el aliento… —ambos miraron el palacio alzando la cabeza cuando Emré lo dijo, eran casi las seis de la tarde, y las luces ya se habían encendido, dándole más majestuosidad al palacio.—Y ahora que estarás más junto a nosotros, no querrás salir.Emré asintió con una sonrisa.—Eso lo tengo claro.—Lleven las bolsas de compras a un salón… —ordenó Naim a unos hombres y luego se adentraron al palacio.Todos, a excepción de Kereem, debían pasar por una inspección antes de entrar.—¡Que Alá los bendiga! —Naim sonrió. Por supuesto, su madre, Hurem, había sido la pri
—Kereem… ¿Amor? —Kereem parpadeó varias veces y en su visión apareció Sanem.Su ceño se arrugó y se levantó de golpe.—Nunca habías dormido hasta tan tarde… —Él observó el reloj digital.Eran las nueve de la mañana.—¿A qué hora te dormiste? —Sanem tenía muchas preguntas esta mañana, pero él negó.—Casi no podía dormir, salí a la terraza en la madrugada y… —se rascó los ojos—. Me daré una ducha, dame un momento.—Malih nos espera… —Y Kereem la miró.—De acuerdo, lo haré rápido; si quieres, puedes adelantarte. —Solo le diré que vaya a un salón y le daré la orden a un guardia que lleve a la chica, que nadie lo sepa… hasta que lleguemos y decidamos qué hacer. Pero creo que es mejor que lo hablemos antes, llegar a improvisar, solo nos hará ver débiles.Kereem lo estuvo pensando toda la noche, pero incluso le dolió la cabeza.—Tal vez… quizás debemos decirle a nuestra familia la situación. No quiero avergonzarte, pero…—He pensado en una opción —Sanem se sentó a su lado como si estuviera
—Señor, su reunión comenzará en diez minutos… —Kereem asintió hacia su asistente y se acomodó la chaqueta.Se reuniría con algunos secretarios de la cámara, porque en tres días, sería el gran día donde anunciaría los nuevos cargos, desde ministros, hasta el personal que podía quedarse en el palacio.—Avísale a Naim que venga…—Ya viene en camino.—Perfecto.Kereem caminó a la sala de reuniones especial del palacio, y para cuando entró, los hombres los esperaban.Su hermano llegó un minuto después y se pusieron en marcha con un montón de trabajo que tenían acumulado.—Si tenemos estas nuevas conexiones con Europa, nos elevaremos cinco escalones más de lo que estamos de toda la comunidad árabe… —Un secretario informó y Naim sonrió hacia Kereem.—Eso es perfecto.—Sin embargo, no comenzaremos nada, ni daremos una firma, hasta que todo mi gabinete sea estructurado. Nos faltan tres días, desde allí, comenzaremos con este negocio.Los secretarios estuvieron de acuerdo, y luego de diez minut
Tres días después. Riad. Día de la restructuración de gobierno. La agitación de Zahar se volvió densa. Estaba dormida, pero era costumbre que tuviera pesadillas de vez en cuando.—Debes saltar… —ella miró la pendiente. Tenía sus rodillas raspadas, una lesión en su muñeca, y todo un día de entrenamiento. Este era su cumpleaños número quince, pero su padre no había aparecido ni una vez. Tenía frío, estaba cansada y falta de sueño como por tres días. Su cuerpo estaba tembloroso, sabía que no podía resultar. Este salto iba más allá de sus capacidades.—Creo que… no voy a lograrlo —su maestro castigó su espalda con un látigo. —Esa palabra no existe en tu vocabulario —y Zahar retuvo las lágrimas en sus ojos. Si ella dejaba caer una sola en su mejilla, su castigo sería peor. Corrió con piernas temblorosas y usó todas sus fuerzas para saltar, cayó al vacío moviendo las piernas, y luego sus brazos se colgaron de la pared improvisada, mientras su cuerpo chocó con toda la fuerza golpeand
Sala de reuniones. Primera sesión. La sala de reuniones estaba impregnada de tensión cuando Kereem entró. Los altos funcionarios y ministros presentes se acomodaron en sus asientos, y los murmullos cesaron al instante. Kereem ocupó su lugar en la cabeza de la mesa, con la mirada fija en los documentos que tenía delante.Naim estaba en la otra punta, era una estrategia, y su primo Emré a su derecha.Su tío y algunos familiares, estaban en las sillas, mientras que en la mesa seguían los miembros que serían despojados del cargo. La reestructuración del gobierno era una tarea crucial, y Kereem sabía que cada decisión que tomara tendría repercusiones en el futuro del país.—Bien, señores, comencemos…—¿Hemos incumplido con alguna de las cosas que su padre nos ordenó alguna vez? Tendrá mayor apoyo con nosotros…Kereem alzó la mirada al ministro de Relaciones Exteriores.Bueno, al exministro en unos minutos.—Tengo un miembro de mi familia cercano que ocupará su puesto, y es algo que solo