PREPPY
La puta cabeza me da vueltas, inhalo lento y exhalo acelerado, hago tres repeticiones de lo mismo mientras dejo que mis ansias desaparezcan, le doy otra calada al porro que sostengo en la mano y mis músculos comienzan a relajarse. No puedo evitar ver a lo lejos a mi mejor amigo, jugando con esos tres monstruos y con mi bebé bazuca, la cual no deja de lanzarle agua a Lea. La idea de haber venido a la playa fue de la peque, y aunque no me agradó la idea desde el principio, necesitaba un respiro, luego de su boda y luna de miel las cosas estaban un tanto aburridas. Al final decidieron cambiar los nombres de los trillizos, yo les llamo los tres "D" porque son Damián; el mayor, Dorian; el segundo, y el que nació al último Dominic.
—Hola.
El gélido frío de la noche hace que la piel se me erice, a lo lejos el sonido de risas, palabras dulzonas y gemidos, se vuelven inconexos, inestables, bebo lo que queda de mi cerveza y dejo el envase vacío cerca de unos arbustos, el corredor lleno de enormes pinos en medio del bosque, hace que me sienta como la protagonista de alguna película de terror, eran poco más de las diez de la noche y aún no tenía noticias de Alana, mi mejor amiga no daba señales de vida y comenzaba a cabrearme el hecho de que me hubiera dejado sola en medio de la fiesta en la piscina del hotel, todo por irse con un chico que apenas había conocido hace tres horas.Todo está bien, solo es una fiesta, no seas paranoica.Alana y yo éramos estudiantes de periodismo de segundo año en la universidad, habíamos ahorrado todo un año para poder salir de vacaciones de verano a Phoenix Arizona, nos ho
LEA Un año después. La alarma de mi despertador hace que despierte de golpe, aun con los ojos soñolientos me obligo a levantarme, pienso en revisar mi celular pero olvido que por la noche no he cargado la batería y de mala gana lo pongo en carga automática, me dirijo la baño y me tomo el tiempo de darme una ducha caliente que termina por despertarme, hoy era el gran día, no solo por el hecho de que fuera mi cumpleaños, sino, porque hoy había decidido perder mi virginidad con Corban. Luego de cinco años estaba segura que era la mejor decisión, después de todo no había sido de la noche a la mañana, Corban era el único hijo de una familia muy poderosa y rica, las empresas Smith eran textiles y su mercado se estaba expandiendo, a él lo había co
Corban se empujó en mí, y esta vez grité de verdad, el dolor que rasgaba entre mis piernas era insoportable. Quise soltarme de su agarre pero nuevamente él me tenía inmovilizada con sus caderas mientras me quedaba sin aliento. Luego se retiró y cuando intenté recuperar el aliento, empujó de nuevo dentro de mí, con rudeza, movimientos duros y nada tiernos como me lo había imaginado o tontamente vi en películas románticas. ¡Pura b****a! —Mierda, estás tan apretada Lea —musitó entre dientes. Corban comenzó a bombear en mi cuerpo una y otra vez, sin descanso, sin pensar en mí placer o dolor, y sí que dolía y ardía, llegando a un punto en el que se movió más rápido y mi mente viajaba en dirección a las grandes expectativas que tenía; es decir, no era tonta... pero esperaba para este mome
LEA Meto la última prenda que me falta dentro de la maleta y la cierro con destreza, pero noto que mis manos son invadidas por un ligero temblor. Me muerdo el labio inferior y comienzo a sentir un sabor amargo en mi garganta, corro hacia el baño, levanto la tapa y comienzo a vomitar. ¡Joder! Después de un aseo bucal a conciencia, me preparo mentalmente para darle la noticia a Corban, Alana había investigado acerca de su paradero y tenía en mis manos la dirección, así como una cita con él, con otro nombre claro está, y por supuesto la foto de una modelo rusa que no tenía ni idea de quién era, pero hacer eso me facilitó enormemente las oportunidades para encararlo. Ya me había hecho a la idea de que no pensaba ni quería regresar con él, lo único que le pediría a cambi
De las cosas que podían pasarme en el trayecto, me sucedió la que menos pensaba que podría ocurrirme, un gran chubasco me hizo la visibilidad de la carretera poco práctica, temía que las llantas se derraparan y ocasionaran que me accidentara. Por lo que me vi en la penosa necesidad de estacionarme en la siguiente gasolinera, que para mí buena suerte, estaba al lado de un pequeño restaurante de comida rápida. —Bien bebé, comeremos algo antes de volver a ponernos en marcha —digo en voz alta tocándome el vientre que aún no está nada abultado—. Mamá te protegerá de cualquier peligro, aunque ese sea tu padre. Tomo mi bolso y le echo un vistazo rápido a mi billetera, contaba con exactamente 400 dólares, no era mucho pero de algo me servirían, prácticamente eran mis ahorros de cuatro meses, y entre los cuales estaba la renta del departamento
—¡Zorra! —gritó el hombre pero no me importó. Cuando estuve en el interior, el calor, el humo a cigarrillo, alcohol y marihuana, inundaron mis fosas nasales provocándome ligeras arcadas. El lugar estaba repleto de varias mesas redondas rodeadas de hombres llenos de tatuajes, sin camisa, otros de traje oscuro, algunos jugando póker, otros bebiendo y firmando papeles. Nadie me prestó la mínima atención, era como si no existiera. —¡Maldita zorra, te dije que no podías pasar! —el hombre obeso me tomó del brazo ejerciendo fuerza bruta en su agarre, me zarandeó a tal grado que abrí los ojos al sentir como estampaba su mano contra mi mejilla. Inmediatamente la música se detuvo, perdí el equilibrio cayendo de bruces sobre el suelo de madera, y todo el sitio fue envuelto en un silencio ensor
ENZO El recuerdo de aquella chica no deja de rondar por mi mente y siento deseos de follarla, darle tan duro hasta que sangre, sus pechos, sus curvas, todo me había llamado la atención desde el momento en el que la vi detrás de la puerta, rogando bajo la lluvia porque alguien le preste atención. Sin duda alguna sus ojos azules y su cabello oscuro pegado a su perfecto rostro de muñeca, habían hecho que no solo se robara mi atención sin ser consciente, sino, que mi polla anhelara estar dentro de su boca, probar el límite de su garganta ¿aguantará mi longitud? —Deja de pensar en ese culo caliente —enfatiza Preppy, mi mejor amigo—. Es un poco menor para los gustos tan extravagantes que tienes. Solo es una niña. Asiento en silencio, él me conocía tan bien que podía oler
—Lo siento, no puedo aceptar nada de ti —finaliza aclarándose la garganta. Enarco una ceja con incredulidad, ¿acaso está ciega? Usualmente logro obtener un sí de las mujeres, solo basta con ver mi atractivo o los lujos que les puedo ofrecer, pero parece que ella es inmune a mis encantos. —¿Puedo saber por qué? —me aparto de ella como si su tacto me quemara. Ella parece recobrar la postura, su mirada parece más fiera y siento curiosidad de saber qué es lo que pasa por su cabeza. —No lo sé, déjame pensar... —suelta un largo suspiro de exasperación—. Porque no te conozco, no sé si eres un violador, un secuestrador sexy, o simplemente eres de esos tipos que buscan follar. Touché