Se separó lentamente de mí y sostuvo mi cara con sus manos, analizando cada pequeño detalle y se separó un poco de mí para observarme desde la distancia, queriendo cerciorarse de que no había ningún daño en mí, ignorando el hecho de que a esas alturas estaba empapada.
—Hay que ocultar el coche —pronunció y extendió la mano para que le tendiese las llaves. Caminó hasta el coche seguido de mí y quise ir hasta la parte trasera, observando como una bala se encontraba incrustada allí, tragué duramente—. Maldito hijo de puta —masculló Miles entre dientes cuando vino hasta mí, observando el daño de bala que tenía el coche. —¿Cómo cojones puede alguien pegarle un tiro a un Chyrler Lebaron? —pronunció y me giré para verle con una ceja enarcada.
—Yo estaba en el coche —a&nt
Abrí los ojos cuando la luz entró por una de las ventanas de la habitación, me había quedado dormida pocos instantes después de que nos tumbásemos en la cama, aquel día había sido realmente intenso y la mano de Miles recorriendo mi espalda suavemente no ayudó para mantenerme despierta. Me giré y observé como su cabeza descansaba en la almohada mirando hacia mi lado y no pude evitar sonreír cuando observé su boca medio abierta, dejando escapar un suave ronquido. Decidí levantarme de la cama con la intención de ir a hacer el desayuno: café y unas tostadas. Llegué a la zona de la habitación donde se encontraban algunos electrodomésticos de cocina y una mini nevera.—¿Indie? —Escuché una voz ronca y me giré para observar como Miles miraba a los lados desconcertado por no encontrarme al lado.&mdash
El móvil tembló en mis manos mientras mi cerebro se encargaba de analizar todo, aquel número desconocido no podría ser otro que Denix. Había descubierto mi trabajo de investigación sobre Miles. Caminé de un lado a otro de la habitación mientras intentaba controlar mi respiración que se hacía más agitada por momentos.—Joder —no pude evitar mascullar entre dientes—. Mierda. —Marqué el número desconocido de la pantalla, a pesar de que mis manos temblaban por el solo pensamiento de hablar con Denix, quien había intentado meterme una bala entre ceja y ceja pocos días atrás.—Has tardado menos de lo que esperaba, Indie —escuché su sádica voz al otro lado del teléfono.—¿A qué estás jugando?—¿Tu coche se encuentra bien? —y supe que
I.Salí de la universidad mientras aseguraba mi mochila al hombro, y un proyecto que mi profesor de escritura creativa nos había mandado para aquel curso no dejaba de rondar en mi cabeza. Era una simple novata en la universidad de psicología y, a pesar de que la carrera me gustaba, nunca había sido buena con las deducciones.Realizar un psicoanálisis sobre alguien, observarle, apreciarle y conocerle.En la última parte de este proyecto quiero que me describáis como habéis descubierto que esa persona es.Os aseguro que serán opiniones totalmente diferentes.El profesor Leckson había dicho mientras algunos de sus pocos alumnos se alegraban de aquel trabajo, alumnos entre los cuales yo no me encontraba. Teniendo en cuenta que mis verdaderos amigos podía contarlos con dos dedos, conocer a la gente a fondo no era algo que me entusiasmase o me pareciese relativamente fácil.Le quité el seguro a
II.Después de miles de súplicas e intentos de lloros, Holden acabó accediendo a quedarnos a Socks, nombre el cual le había sido puesto por roer los calcetines de este, algo que me había llevado nuevamente a ruegos cuando el rubio quiso echar a Socks por la ventana.—Si no estuviese sumamente cabreado por la desgraciada de mi mejor amiga hetero, diría que hay un nuevo vecino en edificio —Holden habló mientras cenábamos una ensalada de pasta, el plato preferido tanto de Cara como de Holden, el cual yo había cocinado para complacerles a pesar de que lo odiaba—. Un nuevo vecino que está muy bueno.—Creo que le he conocido hoy —confesé y Holden hizo como si no lo hubiese oído mientras que Cara estaba demasiado centrada en comer la pasta.—Si te hablase, te preguntaría si es moreno, con la típica barba de tres días y parece un dios griego recién salido del Olimpo —Holden infantilmente respondió llevándose un tenedor de pasta a la boca.—Eres un crío —acusé y rodó los ojos.—Está bien,
III.—¡Calla a ese chucho pulgoso! —Las voces de Holden se oían sobre el agudo ladrido de Socks.—¡Cállate tú! —respondí mientras me levantaba de la cama con el ceño fruncido y de malhumor, eran las seis y media de la mañana y los gritos de Holden me estaban haciendo empezar el día con mal pie.Me puse unos pantalones vaqueros rasgados y una sudadera de los Angries, el equipo de rugby de mi universidad en el cual solo estaban chicos que habían sido becados cuando jugaban en el instituto.Socks se encontraba mordiendo uno de los cojines del sofá cuando terminé de desayunar y llevé mis manos a la cabeza mientras rezaba porque los destrozos que había dejado sobre el objeto no fuesen muy visibles. Le puse una correa que solía utilizar para sacar a Nesquick y abrí la puerta para llevarle a dar un paseo después de mirar por el piso, creyendo que encontraría las consecuencias de las necesidades de Socks, pero no había nada.Salí del apartamento en el momento que el ascensor se abría, deján
IV.—Miles —Holden pronunció ese nombre como si de un ángel se tratase—. Me encanta, suena tan... Sexy.—¿Pero a ti qué mosca te ha picado con ese tío? —quiso saber Cara mientras se cruzaba de hombros mirando con el ceño fruncido al rubio.—Una lesbiana no reconocería a un Dios adonis aunque lo tuviese delante de sus narices.—Ese tío no es para tanto. —Me encogí se hombros mientras llevaba una cucharada de cereales a mi boca.—¿Ves? —Holden acusó alzando sus manos hacia mí.—¡Yo no soy lesbiana! —me defendí elevando una ceja.—¿Seguro? —Holden indagó y una sonrisa divertida apareció en el rostro de Cara.—Que yo no esté obsesionada con ese tío como tú no significa que sea lesbiana, ahora, cállate. —Di por finalizada la conversación para poder terminar mi desayuno tranquila y Cara se sentó junto a mí.—Sabes que no se callará. —Adelantó acontecimientos con diversión en sus ojos.—Y encima dijo aquello de la pistola, mierda, Indie, ¿no te pone eso? —Holden continuó con su insistencia y
Llegamos al piso y nos bajamos del coche sin pronunciar palabra.—¿Tú también vives aquí? —No pude evitar preguntarle al moreno que acompañaba a Miles.—Esta noche sí, me he escapado definitivamente del orf... —el chico comenzó a dar explicaciones y Miles le propinó un empujón, provocando que se callase.—Novato, no le cuentes tus mierdas —bruscamente habló mientras yo le observaba con el ceño fruncido.—No tienes que hablarle así —sentencié mirándole con mala cara y Miles elevó una ceja casi mofándose de mí.—¿También vas a decirme como tengo que dirigirme a él? Alguien aquí tiene complejo de sargento —Miles pronunció y rodé los ojos mientras caminaba al ascensor al igual que los demás.—Escucha, mmm... —me dirigí al moreno sin saber su nombre.—Shawn —dijo con una sonrisa de lado, justo en el lado que tenía la herida.—Shawn, no tienes por qué aguantarle, lo sabes, ¿no? —pronuncié cuando entramos en el ascensor y Miles me dedicó una gélida mirada.—Sabes como podría hacer que dejase
—Necesitas explicarme que acaba de pasar. —Miré a Miles mientras señalaba la puerta por la que acababan de salir aquellos hombres.—¿Por qué has venido, maldita sea? —gruñó incorporándose de la pared con una mueca de dolor en sus facciones.—Escuché ruidos y golpes, solo...Último capítulo