Los moderadores de Justo Lara más los quince que se ofrecieron a ayudar en el ejercicio tomaron posiciones de defensa: Siete con rifles de mira telescópica en ventanas y azoteas, y el resto con fusiles de asalto en las entradas. Frank Pierre esta vez fue cuidadoso y apostó sus fuerzas alrededor del hospital para que no tuvieran por donde salir. A la media hora el ambiente estaba exponencialmente tenso a las afueras, el Zombi buscaba un medio de comunicación para iniciar negociaciones «No tienes nada que ofrecerme» Fue lo que le dijo Justo Lara la única vez que le contestó. El camarógrafo enfocó ese momento, pero se concentraba más en ir detrás del Pastor desesperado que caminaba de arriba a abajo mirando a los pacientes que le rogaban que les remediara sus males, a lo que él respondía huyendo, por la pena que sentía al enfrentarse con un escenario real. Juan José le segu&iac
-Padre nuestro que estás en el cielo, por favor ayúdame a cumplir esta misión, ayúdeme a apuntar al lugar adecuado para acabar con esa peligrosa mujer. Perdona mis pecados… perdona mis pecados… perdona mis pecados… Oraba el tirador a veces en susurros otras veces con la voz muda del pensamiento. Con su ojo derecho buscaba a través de su mira telescópica, con el izquierdo la foto de su familia, que detrás tenía escrito un «¡Por favor no falles!» con letra de su hija. Imaginar a su hija diciendo esas palabras como súplica, aceleraba su corazón, y por eso había tomado tres comprimidos de calmantes, porque su pulso no lo podía traicionar.-Ella es una mala persona. Padre nuestro que estás en el cielo, dame
Era muy temprano en la mañana para estar pensando en Verónica Triana, pero antes de cada golpe la recordaba. El mundo dormía, bueno, el mundo normal. Justo Lara estaba de pie, inmóvil en una esquina, con ropa a la moda de jóvenes de alta sociedad, y en sus manos sostenía un teléfono celular de los más costosos. Su atención estaba dirigida completamente a la pantalla del móvil. Como es frecuente en Fórmica, un cazador rondaba las calles buscando conejos que saquear. Justo Lara sintió el antebrazo de un hombre que sostuvo con fuerza su cuello y la punta de su arma por los lados de su órgano respiratorio derecho. El cazador le ordenó estar tranquilo, y le hizo saber que lo único que quería era su aparato electrónico. El delincuente le preguntó si había entendido, y la presa, Justo Lara, aprovechó su oportunidad de hablar usando la voz más g&
Seguramente fue que Justo Lara no cupo dentro de su ira y se resignó. El único humano capaz de asumir ser diferente había sido contagiado por el virus del mundo sin sentido. Se había convertido en un humano promedio. Un día pasó, y el cuerpo de Saúl Evíes yacía amarrado en el cuarto definitorio, pero de pronto sintió que podía moverse. Le incomodaba un pegoste en el cuello y parte del cuero cabelludo. Trató de zafarse con todas sus energías, respirando tan fuerte como si hubiera durado cinco minutos debajo del agua, « ¿Será que así es el infierno? ¿Será que este es mi infierno?» pensó desconcertado, rodeado de la oscuridad que vendaba sus ojos. Forcejeó por más de una hora, hasta que algo cortó levemente su a
-¡TODAS LAS UNIDADES A MI POSICION! - Gritó David Guédez.-No tienes necesidad de exaltarte, ni tiene sentido pedir ayuda, amigo. Solo yo te escucho en este momento. Ahora desecha los nervios y busca la calma, porque necesito que sigas mis instrucciones. Camina rápidamente a la esquina norte de la cuadra y cruza a la derecha.David Guédez no se movía de su sitio, Justo Lara le confesó que no disfrutaba usar a la fuerza ni amenazar, pero para ser precavido se anticipaba a los hechos y tenía en posición sus dos francotiradores. Cuando el policía se enteró de esto y tomó en cuenta la fama de los planes perfectos de las personas con las que estaba tratando, caminó en silencio a las direcciones dadas, hasta que cruzó la puerta donde se encontraba quien le hablaba. Este estaba sentado con la cabeza inclinada hacia el piso pero con los ojos puestos en el policía. El sitio e
Mientras los detectives estaban entretenidos con el señuelo de Justo Lara, los detalles del nuevo golpe se iban ejecutando con éxito. David Guédez era vigilado muy de cerca por Perdomo que había aprendido a confiar solo en Justo Lara y Juan José.-Estaba cavando un hueco en el patio, por si alguien por ahí nos delata. –Comentaba medio riéndose para que David Guédez escuchara y Valeria América le dio un codazo en la costilla.-¿Quieres ver molesto a Justo Lara? –Le preguntó la hermosa mujer con sus ojos bien abiertos y en voz baja.-La verdad no. –Decía riendo. –Lo siento. –Le dijo al oficial, que aceptó sus disculpas y sonrío considerando lo interesante que era que una persona como Perdomo temiera que Justo Lara se molestara.El oficial, citado por Justo Lara, se encontraba en la casa de William Chacín cerca del museo de L
Aquel tiempo en el que era un amante de la vida, un explorador de personalidades, de cada una registraba en su libreta el rasgo más interesante o relevante, ya fuera para tener conocimiento del rasgo, o para adaptarlo a la suya, si era viable. Tenía una lista de los aspectos que no debía olvidar de su ser, por si algún día caía en distracciones o desencantos, y se le olvidaba ser él. Muchos recordaban a ese joven Gabriel Alejandro de veinte años, ese que todos querían y veían como un muchacho carismático, simpático, colaborador con cualquiera que se cruzara en su camino y ejemplar, innegablemente ejemplar. Nada ni nadie es perfecto decían los humanos, pero esta palabra tenía algo especial, algo que en un país de figuras históricas, podía sacarse del diccionario y tratar de transfigurarse a la realidad. Gabriel Alejandro buscaba ser perfecto, pero no por soberbia, po
Las operaciones del señor Alejandro fueron dolorosas, y no solo para él, porque ver a una persona alegre sufrir tanto sin poder mitigarle las punzadas de su rodilla, quebrantaba corazones. En ese momento apreciaba más los sedantes que la compañía de sus familiares, y su respeto por la muerte lo mantenía tranquilo, lo reconfortaba saber que si esta llegaba, habría dejado pruebas de llevar una vida digna; su envidiable forma de siempre parecer feliz y sus hijos. Si no llegaba tendría tiempo para dejar otros legados. Pero siendo testigo de su indomable Gabriel Alejandro, su madurez y vulnerabilidad ante las injusticias, seguro estaba que con haber hecho posible su existencia había dejado algo bueno, que podía quedarse encapsulado en su entorno o reventar y dispersarse hasta lo lejos, hasta después de los límites de la naturaleza del hombre.Gabriel Alejandro entre su puzle de buscar puntos crucia
-Oye hombre, tranquilo. Tendrás lo que quieres. Luna dale el celular, él habla en serio.Trató de cubrirla pero el hombre sabía lo que hacía, no permitió que la bloqueara y repitió que le dieran el celular, pero Luna Andreina se lo puso en el pecho y negó con la cabeza. El caminante no podía esperar y expresó con palabras rápidas en tono alto.-¡No hagas que me ponga loco! ¿Entonces? Necesito que me des el teléfono y el dinero ahora mismo.Cuando el ladrón trató de acercarse, Gabriel Alejandro arrancó el celular de la mano nerviosa de Luna Andreina y se lo entregó al individuo pidiéndole que se calmara en tono de piedad. Él sujeto se echó el móvil al bolsillo, y sus frustraciones, el estrés, un resentimiento profundo, una rabia mal contenida y una moral desinhibida por la droga que había consumido,