La habitación esta oscura, lo que dificulta saber cuánto tiempo ha transcurrido desde que fueron encerrados ahí, Luca trata de calmar el dolor en su costado, estaba seguro que Raphael le había fisurado algunas costillas, después que lo uso de saco de box. intenta darle ánimos a la mujer que comparte con él ese lugar.Sus ojos se ajustaban a la oscuridad que gobernaba el lugar, en la otra esquina podía percibir la figura de la mujer que amaba, escuchar sus quejidos de dolor le enfurecen y duelen, ella no debía estar pasando por eso.—¿Cómo está tu pierna? —temía qué si permanecían más tiempo ahí, la herida fuera a infectarse.—Creo que mejor, por lo menos no duele tanto —Raphael no sabía lo que le esperaba cuando pudiera tenerlo en sus manos, le haría pagar muy caro el sufrimiento de Anastasia, no tendría piedad de él —Luca ¿Qué irá a pasar con nosotros?Nada porque no lo permitiría, primero lo matarían antes que dejará que él le hiciera más daño a ella y su familia.—Nada Colibrí, te
Vio el terror en su mirada, lo empujo lejos de ella, y como una mujer que se daba a respetar le dio una buena bofetada que le hizo voltear el rostro.—Respéteme soy una mujer casada, ahora termine de cambiarse antes que Fiorela nos descubra… —dio media saliendo a toda prisa.Sonrió, tenía una muy buena mano, su mejilla aun ardía, no sabía porque lo había hecho, a quien quería engañar si lo sabía, era el hombre más ruin al pensar en su venganza.Aunque si jugaba con fuego se podría quemar, su corazón muerto había vuelto a la vida cuando la vio, sus ojos verdes le decían que no era feliz y era una carta que tenía para jugar, los tipos como Raphael no sabían tratar a mujeres como ella, era como un ave en una jaula de oro. Era la victima perfecta para su venganza.—Pequeña Colibrí, vas a ser mía…Anastasia salió tratando de calmar su respiración, sus mejillas ardían, sus labios eran fuego, quería volver a esa habitación y dejar que Luca apagara la llama que había encendido en ella. —¿An
Ella se sintió atrapada por esa mirada azul, que clavada en sus ojos y curiosa deslizaba a sus labios, le prometía un mundo diferente al que vivía. No había nadie más en el parque, solo ellos dos.—¿Qué haces aquí? ¿Me has seguido otra vez?—Debería preguntarlo yo en esta ocasión, yo vengo a correr aquí a muy seguida y jamás te había visto por aquí —la miraba con seducción, Anastasia no logro responder, su rostro estaba colorado y la necesidad de un beso le corría por las venas como fuego hirviendo —¿Qué te pasó con Raphael?—¿Por qué crees que me pasó algo?—Porque solo él puede hacer que tengas esos ojos tristes —le acarició la cara — Colibrí, si te lo permites, yo te haría feliz, yo haría lo que fuera por verte brillar...Se fue acercando poco a poco, y ella no lo rechazó. Quería que la besara, que la mimara, que la hiciera olvidar su matrimonio.Sus labios eran suaves, ardientes y sensuales. ¿Por qué se habría casado con Raphael?—No pienses en él, solo piensa en nosotros, déjate
Su cabeza no comprendía a que se referían, ellos se amaban, o estaba equivocada, qué había pasado entre ellos en el pasado.—Ya déjame pasar, tengo que darle una buena lección a mi esposa— acarició su cara— después la llevaré a su nueva casa donde no podrá ver a su familia nunca más, ni al maldito de Luca…—No Raphael, por favor, mi padre está enfermo y yo necesito estar con él— sus palabras se fueron con el viento. Él había cerrado sus oídos a su voz…—Me pagaras esto Anastasia, nadie me traiciona, sin recibir su castigo desde hoy serás mi esposa y no quiero resistencia porque que será peor para ti, zorra— la voz y mirada de Raphael la hicieron estremecer de miedo, estaba segura que esa noche sería la peor de su vida.Al llegar a casa no soltó su cabello, ella quería zafarse de su agarre, pero era imposible, si lo intentaba las sábanas que cubrían su cuerpo caerían, y todos los hombres de Raphael la verían. Al sacarla de la casa de Luca no le habían permitido que se vistiera con su r
Escuchar eso deseo tener a Raphael Rizzuto delante de él, nadie lo detendría ahora para hacerle pagar cada golpe que provocó que Anastasia estuviera en esa cama de hospital.Lo haría lento, haciéndole sangrar, quemando su piel arrancándole las uñas una a una, hasta que el suplicará, que bramara de dolor, que le quitará la vida.—¿Qué hospital? —vio la desaprobación de su padre, pero no podía quedarse ahí sin hacer nada.—San Germani —endureció su rostro, miró a Tony.—Reúne a los hombres, vamos a sacar a Anastasia de ahí —ordenó tomando su arma, la salvaría de ese hospital, no importaba a quien tuviera que sobornar o matar, no descansaría a menos que esa misma noche durmiera en su cama. —¡Estás demente Luca! —escuchó a su padre que venía pisándole los pies pensaba que con sus palabras lo haría cambiar de opinión, estaba equivocado —no hagas nada, hay que esperar el mejor momento para rescatarla…—Me estás pidiendo algo imposible, mira a dónde fue a parar por culpa de Raphael —Tony l
Sus hombres revisaron todo el lugar minuciosamente, ese hombre estaba actuando solo, ¿Qué lo había llevado a hacer tal estupidez?Era muy valiente o muy estúpido al quitarle su tesoro a Raphael, como el nombró a Anastasia.Lo hizo sentar en una silla, uno de sus hombres lo sujetaba del cuello, haciendo que no bajará la cara.Luca se sentó delante de él, la mirada del hombre era desafiante, pero pronto se la quitaría, nadie que lo conocía lo había visto así.Luca le dirigió una mirada fría, mirando al hombre de arriba a bajo, su ropa era la de un pordiosero.—No has contestado a mi pregunta —vio el titubeó del hombre —¿Quién eres y por qué te llevaste a Anastasia? El hombre desconocido, con una mirada misteriosa y una sonrisa enigmática, se quedó en silencio por unos momentos. Luego, lentamente comenzó a hablar, con desafío.—No te voy a contestar —Luca soltó una pequeña carcajada, como que no iba a contestar. Se puso de pie y en su solo paso llegó hasta el hombre, que tomó del cuel
Durante su vida había sufrido abusos, recuerdos tristes, los hombres que la habían rodeado siempre habían hecho una herida profunda y no en su cuerpo, sino en su alma.Desde pequeña estuvo sujeta a una disciplina severa, su padre la castigaba por cualquier cosa, la mínima falta de respeto o afrenta significaba castigo.Al ir creciendo intento rebelarse lo que la llevó a pasar días encerrada y sin comer en su habitación. Siempre le pedía con los ojos a su mamá que la ayudará, pero ella se portaba indiferente, como si no le afectará cada vez que su padre le pegaba con su objetivo favorito, el látigo.Eso la volvió insegura, introvertida, no tenía amigas, su padre no permitía que ningún chico se acercara.Al final él escogería con quién terminaría casada, y no sería un matrimonio de amor, sería un matrimonio donde su papá uniera fuerzas con alguien para tener más poder.Para su padre ella era una moneda de cambio para el mejor aliado que pudiera tener.Nunca olvidaría la noche que su pad
Luca salió de la habitación, no podía dejar de dar vueltas en su cabeza la idea de que ella realmente quisiera la muerte. ¿Qué sufrimientos había pasado en su vida para ver cómo única solución morir?Tenía la respuesta, Raphael, para nadie era un secreto lo enfermo que estaba, era violento y había abusado de ella. ¿Creía que todos los hombres eran como el cerdo de Raphael?Si era así, Luca debía hacer algo para convencer a Anastasia que él era diferente. No podía permitir que ella pensara que él era capaz de golpearla. En su vida había códigos que consideraba sagrados, y uno de ellos era nunca levantar la mano contra una mujer, fuera quién fuera.Así que hizo un juramento en silencio, nunca más permitiría que nadie le hiciera daño a su Colibrí, sin saberlo Anastasia había encontrado en él quién la protegería.Además le enseñaría a defenderse, algo que estaba complacido, pues tendría tiempos valioso con ella, en los que no desaprovecharía para hacer que cayera de nuevo en sus brazos.