IRA - El hombre que no entendía asesinar

IRA - El hombre que no entendía asesinarES

Realista
Enrique Jesús  Completo
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Resumen
Índice

Un grupo organizado de terroristas psicológicos planean y realizan ataques contra delincuentes y políticos corruptos con el fin de promover la justicia y educar a los ciudadanos para hacer posible una mejor sociedad. Liderados por Justo Lara, héroe para algunos y villano para otros, usan el miedo como método correctivo para intentar salvar una sociedad abandonada y en decadencia. Justo Lara junto con sus aliados a quien llama "moderadores", que son jóvenes súper inteligentes en áreas determinadas quienes descubrieron su potencial humano gracias a su líder, se comprometen a hacer evolucionar el comportamiento humano, y tratar de construir un mundo inocuo donde las personas no tengan que vivir las desgracias por las que ellos tuvieron que pasar. El miedo, es su herramienta.

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La justicia desorientada
       -Padre nuestro que estás en el cielo, por favor ayúdame a cumplir esta misión, ayúdeme a apuntar al lugar adecuado para acabar con esa peligrosa mujer. Perdona mis pecados… perdona mis pecados… perdona mis pecados…                 Oraba el tirador a veces en susurros otras veces con la voz muda del pensamiento. Con su ojo derecho buscaba a través de su mira telescópica, con el izquierdo la foto de su familia, que detrás tenía escrito un «¡Por favor no falles!» con letra de su hija. Imaginar a su hija diciendo esas palabras como súplica, aceleraba su corazón, y por eso había tomado tres comprimidos de calmantes, porque su pulso no lo podía traicionar.-Ella es una mala persona. Padre nuestro que estás en el cielo, dame
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Ahora morirás
Era muy temprano en la mañana para estar pensando en Verónica Triana, pero antes de cada golpe la recordaba. El mundo dormía, bueno, el mundo normal. Justo Lara estaba de pie, inmóvil en una esquina, con ropa a la moda de jóvenes de alta sociedad, y en sus manos sostenía un teléfono celular de los más costosos. Su atención estaba dirigida completamente a la pantalla del móvil. Como es frecuente en Fórmica, un cazador rondaba las calles buscando conejos que saquear. Justo Lara sintió el antebrazo de un hombre que sostuvo con fuerza su cuello y la punta de su arma por los lados de su órgano respiratorio derecho. El cazador le ordenó estar tranquilo, y le hizo saber que lo único que quería era su aparato electrónico. El delincuente le preguntó si había entendido, y la presa, Justo Lara, aprovechó su oportunidad de hablar usando la voz más g&
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Todo o Nada
Seguramente fue que Justo Lara no cupo dentro de su ira y se resignó. El único humano capaz de asumir ser diferente había sido contagiado por el virus del mundo sin sentido. Se había convertido en un humano promedio.                Un día pasó, y el cuerpo de Saúl Evíes yacía amarrado en el cuarto definitorio, pero de pronto sintió que podía moverse. Le incomodaba un pegoste en el cuello y parte del cuero cabelludo. Trató de zafarse con todas sus energías, respirando tan fuerte como si hubiera durado cinco minutos debajo del agua, « ¿Será que así es el infierno? ¿Será que este es mi infierno?» pensó  desconcertado, rodeado de la oscuridad que vendaba sus ojos. Forcejeó por más de una hora, hasta que algo cortó levemente su a
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Comienza el juego
-¡TODAS LAS UNIDADES A MI POSICION! - Gritó David Guédez.-No tienes necesidad de exaltarte, ni tiene sentido pedir ayuda, amigo. Solo yo te escucho en este momento. Ahora desecha los nervios y busca la calma, porque necesito que sigas mis instrucciones. Camina rápidamente a la esquina norte de la cuadra y cruza a la derecha.David Guédez no se movía de su sitio, Justo Lara le confesó que no disfrutaba usar a la fuerza ni amenazar, pero para ser precavido se anticipaba a los hechos y tenía en posición sus dos francotiradores. Cuando el policía se enteró de esto y tomó en cuenta la fama de los planes perfectos de las personas con las que estaba tratando, caminó en silencio a las direcciones dadas, hasta que cruzó la puerta donde se encontraba quien le hablaba. Este estaba sentado con la cabeza inclinada hacia el piso pero con los ojos puestos en el policía. El sitio e
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FÍSICA SIMPLE
Mientras los detectives estaban entretenidos con el señuelo de Justo Lara, los detalles del nuevo golpe se iban ejecutando con éxito. David Guédez era vigilado muy de cerca por Perdomo que había aprendido a confiar solo en Justo Lara y Juan José.-Estaba cavando un hueco en el patio, por si alguien por ahí nos delata. –Comentaba medio riéndose para que David Guédez escuchara y Valeria América le dio un codazo en la costilla.-¿Quieres ver molesto a Justo Lara? –Le preguntó la hermosa mujer con sus ojos bien abiertos y en voz baja.-La verdad no. –Decía riendo. –Lo siento. –Le dijo al oficial, que aceptó sus disculpas y sonrío considerando lo interesante que era que una persona como Perdomo temiera que Justo Lara se molestara.El oficial, citado por Justo Lara, se encontraba en la casa de William Chacín cerca del museo de L
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Como era
Aquel tiempo en el que era un amante de la vida, un explorador de personalidades, de cada una registraba en su libreta el rasgo más interesante o relevante, ya fuera para tener conocimiento del rasgo, o para adaptarlo a la suya, si era viable. Tenía una lista de los aspectos que no debía olvidar de su ser, por si algún día caía en distracciones o desencantos, y se le olvidaba ser él. Muchos recordaban a ese joven Gabriel Alejandro de veinte años, ese que todos querían y veían como un muchacho carismático, simpático, colaborador con cualquiera que se cruzara en su camino y ejemplar, innegablemente ejemplar. Nada ni nadie es perfecto decían los humanos, pero esta palabra tenía algo especial, algo que en un país de figuras históricas, podía sacarse del diccionario y tratar de transfigurarse a la realidad. Gabriel Alejandro buscaba ser perfecto, pero no por soberbia, po
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Así tanto te amo
Las operaciones del señor Alejandro fueron dolorosas, y no solo para él, porque ver a una persona alegre sufrir tanto sin poder mitigarle las punzadas de su rodilla, quebrantaba corazones. En ese momento apreciaba más los sedantes que la compañía de sus familiares, y su respeto por la muerte lo mantenía tranquilo, lo reconfortaba saber que si esta llegaba, habría dejado pruebas de llevar una vida digna; su envidiable forma de siempre parecer feliz y sus hijos. Si no llegaba tendría tiempo para dejar otros legados. Pero siendo testigo de su indomable Gabriel Alejandro, su madurez y vulnerabilidad ante las injusticias, seguro estaba que con haber hecho posible su existencia había dejado algo bueno, que podía quedarse encapsulado en su entorno o reventar y dispersarse hasta lo lejos, hasta después de los límites de la naturaleza del hombre.Gabriel Alejandro entre su puzle de buscar puntos crucia
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De Gabriel Alejandro a Justo Lara
-Oye hombre, tranquilo. Tendrás lo que quieres. Luna dale el celular, él habla en serio.Trató de cubrirla pero el hombre sabía lo que hacía, no permitió que la bloqueara y repitió que le dieran el celular, pero Luna Andreina se lo puso en el pecho y negó con la cabeza. El caminante no podía esperar y expresó con palabras rápidas en tono alto.-¡No hagas que me ponga loco! ¿Entonces? Necesito que me des el teléfono y el dinero ahora mismo.Cuando el ladrón trató de acercarse, Gabriel Alejandro arrancó el celular de la mano nerviosa de Luna Andreina y se lo entregó al individuo pidiéndole que se calmara en tono de piedad. Él sujeto se echó el móvil al bolsillo, y sus frustraciones, el estrés, un resentimiento profundo, una rabia mal contenida y una moral desinhibida por la droga que había consumido,
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Invisible
     El Zombi caminaba: diez pasos a la derecha y los mismos al contrario, a la luz del sol porque creía que la energía de esa estrella impulsaba su destreza mental. Sudaba, pero estaba feliz, a la expectativa, porque la letra de la servilleta la había reconocido un profesor que un día encontró una carta con la incomparable caligrafía que tenía escrito un relato que decía: Una nueva soga.Mi vida era una fosa donde el lodo me llegaba a la cintura. Si hubiera valorado por un momento que por lo menos tenía la libertad de moverme hacia la nada. En una rutinaria excursión hacia ningún lugar, desplazándome con dificultad decidí estirar mis brazos y encontré una soga, tiré de ella por tres horas y descubrí una roca que me ayudó a salir del lodo que ahora solo mis tobillos tocaba. Desde allí el
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El gas
-¿Cómo puedes catalogar a alguien así como una mala persona? –Se preguntaba en voz baja. No podía hacerle esa pregunta a algún colega, porque no lo entenderían así leyeran cien veces el libro. -Secuestra, intimida, extorsiona, pero  el resultado es… único. –Reflexionaba. -¿Por qué hacerlo fuera del margen de la ley? ¿Por qué no hacerlo dentro? –Se preguntaba, porque no tenía idea de que Justo Lara ya lo había intentado usando el amor y la compasión. –Tal vez ese sea el costo. –Suponía, y muy bien, porque María Victoria era muy inteligente. Esa noche durmió pensando en Justo Lara, deseando conocerlo, deseando preguntarle muchas cosas, porque ella ama el misterio, y él era el misterio en persona.  Se obligó a ocultar su admiración hacia Justo Lara, porque su tarea era atraparlo para juzgarlo, n
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