Su cabeza no comprendía a que se referían, ellos se amaban, o estaba equivocada, qué había pasado entre ellos en el pasado.
—Ya déjame pasar, tengo que darle una buena lección a mi esposa— acarició su cara— después la llevaré a su nueva casa donde no podrá ver a su familia nunca más, ni al maldito de Luca… —No Raphael, por favor, mi padre está enfermo y yo necesito estar con él— sus palabras se fueron con el viento. Él había cerrado sus oídos a su voz… —Me pagaras esto Anastasia, nadie me traiciona, sin recibir su castigo desde hoy serás mi esposa y no quiero resistencia porque que será peor para ti, zorra— la voz y mirada de Raphael la hicieron estremecer de miedo, estaba segura que esa noche sería la peor de su vida. Al llegar a casa no soltó su cabello, ella quería zafarse de su agarre, pero era imposible, si lo intentaba las sábanas que cubrían su cuerpo caerían, y todos los hombres de Raphael la verían. Al sacarla de la casa de Luca no le habían permitido que se vistiera con su ropa. —Tú eres una zorra y te voy a tratar con tal— la aventó contra la cama, le arrancó las sábanas dejándola desnuda, vio esa mirada de deseó— todo esto era solo mío, pero fuiste tan estúpida en entregarte a un hombre que solo quería vengarse de mi… —¿De qué hablas? ¿Por qué vengarse? Luca me ama, el me lo dijo — el comenzó a carcajearse mientras se desabrochaba la camisa y los pantalones. —Te engaño muy fácil Anastasia, Luca no te ama, solo te uso para cobrarse que yo me metí con su esposa —sus palabras le dolieron, eso no podía ser verdad… —Estás mintiendo, el me juro que me ama…— lo vio acercarse y comenzó a tocar su pie… —No es mentira, yo me hice amante de su esposa Esmeralda, cuando se enteró la mató —abrió los ojos no podía creer eso — aunque para todos dijo que había sido un suicidio… —No —se negaba a creerlo, sus besos, sus palabras y sus manos no podía mentirle, él la amaba… Abrazó sus piernas, recordando aquel tono de dolor, de vergüenza en su voz cuando le preguntó lo de su virginidad. Era verdad Luca se había acercado a ella para vengarse de Raphael. Su corazón se partió en dos, si, había sido una estúpida al caer en su seducción. —Deja de llorar, déjame borrar este doloroso recuerdo —sintió sus labios que besaban y mordían su piel, el asco comenzó a surgir en su estómago, no soportaba eso… —No Raphael, por favor, no quiero…— él se levantó dándole una bofetada. —Cállate, con él no te resististe ¡maldita zorra! — volvió a golpearla— vas hacer mía de ahora en adelante… La luz de la luna era la única que iluminaba la habitación, Anastasia estaba en una esquina abrazando sus piernas, no podía dejar de llorar, lo que tanto había temido sucedió, Raphael la había tomado a la fuerza, su rostro estaba morado e hinchado, por los golpes que recibió. Su cuerpo le dolía, Raphael no había sido tan delicado como Luca. Quería gritar de impotencia, odiaba a los hombres, a Luca por usarla para su venganza y a Raphael por haberla lastimado. Quería morir para no volver a sufrir eso nuevamente. No quería escuchar todos los días las palabras de Raphael en su oído, no quería que la volviera a tocar. La única manera era que ella muriera, el brillo del vidrio del vaso, le dio una esperanza de salida de esa vida. —Toda va terminar… *********** Luca se sentía confundido y culpable. Había planeado usar a Anastasia para vengarse de Raphael, el hombre que le había arrebatado a Esmeralda su primer esposa. Pero lo que empezó como un juego se convirtió en algo más profundo y sincero.El remordimiento lo aquejaba, y la culpabilidad le pesaba sobre los hombros. Luca no supo cuando se enamoró de Anastasia, de su dulzura, de su inocencia, de su entrega. No se percató que quién caía en la trampa era él, desde ese primer beso fue una terrible obsesión lo que lo movió a avisarla, más que ese deseo de venganza. Ella era todo lo contrario a lo que creía de una mujer que nacía en el mundo podrido de sangre y dolor, Anastasia era tierna e ingenua. Luca no podía olvidar la mañana anterior, no podía olvidar que le hizo el amor por primera vez, ella era virgen, se había entregado porque sentía algo más profundo por él. Lleno de rabia arrojó la copa que bebía contra la pared. Luca por primera ves se sintió miserable, ruin, caballa y avergonzado al mismo tiempo. ¿Cómo podía seguir con su plan al ver sus ojos ilusionados, vivos y sonrientes? No podía seguir con su plan, se la arrebataría a Raphael sin importar las consecuencias. Al principio no entendió como fue que Raphael llegó ahí, pero todo quedó claro después cuando despertó, gracias a qué el cobarde de Raphael lo atacó a traición, ahora tenía a sus hombres buscándolos, tenía que recuperarla antes que ese malparido la lastimará con su veneno y le dijera su verdad. Aunque para esas alturas, ella ya debía saber que fue parte de una venganza ¿Cómo iba convencerla que tenía un deseo genuino por ella, un amor único y puro? Más puro que el que tuvo por su esposa Esmeralda. Cualquier cosa que dijera ella terminaría odiándolo, y la perdería para siempre, lo único hermoso que había tocado sus manos, lo había manchado con su absurda venganza. —Ya debes estar contento, le cobraste a Rizzuto que se metiera con Esmeralda —escuchó la voz de su padre cuando entraba a la sala de estar. —No, no lo estoy —respondió a su padre con amargura —quieres escuchar que tu tenías razón —Luca apretó la copa que sostenía en su mano, su padre y Tony se lo habían advertido, y el fue un necio que no entendió de razones —pues la tenían. Su orgullo mal herido y su odio fueron lo que lo llevaron ahí, a cobrarle a Raphael que se metiera con la mujer que había querido para él. En su mundo esas traiciones se pagaban con la vida, pero Raphael era intocable, era parte de la familia italiana y la regla número uno era que ningún miembro podría tomar la vida de otro miembro. Aunque el fuera el jefe debía respetar esa regla, mantener a la familia unida, pero no estaba en ningún lado que él no pudiera vengarse a su modo. Ya no podía mirar al pasado ahora vería al futuro con Anastasia convertida en su esposa, su ilícito amor. —No, tu cara lo dice todo —palmeo su espalda —no tiene sentido echar más sal a la herida —ni cuando perdió a Esmeralda había sentido ese dolor que quemaba su pecho y hervía su sangre… —Cuando dé con ellos, pagarán esto… —¿Y qué hay de Fiorela? —preguntó su padre con preocupación. —Ya le dije que se acabó, que no me voy a casar con ella —replicó él con desprecio —esa niña consentida fue la que empezó todo esto. ************************* Recordó el momento que despertó, al levantar la cara a la cama desecha se encontró con la sonrisa sínica de Fiorella, su mirada le decía que ella había sido quien le dijera a su hermano donde se encontraban. —Tú le dijiste a tu maldito hermano ¿Verdad? —ella sonrió, no había palabras, con su rostro le contesto. —¿Disfrutaste la venganza, querido? —gruño al sentir aún dolor en su cabeza, si no lo hubiera golpeado, la sangre de Raphael estaría esparcida en esa habitación —¿Tú que haces aquí…? —preguntó con la más gélida voz, ella había cometido un grave error al quedarse, podría terminar con ella sin piedad… —No es obvio, estoy cuidando tu sueño querido —se acercó posando su mano sobre su pecho —ya que has desvirgado a mi cuñada para cumplir tu desquite, espero que te queden fuerzas para tener una noche conmigo, una mujer de verdad… —No tengo ganas de escuchar estupideces, ni hacer nada contigo, nunca te he tocado, porque hacerlo no me provoca nada —quitó su mano de mala manera —¿Dónde está Anastasia? —Me crees tan estúpida para decirte a dónde la llevo mi hermano —lo tomó del cuello —no querido, tú nunca la volverás a ver… —Eso está por verse —su mirada era dos dagas listas para clavarse en su cuello, como la odiaba, se soltó buscando su ropa —dile al hijo de puta de tu hermano que no se atreva a tocarla, si lo hace le haré pagar muy caro… —No me hagas reír Luca, ya debes de imaginarte lo que mi hermano le debe estar haciendo a esa zorra a estás horas. Luca la tomó del cuello, no concebía las imágenes que se venían a su cabeza, quería estar ahí, junto a su Colibrí para evitarle ese sufrimiento en su alma, después lo mataría, cobrando así todo, pero sería una muerte lenta y con mucho dolor. —Si me matas no habrá boda —él sonrió con un brillo de maldad en sus ojos, todavía pensaba que iba a seguir con esa absurda boda. —No me voy a casar con una víbora como tú —vio el dolor en su mirada —creías que no sé qué tú le pediste a tu hermano que enamorara a Esmeralda porque tú siempre me has querido para ti, pero tú zorra nunca me vas a tener… Intento golpearlo, pero el poco aire que conservaba no era suficiente para darle fuerte. Luca la soltó dejándola caer al suelo, Fiorella tosió varías veces tratando de recuperar el aire que había perdido. Luca se acercó a susurrarle al oído lo que verdad sentía por ella —Tú eres la mujer de la que menos me enamoraría, eres bella por fuera, pero podrida por dentro, nunca pudiste despertar en mi nada, me pareces la mujer más repulsiva y asquerosa del mundo, besarte era una tortura… —Eres un maldito, el amor que tenía por ti se ha vuelto odió —había dado en donde más le dolía, en su orgullo de mujer —te juro que mientras esté con vida tú y esa m*****a zorra nunca serán felices, ni con ella ni con nadie… —Yo te juro que cuando la recupere nadie podrá tocarla, seremos felices, ella será mi reina, mi mujer… —Vas a comenzar una guerra Luca Di Mauri, si te atreves a matarnos… —Eso para ustedes será la gloria, voy tras su parte de la mafia, cuando lo tenga y obtenga a mi Colibrí terminaré con ustedes, unas cucarachas que no debieron existir… —Te olvidas de nuestro pacto que nos protege… —Hay Fiorella parece que no me conoces, ustedes se han convertido en mis enemigos, les haré la vida imposible y me importa poco que se las consecuencias de esto, ustedes comenzaron una guerra hace años no yo… ******* —Luca nos informaron que la señora Anastasia fue llevada al hospital…Escuchar eso deseo tener a Raphael Rizzuto delante de él, nadie lo detendría ahora para hacerle pagar cada golpe que provocó que Anastasia estuviera en esa cama de hospital.Lo haría lento, haciéndole sangrar, quemando su piel arrancándole las uñas una a una, hasta que el suplicará, que bramara de dolor, que le quitará la vida.—¿Qué hospital? —vio la desaprobación de su padre, pero no podía quedarse ahí sin hacer nada.—San Germani —endureció su rostro, miró a Tony.—Reúne a los hombres, vamos a sacar a Anastasia de ahí —ordenó tomando su arma, la salvaría de ese hospital, no importaba a quien tuviera que sobornar o matar, no descansaría a menos que esa misma noche durmiera en su cama. —¡Estás demente Luca! —escuchó a su padre que venía pisándole los pies pensaba que con sus palabras lo haría cambiar de opinión, estaba equivocado —no hagas nada, hay que esperar el mejor momento para rescatarla…—Me estás pidiendo algo imposible, mira a dónde fue a parar por culpa de Raphael —Tony l
Sus hombres revisaron todo el lugar minuciosamente, ese hombre estaba actuando solo, ¿Qué lo había llevado a hacer tal estupidez?Era muy valiente o muy estúpido al quitarle su tesoro a Raphael, como el nombró a Anastasia.Lo hizo sentar en una silla, uno de sus hombres lo sujetaba del cuello, haciendo que no bajará la cara.Luca se sentó delante de él, la mirada del hombre era desafiante, pero pronto se la quitaría, nadie que lo conocía lo había visto así.Luca le dirigió una mirada fría, mirando al hombre de arriba a bajo, su ropa era la de un pordiosero.—No has contestado a mi pregunta —vio el titubeó del hombre —¿Quién eres y por qué te llevaste a Anastasia? El hombre desconocido, con una mirada misteriosa y una sonrisa enigmática, se quedó en silencio por unos momentos. Luego, lentamente comenzó a hablar, con desafío.—No te voy a contestar —Luca soltó una pequeña carcajada, como que no iba a contestar. Se puso de pie y en su solo paso llegó hasta el hombre, que tomó del cuel
Durante su vida había sufrido abusos, recuerdos tristes, los hombres que la habían rodeado siempre habían hecho una herida profunda y no en su cuerpo, sino en su alma.Desde pequeña estuvo sujeta a una disciplina severa, su padre la castigaba por cualquier cosa, la mínima falta de respeto o afrenta significaba castigo.Al ir creciendo intento rebelarse lo que la llevó a pasar días encerrada y sin comer en su habitación. Siempre le pedía con los ojos a su mamá que la ayudará, pero ella se portaba indiferente, como si no le afectará cada vez que su padre le pegaba con su objetivo favorito, el látigo.Eso la volvió insegura, introvertida, no tenía amigas, su padre no permitía que ningún chico se acercara.Al final él escogería con quién terminaría casada, y no sería un matrimonio de amor, sería un matrimonio donde su papá uniera fuerzas con alguien para tener más poder.Para su padre ella era una moneda de cambio para el mejor aliado que pudiera tener.Nunca olvidaría la noche que su pad
Luca salió de la habitación, no podía dejar de dar vueltas en su cabeza la idea de que ella realmente quisiera la muerte. ¿Qué sufrimientos había pasado en su vida para ver cómo única solución morir?Tenía la respuesta, Raphael, para nadie era un secreto lo enfermo que estaba, era violento y había abusado de ella. ¿Creía que todos los hombres eran como el cerdo de Raphael?Si era así, Luca debía hacer algo para convencer a Anastasia que él era diferente. No podía permitir que ella pensara que él era capaz de golpearla. En su vida había códigos que consideraba sagrados, y uno de ellos era nunca levantar la mano contra una mujer, fuera quién fuera.Así que hizo un juramento en silencio, nunca más permitiría que nadie le hiciera daño a su Colibrí, sin saberlo Anastasia había encontrado en él quién la protegería.Además le enseñaría a defenderse, algo que estaba complacido, pues tendría tiempos valioso con ella, en los que no desaprovecharía para hacer que cayera de nuevo en sus brazos.
No podía quedarse ahí a esperar que Luca se cansara de su juego, su corazón quería creer en sus palabras, pero su mente se negaba hacerlo, no volvería a caer en sus brazos. Luca había tenido ese encanto irresistible, esa forma tan persuasiva de decir las cosas con las que envolvía en su red de mentiras. Pero ella había aprendido muy duro de su error, había sufrido lo suficiente y no estaba dispuesta a caer en la misma trampa una vez más. No podía permitirse abrir su corazón solo para que Luca lo rompiera nuevamente.Había confiado en él.Él no se saldría con la suya, si pensaba que seguiría usándola para su venganza estaba muy equivocado. No sería tan fácil como él creía. Sin importar el dolor de su mano, arrancó el suero que estaba a punto de terminar. Se levantó de la cama con molestia en el costado y se acercó a la ventana para mirar hacia fuera. En ese momento, una brisa fresca acarició su rostro, casi como una caricia que la hizo sentir un poco mejor.Delante de sus ojos se e
Luca muestra una sonrisa sexy y peligrosa, que los envuelve en una atracción magnética difícil de resistir. Entre sus brazos, ella se siente protegida y al mismo tiempo vulnerable. Luca la abraza con fuerza, sintiendo cómo su cuerpo tiembla de excitación. Pero antes de darle lo que quiere la tortura, quiere que ella disfrute, que lo desee más, toma su masculinidad y la frota en su feminidad haciendo que ella jadee y gima de placer, su mirada es tan oscura y seductora que la envuelve en una gran excitación. Con cada roce, el deseo entre ellos aumenta, creando una conexión intensa llena de pasión y ansia.La tensión sexual se hace presente mientras cada movimiento es calculado para prolongar el placer. La pasión arde como una llama desenfrenada, consumiendo cualquier pensamiento racional de ambos. Cada suspiro y gemido se convierte en una melodía sensual que embriaga el ambiente, dejando claro que el deseo que los une es inevitable.En esta danza erótica, el tiempo parece detenerse. S
Las palabras de Luca la dejaron confundida, ¿Cómo era que Raphael terminara en la cárcel? Bueno, no era secreto que sus negocios no fueran muy limpios, pero siempre tenía alguien que los ayudaba, para la justicia era intocable.Los Rizzutos eran astutos y supuestamente inteligentes, eran conocidos por todos por su influencia y poder, controlaban gran parte del tráfico de drogas en la ciudad, y sus nombres eran susurrados con temor al igual que de Luca.Para ellos la cárcel sería el último lugar que pisarían—¿Qué hiciste para que Raphael fuera a la cárcel? —tenía una amplia sonrisa, y una mirada de triunfo, de arrogancia. No podía negar que también Luca era más astuto que ellos, la guerra que apenas iba iniciando entre ellos, él ya la había ganado. —Solo moví unas piezas para que un inocente saliera de la cárcel…—frunció el ceño, de que estaba hablando ¿Qué inocente? —cuando fuiste secuestrada, el hombre quería usarte para que Raphael dije la verdad…—¿Fui secuestrada? —cuando había
Anastasia sonreía, recibiendo las felicitaciones de los invitados, cuando vio a su padre que se acercaba, no pudo evitar no ponerse tensa cuando este la abrazo.—Te felicitó por lo inteligente que fuiste, al enredar a Luca Di Mauri para que metiera a Raphael a la cárcel y tu poder ser su esposa, fue una jugada maestra —por primera vez en su vida veía orgullo en su mirada —solo espero ver que vas hacer para quedarte con todo lo de Di Mauri…Abrió los ojos, su padre pensaba en que ella pudiera hacerle daño a Luca, negó con la cabeza, su padre no la conocía ni un poco. —Estás equivocado padre, Luca es mi esposo y le debo mi lealtad, nunca lo traicionaría —aunque él no la amara, ella lo había alojado en su corazón, y sin él no podría vivir.—Como quieras, de todas formas ganó, está alianza nos hace una familia más poderosa e intocable —dijo haciéndose a un lado. Delante de él apareció Luca, que parecía feliz, venía junto a otro hombre.—Colibrí, te presento a mi padre, Luciano Di Mauri —