Las palabras de Luca la dejaron confundida, ¿Cómo era que Raphael terminara en la cárcel? Bueno, no era secreto que sus negocios no fueran muy limpios, pero siempre tenía alguien que los ayudaba, para la justicia era intocable.Los Rizzutos eran astutos y supuestamente inteligentes, eran conocidos por todos por su influencia y poder, controlaban gran parte del tráfico de drogas en la ciudad, y sus nombres eran susurrados con temor al igual que de Luca.Para ellos la cárcel sería el último lugar que pisarían—¿Qué hiciste para que Raphael fuera a la cárcel? —tenía una amplia sonrisa, y una mirada de triunfo, de arrogancia. No podía negar que también Luca era más astuto que ellos, la guerra que apenas iba iniciando entre ellos, él ya la había ganado. —Solo moví unas piezas para que un inocente saliera de la cárcel…—frunció el ceño, de que estaba hablando ¿Qué inocente? —cuando fuiste secuestrada, el hombre quería usarte para que Raphael dije la verdad…—¿Fui secuestrada? —cuando había
Anastasia sonreía, recibiendo las felicitaciones de los invitados, cuando vio a su padre que se acercaba, no pudo evitar no ponerse tensa cuando este la abrazo.—Te felicitó por lo inteligente que fuiste, al enredar a Luca Di Mauri para que metiera a Raphael a la cárcel y tu poder ser su esposa, fue una jugada maestra —por primera vez en su vida veía orgullo en su mirada —solo espero ver que vas hacer para quedarte con todo lo de Di Mauri…Abrió los ojos, su padre pensaba en que ella pudiera hacerle daño a Luca, negó con la cabeza, su padre no la conocía ni un poco. —Estás equivocado padre, Luca es mi esposo y le debo mi lealtad, nunca lo traicionaría —aunque él no la amara, ella lo había alojado en su corazón, y sin él no podría vivir.—Como quieras, de todas formas ganó, está alianza nos hace una familia más poderosa e intocable —dijo haciéndose a un lado. Delante de él apareció Luca, que parecía feliz, venía junto a otro hombre.—Colibrí, te presento a mi padre, Luciano Di Mauri —
Entre las sombras de la inconciencia, Luca distinguía claramente la voz firme y decidida de Anastasia, a quienes hablaba con autoridad al dar instrucciones a sus hombres.Tony estaba junto a ella, mientras presionaba su costado con fuerza.Su Colibrí dirige las acciones del equipo médico, asegurándose de que cada paso se realice de manera eficiente. Su tono de voz, aunque sereno, denota seguridad y determinación. No hay margen para la duda ni el error en su liderazgo.Mientras los paramédicos lo atienden Anastasia no suelta su mano, como si con ello no permitiría que él la dejará.—Resiste Luca, si te mueres juró que iré por ti —quiere sonreír, pero el dolor en su costado es quemante, lo que impide que su rostro haga la mueca, comienza a temblar por el frío que recorre su cuerpo.Vuelve a escuchar su voz, pero está vez lejana.—Tony has que cierren el área donde está Luca y usted doctor lo salvará cueste lo que cueste o también usted perderá su vida —la mano cálida de Anastasia desap
Con los ojos recorriendo cada rincón de su habitación, Luca se daba cuenta de lo frustrante que era estar postrado en la cama. Desde pequeño, no había experimentado los mismos niveles de atención y cuidado que le brindaba Anastasia.La realidad es que Luca se había acostumbrado a enfrentar la vida de una manera solitaria y desafiante. Siempre sintió que nadie estaba realmente allí para él, hasta que Anastasia entró en su vida y cambió todo por completo.Anastasia irradiaba una calidez que era difícil de ignorar. Su presencia en la habitación de Luca era como un rayo de sol en un día nublado. Pasaba horas cuidando de él, a veces leyendo algún libro, otras contándole parte de su vida con su padre.Anastasia tocó fibras sensibles de Luca, lo volvía vulnerable y descubriéndolo capa por capa hasta tocar sentimentalismos enterrados dentro de él. —Nunca hablas de tu mamá ¿Qué paso con ella? —su mirada se volvió más dura —¿murió?—Como si lo estuviera —respondió con frialdad —esa mujer me
Nunca antes había sentido el miedo que experimento junto con la cólera de saber que de nuevo ella se estaba poniendo en peligro, saliendo de la hacienda sola. —¿Por qué nadie la detuvo? —Sophie soltó una risita que más lo hizo enfurecer.—Espero que tu perra no vuelva, que se la lleven los hombres de Rizzuto y la violen como lo ordeno Fiorela —abrió los ojos esta arpía desgraciada había estado aliada con Fiorela, ahora más que nunca la quería fuera de ese mundo —no pensé que fuera tan fácil hacer que ella saliera de la hacienda…—Tony llévatela, porque si permanece un minuto más delante de mí, te juro que la mató con mis propias manos— la aventó con despreció, como si fuera un montón de basura. Tony la sacó de la habitación, mientras Luca se ponía unos pantalones y una camisa, porque se había ido, pensó que él había aceptado que Sophie fuera a verlo, si era así era una tonta, ya había dado su palabra, la única mujer de su vida era ella. Al salir de la habitación se encontró a Tony
Al llegar a la hacienda, de nuevo la subió a su hombro para meterla a la casa, en ese momento lo único que quería era enseñarle por qué no debía desobedecer sus órdenes, ni desconfiar de su palabra. Entró a la habitación, fue con ella hasta la cama, y sentándose la puso en su regazo con su espalda hacía arriba. —Luca ¿Qué vas hacer? —intentó levantarse, pero su palma en su espalda baja lo impidió.—No te muevas o te ira peor, Colibrí —su voz era gruesa y dura, pero la cual prometía satisfacción —esperó que de ahora en adelante confíes en mí, que creas en mi palabra, y que no me temas…—Luca levanto la falda de su vestido, acaricio con avaricia la piel suave de Anastasia y lentamente bajo la barrera que impedía la vista perfecta de mejilla.—Luca, por favor, te juro que no lo vuelvo hacer —escuchó el nerviosismo en su voz, aunque lo jurara, ella debía tener una lección por los sentimientos que despertó en él. —Sin un buen correctivo eres capaz de volverlo hacer —su mano se levantó dá
Después del desayuno, tomo de la mano a Anastasia, cuando regreso del sótano le pidió que se pusiera ropa deportiva, ella le preguntó varias veces para que, pero Luca se negaba a decírselo. La llevo por un largo pasillo en la plata baja, le mostró una puerta donde guardaban sus armas, la siguiente puerta el gimnasio.—¿Por qué me traes aquí? —preguntó al ver todos los aparatos de ejercicio que había, en un área había pesas, en otra una caminadora junto a una bicicleta fija y demás aparatos que servían para hacer ejercicio, en el fondo estaba un área amplia con varias colchonetas de color rojo…—Tu me pediste que te enseñara defensa personal, pues hoy comienzan tus clases— al instante sus ojos brillaron, como una niña pequeña que estuviera recibiendo un regalo. —¿De verdad me vas a enseñar a como patearte el trasero? —su pregunta lo hace sonreír, la iba a entrenar, pero estaba muy lejos en dejar que ella pudiera patearle el trasero. —Nunca me lograras ganar, porque soy el mejor, per
Corrió entre los viñedos con Anastasia en sus brazos, inconsciente, no se explicaba que le había pasado si apenas unos minutos antes estaba bien. La calma y frialdad que lo gobernaba desapareció un momento, pero al ver a sus hombres su voz se volvió dura al ordenar que fueran por el médico. —No se queden ahí, vayan por el médico ¡ahora! —su tono era urgente, que sus hombres se movieron de prisa subiendo a un vehículo —tu abre la maldita puerta —con cada paso un miedo que nunca antes había sentido lo inundo. Al subir las escaleras se encontró con su padre quien comenzó con la misma pregunta que él se había hecho. —¿Qué le pasó a Anastasia? — visiblemente turbado al ver el rostro pálido de Anastasia recargado en el hombro de su hijo.—No lo sé papá —todo hombre y mujer se quitaba de su camino mientras subía las escaleras para llevarla a su habitación —le estaba enseñando a usar el arma, cuando de repente Anastasia se desplomó en mis brazos—le explicó mientras la dejaba sobre su cama,