II.
Después de miles de súplicas e intentos de lloros, Holden acabó accediendo a quedarnos a Socks, nombre el cual le había sido puesto por roer los calcetines de este, algo que me había llevado nuevamente a ruegos cuando el rubio quiso echar a Socks por la ventana.
—Si no estuviese sumamente cabreado por la desgraciada de mi mejor amiga hetero, diría que hay un nuevo vecino en edificio —Holden habló mientras cenábamos una ensalada de pasta, el plato preferido tanto de Cara como de Holden, el cual yo había cocinado para complacerles a pesar de que lo odiaba—. Un nuevo vecino que está muy bueno.
—Creo que le he conocido hoy —confesé y Holden hizo como si no lo hubiese oído mientras que Cara estaba demasiado centrada en comer la pasta.
—Si te hablase, te preguntaría si es moreno, con la típica barba de tres días y parece un dios griego recién salido del Olimpo —Holden infantilmente respondió llevándose un tenedor de pasta a la boca.
—Eres un crío —acusé y rodó los ojos.
—Está bien, Miss Madurez, ¿es o no es mi próxima conquista?
—Creo que sí, aunque tengo mis dudas de que sea sordo.
—¿Por qué?
—Él es el chico que me ha defendido cuando el vagabundo ha pegado a Socks.
—Le gustan los animales. —Holden provocó un extraño gemido que hizo que la atención de Cara se desviase de su plato hasta él.
—Odias los animales —Cara recalcó y Holden se encogió de hombros.
—Pero si le gustan, eso supone que es tierno y dulce.
—Será solo con los animales... Conmigo ha sido realmente frío —confesé mientras volvía a pensar en la manera que me había ignorado abiertamente y su mordaz manera de dirigirse a mí.
—No le gustarán las perras de tu raza —Holden insultó como si estuviese diciendo la mayor de las verdades.
—Ya está bien, rubio de bote.
—Has metido a un chucho pulgoso en casa, al menos necesitamos algo de crédito aquí —Cara apoyó la ofensiva de Holden y abrí mi boca, siendo realmente ofendida pues el crédito del que Cara hablaba era el de meterse conmigo sin recibir represalias.
—Se llama Socks y eso no es justo —remarqué cruzándome de brazos y Holden me sacó la lengua.
—Mientras ese chucho pulgoso viva aquí, lo es.
(...)
Terminé de hacer un trabajo estadísticas y dejé todos los papeles sobre la mesa a la vez que apagaba el flexo de la mesa. Miré el reloj, eran las 3:07 y yo necesitaba algo de aire fresco.
Salí al balcón que, por suerte, tenía mi habitación y me recosté en la barandilla mientras miraba las luces de Londres alumbrando de una manera tan intensa que las estrellas eran a penas visibles en el cielo. Cuando giré mi cara, observé como el nuevo vecino sordo se encontraba sentado en el pequeño poyete de una ventana de la habitación que estaba pegada a la mía mientras fumaba y hacía como que yo no estaba allí, aunque estaba segura de que debía haberme escuchado salir.
—Eso es peligroso —espeté advirtiendo la posición en la que se encontraba, un mal movimiento y ese chico pasaría a ser recordado como aquel vecino que murió en su primer día de alquiler. Los ojos negros de aquel chico me miraron con dureza, para volver a girar su cabeza, parándose en el mismo lugar al que yo había mirado segundos antes; las luces de Londres—. No me he presentado, soy Indie Harris. —Ante su carencia de respuesta o algún movimiento que me confirmase que estaba escuchando, volví a hablar. —¿Y tú eres? —Y de nuevo, silencio. O ese chico era demasiado desagradable o realmente tenía algún problema. —¿Sabes? Contestarme no va a matarte, podrías mostrar al menos algo de educación, estoy intentando ser agradable contigo y tú solo...
—¿Acaso no te callas nunca, joder? —Aquella era su tercera frase dirigida a mí y me alegré de haberle hecho hablar aunque fuese poniéndole de los nervios.
—Solo estoy intentando ser amable, ya te lo he dicho.
—¿Es que te he pedido que lo seas? Lo último que necesito es gente como tú merodeando a mi alrededor, así que, hazme un favor y cállate, estás haciendo que quiera tirarme de aquí arriba —duramente expuso y me sentí más molesta que asustada por su tono de voz y sus formas.
—¿Y por eso no puedes mostrar un poco de educación? Solo trataba de...
—De ser amable, ya lo he cogido la primera vez que lo has dicho. Y la segunda —contestó serio, aunque su tono de voz delató que estaba burlándose de mí.
—Eres un desagradecido, no me puedo creer que...
—Santa m****a, tengo una puta pistola en casa, ¿de verdad vas a obligarme a que te dispare? Como no te calles harás que incluso quiera dispararme a mí mismo con ella —amenazó y esa vez sí que sentí algo de miedo ante sus palabras, pero no me acobardé. Decidí que aquello era un de esas causas perdidas de las que estaba acostumbrada a ocuparme, pero él lo estaba poniendo realmente difícil, así que, por esa noche, desistí, y sin ni siquiera despedirme de él, volví a entrar en la habitación y me senté en el escritorio.
25 de noviembre de 2014.
Primeras impresiones:
Mi sujeto es tan hostil y frío que no he podido siquiera averiguar su nombre.
Cortante.
Mordaz.
Esquivo.
A penas mira a los ojos cuando te diriges a él, o cuando te contesta, a pesar de que no se caracteriza por ello pues intenta evitar hablar a toda costa.
Maleducado.
Grosero.
Agresivo.
Pero sobre todos estos malos calificativos hay uno que es lo que más me anima a seguir con este trabajo sobre él; misterioso.
III.—¡Calla a ese chucho pulgoso! —Las voces de Holden se oían sobre el agudo ladrido de Socks.—¡Cállate tú! —respondí mientras me levantaba de la cama con el ceño fruncido y de malhumor, eran las seis y media de la mañana y los gritos de Holden me estaban haciendo empezar el día con mal pie.Me puse unos pantalones vaqueros rasgados y una sudadera de los Angries, el equipo de rugby de mi universidad en el cual solo estaban chicos que habían sido becados cuando jugaban en el instituto.Socks se encontraba mordiendo uno de los cojines del sofá cuando terminé de desayunar y llevé mis manos a la cabeza mientras rezaba porque los destrozos que había dejado sobre el objeto no fuesen muy visibles. Le puse una correa que solía utilizar para sacar a Nesquick y abrí la puerta para llevarle a dar un paseo después de mirar por el piso, creyendo que encontraría las consecuencias de las necesidades de Socks, pero no había nada.Salí del apartamento en el momento que el ascensor se abría, deján
IV.—Miles —Holden pronunció ese nombre como si de un ángel se tratase—. Me encanta, suena tan... Sexy.—¿Pero a ti qué mosca te ha picado con ese tío? —quiso saber Cara mientras se cruzaba de hombros mirando con el ceño fruncido al rubio.—Una lesbiana no reconocería a un Dios adonis aunque lo tuviese delante de sus narices.—Ese tío no es para tanto. —Me encogí se hombros mientras llevaba una cucharada de cereales a mi boca.—¿Ves? —Holden acusó alzando sus manos hacia mí.—¡Yo no soy lesbiana! —me defendí elevando una ceja.—¿Seguro? —Holden indagó y una sonrisa divertida apareció en el rostro de Cara.—Que yo no esté obsesionada con ese tío como tú no significa que sea lesbiana, ahora, cállate. —Di por finalizada la conversación para poder terminar mi desayuno tranquila y Cara se sentó junto a mí.—Sabes que no se callará. —Adelantó acontecimientos con diversión en sus ojos.—Y encima dijo aquello de la pistola, mierda, Indie, ¿no te pone eso? —Holden continuó con su insistencia y
Llegamos al piso y nos bajamos del coche sin pronunciar palabra.—¿Tú también vives aquí? —No pude evitar preguntarle al moreno que acompañaba a Miles.—Esta noche sí, me he escapado definitivamente del orf... —el chico comenzó a dar explicaciones y Miles le propinó un empujón, provocando que se callase.—Novato, no le cuentes tus mierdas —bruscamente habló mientras yo le observaba con el ceño fruncido.—No tienes que hablarle así —sentencié mirándole con mala cara y Miles elevó una ceja casi mofándose de mí.—¿También vas a decirme como tengo que dirigirme a él? Alguien aquí tiene complejo de sargento —Miles pronunció y rodé los ojos mientras caminaba al ascensor al igual que los demás.—Escucha, mmm... —me dirigí al moreno sin saber su nombre.—Shawn —dijo con una sonrisa de lado, justo en el lado que tenía la herida.—Shawn, no tienes por qué aguantarle, lo sabes, ¿no? —pronuncié cuando entramos en el ascensor y Miles me dedicó una gélida mirada.—Sabes como podría hacer que dejase
—Necesitas explicarme que acaba de pasar. —Miré a Miles mientras señalaba la puerta por la que acababan de salir aquellos hombres.—¿Por qué has venido, maldita sea? —gruñó incorporándose de la pared con una mueca de dolor en sus facciones.—Escuché ruidos y golpes, solo... —Miles no está aquí, Shawn, ¿por qué no volvemos a casa? Puedes quedarte en mi apartamento si no tienes otro sitio en el que pasar la noche —hablé cuando giramos en una esquina por quinta vez esa noche. —Deberíamos revisar los bares, suele beber de vez en cuando. —Aparqué el coche en el primer sitio libre que encontré y ambos nos bajamos de este. —Dos bares, si en dos bares no le hemos encontrado nos vamos a casa, ¿vale? Este sitio no me da buena espina. —Por eso sé que Miles tiene que estar aquí. —Caminé junto a Shawn que aceleraba el paso cada vez que podía, me aferré a mi abrigo, sintiendo un escalofrío recorriéndome el cuerpo, estaba helando en esos momentos en Londres. —Vamos a ese. —Shawn señaló un bar el cual tenía sobre la fachada con luces rojas fluorescentes Dirty souls. Tragué saliva antes de seguir el paso al moreno, y entré por la puerta por la que él había ido. Observé el lugar, realizando una mueca de asco ante el olor que se respiraba en el ambiente. Las personas queVII.
—Eres demasiado aburrida, ¿cómo pudiste negarte? —Holden me replicó por segunda vez en la noche mientras estaba sentada en el sofá con él viendo una película aquel viernes.—No lo sé... Simplemente, no lo veía correcto.—Oh, vamos, Indie, es él quien tiene novia, ¿qué mierda te importa a ti ella? —Holden demostró su total compasión por la raza humana y rodé los ojos. Esa mañana tras hablar con Ezra un rato me había invitado a ir al cine con él, a pesar de que 98% de las intenciones de esa invitación fuese para ser amigos, no me sentía bien yendo con él cuando tenía novia, y tras Holden volverse loco sobre que tenía que haber aceptado y echar un polvo, supe que había hecho lo correcto diciendo no.—Ella no se merece algo así.—¿Acaso la conoces? Es más, me has contado que te mira mal por el simple hecho de ser amiga de Ezra. Jesús, Indie, esa chica sí se lo merece.—No me gustaría que alguien lo hiciese conmigo, así que yo no lo haré. Además, ni siquiera sabemos si esas eran sus intenc
—¿Qué coño haces aquí, Harris? —Fueron las primeras palabras que Miles me dirigió cuando abrió la puerta descubriéndome frente a esta, y pasé furiosa dentro de su apartamento cerrando la puerta tras de mí y arrojándole la carta en sus narices, haciendo que frunciese el ceño mientras la agarraba.—Sé que quieres asustarme, pero est...—Yo no he sido quien ha escrito esto —afirmó mientras sus ojos continuaban en el papel que arrugó cuando su mirada subió a la mía, casi haciéndome olvidar el por qué estaba allí, los ojos de Miles realmente eran profundos.—Pues entonces...—MalditoDenix—murmuró entre dientes, y de nuevo ese nombre, que supe en ese momento que debía pertenecer a una persona.—¿Quién es Denix? —pron
—Estoy en una relación amor/odio con ese hombre, Indie. —Fueron las primeras palabras que Holden pronunció cuando le conté todo lo que había pasado con Miles.—¿Qué?—Es un cabrón y un hijo de puta, pero está bueno como el infierno, Indie, tienes que reconocerlo.—¿Sabes lo que pienso? Que quizá él sea elinfierno,quizá todo lo que estoy haciendo por "intentar" conocerle más a fondo es una mierda porque debería fiarme de las primeras impresiones, algo me dice que Miles no tiene demonios internos como todo el mundo, él es el mismísimo demonio.—Indie, no dramatices tanto...—¿Qué no dramatice? Tú no viste como me miró cuando le dije lo de la muerte de sus padres. —Holden se encogió de hombros, no apoyando mi opinión hacia nuestro v