Anastasia se resistía con todas sus fuerzas, pataleando y mordiendo la mano, pero él no se inmutaba. Era como si fuera de hierro, ningún golpe le hacía daño. Su agarre era tan fuerte que le cortaba la respiración. La arrastró hasta el interior de una cueva que se encontraba en medio del lugar que Raphael había organizado tal perversidad.Cuando al fin la dejó en el suelo, Anastasia dio media vuelta para enfrentarse al sujeto, pero al levantar la vista, sus ojos se abrieron de asombro.Era Luciano el padre de Luca, que al fin había llegado a ellos. Al verlo, sus ojos se llenaron de lágrimas y alivio. Él le sonrió y le hizo un gesto para que se acercara. Ella corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, mientras él le susurraba palabras de consuelo. —Ya todo paso —dijo con suavidad —te pido una disculpa si te asuste figlia, pero no podía correr el riesgo que gritaras y alertaras a los hombres…—Lo entiendo —se soltó de los brazos del padre de Luca —hay que ir por Luca —intento salir de la c
Anastasia no podía con él dolor de ver a Luca en él hospital luchando por respirar, la bala que recibió de Mireya se alojó en su pulmón, además tenía una costilla fracturada. Anastasia solo quería estar a su lado, abrazarlo y decirle que todo iba a salir bien, que juntos podrían superar cualquier obstáculo, que su amor era más fuerte que el odio de Raphael y Mireya.Pero no podía hacerlo. Luca estaba inconsciente, conectado a un respirador artificial, con tubos y cables por todo el cuerpo. Anastasia solo podía acariciar suavemente su rostro, susurrarle palabras de aliento y esperar que él la escuchara. Le dio un beso en la frente y tan cerca de sus labios como pudo.—Te amo, Luca. No me dejes solo. Necesito que despiertes y me mires a los ojos. Necesito que me digas que me amas. Necesito que me hagas sentir viva otra vez...Se acurrucó junto a él en la cama del hospital, abrazando su mano entre las suyas. Recordó todos los momentos que vivieron juntos, los planes que tenía en cuanto s
Anastasia no podía creer lo que estaba pasando. Helen había logrado secuestrar a Luca y llevárselo a un maldito almacén. Mierda¿Cómo fue que logro llegar a él?Al correr por el largo pasillo del hospital, se encuentra con los hombres que Luciano había dejado al final de pasillo, estos yacen inconscientes y heridos en el suelo. Helen no había ido sola, solo así se explicaba que pudiera sacarlo. De pronto, se topó con Tony y Luciano, al ver la cara de angustia de Anastasia, supieron que algo malo había pasado.—¿Qué sucede? ¿Dónde está Luca? —preguntó Luciano con urgencia.—Helen se lo llevó —respondió Anastasia con voz entrecortada —está en un almacén que está a pie de carretera…—¿Qué? ¿Cómo es posible? —exclamó Tony, furioso —esa perra no se va a salir con la suya.—Vamos a buscarlo —dijo Luciano, decidido —tenemos que actuar rápido, antes de que le haga algo.—No, yo debo ir sola —insistió Anastasia, soltándose del brazo de Luciano.—¿Estás loca? —replicó Luciano —eso es una tram
—Todo está como lo pedí a su esposo señora Di Mauri —Anastasia sonríe satisfecha por las palabras del nuevo comprador —aquí está el dinero pactado…Anastasia se levanta del sofá, avanza unos pasos para ver el portafolio negro que está lleno de dinero en efectivo, tomando un sorbo de la copa mira al sujeto que suda de la frente y su mirada esta puesta en la puerta—Nadie va entrar aquí —dice con total seguridad, saca la pequeña arma de su espalda —de verdad pensaron que sería tan fácil terminar con mi esposo, se ve que no lo conocen, él es intocable —dijo con orgullo Anastasia que tomaba el vaso con licor.El hombre comenzó a temblar, sus manos se estrujaban entre sí por el nerviosismo de lo que podría pasarle.—No entiendo de que me habla señora… —dojo con un ligero temblor en su voz. La puerta al fin se abrió, él hombre esperaba que fuera los hombres de su organización, los que supuestamente terminarían con la vida del jefe de la familia, pero no, era el mismo Luca Di Mauri que vení
La habitación esta oscura, lo que dificulta saber cuánto tiempo ha transcurrido desde que fueron encerrados ahí, Luca trata de calmar el dolor en su costado, estaba seguro que Raphael le había fisurado algunas costillas, después que lo uso de saco de box. intenta darle ánimos a la mujer que comparte con él ese lugar.Sus ojos se ajustaban a la oscuridad que gobernaba el lugar, en la otra esquina podía percibir la figura de la mujer que amaba, escuchar sus quejidos de dolor le enfurecen y duelen, ella no debía estar pasando por eso.—¿Cómo está tu pierna? —temía qué si permanecían más tiempo ahí, la herida fuera a infectarse.—Creo que mejor, por lo menos no duele tanto —Raphael no sabía lo que le esperaba cuando pudiera tenerlo en sus manos, le haría pagar muy caro el sufrimiento de Anastasia, no tendría piedad de él —Luca ¿Qué irá a pasar con nosotros?Nada porque no lo permitiría, primero lo matarían antes que dejará que él le hiciera más daño a ella y su familia.—Nada Colibrí, te
Vio el terror en su mirada, lo empujo lejos de ella, y como una mujer que se daba a respetar le dio una buena bofetada que le hizo voltear el rostro.—Respéteme soy una mujer casada, ahora termine de cambiarse antes que Fiorela nos descubra… —dio media saliendo a toda prisa.Sonrió, tenía una muy buena mano, su mejilla aun ardía, no sabía porque lo había hecho, a quien quería engañar si lo sabía, era el hombre más ruin al pensar en su venganza.Aunque si jugaba con fuego se podría quemar, su corazón muerto había vuelto a la vida cuando la vio, sus ojos verdes le decían que no era feliz y era una carta que tenía para jugar, los tipos como Raphael no sabían tratar a mujeres como ella, era como un ave en una jaula de oro. Era la victima perfecta para su venganza.—Pequeña Colibrí, vas a ser mía…Anastasia salió tratando de calmar su respiración, sus mejillas ardían, sus labios eran fuego, quería volver a esa habitación y dejar que Luca apagara la llama que había encendido en ella. —¿An
Ella se sintió atrapada por esa mirada azul, que clavada en sus ojos y curiosa deslizaba a sus labios, le prometía un mundo diferente al que vivía. No había nadie más en el parque, solo ellos dos.—¿Qué haces aquí? ¿Me has seguido otra vez?—Debería preguntarlo yo en esta ocasión, yo vengo a correr aquí a muy seguida y jamás te había visto por aquí —la miraba con seducción, Anastasia no logro responder, su rostro estaba colorado y la necesidad de un beso le corría por las venas como fuego hirviendo —¿Qué te pasó con Raphael?—¿Por qué crees que me pasó algo?—Porque solo él puede hacer que tengas esos ojos tristes —le acarició la cara — Colibrí, si te lo permites, yo te haría feliz, yo haría lo que fuera por verte brillar...Se fue acercando poco a poco, y ella no lo rechazó. Quería que la besara, que la mimara, que la hiciera olvidar su matrimonio.Sus labios eran suaves, ardientes y sensuales. ¿Por qué se habría casado con Raphael?—No pienses en él, solo piensa en nosotros, déjate
Su cabeza no comprendía a que se referían, ellos se amaban, o estaba equivocada, qué había pasado entre ellos en el pasado.—Ya déjame pasar, tengo que darle una buena lección a mi esposa— acarició su cara— después la llevaré a su nueva casa donde no podrá ver a su familia nunca más, ni al maldito de Luca…—No Raphael, por favor, mi padre está enfermo y yo necesito estar con él— sus palabras se fueron con el viento. Él había cerrado sus oídos a su voz…—Me pagaras esto Anastasia, nadie me traiciona, sin recibir su castigo desde hoy serás mi esposa y no quiero resistencia porque que será peor para ti, zorra— la voz y mirada de Raphael la hicieron estremecer de miedo, estaba segura que esa noche sería la peor de su vida.Al llegar a casa no soltó su cabello, ella quería zafarse de su agarre, pero era imposible, si lo intentaba las sábanas que cubrían su cuerpo caerían, y todos los hombres de Raphael la verían. Al sacarla de la casa de Luca no le habían permitido que se vistiera con su r