—¿Qué pasará si no lo haces, Miles? A veces siento que vuelves a mi vida siempre que empiezas a creer que te estoy olvidando, como si realmente no quisieras que te supere, como si no quisieras que aprenda a vivir sin echarte de menos. Esto me está volviendo loca. —Su mirada me mostró confusión, al igual que lo hizo su ceño fruncido más de lo normal.
—Tú me vuelves loco, ¿crees que esto es fácil para mí? No sé que siento sobre ti.
—¿Me quieres? —dije y pestañeó varias veces, sorprendido por la directa pregunta.
—No puedes preguntarme esto.
—¿Lo haces? —insistí y tragó saliva incómodo.
—No —respondió y asentí mientras evitaba mirarle. A pesar de que lo sabía, no pude evitar sentir como mi corazón se encogía
Miré por séptima vez a Miles que aún continuaba sosteniendo a la rubia en sus piernas así como volví a beber un chupito más de tequila. Sabía que le había dicho que no cuando me pidió una oportunidad y que los celos que sentía eran totalmente injustos e injustificables, pero no sabía como calmar el ardor que sentía en mi estómago cada vez que le veía junto a ella.—¿Sabes que puedo hacer que me salga el tequila por la nariz? —Cara apareció delante de mí provocando que levantase una ceja ante aquella frase.—¿Qué puedes hacer qué? —quise asegurarme en caso de que lo hubiese escuchado mal.—Echar tequila por la nariz. Mira. —Y estaba a punto de demostrármelo cuando Riley caminó hasta ella quitándole el chupito que estaba a punt
VNi siquiera sé en qué momento mis piernas habían comenzado a correr fuera de mi habitación, y en menos de medio minuto me encontraba aporreando la puerta de Miles, pero nadie respondió.—Mierda —mascullé para mí misma. Sabía que estaba actuando por impulso, sin poner en la balanza si realmente perseguirle era lo mejor, pero todo mi cuerpo me había llevado fuera de allí, mi primer instinto fue salir detrás de él, fue no dejar que desapareciese. Aporreé la puerta una vez más y de nuevo, nadie contestó. Salí a correr escaleras abajo para llegar a mi coche aparcado unas calles más abajo y conducir hasta la casa de Valerie y Wes, si Miles no estaba allí al menos sabrían donde iba a encontrarse. Realmente fue un milagro que no me estrellase aquella noche debido a la gran velocidad a la que iba conduciendo, pero no lo hice, llegand
Se separó lentamente de mí y sostuvo mi cara con sus manos, analizando cada pequeño detalle y se separó un poco de mí para observarme desde la distancia, queriendo cerciorarse de que no había ningún daño en mí, ignorando el hecho de que a esas alturas estaba empapada.—Hay que ocultar el coche —pronunció y extendió la mano para que le tendiese las llaves. Caminó hasta el coche seguido de mí y quise ir hasta la parte trasera, observando como una bala se encontraba incrustada allí, tragué duramente—. Maldito hijo de puta —masculló Miles entre dientes cuando vino hasta mí, observando el daño de bala que tenía el coche. —¿Cómo cojones puede alguien pegarle un tiro a un Chyrler Lebaron? —pronunció y me giré para verle con una ceja enarcada.—Yo estaba en el coche —a&nt
Abrí los ojos cuando la luz entró por una de las ventanas de la habitación, me había quedado dormida pocos instantes después de que nos tumbásemos en la cama, aquel día había sido realmente intenso y la mano de Miles recorriendo mi espalda suavemente no ayudó para mantenerme despierta. Me giré y observé como su cabeza descansaba en la almohada mirando hacia mi lado y no pude evitar sonreír cuando observé su boca medio abierta, dejando escapar un suave ronquido. Decidí levantarme de la cama con la intención de ir a hacer el desayuno: café y unas tostadas. Llegué a la zona de la habitación donde se encontraban algunos electrodomésticos de cocina y una mini nevera.—¿Indie? —Escuché una voz ronca y me giré para observar como Miles miraba a los lados desconcertado por no encontrarme al lado.&mdash
El móvil tembló en mis manos mientras mi cerebro se encargaba de analizar todo, aquel número desconocido no podría ser otro que Denix. Había descubierto mi trabajo de investigación sobre Miles. Caminé de un lado a otro de la habitación mientras intentaba controlar mi respiración que se hacía más agitada por momentos.—Joder —no pude evitar mascullar entre dientes—. Mierda. —Marqué el número desconocido de la pantalla, a pesar de que mis manos temblaban por el solo pensamiento de hablar con Denix, quien había intentado meterme una bala entre ceja y ceja pocos días atrás.—Has tardado menos de lo que esperaba, Indie —escuché su sádica voz al otro lado del teléfono.—¿A qué estás jugando?—¿Tu coche se encuentra bien? —y supe que
I.Salí de la universidad mientras aseguraba mi mochila al hombro, y un proyecto que mi profesor de escritura creativa nos había mandado para aquel curso no dejaba de rondar en mi cabeza. Era una simple novata en la universidad de psicología y, a pesar de que la carrera me gustaba, nunca había sido buena con las deducciones.Realizar un psicoanálisis sobre alguien, observarle, apreciarle y conocerle.En la última parte de este proyecto quiero que me describáis como habéis descubierto que esa persona es.Os aseguro que serán opiniones totalmente diferentes.El profesor Leckson había dicho mientras algunos de sus pocos alumnos se alegraban de aquel trabajo, alumnos entre los cuales yo no me encontraba. Teniendo en cuenta que mis verdaderos amigos podía contarlos con dos dedos, conocer a la gente a fondo no era algo que me entusiasmase o me pareciese relativamente fácil.Le quité el seguro a
II.Después de miles de súplicas e intentos de lloros, Holden acabó accediendo a quedarnos a Socks, nombre el cual le había sido puesto por roer los calcetines de este, algo que me había llevado nuevamente a ruegos cuando el rubio quiso echar a Socks por la ventana.—Si no estuviese sumamente cabreado por la desgraciada de mi mejor amiga hetero, diría que hay un nuevo vecino en edificio —Holden habló mientras cenábamos una ensalada de pasta, el plato preferido tanto de Cara como de Holden, el cual yo había cocinado para complacerles a pesar de que lo odiaba—. Un nuevo vecino que está muy bueno.—Creo que le he conocido hoy —confesé y Holden hizo como si no lo hubiese oído mientras que Cara estaba demasiado centrada en comer la pasta.—Si te hablase, te preguntaría si es moreno, con la típica barba de tres días y parece un dios griego recién salido del Olimpo —Holden infantilmente respondió llevándose un tenedor de pasta a la boca.—Eres un crío —acusé y rodó los ojos.—Está bien,
III.—¡Calla a ese chucho pulgoso! —Las voces de Holden se oían sobre el agudo ladrido de Socks.—¡Cállate tú! —respondí mientras me levantaba de la cama con el ceño fruncido y de malhumor, eran las seis y media de la mañana y los gritos de Holden me estaban haciendo empezar el día con mal pie.Me puse unos pantalones vaqueros rasgados y una sudadera de los Angries, el equipo de rugby de mi universidad en el cual solo estaban chicos que habían sido becados cuando jugaban en el instituto.Socks se encontraba mordiendo uno de los cojines del sofá cuando terminé de desayunar y llevé mis manos a la cabeza mientras rezaba porque los destrozos que había dejado sobre el objeto no fuesen muy visibles. Le puse una correa que solía utilizar para sacar a Nesquick y abrí la puerta para llevarle a dar un paseo después de mirar por el piso, creyendo que encontraría las consecuencias de las necesidades de Socks, pero no había nada.Salí del apartamento en el momento que el ascensor se abría, deján